La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Requerir al Poder Ejecutivo, por Intermedio del Ministerio de Salud y de la Superintendencia de Salud de la Nación, establezca la obligatoriedad para las todos los efectores de salud públicos y privados de implementar una tarjeta magnética (o dispositivo que crea conveniente) que almacene los datos básicos y necesarios para una atención de urgencia, de la Historia Clínica de las Personas Mayores.

Ello como inicio del proceso de informatización de la Historia Clínica que establece la Ley N° 26.529 "Derechos del Paciente en su Relación con los Profesionales e Instituciones de la Salud".

Señor presidente:

Cómo es sabido, las personas mayores de 60 años resultan grupos etarios vulnerables en cuanto poseen sus capacidades físicas y mentales muchas veces debilitadas.

Ello obliga de manera inexorable a que los poderes públicos realicen acciones necesarias para implementar políticas públicas que protejan, de alguna manera, los derechos fundamentales de este grupo etario.

El Instituto de la Memoria (IMEDER), conformado por diferentes profesionales especializados en enfermedades y problemas de la memoria, cerebro y salud mental de América, ha realizado un informe que arroja que alrededor del 70 % de los adultos mayores de 65 años se quejan de olvidos, y que dichos olvidos pueden presentarse por ansiedad, depresión, psicosis, estrés como también por otras enfermedades comunes en la vejez como el Alzheimer y otras demencias seniles.

Sabido es, también, que según avanza la edad, y debido a múltiples causas (la misma edad, nivel cultural, diabetes, hipertensión, depresión, disminución de la agudeza visual y auditiva, consumo de determinados tóxicos o fármacos, etc.), aumenta progresivamente el número de personas mayores que presentan un rendimiento global bajo de las funciones cognitivas o aisladamente de la memoria, el cual interfiere poco en su vida cotidiana y no cumple los criterios de demencia.

Todo lo expuesto, provoca que muchas veces los Adultos Mayores, se desorienten en la vía pública e ingresen a hospitales o clínicas no recordando datos esenciales para su atención.

Asimismo, debido al crecimiento de la delincuencia y a la violencia y agresividad con que los delincuentes atacan al adulto mayor (por sus características de grupo altamente vulnerable descriptas anteriormente), son brutalmente golpeados en las entraderas a sus hogares o saliendo de entidades bancarias luego del cobro de sus haberes de jubilación o pensión, y tanto la golpiza como el shock que la situación provoca en ellos, los desorientan o provocan su pérdida de conocimiento.

Es por ello que, en todas estas situaciones, los Adultos Mayores, probablemente no recuerden exactamente los nombres, las dosis, o la frecuencia en que deben administrarse los medicamentos, lo cuales, cabe poner también de resalto, suelen ser numerosos y diversos. Y otros, ni siquiera recuerden sus datos personales, las dolencias o enfermedades que sufren ni los médicos y sus indicaciones.

Por lo expuesto, y en resguardo de la salud de todos ellos, es que se vería con agrado que el Poder Ejecutivo, por intermedio de los organismos con competencia especifica en Salud, realicen políticas que permitan la implementación y lectura de dispositivos que almacenen datos básicos y necesarios que puedan ser útiles en caso de la atención de urgencia del Adulto Mayor (datos personales, enfermedades y alergias, nombre de la medicación y frecuencia de suministro, profesionales de cabecera, clínicas de asistencia, datos de familiares o personas a cargo, etc.).

Finalmente, y en lo que respecta como beneficio para los efectores de salud, es dable mencionar la posibilidad de optimizar los recursos por parte de las mismas, dado que permitirá fijar la frecuencia y los nombres de las medicaciones que necesita el paciente de manera crónica, sin la posibilidad para este último de adquirir con el correspondiente descuento medicina excesiva con destino a otro paciente

Por todo lo expuesto, es que se solicita a mis pares aprobar la presente Resolución.