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PROYECTO DE TP


Expediente 3428-D-2007
Sumario: EXPRESAR PREOCUPACION POR LA FALTA DE AVANCES EN LAS NEGOCIACIONES COMERCIALES INTERNACIONALES PARA LA REDUCCION DE LOS SUBSIDIOS AGRICOLAS CONCEDIDOS POR LOS PAISES DESARROLLADOS.
Fecha: 12/07/2007
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 88
Proyecto
La Cámara de Diputados de la Nación
DECLARA:


Su preocupación por la falta de avances en las negociaciones comerciales internacionales para la reducción de los subsidios agrícolas concedidos por los países desarrollados, en detrimento de la libre competencia comercial de los productos agrícolas de los países en vías de desarrollo.
Asimismo, declara su apoyo y solidaridad con Brasil e India cuyas delegaciones se retiraron de la reunión del G4 realizada en la Ciudad de Postdam, Alemania, en junio de 2007, en el marco de las negociaciones emprendidas en la Ronda de Doha (Organización Mundial del Comercio), exhortando a los países desarrollados a realizar esfuerzos concretos que posibiliten lograr un equilibrio comercial justo.

FUNDAMENTOS

Proyecto
Señor presidente:


Las recientes negociaciones llevadas a cabo entre EE.UU., Europa, Brasil e India en Alemania, con motivo de negociaciones comerciales emprendidas dentro de la Ronda de Doha de la Organización Mundial de Comercio (OMC), culminaron abruptamente con el retiro de los representantes de Brasil e India.
La actitud asumida ha sido consecuencia de la falta de avances concretos en las proposiciones comerciales de los países desarrollados para posibilitar la modificación de las políticas de subsidios que otorgan a sus productos agrícolas en detrimento de la producción de los países en desarrollo.
Desde 1945 hasta la actualidad, el comercio ha crecido más rápidamente que la producción. Consecuentemente, en la segunda mitad del siglo XX el peso relativo de las exportaciones respecto del producto mundial aumentó de menos del 10% al 20%.
En el terreno comercial, las transacciones se fueron liberalizando a la par que se operó una reducción de aranceles en los productos manufactureros, principalmente aquellos de mayor contenido tecnológico. Destaca Aldo Ferrer (1) que entre 1950 y 1990, el arancel promedio para las importaciones de manufacturas se redujo del 14% al 4,8% en los EE.UU., del 26% al 4,8% en Alemania y en Japón, desde niveles altísimos e indeterminados, al 5,3%. En cambio, los países industriales mantienen altas las barreras arancelarias y no arancelarias sobre los productos agrícolas de clima templado y otros bienes como textiles, con uso intensivo de mano de obra, en los cuales los países en desarrollo tenemos ventajas comparativas.
El comercio internacional se inserta en un contexto de globalización inequitativo y poco democrático: los países desarrollados fuerzan a los países pobres a eliminar las barreras comerciales, pero ellos mantienen las suyas y consecuentemente, impiden a los países subdesarrollados exportar sus productos agrícolas, privándolos de una necesaria renta, vía exportaciones.
Atento la significación que el comercio internacional ha adquirido en las últimas décadas, es necesario profundizar las relaciones internacionales que aseguren reglas justas y equilibradas para incentivar las transacciones que sirvan al desarrollo de todos los países y no sólo los centrales.
Las tres instituciones que gobiernan la globalización son el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y la OMC. El FMI y el BM se originaron en la II Guerra Mundial como resultado de la Conferencia Monetaria y Financiera de las Naciones Unidas en Bretton - Woods, en julio de 1944.
El acuerdo de Bretton - Woods contemplaba una tercera organización económica internacional, una organización mundial de comercio que gobernara las relaciones comerciales internacionales. Se necesitaba una organización internacional, señala J. Stiglitz (2) , no sólo para impedir la reaparición de una depresión económica como la que se produjo en 1930, sino para fomentar el libre flujo de bienes y servicios. Aunque el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT) consiguió recortar los aranceles considerablemente, era difícil arribar a un acuerdo definitivo.
Sólo en 1995, medio siglo después del fin de la guerra y dos tercios de siglo después de la gran depresión de los años 1930, nació la Organización Mundial del Comercio que es radicalmente distinta de las otras dos organizaciones: no fija ella las reglas sino que proporciona el foro donde las negociaciones comerciales tienen lugar y garantiza que los acuerdos se cumplan.
Coincidimos con el análisis crítico que realiza Stiglitz al advertir que parte del problema radica en que las instituciones económicas internacionales como el FMI, el BM y la OMC deben ayudar a fijar reglas de juego más equilibradas, no generar reglas que favorezcan los intereses de los países industrializados más avanzados, enfocando la globalización desde puntos de vista estrechos, modelados conforme los intereses de grandes grupos económicos mundiales.
Es necesario avanzar hacia una mayor democratización de las instituciones internacionales que tienen directa incidencia en el manejo de la globalización.
Si bien en la OMC cada país tiene un voto y las decisiones se toman en gran medida por consenso, en la práctica, EE.UU., Europa y Japón han dominado. En la última reunión en Doha, los países en desarrollo insistieron en que si se iba a abrir una nueva ronda de negociaciones comerciales, sus inquietudes debían ser escuchadas logrando algunas notables concesiones, pero el pronóstico es sumamente reservado si no se trabaja en pos de una gobernabilidad más democrática, con más transparencia en los debates y en la toma de decisiones. En la OMC, señala el autor citado, las negociaciones que desembocan en acuerdos tienen lugar a puertas cerradas así como también las deliberaciones de los paneles de la OMC que establecen si ha habido una violación de los acuerdos alcanzados por ella, son secretas.
Analiza el citado economista que: "Las protestas contra la globalización comenzaron en la reunión de la OMC en Seattle porque era el símbolo más obvio de las desigualdades globales y de la hipocresía de los países industrializados más avanzados. Habían predicado -y forzado- la apertura de los mercados en los países subdesarrollados para sus productos industriales, pero seguían con sus mercados cerrados ante los productos de los países en desarrollo, como los textiles y la agricultura. Predicaron a los países en desarrollo para que no subsidiaran a sus industrias, pero ellos siguieron derramando miles de millones en subsidios a los agricultores, haciendo imposible que los países en desarrollo pudieran competir. Predicaron las virtudes de los mercados competitivos, pero EE.UU. se apresuró a propiciar cárteles globales en el acero y el aluminio cuando sus industrias locales fueron amenazadas por las importaciones".
Estas desigualdades dieron lugar a una nueva ronda de negociaciones comerciales iniciada en Doha en 2001, que incluyó en la agenda la corrección de algunos de los desequilibrios. Se denominó "Agenda del desarrollo" pero sus resultados no han sido alentadores y por el contrario, aún queda un largo camino que acerque el logro de las metas propuestas en términos de distribuir los beneficios del comercio y el desarrollo en forma más equitativa.
Se requieren negociaciones más justas que aporten mayor equilibrio en la agenda comercial internacional. La globalización no puede continuar generando pobreza y desigualdad (3) .
Además los términos de intercambio -los precios que los países desarrollados y menos desarrollados consiguen por las cosas que producen- después del último acuerdo comercial de 1995 (el 8vo) revelan que el efecto neto fue reducir los precios que algunos de los países más pobres del mundo cobran con relación a lo que pagan por sus importaciones. El resultado fue que algunas de las naciones pobres empeoraron aún más su situación.
La realidad es que una década después de la Ronda de Uruguay (1995) más de dos tercios de la renta agrícola de Noruega y Suiza procedía de las subvenciones, más de la mitad en Japón y un tercio en la Unión Europea. En el caso de algunos cultivos como el azúcar y el arroz, las subvenciones ascendían hasta el 80% de la renta agrícola.
La suma de las subvenciones a la agricultura de EE.UU., la Unión Europea y Japón (incluyendo las subvenciones ocultas como las del agua) si no llegan realmente a superar la renta total del África Subsahariana, sí ascienden al menos al 75% de la renta de esta región, lo cual hace que sea casi imposible que los agricultores africanos puedan competir en los mercados mundiales. La vaca media europea obtiene una subvención de dos dólares al día, la magnitud donde sitúa la pobreza el BM. Más de la mitad de la población del mundo en vías de desarrollo vive con menos de esto (4) .
El reciente fracaso de las negociaciones sostenidas en el marco de la Ronda de Doha, pone en evidencia la brecha que aún subsiste entre los países desarrollados y los que como el nuestro, están en vías de desarrollo.
El retiro de las delegaciones de Brasil e India, en las conversaciones mantenidas con EE.UU., y la Unión Europea, en el grupo G4 es la expresión del rechazo a la intransigencia de las potencias desarrolladas para arribar a acuerdos comerciales más justos y equilibrados que impliquen la reducción de los aranceles que traban el libre comercio de la producción agrícola de los países en desarrollo. El fracaso de las negociaciones impide el avance hacia el desarrollo que era el declamado objetivo de la Ronda de Doha.
Proponemos atento lo expuesto, se apruebe el presente Proyecto de Declaración.
Proyecto
Firmantes
Firmante Distrito Bloque
BINNER, HERMES JUAN SANTA FE PARTIDO SOCIALISTA
ZANCADA, PABLO V. SANTA FE PARTIDO SOCIALISTA
DI POLLINA, EDUARDO ALFREDO SANTA FE PARTIDO SOCIALISTA
AUGSBURGER, SILVIA SANTA FE PARTIDO SOCIALISTA
Giro a comisiones en Diputados
Comisión
COMERCIO (Primera Competencia)