La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Solicitar al Poder Ejecutivo Nacional considere la materialización de la Ley 23.512 sobre el traslado de la capital del Gobierno Federal.

Señor presidente:

La reforma constitucional del 94 crea la jurisdicción 24 en el mapa político argentino, desde entonces se generó una superposición entre lo que hasta entonces era el distrito federal de la república y esta nueva jurisdicción con categoría de provincia, con una extensión territorial y edilicia mas acorde a un municipio.

¿Tiene actualmente la Nación un distrito federal con entidad suficiente como para ser capital de la república y sede del gobierno nacional, en donde la administración del país pueda ser el elemento gravitante para la descentralización y la esencia de una Argentina que siempre quiso ser federal y nunca lo fue, aunque figure así formal y jurídicamente?

Quien se ponga a analizar llegará a una conclusión de total duda. Raúl Alfonsín, a quien mucho se criticó por pretender trasladar la capital a un distrito patagónico, pudo materializar en un instrumento legal en el año 87, específicamente en una ley, la 23512, que ejecutoriada llevaría la capital a una zona comprendida entre las ciudades de Cármen de Patagones (Pcia de Buenos Aires extremo sur), Viedma y Guardia Mitre (Pcia. De Rio Negro). En cierta oportunidad poco tiempo antes de su muerte al preguntarle un periodista sobre su sentimiento respecto a las realizaciones no concretadas, don Raúl le manifestó que se arrepentía de no haber concretado el traslado de la capital y no haberse ido, aunque sea solo y en una carpa a un nuevo distrito federal.

Por esos avatares que tiene la política y la vida misma de los pueblos la situación de la históricamente conflictiva ciudad de Buenos Aires se agravaría aún más con la categorización dada por la nueva constitución del 94. De allí en más nos encontraríamos con una ciudad-estado provincial, con derecho a justicia propia, policía propia y otros organismos propios que se superponen con lo que debería ser el distrito federal y tornan las administraciones del estado federal y de la ciudad-estado en una suma de contrariedades, que nos hace repensar esa idea estadista de Raúl Alfonsín, potenciada luego de la reforma constitucional.

A partir de la presente iniciativa surgirán, seguramente, ideas encontradas. Quienes defienden el espíritu que conllevó a la sanción de la ley, y quienes esgrimen cuestiones coyunturales mas importantes que hacen que los tiempos sean impropios para reinstalar la idea. La pandemia de la influenza A, los miles de pobres de la Argentina, la inseguridad, y tantos temas que surgen y surgieron cuando Alfonsín inició su cruzada federalista de la que murió arrepentido por no haberla llevado a cabo.

Nos encontramos ante un momento de diálogo, propicio para el debate, por lo que estamos frente a una buena oportunidad para poner sobre la mesa todas las alternativas que creamos conduzcan al crecimiento de nuestra patria. El traslado del Gobierno Federal es una de esas alternativas. En la medida en que todo se concentre en la Ciudad de Buenos Aires, no vamos a tener el país federal que queremos.

Los fundamentos del presente proyecto son los mismos que derivaron en la aprobación de la ley 23.512, que tras largos debates fue aprobada en 1987 durante el gobierno del Dr. Raúl Ricardo Alfonsín. Lograr que luego de tantos años esta ley se materialice nos haría reencontrar las aspiraciones nobles de aquella incipiente democracia que buscaba igualar en oportunidades a todos los habitantes de nuestro territorio nacional.

La ley 23512 está vigente, no fue derogada. El solo hecho de repensar la ley vigente desató toda una polémica a nivel nacional que sorprendió gratamente. No existe un nuevo proyecto de ley, solo reinstalar la idea de la ley vigente.

En el año 2003, cuando se iniciaba el gobierno de Néstor Kirchner hubo un ventarrón de aire fresco para un país que peleaba por su identidad, que casi había desaparecido en la crisis de finales de 2001. Se volvieron a abrazar con fuerza los símbolos patrios. Se volvió a pensar en el futuro a largo plazo, en el país de las generaciones venideras. Volvimos a sentir el orgullo de la pertenencia al país en que nacimos o que elegimos para vivir, ser parte de una comunidad nacional y poblarlo con nuestra descendencia. No debemos dejar que las ideas que hacen al país del mañana se desinstalen. A los problemas coyunturales hay que enfrentarlos y darles solución pero no debemos dejar en el archivo de los recuerdos las ideas que hacen a soluciones estructurales.

Los ejemplos de otros países en la creación de distritos federales es auspiciosa. Solo con mirar al Brasil tendremos uno. La descentralización del país es imperiosa, el costo traerá enormes beneficios. Respecto a los problemas del hoy, que muchos piensan que son mas importantes, debemos analizar cuales son las causas generadoras de los mismos. Nos daremos cuenta que el origen de los más graves que nos aquejan y nos desvelan se encuentran en una estructura centralizada, macrocefálica y concentradora del poder económico, generadora de alta densidad demográfica en un territorio exiguo en comparación con los grandes territorios despoblados.

En la ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense todo se concentra a expensas de provincias olvidadas, con escasa ocurrencia en la masa impositiva coparticipable, pero que trabajan y generan para que viva la gran concentración centralizada.

Habría que recordar la frase de Ortega y Gaset cuando nos llamó a los argentinos a ocuparnos de nuestras cosas importantes y sustanciales. Es hora de decirnos "argentinos a Nuestras cosas" por un país federal con igualdad de oportunidades, por nuestros antepasados que dejaron la vida por sus ideales, por el bienestar de las generaciones futuras que necesitan un país bien distribuido en su amplio, generoso y rico territorio.

Por todo lo expuesto solicitamos la aprobación de este proyecto.