La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Que vería con agrado que el Poder Ejecutivo Nacional disponga los recursos para la producción pública nacional de vacuna para la pandemia por virus Influenza A H1N1, de acuerdo a las necesidades estimadas para la población de nuestro país para el año 2010.

Señor presidente:

La actual pandemia por Gripe A H1N1 que atravesamos como país y en el mundo, implica un desafío a muchos niveles, incluyendo la atención sanitaria, la vigilancia epidemiológica, aspectos comunicacionales, cuestiones del campo de la educación, situaciones relativas al mundo del trabajo y la actividad económica y el desarrollo científico- tecnológico vinculado a la salud.

En este marco, leemos con preocupación algunos de las advertencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que reconoce que si bien una parte significativa de los trabajos de investigación para una vacuna para esta pandemia se realicen en nuestro país, en forma simultanea y con similares niveles de precisión que en otros centros internacionales de investigación y producción de vacunas virales, es altamente probable que, una vez desarrollada la vacuna, la misma sea consumida mayoritariamente por los países del hemisferio norte.

En la Argentina, el desarrollo de vacunas sostiene algunas de las contradicciones que atraviesan a nuestro país en general y al campo de la salud en particular.

Por un lado, desarrollos tecnológicos con reconocimiento internacional, tal el caso del Instituto de Biotecnología y Biología Molecular de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), con cerca de treinta años de experiencia en la producción de vacuna BCG, con reconocimiento internacional de OMS, y aun

pendiente de aprobación de la ANMAT en nuestro país, que continua importando mayoritariamente dicha vacuna. Al mismo tiempo, el Instituto Nacional de Enfermedades Virales Humanas (INEVH) de Pergamino, ha logrado desarrollar una de las vacunas virales que produce nuestro país, la vacuna contra la fiebre hemorrágica - enfermedad endémica en algunas zonas de nuestro país - a la vez que sus directivos declaran tener capacidad para producir localmente otras vacunas virales. Un lugar destacado dentro de estas instituciones, es el del Instituto de Microbiología de la ANLIS-Malbrán, cuyo laboratorio ha tenido un rol destacado en la pandemia de gripe A de este año, y en su trabajo cotidiano por la salud pública de nuestro país desde hace más de un siglo.

Por otro lado, el déficit de infraestructura, equipamiento y recursos humanos, altamente capacitados pero insuficientes, hacen singularmente difícil que estos desarrollos científico- tecnológicos se traduzcan en la producción cualitativa y cuantitativamente adecuada para garantizar la accesibilidad de la población a estas vacunas, en tanto bienes sociales y como parte del efectivo ejercicio del derecho a la salud para todas las personas según sus necesidades.

En el caso particular de la vacuna para la gripe por virus influenza A H1N1 , destacamos las declaraciones del Dr. José La Torre, director del equipo que trabaja en la producción de vacunas contra la gripe estacional en el Instituto César Milstein, CONICET, quien señaló a la prensa "Antes de empezar

este trabajo, investigamos a fondo la cuestión de las patentes: todas las de vacuna contra la influenza están vencidas desde hace más de 20 años, ya que hay vacunas de este tipo desde hace 50. Este año, con la gripe A, el procedimiento es el de siempre; lo que cambió es la cepa. Y la cepa para elaborar la vacuna la ofrece sin cargo, la OMS", "Si existe la decisión política, podemos lograra una rápida disponibilidad de la vacuna contra la gripe A (declaraciones en diario Página 12 de los días 25 y 18 de julio respectivamente) En el mismo medio periodístico, el Dr. Claudio Capuano, coordinador de la Cátedra de Salud y Derechos Humanos de la UBA, destacó que "la Argentina cuenta con profesionales altamente capacitados, en condiciones de producir una vacuna contra la gripe A en tiempo y forma. Hay dos lugares públicos que podrían hacerse cargo: el Instituto Maiztegui, de Pergamino y el Instituto Malbrán, pero los dos necesitan dinero para equipamientos". En la misma línea, el Dr. Martín Isturiz, del Grupo de Gestión de Políticas de Estado en Ciencia y Tecnología, uno de los perseverantes impulsores del desarrollo de producción pública de medicamentos y vacunas en nuestro país, explicaba "Sólo hay dos instituciones públicas que fabrican vacunas virales: el Maiztegui y el Malbrán. Distinto es el caso de Brasil, donde hay dos grandes laboratorios estatales desde hace varias décadas, como parte de una política de Estado".

El desarrollo tecnológico- científico es uno de los pilares de la soberanía de un país, en tanto favorece la accesibilidad a bienes sociales importantes para el conjunto de la población y, al mismo tiempo, permite un desarrollo

autónomo de - o menos condicionado - a las conveniencias del poder económico más concentrado a nivel transnacional. En el campo de la salud, se convierte en un aliado fundamental para desarrollar estrategias y acciones de promoción, prevención, asistencia y reparación de la salud de la población.

Por todo lo expuesto, les pido a mis pares me acompañen en la presentación del presente Proyecto de Declaración.