La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Declarar de interés de esta H. Cámara la conmemoración del cincuentenario de la creación de la Facultad Regional Resistencia de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), a celebrarse el 29 de septiembre de 2010.

Señor presidente:

I. ¿Medio siglo de vida? (1)

Cincuenta años en la vida de una institución de educación superior -caracterizada por un fuerte dinamismo, capacidad de innovación y fuerte presencia en el medio-, implican una historia rica en vivencias, luchas, logros, transformaciones y anécdotas.

El próximo 29 de septiembre celebra sus bodas de oro la Facultad Regional Resistencia, de la UTN. Quienes formamos parte de la gran familia tecnológica queremos compartir nuestra historia, que es la historia de esta casa de estudios con la comunidad de la región, y convocar, además, a quienes pasaron por nuestros claustros a sumar su aporte sobre lo vivido en "la tecnológica", nuestra casa.

Recorrer este trayecto, que narra tanto las vicisitudes como los logros de nuestra querida facultad, tiene el objetivo de conectamos más profundamente con la sociedad y que todos conozcan y celebren con nosotros nuestros jóvenes 50 años.

Los primeros pasos

Las elecciones de febrero del 46 habían dado a Perón una mayoría superior a los dos tercios en la Cámara de Diputados. Así, el Poder Ejecutivo asumió el monopolio de los emprendimientos en materia legislativa y, como el debate interno en la bancada oficial no era frecuente, se facilitó la expeditiva sanción de innumerables leyes; entre ellas, la 13229, del 19 de agosto de 1948, sobre la creación de la Universidad Obrera Nacional.

En mayo de 1948, ingresó en la Cámara Alta el proyecto de ley suscrito por el presidente de la Nación, por su ministro del Interior, Ángel Borlenghi, y por el secretario de Trabajo y Previsión, José María Freire, aunque su autoría le fue atribuida a Perón.

En el mensaje que acompañó al proyecto, se reseñaba el contenido de las normas legales que reglamentaron el primer ciclo de aprendizaje - con la dirección de la CNAOP (Comisión Nacional de Aprendizaje y Orientación Profesional)- y los fundamentos del proyecto. Básicamente, la nueva medida cumpliría dos cometidos fundamentales: el de coadyuvar en la recuperación económica del país que permitía que "la industria nacional sea dirigida por técnicos argentinos y realizada por obreros argentinos" y también posibilitar a los trabajadores "escalar posiciones que antes les fueron arbitrariamente negadas", El proyecto de ley constaba de dos capítulos. En el primero se describía la implementación del segundo ciclo de aprendizaje -cursos de perfeccionamiento técnico-, con la finalidad de proporcionar a la industria técnicos competentes, mejorar las condiciones de vida de los trabajadores y proporcionar los conocimientos indispensables para acceder a los estudios superiores en la Universidad Obrera Nacional, Se mencionaba también la obligatoriedad de aprobar el ciclo básico en las escuelas de la CNAOP u otras escuelas técnicas, demostrar - mediante libreta de trabajo- la condición de obrero y, finalmente -mediante certificado expedido por autoridad competente- comprobar buena conducta.

Los cursos de aprendizaje y orientación de la comisión comprendían cuatro años de estudios y se distinguían por su carácter teórico-práctico y por el horario vespertino en que se dictaban a fin de facilitar la asistencia de los trabajadores. Los egresados obtenían el título de técnico de fábrica en la especialidad correspondiente.

El segundo capítulo del proyecto disponía la creación de la Universidad Obrera Nacional como institución superior de enseñanza técnica, dependiente de la CNAOP. (Julio Deheza - recopilación de los textos pertenecientes a la ingeniera Vilella y a Teresita Álvarez de Tomassone.)

La Universidad Obrera Nacional

La creación de la Universidad Obrera Nacional apuntaba a la formación integral de profesionales de origen obrero que satisficieran las necesidades de la industria, que proveyeran a la enseñanza técnica de docentes formados en la experiencia del taller (para asesorar al sistema educativo de entonces en la redacción de planes y programas de estudio de los ciclos inferiores y orientar a las organizaciones en las actividades de planificación. dirección y fomento de la industria nacional) y por último, aunque no menos importante, la universidad obrera debía promover actividades que fortalecieran la investigación y toda realización tendiente a satisfacer los fines propuestos.

Para ingresar era necesario acreditar título de técnico de fábrica o ser egresado de escuelas industriales del Estado, aunque en realidad, se les daba preferencia a los primeros. También había que acreditar la condición de obrero, así como tener buena conducta comprobada.

Los cursos tenían una duración de cinco años y otorgaban el título de ingeniero de fábrica.

Finalmente, el Poder Ejecutivo dispuso que la construcción de las instalaciones de la Universidad Obrera Nacional se hiciera en terrenos fiscales adecuados, y otorgó para ello una suma de treinta millones de pesos, y para su desarrollo en los primeros años un subsidio anual de dos millones de pesos moneda nacional (hasta tanto el fondo especial destinado al aprendizaje permitiera que la CNAOP solventara los gastos de funcionamiento de la institución).

Examinado por las comisiones de Instrucción Pública y las de Presupuesto, Hacienda y Finanzas, el despacho se produjo en los primeros días de junio y fue considerado inmediatamente. Las modificaciones introducidas se referían casi exclusivamente a la duración de los cursos, y se aconsejaba no precisar en el texto legal la cantidad de años, sino consignar que tales temas serían determinados por la reglamentación pertinente.

El 17 de junio el proyecto de ley, incluido entre las sanciones en revisión provenientes del Senado, pasó la Cámara de Diputados de la Nación. El 21 de julio el diputado Visca propuso que se constituyera una comisión para estudiar la propuesta con la mayor urgencia. El 30 del mismo mes la mayoría impuso su decisión de actuar con presteza e iniciar la votación en particular, y el 19 de agosto de 1948 quedó sancionado, sin modificaciones, el proyecto de ley de creación de la Universidad Obrera Nacional.

II. ¿Misión cumplida? (2)

La Universidad Obrera Nacional, hoy UTN, nació como una casa de estudios dirigida prioritariamente a un grupo social, los obreros, razón por la cual el establishment la consideró de menor nivel académico, y también por las condiciones de ingreso de sus alumnos y su lejanía del modelo universitario tradicional.

La nueva universidad apareció en un momento particular de la política del país, con un fin pragmático ("servir a los intereses de la Nación", "preparar ingenieros de fábrica") para responder a las necesidades del Estado y fue financiada por éste.

Con la caída del gobierno peronista, la universidad pasó por un período de mucha inestabilidad (del 55 al 58), que sirvió sin embargo para delinear algunos aspectos que constituirían la base de su identidad institucional.

En 1959 se transformó en Universidad Tecnológica Nacional y se rediseñaron algunas de sus características iniciales, con modificaciones que se mantienen hasta hoy.

Una de las principales características de la UTN es su carácter federalista -con sus Facultades Regionales dispersas en todo el país- y el espíritu práctico que caracterizaba la enseñanza: el horario vespertino, la fuerte relación con el medio, las clases teórico-prácticas y la asistencia obligatoria. Actualmente, la Universidad Tecnológica Nacional forma parte del Sistema de Educación Superior de nuestro país y, como tal, no está exenta de los problemas propios de éste; por otra parte, estos problemas son similares a los que afectan a todos los sistemas de esta índole a nivel regional, nacional y aún mundial. Sin embargo, la UTN ha crecido y se ha consolidado como institución universitaria. Extendió esta consideración a cada una de las 32 sedes que la componen, las cuales --desde hace varias décadas- vienen formando al 50% de los ingenieros del país, profesionales reconocidos tanto a nivel nacional como internacional.

Inicio, consolidación y expansión

La Facultad Regional Resistencia de UTN, más conocida en nuestro medio como "La Tecnológica", celebra en 2010 cincuenta años con la comunidad del nordeste. Fueron cinco décadas de enorme esfuerzo, primero, para obtener una ley que crease en Resistencia una regional de UTN; luego, para dotada de los elementos esenciales en su funcionamiento, y, finalmente, para consolidar y expandir su influencia en la provincia y la región.

La historia comienza según cuenta don Ignacio Vargas en sus escritos sobre los antecedentes de la creación de la Facultad Regional Resistencia el 14 de octubre de 1959, cuando en el Congreso de la Nación se sanciona la Ley 14.855 sobre la Autarquía de la Universidad Tecnológica Nacional; y luego el 29 de septiembre de 1960, cuando se produce la sanción de la Ley 15.599, que corresponde a la creación de la Regional Resistencia específicamente, cuya autoría corresponde a Victorino Gutiérrez, en aquella época diputado nacional por la provincia del Chaco.

Don Ignacio Vargas relata por aquellos años arribó a Resistencia el doctor Dardo Vissio, secretario General de la lJTN, nombrado delegado Organizador para la creación de las diferentes regionales quien dio sus primeros pasos visitando la ciudad a fin de evaluar las condiciones de inserción económica y productiva de la provincia. Su primer contacto fue con Justino Miranda (hijo de Guido Miranda), para establecer como centro de información y referencia de la UTN en Resistencia la sede de la Universidad Popular.

En sus escritos, Ignacio Vargas dice: "Fue por entonces, febrero de 1962, que mi hijo Ignacio Eduardo terminó el bachillerato y me comentó que se estaba gestionando una Facultad de Ingeniería en Resistencia. Pasé por la Universidad Popular para ver de qué se trataba. Me encontré con el señor .Miranda, quien me expresó su desencanto por la falta de respuesta del Rectorado de la UTN (a pesar de haber enviado numerosas notas requiriendo apoyo). Allí le ofrecí mi colaboración, me interioricé sobre algunas cuestiones y comencé a forjar un plan de acción".

Las gestiones

Don Ignacio llevó el tema de la Facultad Regional Resistencia de UTN al Rotary Club, donde se aprobó la iniciativa y se comprometió el apoyo a esta obra de servicio. La primera colaboración fue la impresión de un folleto explicativo sobre las carreras existentes en UTN (antes esta información se encontraba en un cuaderno manuscrito, en sede de la Universidad Popular). Todo ello llevó a que una gran cantidad de jóvenes se interesaran por la nueva propuesta formativa. "En sucesivos contactos con rectorado, refiere don Ignacio, comuniqué que nosotros resolveríamos el problema del local para el dictado de las cátedras, para el funcionamiento de Bedelía, Administración y Decanato (...) Se decidió, entonces, convocar a una asamblea general de vecinos, de organizaciones cooperativas, de la Cámara de Comercio e Industria del Chaco, Federación Económica, así como otras instituciones del quehacer ciudadano, concurriendo además a la asamblea una gran cantidad de alumnos aspirantes." En la asamblea no faltaron los pesimistas que pronosticaban el fracaso del proyecto porque no habría la cantidad suficiente de profesores para dictar las materias, que los títulos que se otorgaban no eran de validez nacional, que con la UNNE se cubrían perfectamente las expectativas de carreras universitarias, entre otros interrogantes. Pero la oportuna intervención del ingeniero Kaliman -egresado de la Facultad Regional Tucumán de UTN disipó las dudas sobre la mayoría de los argumentos expuestos (cabe aclarar que el ingeniero Kaliman fue posteriormente profesor de dibujo técnico, materia que debían rendir como previa los alumnos que no provenían de las escuelas técnicas).

El acto inaugural

El 3 de mayo de 1962 se realizó el acto inaugural de la regional en la sede de la Biblioteca de la Escuela Normal Sarmiento, donde estuvieron presentes las más altas autoridades de la provincia, representantes de las instituciones promotoras (Rotary, Cámara de la Industria, Cámara de Comercio y otras), así como profesores y alumnos de la flamante Regional Resistencia de la UTN.

En la ocasión, el doctor Salillas agradeció la actuación de la comisión promotora para dar terminada la gestión de ésta con la oportuna frase "¡Misión cumplida!" Aunque la labor de algunos miembros de aquella comisión, en vez de finalizar, continuó con mayor énfasis y compromiso.

III. ¿Los comienzos? (3)

Corría el turbulento año 1962 y el escenario político de la época estaba convulsionado. El 29 de marzo de ese año, el presidente electo Arturo Frondizi fue depuesto y en su lugar asumió el doctor José María Guido como presidente normalizador. En el Chaco, por analogía, el gobernador electo Anselmo Z. Duca debió ceder el poder al coronel Manrique M. Mom, quien fue luego sucedido por Víctor H. Fleitas y, más tarde, por Marcelino Castelán.

En ese complicado contexto político, el 2 de mayo tuvo lugar en la escuela Normal Sarmiento el examen de ingreso de los aspirantes a la carrera de Ingeniería Mecánica, de la aún incipiente Regional de UTN.

La prueba se había realizado con total éxito y, con la anuencia de las autoridades nacionales de la Universidad Tecnológica, se iniciaron las actividades de la Regional Resistencia.

Las clases tuvieron lugar en la biblioteca de la escuela Normal, ya que su director, el profesor Cicutta, había accedido al pedido de los integrantes de la Comisión Promotora, más precisamente de don Ignacio Vargas y del doctor Pedro Biolchi -miembros los tres del Rotary Club- para desarrollar las actividades académicas en ese establecimiento educativo, pues las autoridades de la UTN habían dejado constancia de que sólo proporcionarían las partidas presupuestarias para el pago de los docentes, por lo que las demás erogaciones (local, personal administrativo y de servicios) corrían por cuenta de los integrantes de la comisión. A partir de ese momento comenzaron nuevos desafíos que fueron resueltos por sus protagonistas, con gran creatividad, mucho esfuerzo y compromiso solidario para con la nueva facultad.

Los profesores

Según relata don Ignacio Vargas en su reseña: "Ahora venía la tarea de conseguir profesores para las materias del primer año de Ingeniería Mecánica, labor un tanto difícil, pero pese a todo, conseguimos un buen cuerpo docente. Ellos fueron: para Análisis Matemático I, el profesor Tamburini; para Geometría Descriptiva, el ingeniero Lucio Durañona; para Química, el Ingeniero Aeberhard; para Física I, elIngeniero Palacio Rivas; para Inglés Técnico, el profesor Rosemberg y para Dibujo Técnico, el Ingeniero Kaliman.

En la Administración fue designado el contador del Banco Español, el señor Marano, como bedel, el señor Justino Miranda (hijo de Don Guido) para el Decanato, el ingeniero Lucio Durañona y como secretario organizador, yo mismo. Cabe señalar que todos los cargos que no fueran docentes se desempeñaron ad-honorem ".

La escuela Normal Sarmiento cedió el lugar para el desarrollo de las clases, pero no había espacio suficiente para albergar las oficinas del decano, de la administración y de la biblioteca. Había que resolver esta cuestión y, de acuerdo con los escritos de Don Ignacio, las circunstancias fueron más que propicias. En el mes de junio, fui designado Secretario General de la gobernación y entonces todo se hizo más fácil. Solicité al Ministro de Gobierno un local para tal fin y nos pusimos de acuerdo en que podía ser un anexo de la Biblioteca Leopoldo Herrera, donde efectivamente comenzamos a funcionar. Otra ocasión favorable fue que para ese entonces se había inaugurado el nuevo local de la Casa de Gobierno el ala que da sobre la calle Marcelo T. de Alvear equipada con muebles nuevos, por lo que los que estaban en uso hasta ese entonces se encontraban sin destino específico en el antiguo local de la calle Julio A. Roca. Como en el decanato de la Regional de UTN solamente se contaba con una silla, una máquina de escribir y un armario, debíamos procurarnos todo lo demás. Al día siguiente, redacté un decreto por el cual los muebles que se encontraban en el mencionado local de la calle Julio A. Roca se donaban a la Facultad Regional Resistencia de UTN. El decreto fue firmado por el gobernador Marcelino Castelán. El acarreo de los muebles lo hicieron los propios alumnos de primer año, a pulso, ya que la distancia no era larga; así y todo y ante el tamaño de las piezas de mobiliario, el esfuerzo fue considerable. "

El edificio propio

En 1963 debía continuar lo iniciado en el ciclo anterior y, ante la ausencia de respuesta de las autoridades de la Universidad y del Ministerio de Educación de la Nación, la escuela Normal volvió a albergar a alumnos y profesores, tanto del primero como del segundo año de la carrera de Ingeniería Mecánica, pero como esta situación no podía continuar in eternum, durante ese mismo año las autoridades constituidas de la Facultad Regional Resistencia de UTN, comenzaron a buscar un terreno donde pudiera construirse el local propio.

Escribe Don Ignacio Vargas: "Como la Escuela Nacional de Educación Técnica tenía el mismo problema que nosotros, comenzamos las gestiones conjuntas para que el solar "D" de la manzana que limitaba con las calles French y Ayacucho y con las avenidas Italia y Paraguay que pertenecía a la Municipalidad de Resistencia fuera el lugar para la construcción de nuestros edificios propios." Ya con el terreno seleccionado. con la manifiesta colaboración del doctor Castelán (amigo personal de Ignacio Vargas) y con la anuencia de la totalidad del Concejo Municipal de Resistencia, se produce la donación del espacio, con la condición de que si la construcción de la sede de la Facultad no se producía en el lapso de un año, la cesión del terreno se perdería.

La febril tarea de levantar el local de la Regional comenzó con la primera partida de fondos a fines del '63 y ya a comienzos de 1965, se produce la inauguración de la sede de la Facultad Regional Resistencia de UTN

IV. ¿Con sede propia? (4)

La inauguración de la sede de la Facultad Regional Resistencia de UTN, realizada a comienzos de 1965, reafirmó la inserción de la tecnológica en la región. La inestimable colaboración prestada por la escuela Normal Nacional Mixta Sarmiento, especialmente de su director, el profesor Cicutta, quedó plasmada en una placa conmemorativa que los primeros graduados y las autoridades de la facultad de entonces hicieron colocar en la sede de la biblioteca de esa escuela.

A ello se refiere una vez más don Ignacio Vargas en sus escritos sobre los inicios de la Facultad:

"Con la inauguración del local propio con planos realizados por los propios alumnos, algunos de ellos Técnicos Nacionales en Construcción, egresados de la escuela Industrial, pudimos decir con orgullo que la Tecnológica quedaba firmemente integrada al medio universitario regional; de allí en más el camino fue ascendente y progresivo... Por supuesto que se aumentó la cantidad de personal administrativo y de servicio: se nombró a un portero-sereno que tenía su vivienda dentro del predio de la facultad; la administración se organizó con la incorporación del contador Ricardo París, al que acompañó en alumnado el señor Guitar. En cuanto a los servicios, se ocupaba el señor Camors, entre otros... "

Afianzamiento y expansión

La biblioteca -que hasta entonces venía funcionando en forma precaria- se organizó con libros donados y adquiridos, y se estableció el ordenamiento de los textos que ya existían. Por esos años se montaron también los primeros laboratorios de electricidad, a cargo del ingeniero Mauro Kefalidis (uno de los docentes más apreciados de la Facultad) y también se construyó el laboratorio de física, con el ingeniero Palacio Rivas como jefe y la señora de Larcher como ayudante.

Las memorias escritas por don Ignacio Vargas sobre la tecnológica concluyen diciendo: "Con el transcurso de los años se consolidó el funcionamiento de esta casa de estudios con un continuo prestigio, pasando a ser señera en la enseñanza universitaria del medio porque el avance tecnológico del mundo así lo exige; además teniendo en cuenta que cumple acabadamente con su condición de regional, ya que cursan estudios alumnos de todo el Chaco, de Corrientes, de Formosa, de Misiones, norte de Santa Fe, así como de las hermanas repúblicas del Paraguay y de Perú... Queda la satisfacción de que una obra de servicio, encarada con las dificultades que se sufrieron al comienzo, se haya transformado en lo que hoy es". Hacia 1974 las demandas planteadas por las industrias instaladas en la región, la nueva maquinaria utilizada en la actividad agrícola y forestal, así como el asentamiento de grandes centrales hidroeléctricas y sistemas de transmisión y de distribución de la energía eléctrica, motivaron la re adecuación de la oferta académica, y se creó la carrera de Ingeniería Electromecánica en reemplazo de la anterior, Ingeniería Mecánica.

Primeros graduados y su experiencia como estudiantes

(Por Julio Santiago Deheza. Secretario de Extensión Universitaria)

Los diez primeros egresados de la UTN Regional Resistencia con el título de ingenieros mecánicos, promoción 1968, por orden cronológico de graduación fueron: Aurelío Peralta, Julio Deheza, Rubén Mildenberger, José Miño, Santos Viñuela, Rosa Elbert, Rubén Cardalda, Juan H. Bauer, Juan R. García y Enrique Domínguez.

En casi todas las materias de nuestras carreras deben formarse grupos de trabajo. Normalmente nuestros alumnos no les dan demasiada importancia a la forma de integrarse y lo hacen por amistad, lugar donde viven y otras variables.

Cuando a comienzos de nuestra carrera universitaria nos tocó formar grupo, lo hicimos de la misma forma. José Miño y yo éramos compañeros de trabajo y amigos, Rubén Mildenberger se conocía conmigo por haber estudiado en la misma época en la escuela Industrial de Santa Fe (aunque no en la misma especialidad) y el cuarto integrante fue Santos Viñuela. La conformación de este grupo reveló un detalle que no tuvimos en cuenta al comienzo, pero que fue muy importante luego: Viñuela era bachiller y técnico en saneamiento ambiental; Mildenberger, técnico constructor nacional; Miño es técnico mecánico y yo técnico químico. Esto hizo que nos dividiéramos el trabajo para preparar apuntes y bibliografía y organizar el abordaje de las materias, de acuerdo con cada una de nuestras especialidades.

La organización del grupo fue uno de los factores que nos permitió recibirnos el mismo día, al cabo de los seis años que tenía la carrera. Y no sólo eso porque también nos permitió forjar una amistad que sólo la muerte va disolviendo y que, además, hizo que nos apoyáramos en los momentos difíciles que la vida nos puso en el camino, a veces con bastante frecuencia.

La enseñanza que me brindó esta experiencia fundamenta un consejo que siempre doy a los alumnos: "No estudien solos, pero analicen profundamente cuando conforman sus grupos y no vacilen en cambiar cuando no se sientan cómodos o los resultados no sean buenos".

Dos anécdotas

Estudiábamos los cuatro en la casa de José Miño y su mamá que fue también un poco nuestra mamá- nos mimaba frecuentemente con una torta de queso exquisita' sin parangón (aunque se enojen algunas mujeres conocidas). Lo lógico era acompañarla con una cerveza, ¡pero después no podíamos seguir estudiando! De común acuerdo entonces, resolvimos acompañar el manjar con otra bebida, pero como las gaseosas no eran de nuestro agrado, tuvimos que improvisar. Así nació nuestro tentempié preferido: torta de queso con leche chocolatada.

Otra anécdota es la que vivimos en el último año de la carrera de Ingeniería Mecánica. Los cuatro del grupo (Miño, Mildenberger, Viñuela y yo) habíamos decidido ir a los exámenes finales trajeados con nuestras mejores pilchas: saco, corbata y no sólo eso. También decidimos que antes de ir a la facultad daríamos un paseo de relajamiento por el centro de Resistencia para tratar de despejar nuestras mentes. En el paseo estábamos en una ocasión cuando, contemplando la vidriera de una casa de venta de implementos de caza y pesca, vimos en ella, como adorno, un enorme huevo de avestruz. Mildenberger, mirando fijamente el enorme huevo, dijo: "Así de grande va a ser el huevo que nos vamos a sacar". Después de eso, lógicamente, se perdió el efecto relajante del paseo. Lo importante es que salimos bien y el huevo de avestruz se transformó en un recuerdo risueño y con final feliz.

Los estudiantes de aquellos años debían sortear muchos escollos para cursar una carrera universitaria, sobre todo si no pertenecían a familias acomodadas. Los alumnos de la "primera camada" de ingeniería mecánica trabajaban en el cinturón fabril del Gran Resistencia y, como no existían la mayoría de las líneas de colectivo que hoy circulan por las ciudades, muchas veces debían ir al trabajo, a la facultad o de vuelta a sus hogares a pie, en bicicleta -oh, supremo lujo- en ruidosas motocicletas que llenaban de orgullo a sus felices dueños.

Cabe acotar que muchos de estos estudiantes estaban casados y algunos inclusive ya tenían hijos, pero el afán de forjar un futuro mejor -tanto para ellos como para sus familias- y la necesidad de conocer los procesos que envuelven el funcionamiento de las máquinas era tan imperiosas que las vicisitudes que se presentaban se resolvían sin dilaciones. De esa mística surge la frase pronunciada por el ingeniero Peralta, en el acto de apertura del Ciclo del Cincuentenario realizado en el aula magna de la facultad: "Un tecnológico no se deja vencer por las dificultades. Primero las desarma, luego las observa y finalmente las resuelve".

Nómina del Cincuentenario

Segunda y tercera colaciones de grado

Ingenieros mecánicos

V. Consideraciones finales

Por el invalorable aporte educativo realizado en este medio siglo de vida a toda la región del nordeste argentino es que solicitamos la aprobación de este proyecto de resolución.