PROYECTO DE TP
Expediente 3386-D-2014
Sumario: EXPRESAR ADHESION POR EL DOCUMENTO DE LA "CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA (CEA)", EMITIDO EL DIA 9 DE MAYO DE 2014, INTITULADO "FELICES LOS QUE TRABAJAN POR LA PAZ".
Fecha: 12/05/2014
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 42
La Cámara de Diputados de la Nación
DECLARA:
Su adhesión a los
términos del documento de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA)
de fecha 9 de mayo de 2014, intitulado: "Felices los que trabajan por
la Paz", y en especial en cuanto señalan los obispos que: "constatamos
con con dolor y preocupación que la Argentina está enferma de
violencia".
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
El texto del documento
Episcopal, respecto del que propiciamos sea apoyado por esta H.
Cámara, expresa:
"1. Como pastores del
pueblo de Dios -del que provenimos y al que queremos servir- nos
dirigimos a todos los miembros de la Iglesia y a los hombres y mujeres
de buena voluntad, para compartir nuestra mirada sobre un aspecto
inquietante de la realidad nacional. Constatamos con dolor y
preocupación que la Argentina está enferma de violencia. Algunos de
los síntomas son evidentes, otros más sutiles, pero de una forma o de
otra todos nos sentimos afectados. Queremos detenernos a reflexionar
sobre este drama porque creemos que el amor vence al odio y que
nuestro pueblo anhela la paz.
2. Son numerosas las
formas de violencia que la sociedad padece a diario. Muchos viven con
miedo al entrar o salir de casa, o temen dejarla sola, o están
intranquilos esperando el regreso de los hijos de estudiar o trabajar.
Los hechos delictivos no solamente han aumentado en cantidad sino
también en agresividad. Una violencia cada vez más feroz y
despiadada provoca lesiones graves y llega en muchos casos al
homicidio. Es evidente la incidencia de la droga en algunas conductas
violentas y en el descontrol de los que delinquen, en quienes se
percibe escasa y casi nula valoración de la vida propia y ajena. La
reiteración de estas situaciones alimenta en la población el enojo y la
indignación, que de ninguna manera justifican respuestas de venganza
o de la mal llamada "justicia por mano propia". La creciente ola de
delitos ha ganado espacio en los diversos medios de comunicación,
que no siempre informan con objetividad y respeto a la privacidad y al
dolor. Con frecuencia en nuestro país se promueve una dialéctica que
alienta las divisiones y la agresividad.
3. No se puede
responsabilizar y estigmatizar a los pobres por ser tales. Ellos sufren de
manera particular la violencia y son víctimas de robos y asesinatos,
aunque no aparezcan de modo destacado en las noticias. Conviene
ampliar la mirada y reconocer que también son violencia las
situaciones de exclusión social, de privación de oportunidades, de
hambre y de marginación, de precariedad laboral, de empobrecimiento
estructural de muchos, que contrasta con la insultante ostentación de
riqueza de parte de otros. A estos escenarios violentos corremos el
riesgo de habituarnos sin que nos duela el sufrimiento de los
hermanos. Todo lo que atenta contra la dignidad de la vida humana es
violación al proyecto de amor de Dios: la desnutrición infantil, gente
durmiendo en la calle, hacinamiento y abuso, violencia doméstica,
abandono del sistema educativo, peleas entre "barrabravas" a veces
ligadas a dirigentes políticos y sociales, niños limpiando parabrisas de
los autos, migrantes no acogidos e, incluso, la destrucción de la
naturaleza. Hemos endurecido el corazón incorporando estas
desgracias como parte de la normalidad de la vida social,
acostumbrándonos a la injusticia y relativizando el bien y el mal. Es
creciente la tendencia al individualismo y egoísmo, de los cuales
despertamos sobresaltados cuando el delito nos afecta o toca cerca. El
Papa Francisco señala que "se ha desarrollado una globalización de la
indiferencia..." (Evangelii Gaudium 54).
4. Pero no nos ayuda
culpar a los demás. Para lograr una sociedad en paz cada uno está
llamado a sanar sus propias violencias. Es necesario reconocer las
diversas crisis por las que atraviesa la familia, que es la primera
escuela de paz. En ella aprendemos la buena noticia del amor humano
y la alegría de convivir. Muchos niños y adolescentes crecen solos y en
la calle provocando el debilitamiento de los vínculos sociales. Esto
también repercute en la escuela. Episodios de violencia escolar se
desarrollan ante la mirada pasiva de algunos hasta que es demasiado
tarde. Muchos jóvenes ni estudian ni trabajan, quedando expuestos a
diversas formas de violencia.
5. La corrupción, tanto
pública como privada, es un verdadero "cáncer social" (EG 60),
causante de injusticia y muerte. Desviar dineros que deberían
destinarse al bien del pueblo provoca ineficiencia en servicios
elementales de salud, educación, transporte. Estos delitos
habitualmente prescriben o su persecución penal es abandonada,
garantizando y afianzando la impunidad. Son estafas económicas y
morales que corroen la confianza del pueblo en las instituciones de la
República, y sientan las bases de un estilo de vida caracterizado por la
falta de respeto a la ley. A ello se agregan mafias del crimen
organizado sin freno dedicadas a la trata de personas para la
esclavitud laboral o sexual, el tráfico de drogas y armas, los
desarmaderos de autos robados, etc.
6. Para construir una
sociedad saludable es imprescindible un compromiso de todos en el
respeto de la ley. Desde las reglas más importantes establecidas en la
Constitución Nacional, hasta las leyes de tránsito y las normas que
rigen los aspectos más cotidianos de la vida. Sólo si las leyes justas
son respetadas, y quienes las violan son sancionados, podremos
reconstruir los lazos sociales dañados por el delito, la impunidad y la
falta de ejemplaridad de quienes tenemos alguna autoridad. La
obediencia a la ley es algo virtuoso y deseable, que ennoblece y
dignifica a la persona. Esto vale también para los reclamos por
nuestros derechos, que deben ser firmes pero pacíficos, sin amenazas
ni restricciones injustas a los derechos de los demás. Frente al delito,
deseamos ver jueces y fiscales que actúen con diligencia, que tengan
los medios para cumplir su función, y que gocen de la independencia,
la estabilidad y la tranquilidad necesarias. La lentitud de la Justicia
deteriora la confianza de los ciudadanos en su eficacia. Algunos
profesionales suelen utilizar de modo inescrupuloso artilugios legales
para burlar o esquivar la justicia: también esto es inmoral.
7. La cárcel genera en la
sociedad la falsa ilusión de encerrar el mal, pero ofrece pocos
resultados. El sistema carcelario debe cumplir su función sin violar los
derechos fundamentales de todos los presos, cuidando su salud,
promoviendo su reeducación y recuperación. Nos duele y preocupa
que casi la mitad de los presos no tenga sentencia. La mayoría de ellos
son jóvenes pobres y sin posibilidades para contratar abogados que
defiendan sus causas. Ningún delito justifica el maltrato o la falta de
respeto a la dignidad de los detenidos. Gracias a Dios algunos cumplen
la palabra de Jesús: "Estuve preso y me visitaron" (Mt 25,36).
8. Nos estamos
acostumbrando a la violencia verbal, a las calumnias y a la mentira,
que "socava la confianza entre los hombres y rompe el tejido de las
relaciones sociales" (Catecismo de la Iglesia Católica, 2486). Urge en la
Argentina recuperar el compromiso con la verdad, en todas sus
dimensiones. Sin ese paso estamos condenados al desencuentro y a
una falsa apariencia de diálogo.
9. Estos síntomas son
graves. Sin embargo, en el cuerpo de nuestra sociedad se encuentran
también los recursos para afrontar el paciente camino de la
recuperación. Todos estamos involucrados en primera persona.
Destacamos, ante todo, el profundo anhelo de paz que sigue animando
el compromiso de tantos ciudadanos. No hay aquí distinción entre
creyentes y quienes no lo son. Todos estamos llamados a la tarea de
educarnos para la paz.
10. Nosotros creemos que
Dios es "fuente de toda razón y justicia" y que los peores males brotan
del propio corazón humano. El vínculo de amor con Jesús vivo cura
nuestra violencia más profunda y es el camino para avanzar en la
amistad social y en la cultura del encuentro. A esto se refiere el Papa
Francisco cuando nos invita a "cuidarnos unos a otros". Jesús nos
enseñó que "Dios hace salir el sol sobre buenos y malos y hace llover
sobre justos e injustos" (Mt 5, 45). No hay persona que esté fuera de
su corazón. En su proyecto de amor la humanidad entera está llamada
a la plenitud. No hay una vida que valga más y otras menos: la del
niño y el adulto, varón o mujer, trabajador o empresario, rico o pobre.
Toda vida debe ser cuidada y ayudada en su desarrollo desde la
concepción hasta la muerte natural, en todas sus etapas y
dimensiones. Jesús es nuestra Paz, en él encontramos Vida y Vida
abundante. A Él volvemos nuestra mirada y en Él ponemos nuestra
esperanza para renovar nuestro compromiso en favor de la vida, la paz
y la salud integral de nuestra querida Patria. Jesús nos dice: "Felices
los que trabajan por la paz..." (Mt 5,9). Muchos ya lo están haciendo.
Hay destacables iniciativas en escuelas, parroquias, clubes, talleres
artísticos y otras organizaciones de la sociedad. Los alentamos a seguir
siendo instrumentos de paz. Exhortamos particularmente a la
dirigencia a desarrollar un diálogo que genere consensos y políticas de
estado para superar la situación actual.
11. La Virgen de Luján,
presente en el corazón creyente de tantos argentinos y argentinas, nos
anima y acompaña en nuestro empeño "...porque cada vez que
miramos a María volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura y
del cariño. En ella vemos que la humildad y la ternura no son virtudes
de los débiles sino de los fuertes, que no necesitan maltratar a otros
para sentirse importantes..." (EG 288)
Los conceptos duros y
elocuentes son merecedores de nuestro aval, porque desde la Iglesia
Católica se llama tomar decisiones urgentes a quienes tenemos la
responsabilidad de ejercer las funciones públicas.
La Iglesia advirtió sobre la
violencia como una enfermedad crónica en la sociedad argentina,
aunque con nuevos y peligrosos síntomas. Pero también, y de modo
particular, alertó sobre la corrupción, que como un "cáncer social" se
expande y degrada todas las instituciones republicanas.
Con citas del papa
Francisco, el diagnóstico eclesiástico resultó incisivo y atribuyó
puntualmente a la corrupción, tanto pública como privada, la ausencia
de la paz social en el país. Y a renglón seguido, aseveró que la
impunidad y la falta de respeto generalizada a las leyes son las
causantes primarias de "injusticia y muerte".
Los obispos no excluyeron
a nadie de sus críticas y exhortaron a los tres poderes del Estado y
también a la prensa, a interpelarse sobre sus responsabilidades frente
a este "drama" argentino con, aparentemente, pocas posibilidades de
reversión en el corto plazo.
La atenta lectura del
documento Episcopal permite advertir que es garantista y es, a la vez,
un reclamo para que pongamos fin a la impunidad, matriz de todos los
delitos y de la desilusión que nos embarga.
No podemos permanecer
indiferentes y junto con las palabras de los Obispos, debemos
instrumentar acciones de Estado y políticas de consenso para afianzar
la justicia, consolidar la paz interior y proveer a la defensa común de
todo el pueblo argentino.
Pido por consiguiente el
acompañamiento de mis pares para la sanción de este proyecto de
declaración.
Firmante | Distrito | Bloque |
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ASSEFF, ALBERTO | BUENOS AIRES | UNIR |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
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RELACIONES EXTERIORES Y CULTO (Primera Competencia) |