PROYECTO DE TP
Expediente 3249-D-2011
Sumario: BANCO DE FOMENTO INDUSTRIAL DE LA REPUBLICA ARGENTINA (BAFIRA): CREACION.
Fecha: 17/06/2011
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 72
El Senado y Cámara de Diputados...
CREACIÓN DEL BANCO DE FOMENTO
INDUSTRIAL DE LA REPÚBLICA ARGENTINA
Título I :
Creación, naturaleza y objeto.
Artículo 1º: Crease el BANCO DE
FOMENTO INDUSTRIAL DE LA REPUBLICA ARGENTINA (BaFIRA) como
entidad autárquica del Estado que integra el sistema bancario oficial en un todo de
acuerdo con las disposiciones de la Ley 21.526 y modificatorias, y las
disposiciones emanadas de la presente ley. La Nación Argentina responde por las
operaciones del Banco.
Artículo 2°- El BaFIRA tiene por objeto
apoyar las pequeñas y medianas empresas de Argentina a través de la provisión
de financiamiento y asesoramiento, de modo de contribuir al proceso de desarrollo
económico y social del país.
Artículo 3°- A fin de dar cumplimiento a
los objetivos establecidos en el art. 2 el Banco podrá otorgar créditos por sí, por
intermedio de terceros o asociado a terceros, para la inversión en bienes de
capital y equipamiento de industrias en general. Estos créditos se otorgarán previa
selección por parte del Banco de los proyectos de inversión a financiar, según
criterios propios de éste, a tasas sensiblemente menores que las que cada
proyecto según sus características podría obtener en entidades privadas del
mercado financiero.
Asimismo, el BaFIRA podrá por sí, por
intermedio de terceros o asociado a terceros, brindar todos los servicios
financieros que emanan del Título II, Capítulo III de la Ley 21.526 a fin de captar
fondos para desarrollar su objetivo principal.
Artículo 4° En el proceso de selección
de los proyectos de inversión o ramas industriales específicas a las que el Banco
prestará asistencia financiera deberán tenerse en cuenta las siguientes metas:
a) En el desarrollo de sus actividades,
El BaFIRA deberá prestar particular consideración a las necesidades de las
pequeñas y medianas empresas.
b) Orientar la producción industrial
hacia ramas que brinden mayor interés social, con especial énfasis en la
ampliación de la capacidad productiva destinada a:
i. la maximización del impacto
ocupacional, del desarrollo tecnológico y el balance de divisas.
ii. Programas de reconversión
empresarial que tengan por objeto alcanzar mayor grado de elaboración en la
terminación de los bienes finales.
iii. Financiar la densificación de las
redes de proveedores al interior de cada eslabonamiento productivo, brindando
apoyo técnico, comercial y jurídico a los actores más débiles de cada cadena.
iv. Incrementar las exportaciones
argentinas en todas sus ramas y principalmente en las que incorporan mayor valor
agregado.
c) Promover la generación de nuevos y
mejores puestos de trabajo.
Artículo 5° - Queda explícitamente
vedado al Banco otorgar créditos con las siguientes características:
a) Créditos para infraestructura en
general: red vial, ferroviaria u otras.
b) Créditos a organismos estatales,
nacionales, provinciales o municipales para el pago de sueldos, desarrollo de
infraestructura, salud o educación.
c) Créditos a empresas para su
funcionamiento corriente, excluido excepcionalmente hasta un 50% del capital de
giro inicial.
Título II : Capital
y recursos
Artículo 6° - - El Capital Social inicial
del Banco se conformará con $1.500.000.000 (pesos mil quinientos millones) que
serán en su totalidad aportados por el Estado Nacional y con $3.000.000.000
aportados por el Banco Central de la República Argentina, estos últimos mediante
la compra de acciones Clase B, y en concordancia con el Artículo 4, inciso c de la
Ley 24.144 y modificatorias.
Autorízase al Poder Ejecutivo Nacional
a realizar las adecuaciones presupuestarias necesarias para suscribir e integrar el
Capital Social.
Autorízase al Banco Central de la
República Argentina a adquirir acciones Clase B adicionales a las mencionadas en
el primer párrafo del presente, por un valor de hasta $3.000.000.000 en un lapso
de cinco años.
Se emitirán acciones de dos tipos:
1) Acciones Clase A: Serán ordinarias,
intransferibles, con derecho a voto y propiedad del Estado Nacional.
2) Acciones Clase B: Serán ordinarias,
sin derecho a voto y de oferta pública.
Artículo 7° - El capital del Banco podrá
ser incrementado por el Directorio con los aportes provenientes de:
a) Utilidades y reservas propias;
b) Recursos asignados por la Nación;
c) Venta de acciones de Clase B (sin
representación en el Directorio)
Artículo 8° - Los recursos del Banco
provendrán de las siguientes fuentes:
a) Su propio capital y reservas.
b) Los fondos que le asigne el Estado
nacional y/o los estados provinciales para sus programas generales o con destino
al financiamiento de líneas de crédito específicas;
c) Los recursos que le asigne el Banco
Central de la República Argentina por vía de adelantos, redescuentos u otras
operaciones.
d) Los recursos de las operatorias
establecidas en el Título II, Capítulo III de la Ley 21.526.
e) Los recursos transferidos por el
Estado Nacional originados en la disposición emanada del artículo 11° de la
presente ley.
f) Los recursos obtenidos por la venta
de acciones clase B.
Título III:
Gobierno y administración.
Artículo 9°.-: El banco estará
gobernado por un directorio compuesto por un presidente, un vicepresidente y
siete directores. Todos ellos deberán ser argentinos nativos o por naturalización,
con no menos de diez (10) años de ejercicio de la ciudadanía. Deberán tener
probada idoneidad en materia monetaria, bancaria, o legal vinculada al área
financiera y gozar de reconocida solvencia moral.
Artículo 10º -El presidente, el
vicepresidente y los directores serán designados a propuesta del Poder Ejecutivo
Nacional por una comisión bicameral compuesta por la misma cantidad de
miembros de la Cámara de Diputados y de la Cámara de Senadores del
Honorable Congreso de la Nación. Durarán seis (6) años en sus funciones
pudiendo ser designados nuevamente. El Poder Ejecutivo Nacional podrá realizar
nombramientos en comisión durante el tiempo que insuma el otorgamiento del
acuerdo de la Comisión Bicameral.
Las retribuciones del presidente, del
vicepresidente y los directores serán las que fije el presupuesto del Banco.
Artículo 11º - No podrán
desempeñarse como miembros del directorio:
a) Los empleados o funcionarios de
cualquier repartición del gobierno nacional y los que tuvieren otros cargos o
puestos rentados o remunerados en cualquier forma, que dependiesen directa o
indirectamente de los gobiernos nacional, provinciales o municipales, incluidos sus
poderes legislativos y judiciales. No se encuentran comprendidos en las
disposiciones de este inciso quienes ejercen la docencia;
b) Los accionistas, o los que formen
parte de la dirección, administración, sindicatura o presten servicios a las
entidades financieras al momento de su designación;
c) Los que se encuentren alcanzados
por las inhabilidades establecidas en la Ley de Entidades Financieras.
Artículo 12º - Los integrantes del
directorio podrán ser removidos de sus cargos, por el Poder Ejecutivo nacional,
previo acuerdo de una comisión bicameral compuesta por la misma cantidad de
miembros de la Cámara de Diputados y de la Cámara de Senadores del
Honorable Congreso de la Nación, por incumplimiento de las disposiciones
contenidas en la presente ley o por incurrir en alguna de las inhabilidades
previstas en el artículo anterior.
Artículo 13° - En un plazo no mayor de
SESENTA (60) días de promulgada la presente ley, se debe constituir el Directorio
del banco como así también nombrar al Presidente y Vicepresidente quienes
deberán establecer el Estatuto Social del Banco con sujeción a las pautas
previstas en la presente ley y realizar todos los actos necesarios para la
constitución y puesta en funcionamiento de la Sociedad.
Título IV:
Disposiciones complementarias y/o transitorias
Artículo 14° - Créase el Fondo para la
capitalización del Banco de Fomento Industrial de la República Argentina. Este
fondo tendrá por ingreso el 0,5% de la recaudación fiscal correspondiente al
Impuesto a las Ganancias, que serán ingresados en forma mensual por un período
de CINCO (5) años a partir de la aprobación de la presente ley. Contará también
con el ingreso correspondiente al 1% del total de impuestos, tasas o derechos
pagados por la importación de bienes en general, durante el mismo lapso de
tiempo.
El fondo tendrá por único objetivo
incrementar el capital social del Banco, mediante transferencias sin
contraprestación del total de los aportes recibidos.
Artículo 15° - El Banco podrá mantener
una parte de sus activos externos en depósitos u otras operaciones a interés, en
instituciones bancarias del exterior, en papeles de reconocida solvencia y liquidez
pagaderos en oro o en moneda extranjera, o en acciones de entidades financieras
públicas que así lo autoricen.
Artículo 16° - De forma.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
Se eleva el presente proyecto con la
convicción de su relevancia para el proceso de reindustrialización del país. La
importancia del tema de fondo nos lleva a un pormenorizado estudio, que incluye
tanto aspectos técnicos como políticos.
El proyecto de ley ha sido elaborado
considerando que deben existir dos normas centrales que determinen la creación
y el funcionamiento del Banco de Fomento Industrial:
a) La primera de ellas, es la ley que se
propone, que promulga la creación del Banco y fija su naturaleza, objetivos,
acciones, capital inicial, carácter del Banco y lineamientos generales sobre su
Gobierno.
b) La segunda norma es la carta
orgánica del Banco que en el sentido determinado por la ley propuesta debe
establecer en forma más detallada toda la operatoria del Banco. El artículo 10 del
presente proyecto de ley establece un plazo de 60 días a partir de su
promulgación para la elaboración de dicha carta orgánica.
1. El contexto económico general y la
situación de la industria.
1.1. El escenario económico
general.
La recuperación del Producto Bruto
Interno iniciada a partir del segundo trimestre de 2002, presentó seis años
seguidos de crecimiento (2002-2008) ubicándose en niveles elevados de un 8,5%
promedio de crecimiento durante ese período. El incremento de más de un 40%
del Estimador Mensual Industrial relevado por el INDEC muestra que el ritmo de la
recuperación ha sido sostenido, y ha logrado incluso superar diversos escollos
producto de cuellos de botella que surgen con el crecimiento.
Sin embargo, si bien junto con el
crecimiento de la economía se registró un aumento importante de la inversión
hasta ubicarse en niveles aceptables en torno al 20% del PBI, ésta muestra una
marcada tendencia decreciente en su nivel de crecimiento interanual, pasando de
un 38% en el año 2003 a un 9% en 2008 para ubicarse en niveles negativos en el
2009 del orden del 12%.
Los datos son sencillos y
contundentes. Para mantener niveles de crecimiento económico importantes se
debe estimular desde el Estado la solución de profundos problemas que persisten;
y más aún, la superación de limitaciones y falencias que tiene la economía
argentina - en muchos casos como resultado de décadas de retroceso y debacle.
Una de ellas, sin ninguna duda, tiene que ver con la situación del sector industrial.
1.2. El desarrollo industrial
La recuperación económica que se
muestra en los últimos años ha mejorado la situación industrial del país. Sin
embargo, el nivel del que se parte es lamentablemente demasiado bajo. La
industria sufrió desde mediados de los años 70` profundos cambios que dieron
lugar a lo que se ha llamado un verdadero "proceso de desindustrialización" de la
Argentina, que con una violenta etapa inicial durante la dictadura, siguió esa
misma tendencia general hasta la grave crisis del 2001. Este proceso de
desindustrialización acumuló 27 años de una transformación en la cual el país se
fue sumiendo en una cada vez más profunda y generalizada pobreza.
El inicio de la desindustrialización a
mediados de los setenta, proclamado de viva voz como el camino hacia una
economía que se liberaba de las ineficiencias del pasado, sólo pudo hacerse a
sangre y fuego por la dictadura militar más sangrienta de la historia. En medio de
la más cruenta represión a las organizaciones populares, fue que se pudo imponer
el inicio de la desindustrialización.
Décadas de esfuerzo que fue
plasmando en logros persistentes, fueron dilapidadas en apenas unos años. Una
industria diversificada que podía vender maquinaria a Brasil y a otros países de
Latinoamérica fue prácticamente aniquilada. La rápida apertura externa
indiscriminada de los mercados junto con una sobrevaluación del peso fue el
mecanismo para dar por tierra con la industria que en esos momentos exportaba a
la región una amplia variedad de productos. La frase del momento, "para la
argentina es lo mismo producir caramelos que acero", que hacía alusión a una
aparente dicotomía entre producciones de origen agrarias y producciones
propiamente industriales pronto se convirtió en la triste realidad de que en el país
sólo se produjera lo primero. En los años posteriores al golpe militar, se cerraron
más de veinte mil establecimientos fabriles, el producto bruto del sector cayó
alrededor de un 20% entre los años 1976 y 1983. La participación de la actividad
manufacturera en el total del producto del país se redujo en una cuarta parte, pasó
de representar el 28% a sólo el 22%. El cambio no sólo fue cuantitativo: la
industria, dejó de ser el núcleo dinamizador de la economía.
El deterioro de la industria, no pudo ser
revertido en los siguientes gobiernos democráticos. No sólo eso, sino que muchas
de las ramas que habían liderado el desarrollo industrial sustitutivo, siguieron
francamente en picada. Entre ellas, la producción local de maquinaria y equipo se
redujo el 45,5% en los años ochenta.
En los noventa, la sobrevaluación del
peso le dio otro fuerte golpe a la industria, o a lo que quedaba de ella. La
avalancha de productos importados más baratos - posible en primera instancia por
el dólar barato, y por una diferencia tecnológica cada vez más amplia- barrió con
ramas enteras de la producción industrial local, acentuando el proceso de
desindustrialización en curso. Exceptuando las ramas primarias, las industrias
intensivas en el uso de productos primarios y las industrias subsidiadas que
perduraron, el resto de la economía mostraba un franco retroceso. Si se considera
la década de los noventa de punta a punta, en realidad en esos diez años
prácticamente no hubo crecimiento económico. La situación real, a veces tapada
por efectos meramente propagandísticos que hasta se vanagloriaba de todas las
importaciones que se realizaban, estaba caracterizada en cambio por la
destrucción casi total de la producción nacional.
La economía argentina, que algunos
querían mostrar como si estuviera especializándose en la producción de modernos
y valiosos servicios, en realidad sólo se alimentaba del ingreso de divisas, el
incremento del endeudamiento, y el remate del patrimonio de todos los argentinos.
La recesión que alcanzó la economía a
finales de la década pasada fue creciendo en forma exponencial, en gran medida
alimentada por las propias políticas del Gobierno, que se empecinaba en
mantener un ajuste estructural como única forma de enfrentar la crisis. La
reiteración de las "recetas" liberales, no hizo sino acelerar el proceso de crisis.
Eran momentos en que la preocupación del Gobierno -en forma errada- pasaba
por el riesgo país, por cuánto se le pagaría a los organismos internacionales y no,
por cómo reindustrializar el país, para hacerlo viable económicamente para todos
los millones de argentinos. La rápida salida de grandes masas de capitales desde
inicios del año 2001 y la persistencia de la crisis, desembocó en el denominado
corralito y la posterior devaluación.
Es necesario remontarse estos últimos
treinta años de historia, para comprender la verdadera gravedad de la crisis
argentina, para comprender el lugar cierto que hoy tiene la industria radicada en el
país y sus posibilidades. Antes del golpe militar de 1976, Argentina tenía una
industria que le permitía exportar diversos productos incluyendo maquinaria a los
países de América del Sur. Hoy, la competencia en productos industriales con
Brasil se realiza sistemáticamente en una situación de desventaja, excepto en
algunas ramas industriales muy particulares, que pudieron gozar de regímenes de
protección aún en plena ofensiva liberal, tal como el sector automotriz.
La producción industrial en Argentina
se ha visto no sólo deteriorada en volúmenes, sino también en cuanto al nivel
tecnológico que utiliza en relación a otros países. Este retroceso tecnológico
relativo no sólo se produjo en relación a los países más desarrollados y/o de
mayor auge, sino también con respecto a países más semejantes a Argentina
como podría ser el caso de Brasil.
En efecto, el proceso de
desindustrialización tuvo su correlato en la innovación productiva. La crisis de
2001, además de representar una grave caída de la producción industrial, implicó
también la continuidad del alejamiento con respecto a otros países en materia de
innovación.
Una encuesta llevada adelante por el
Ministerio de Economía de la Nación, mostró que los gastos en Actividades de
Innovación de las empresas fueron casi un 50% menor en el período 1998-2001
que en el período 1992- 1996. De esta forma, los recursos destinados por las
empresas a actividades de innovación oscilaron entre el 2,5% de la facturación en
1998 y el 2,0% en 2001, presentando un claro retroceso en este aspecto respecto
a lo relevado en la primera encuesta 92/96, donde se registraron gastos
equivalentes al 3,48% de la facturación.
La causa principal de este cambio
parece radicar en la caída registrada en la adquisición de bienes de capital que
representó apenas entre el 1,7% y el 1.1% de la facturación en los años 1998-
2001, mientras que en 1996 fue del 4,49%.
Los gastos totales en I+D también
disminuyeron considerablemente (de 0,33% de la facturación en 1996 a 0,28% en
98/2001). Estos valores se encuentran muy lejos todavía de los presentados por
los países de la Unión Europea (1,61%) y el promedio de la OECD (1,89%). La
brecha tecnológica sigue ampliándose.
Una conclusión similar puede
obtenerse al analizar la importación de bienes de capital de los últimos años. Dada
la inexistencia, en muchos casos, de la fabricación de nuevas maquinarias en el
país, la importación de bienes de capital es un buen indicador del grado de cambio
tecnológico y de renovación del parque industrial.
El cuadro 1 evidencia que las
importaciones de bienes de capital se redujo prácticamente a la tercera parte entre
el año 2001 y el 2002. De 4.180 millones de dólares se cayó a 1.292 millones. La
recuperación posterior ha incrementado nuevamente las importaciones de bienes
de capital, sin embargo recién se alcanzan los niveles previos a la crisis en 2006.
Es cierto que la maquinaria importada es relativamente más cara tras la
devaluación. No se analiza eso aquí, sino que, precisamente por ser más cara -
entre otras razones- ha caído su compra, y con ella el ritmo de renovación y
cambio tecnológico. Merece señalarse, sin embargo, que la devaluación ha
permitido en algunos casos sustituir producciones importadas por industriales. Sin
embargo, no pareciera ser éste el caso principal de la industria con respecto a los
bienes de capital, toda vez que, en general, aún hay una persistente faltante de
maquinarias para la industria fabricada localmente. Desde ya, distinto es el caso
de la maquinaria para la producción agraria, que se encuentra en franco
crecimiento gracias a la pujante demanda y a la posibilidad de abastecerla
esencialmente con producción local.
Cuadro 1: Importaciones por grandes
rubros
- Continuación -
Fuente: INDEC. Importaciones
por Uso económico. Años 1980-2008
Se han señalado ya los efectos
bondadosos de la recuperación económica sobre el nivel de renovación técnica. El
análisis de los últimos 12 años del Producto bruto interno y de la Inversión Bruta
Interna Fija, permite obtener interesantes conclusiones sobre el proceso que se
vivió en los noventas y después de la devaluación.
El Cuadro 2 indica precisamente la
Inversión Bruta interna fija (IBIF) que se ha dado desde 1993 hasta la actualidad.
Puede observarse allí que la IBIF como porcentaje del PBI era en 1993 del 19%,
manteniéndose en esos niveles hasta el comienzo de la recesión en 1999. Recién
en el año 2005 logró alcanzarse nuevamente ese porcentaje de inversión bruta
interna fija, considerados básicos para actualizar y modernizar mínimamente la
capacidad productiva. La IBIF, que ha tenido pisos del 17,6% en 1995, se
derrumbó con la crisis de 2001 hasta alcanzar el 11 %. Desde ese valor se ha ido
recuperando sostenidamente hasta llegar al 20% actual.
Cuadro 2: Inversión Bruta Interna
Fija
Fuente: Dirección Nacional de
Cuentas Nacionales
(*) Estimaciones
preliminares
Sin embargo, el problema de inversión
que queda, es aún muy grande. Como se ha señalado anteriormente, si bien los
niveles de inversión se ubicaron en torno a un nivel aceptable del 20%, se aprecia
una tendencia declinante en el crecimiento de las mismas. Asimismo, resulta
necesario recuperar los montos de las inversiones que no se realizaron. EL haber
llegado a tasas de inversión del 11% del PBI señala que, durante varios períodos,
la inversión fue sustancialmente inferior a la requerida para asegurar un recambio
tecnológico que permita al país mantener el ritmo de progreso del resto de los
países en desarrollo. Por ello, no sólo se debe fijar como meta una inversión del
20% del PBI, sino que debe superarlo a fin de permitir recuperar encadenamientos
tecnológicos perdidos y acompañar el ritmo de crecimiento.
El problema es más grave cuando se
analiza la composición de dicha inversión. No sólo se trata de problemas por falta
de inversión, sin además por inversiones que no generan los encadenamientos
económicos que permitan articular mejoras generales.
El fuerte proceso de
desindustrialización que se dio en la mayoría de las ramas productivas condujo a
una reprimarización de las exportaciones que se realizan desde Argentina. El auge
de las materias primas -mayormente sin procesar o casi sin procesar- deja en
realidad entrever la debilidad de la estructura industrial. Las particulares
propiedades de fertilidad de las tierras pampeana por un lado y por el otro los
yacimientos de hidrocarburos son los pilares sobre los cuales se sostienen las
exportaciones.
El fin de la convertibilidad de la
moneda a una paridad sobrevaluada, ha permitido también dejar al descubierto
esta verdadera estructura de la producción argentina. Ambas producciones
estratégicas para la obtención de divisas, son sin embargo débiles para crear en
forma masiva nuevos y mejores puestos de trabajo.
No se plantea aquí una contraposición
inútil entre la producción industrial y la explotación de recursos naturales, por el
contrario, se entiende que los mismos deben complementarse a fin de crear una
red productiva adecuada.
Lamentablemente, el proceso de
desindustrialización ha implicado en muchísimos casos la pérdida de la capacidad
de creación de nuevas tecnologías y nos ha llevado como nación a un lugar
mucho más retrasado - relativamente hablando- en materia de innovación y
desarrollo tecnológico. El corolario lógico de ello, es el escaso desarrollo de
tecnología y el aumento de la brecha tecnológica con respecto a los países más
avanzados en la materia, o en términos relativos, como nuestros socios del
Mercosur.
1.3. El sistema financiero
Con escasa liquidez para brindar
préstamos y en un mercado crecientemente concentrado la tasa de interés tiende
a ser alta. En este sentido, poco han cambiado las características que tiene el
sistema financiero desde hace ya más de una década. Las altas tasas de interés y
su segmentación siguen definiendo este mercado concentrado.
Si bien luego de las crisis de 2001-
2002 se aprecia una tendencia decreciente de las tasas de interés fomentada
entre otras cosas por las expectativas centradas en el canje de la deuda, éstas
comienzan a crecer fuertemente desde fines de 2006 hasta ubicarse a niveles muy
altos apenas por debajo de las tasas correspondientes al año 2002 durante la
crisis económica más profunda que tuvo la historia argentina. Inclusive el
incremento de las tasas de interés es previo a la crisis financiera internacional de
2008, lo cual revela limitaciones propias del mercado local. A su vez, la
segmentación de los créditos implica que las empresas con menores garantías
deban pagar una tasa de interés que alcanza el triple del valor que pagan las
empresas de primera línea.
Gráfico 1: Diferentes tasas de
interés cobradas por los bancos
Fuente: Elaboración propia en
base a datos del BCRA. Estadísticas e indicadores: Monetarios y Financieros
El gráfico 1 muestra la evolución de las
tasas de interés entre 2002 y 2009 de tres tipos de líneas de crédito distintas.
Como puede observarse a simple vista, el diferencial de tasas existente entre las
distintas líneas de crédito es muy elevado. Las líneas de crédito más caras,
corresponden a aquellos mecanismos que involucran menores garantías y a los
que pueden acceder la mayor cantidad de empresas. El diferencial es tan elevado,
que unas tasas llegan a ser más del triple del valor de las otras.
La segmentación del mercado basada
en la alta disponibilidad de información sobre sus clientes que poseen los bancos,
permite la continuidad de estas tasas de interés diferenciales. Esta es para la
mayoría de las empresas locales, la razón máxima de que las tasas de interés que
deben pagar sea excesivamente alta.
1.4. El sistema financiero y la industria
local.
No hay duda de que el adecuado
funcionamiento del sistema financiero es una condición necesaria para el
fortalecimiento del crecimiento de la actividad económica. De la misma manera, el
desarrollo industrial requiere de un sector financiero que pueda brindar recursos a
fin de motorizar el incremento de la producción.
Si bien no son pocas las empresas y
los proyectos que se financian con recursos propios, muchas lo hacen mediante la
solicitud de créditos. La expansión industrial y el cambio tecnológico requieren de
líneas de crédito acordes a estas demandas.
Las características de estos créditos,
por otra parte, suelen ser un poco especiales por cuanto se trata de créditos a
mediano y largo plazo. Efectivamente estas inversiones en bienes de capital
conllevan plazos de devolución mayores que aquellos relacionaos, por ejemplo,
con la actividad corriente de la empresa. El requerimiento de plazos más largos
implica una fuerte necesidad de previsibilidad, por cuanto de lo contrario, la tasa
de interés a cobrar podría alcanzar cifras siderales.
Sin embargo, merece destacarse que
la mayor previsibilidad no es la solución absoluta para el descenso de las tasas de
interés. En efecto, persisten otros problemas. La alta concentración financiera y la
alta segmentación del crédito son dos factores que atentan contra la baja de la
tasas de interés que se cobra a la masa de empresas industriales.
Así como se ha señalado que existen
tasas de interés de hasta el 300% de lo que pagan las empresas de primera línea,
merece considerarse qué empresas adquieren esos créditos, y con qué destinos.
El descubierto en cuenta corriente es en muchos casos la forma de crédito más
habitual. En el sector agrario durante los años noventa, ésta fue en muchos casos
la forma en que accedieron al crédito numerosos productores agrarios a fin de
modernizar su equipamiento. La altísima tasa de interés, sin embargo hizo que en
muchos casos esas deudas se volvieran imposibles de saldar para los
productores. En el sector industrial, la situación es distinta, porque si bien existen
numerosísimas empresas que recurren a esta forma de crédito, habitualmente lo
hacen para sus operaciones corrientes y no para inversiones de capital. La razón
es sencilla y radica en que a esa tasa de interés las inversiones dejan de ser una
alternativa rentable y se prefiere postergarla.
La otra tasa de interés señalada, la
correspondiente a préstamos prendarios a más de un año de plazo, muestra
niveles promedios superiores al 40% anual, también con una alta variabilidad al
interior de dicho promedio, por cuanto existen significativas diferencias en las
tasas dependiendo de las características de la empresa y de la prenda. Si bien
esta es una tasa menor a la antes señalada, debe remarcarse que no todas las
empresas pueden acceder a estas líneas, dependiendo de su historia crediticia, de
su situación patrimonial, etc Aún así, son tasas de interés que dificultan
seriamente el emplazamiento de nuevos proyectos de inversión. Una comparación
sencilla y contundente, muestra que la tasa de interés de estos préstamos es del
doble de la que pagan las empresas de primera línea. En definitiva, las tasas de
interés vigentes para la mayoría de las empresas industriales es demasiado
elevada para justificar el endeudamiento con destino a inversión de capital.
El problema de la alta concentración
financiera y la elevada tasa de interés limitante del acceso al crédito sólo puede
ser afrontado desde la política pública. El crédito público, en este sentido, debe
procurar brindar tasas de interés más acordes a las necesidades de la inversión
productiva.
2. El Banco de Fomento Industrial.
Se concibe por tanto al Banco de
Fomento Industrial, como una más de las herramientas que, en forma conjunta
con otras que ya se encuentran en aplicación y otras que puedan agregarse, van a
contribuir al desarrollo industrial del país, y con éste a la mejora en las condiciones
de vida de la población.
La utilización de la capacidad instalada
al máximo de sus posibilidades en numerosas ramas industriales indica que para
incrementar la producción es necesario realizar nuevas inversiones en esos
sectores. La situación actual existente en el mercado financiero, donde el crédito
resulta caro para la mayoría de las empresas que quieren invertir constituye una
verdadera traba en este aspecto.
La creación del Banco de Fomento
Industrial pretende modificar el mercado financiero permitiendo que ciertas
inversiones productivas puedan adquirir créditos a tasas significativamente más
bajas que las vigentes. El arribo de un nuevo competidor al mercado financiero,
con tasas más bajas, permitirá de esta forma incrementar las inversiones, y con
ello mejorar las perspectivas de crecimiento de la producción industrial.
Pero la creación del Banco de Fomento
Industrial no sólo apunta a incrementar las inversiones productivas, sino también a
facilitar aquellas que, por sus encadenamientos productivos, desarrollo de
tecnologías u otros factores, mejor incidencia tenga sobre la creación de puestos
de trabajo, y en definitiva de las condiciones de vida de la población. En este
sentido, el Banco no sólo será un impulsor de mayores inversiones, sino que
también permitirá que una mayor parte de las mismas se dirijan a sectores
estratégicos según los objetivos planteados.
Dado que se considera al Banco
industrial como parte de una política general tendiente a una reindustrialización del
país, es decir, como una herramienta de política económica, el mismo debe ser de
carácter estatal nacional. Esta característica está explicitada en los Artículos 1, 2,
6 y 7 del proyecto de ley.
3. Banco de Fomento Industrial:
Evaluación de sus antecedentes
3.1. Antecedentes históricos en
Argentina.
Los antecedentes históricos acerca de
un Banco tendiente a financiar la industria local son de antigua data. En 1944 se
creó el Banco Industrial de la República Argentina (BIRA) con el objetivo de
brindar créditos a mediano y largo plazo al sector manufacturero. Este Banco
industrial, sin embargo, se debatió entre el objetivo explícito de fomentar la
industria y una acción más concreta que generalmente priorizaba créditos de corto
plazo para sostener el desenvolvimiento cotidiano de las empresas. De esta
manera los subsidios implícitos en las tasas de interés reducidos, no conformaban
el impulso para nuevas inversiones.
Hacia los años sesenta comienza a
criticarse este accionar, y se impulsa la vuelta del BIRA a sus objetivos. Sin
embargo, en esos años, la controversia radica en las características que deben
tener los beneficiarios de los créditos del Banco. Se señala para la época, la
coexistencia de dos criterios claramente diferenciados: por un lado, los préstamos
-siempre a tasas subsidiadas- a grandes empresas que se orientaban a las ventas
a organismos estatales, - que generalmente implicaban escasas inversiones- y
que contribuyeron a la creación de la denominada patria contratista. Por otro lado,
pero en menor medida, préstamos que efectivamente se destinaban a inversiones
fijas, y en general otorgados a empresas más pequeñas. El discurso eficientista de
finales de la década del sesenta, que promovía la concentración industrial como
sinónimo de eficiencia, era el paraguas teórico para que la mayoría de los créditos
fueran otorgados a estas grandes empresas que, sin embargo, no desarrollaban
una política industrializadora ni exportadora, sino más bien se dedicaban a vender
al Estado.
En definitiva, si bien hacia fines de los
sesenta había modificado considerablemente las características de los préstamos,
pasando de préstamos de corto plazo a medianos o largos plazos, - mucho más
acordes con los objetivos de promover la inversión- el BIRA se debatía entre
promover efectivamente nuevas inversiones fijas que contribuyeran al desarrollo, y
subsidiar empresas contratistas del Estado cuya única perspectiva era
permanecer como empresas permanentemente subsidiadas.
Pese a la convivencia de estos dos
criterios el BIRA había avanzado en diversos aspectos: brindaba créditos de
mediano y largo plazo con el fin de financiar inversiones fijas de las empresas e
hizo un amplio uso de avales y líneas de crédito del exterior. De esta forma, el
BIRA logró canalizar créditos externos hacia fines productivos que de otra manera
no hubieran sido obtenidos.
Estos logros parciales y sus falencias
generaban la convicción de que el BIRA debía reformularse pero no abandonarse
como idea. Por ello, comienza a surgir con mayor fuerza la idea de que debía
transformarse en un "verdadero banco de desarrollo".
Hacia fines de 1970 en el marco del
Plan de Desarrollo y Seguridad (PDyS) se creó el Banco Nacional de Desarrollo,
sobre la base del anterior BIRA.
El BANADE fue creado como entidad
autárquica cuyo objetivo principal era captar recursos para concretar proyectos de
interés nacional y regional, de acuerdo con el PDyS elaborado por el gobierno
militar. Sin embargo, el cambio sustancial con respecto al BIRA lo constituyó la
ampliación de sus objetivos y la asignación de canales específicos para cada uno
de ellos. En este sentido, el Banade amplió su actividad con la incorporación en su
carta orgánica de 5 Institutos específicos:
1.- de Crédito industrial,
2.- de Crédito y Fomento Minero,
3.- de Financiación de Proyectos de
Infraestructura,
4.- de Industrias de Base y
5.- de Reconversión y rehabilitación (de
empresas).
La amplitud de objetivos a los que se
les brindaba créditos subsidiados demandó en forma casi inmediata una magnitud
de recursos que el mismo banco no disponía. En junio de 1971 el presidente del
Banade escribe que "este banco ha venido desarrollando sus funciones crediticias
dentro de una precariedad de medios que ha conspirado contra la eficacia de su
acción(...) en virtud de la ley de su creación, se han asignado al Banade funciones
muy amplias". Resulta claro que, los montos requeridos para los objetivos
planteados (resaltando que la tasa de interés era subsidiada) eran enormes con
respecto a las posibilidades de captación de fondos.
Pese a ello, hasta el año 1974 el Banco
presenta un desempeño adecuado, en parte aliviada su situación por la existencia
de recursos fiscales.
Con la dictadura iniciada en 1976 el
Banco pasa explícitamente a un segundo plano, al abandonarse desde el Estado
las políticas de desarrollo industrial. No sólo eso, sino que sus objetivos y
actividades son completamente desvirtuados, pasando a cumplir un rol totalmente
distinto al de fomentar el desarrollo económico. El Banco siguió funcionando
brindando créditos aún subsidiados pero ya no para promoción de la inversión,
sino como mero mecanismo de transferencia de recursos del Estado hacia los
sectores económicos más concentrados. En los hechos el Banco beneficiaba a los
grandes grupos económicos locales sin ningún tipo de contraparte seria. Como
Banco de Desarrollo, había ya dejado de existir.
Tras un periplo zigzagueante durante el
gobierno radical, finalmente en 1991 se decreta la privatización del banco, acorde
a las políticas de esa época. El desmantelamiento del Banade, sin embargo, hay
que buscarlo necesariamente antes, en la segunda mitad de los setenta cuando se
abandona todo proyecto industrializador. Su defunción explícita se ubica en 1992,
cuando el Congreso convalida el decreto privatizador del Banco. Hoy, apenas
subsiste un club con el nombre de "Banade".
3.2. Algunos comentarios sobre la
evolución histórica
El periplo histórico de un Banco
destinado a financiar la industrialización está sin duda atado a la evolución misma
de la economía argentina. Su desarticulación y la definición poco clara de sus
objetivos, a mediados de los setenta, coincide con la instauración en el país de un
proyecto desindustrializador, que procuró concentrar las ganancias en las
producciones que brindaban una renta extraordinaria.
Más allá eso, es cierto que el desarrollo
del Banco se topó en numerosas ocasiones con ciertas controversias que no
siempre fueron solucionadas de la forma más adecuada. La multiplicidad de
funciones que en algunas etapas se le dio fue contraproducente para que pudiera
cumplir su rol fundamental, esto es, desarrollar la industria. Es por ello que en el
proyecto de ley que se presenta, se excluyen explícitamente la posibilidad de
brindar créditos para ciertos fines (artículo 5). El objetivo de esta explicitación,
escomo se ha señalado, no distraer fondos para otros fines que el considerado
principal.
El estudio de la evolución histórica, por
otra parte, permite ubicar la creación del Banco industrial en esa perspectiva. Con
ese o con otro nombre, con más o menos falencias, hubo siempre en el período
1944- 1975 un Banco dedicado a promover la industria, en la certidumbre de que
el crecimiento y desarrollo de dicha actividad redunda en mejores condiciones de
vida para toda la población.
4. Objetivo y Características que debe
tener un Banco de Fomento Industrial.
Se señalan a continuación las
características que tendría el Banco creado mediante el presente proyecto de ley:
4.1. Objetivo Principal de Banco:
En el artículo 2 del proyecto de ley se
establece el objetivo principal del Banco es apoyar a las pequeñas y medianas
empresas de Argentina a través de la provisión de financiamiento y
asesoramiento, de modo de contribuir al proceso de desarrollo económico y social
del país.
4.2. Constitución formal
El proyecto propone la creación de un
nuevo Banco, concentrado en el crédito industrial, que no realiza la mayoría de las
operaciones de los Bancos comerciales a fin de no diversificar su tarea. Brinda los
créditos en forma indirecta a través de aquellos bancos que estén interesados en
actuar como intermediarios. Se trata, entonces, de un Banco de Operación
indirecta.
El Banco industrial sería por tanto un
operador indirecto en el sistema financiero, que obtiene préstamos y brinda
créditos a través de las entidades bancarias que quieran actuar como
intermediarias. Este modelo de Banco ha sido profusamente utilizado por el Banco
Hipotecario con muy buenos resultados.
La decisión sobre las asignaciones de
crédito queda en manos del Banco industrial. Los intermediarios solamente
asesoran a los potenciales clientes, gestionan las solicitudes y cobran por ello una
comisión.
Se asume por otra parte como
sumamente factible la posibilidad de lograr acuerdos con el Banco Nación para
que éste actúe como nexo entre el banco industrial y los potenciales interesados.
De todas formas, no sería el Nación el único banco intermediario.
Las ventaja que brinda el hecho de que
el Banco propuesto sea de Operación indirecta son múltiples:
- En comparación con un Banco
comercial común, la forma indirecta de operar evita costos innecesarios en el
mantenimiento de una amplia estructura de sucursales
- Permite concentrar los gastos en
aquellos directamente vinculados con la asignación de créditos.
- El mecanismo es ideal para aquellas
entidades financieras que quieren especializarse en ciertas líneas de créditos y no
abarcar la totalidad de los servicios financieros.
4.3. Características generales de los
créditos y su asignación.
4.3.1. Desarrollo de préstamos a tasas
abaratadas para la industria local.
Las tasas que se cobran en la
actualidad en préstamos para adquisición de capital dificultan seriamente la
misma. Esta alta tasa de interés se debe fundamentalmente a dos factores: una
alta concentración del sistema financiero y alta segmentación de los créditos,
cobrándose un diferencial de tasa de interés muy alto según el sujeto al que se le
presta.
El artículo 3 del proyecto de ley,
plantea que los créditos se otorgarán "a tasas sensiblemente menores que las que
cada proyecto según sus características podría obtener en entidades privadas del
mercado financiero". Dado que un aspecto fundamental del encarecimiento de la
tasa de interés cobrada en el mercado financiero, radica en la segmentación del
crédito según el sujeto, se considera un punto clave que los créditos que brinda el
Banco sean a tasas mucho más uniformes, pudiendo de esta manera otorgar
préstamos a tasas menores.
Se considera que el presente proyecto
de ley debe definir los lineamientos generales en cuanto a valor de la tasa de
interés de los créditos, dejando para la Carta orgánica del mismo y para la política
propia del Banco una mayor definición al respecto.
Con el objetivo de explicitar la opinión
del legislador, se considera adecuado que el Banco brinde préstamos a tasas
reales positivas, no muy alejadas de las tasas reales (en dólares) LIBOR. En
fórmula, podría sugerirse que el Banco pueda brindar créditos a una tasa real que
sea aproximadamente la mitad de la tasa LIBOR en pesos. En fórmula:
Tasa Crédito = Inflación + 0,5 x LIBOR.
Sin embargo, es necesario analizar con
mayor detalle si dicha tasa es factible dada la estructura que debe montarse, -sus
costos-, los montos de los créditos, y el costo de adquirir dinero. También podría
ser factible disminuirla. Otro indicador adecuado alrededor del cual la tasa del
crédito podría fluctuar es:
Tasa Crédito = Tasa encuesta BCRA
créditos a empresas de primera línea.
A fin de evitar grandes distorsiones en
la solicitud de créditos, debiera procurarse que la tasa de interés del crédito sea
positiva en términos reales. Aún en esta situación puede ser entendida como una
tasa subsidiada si se la compara con la que tendría que pagar la industria en caso
de no existir este Banco.
Si desea destacar aquí, por lo tanto,
que el proyecto de ley no define un nivel de tasa de interés a otorgar, pero fija
como requisito que ésta sea sensiblemente menor a la que podría obtenerse en el
mercado financiero local.
Si bien no es objetivo del Banco
obtener grandes ganancias, sí lo es tener un balance no negativo. En este sentido,
el aporte del Banco, esto es, otorgar créditos a tasas abaratadas, sólo puede
sostenerse si el funcionamiento de éste es sustentable.
Con respecto a las tasas sugeridas ut
supra, pueden compararse con las tasas que generalmente pagan algunas de
estas empresas, si bien al ser muy variable depende de cada caso. Se presentan
algunas de las tasas que reflejan las que efectivamente toman la mayoría de las
empresas:
Tasa promedio ponderada por montos
de préstamos prendarios con plazo mayor a un año: 17, 06% anual.
Adelantos en cuenta corriente: 21,52%
anual
Hipotecarios hasta 5 años: 13, 50%
anual.
4.3.2. Selección de proyectos sobre la
base de criterios generales de interés.
Se ha señalado ya que el Banco
industrial es considerado una herramienta que contribuye con el desarrollo
industrial del país.
Como tal, debe inscribirse en dicho
plan de desarrollo, que debe contemplar la elección de ramas industriales que
deben ser fomentadas. Se considera que la delimitación de dichas ramas excede
este proyecto de ley, pero se entiende también que es aconsejable sugerir la
necesidad de la selección de estas ramas y los criterios a aplicarse. Por ello, el
artículo 4 del proyecto de ley establece que en la selección de proyectos deben
considerarse como metas:
a) En el desarrollo de sus actividades,
El BaFIRA deberá prestar particular consideración a las necesidades de las
pequeñas y medianas empresas.
b) Orientar la producción industrial
hacia ramas que brinden mayor interés social, con especial énfasis en la
ampliación de la capacidad productiva destinada a:
i. la maximización del impacto
ocupacional, del desarrollo tecnológico y el balance de divisas.
ii. Programas de reconversión
empresarial que tengan por objeto alcanzar mayor grado de elaboración en la
terminación de los bienes finales.
iii. Financiar la densificación de las
redes de proveedores al interior de cada eslabonamiento productivo, brindando
apoyo técnico, comercial y jurídico a los actores más débiles de cada cadena.
iv. Incrementar las exportaciones
argentinas en todas sus ramas y principalmente en las que incorporan mayor valor
agregado.
c) Promover la generación de nuevos y
mejores puestos de trabajo.
4.3.3. Capital inicial
El capital inicial del Banco tiene que ser
tal que le permita comenzar sus operatorias en un volumen adecuado, a fin de
evitar incurrir en gastos proporcionalmente excesivos para los fines planteados.
En este sentido, hay una restricción
importante en el proyecto, en cuanto a que si el capital inicial es pequeño sus
posibilidades de funcionamiento y de éxito son reducidas.
El capital del Banco, por otra parte,
tiene que ser tal que le permita competir con otros Bancos ya existentes en el
mercado. Por ello, se presenta la siguiente tabla
que expresa el patrimonio neto de cada
banco a fines de 2004.
Estimando que se trata de un banco de
operación indirecta, es decir que su patrimonio estaría concentrado en activos
líquidos que puede prestar, se calcula que un patrimonio neto mínimo inicial de
1.500 millones de pesos permitirá brindar la solvencia y la operatividad que el
Banco requiere. En comparación al resto de los Bancos, en cuanto al patrimonio
neto se ubicaría en el tramo mayor de los mismos. El artículo 6 del proyecto de ley
establece como nivel mínimo de capital social inicial el mencionado de 1.500
millones de pesos.
Este capital inicial será incrementado
en los cinco primeros años mediante ingresos específicos provenientes del Estado
nacional, descriptos en el artículo 11 del proyecto de ley.
1) Con el 0,5% de lo recaudado
mediante el impuesto a las ganancias durante cinco años, capitalizados en forma
mensual. Esto no implicaría mayor carga impositiva ni mayores ingresos fiscales
sino que solamente, por ley, se habilitaría para que una parte del impuesto a las
ganancias vaya a consolidar el patrimonio del Banco.
2) Con el 1% de todos los impuestos,
tasas y derechos en general que se paguen por la importación de bienes. Al igual
que el punto uno, esta disposición no involucra incremento alguno en los pagos
que se realizan actualmente por la importación de bienes, sino la transferencia de
un porcentaje de esos pagos al Banco.
Cualquiera sea la manera de conformar
este fondo la idea es que éste constituya parte del patrimonio del Banco,
quedando vedada la posibilidad de financiar gastos operativos del Banco.
La ventaja de prever el incremento en
forma relativamente importante durante un plazo de cinco años del capital social
radica en que el Banco podrá ir acrecentando su operatoria durante ese lapso de
forma de perfeccionar sus circuitos administrativos.
4.3.4. Carácter público nacional
El capital inicial del Banco será del
Estado Nacional (Artículo 6) y del Banco Central de la República Argentina. El
objeto principal del Banco y su concepción general tienen un carácter nacional:
fomentar el desarrollo de la industria nacional tiene este carácter (Artículo 2).
Desde ya que el criterio nacional tiene en cuenta los distintos regionalismos.
Más allá de ello, los gobiernos
provinciales estarán facultados para asignarle al Banco industrial fondos para su
administración y entrega en forma de créditos con fines específicos determinados.
(Artículo 8, inciso b) El Banco decidirá en cada caso la conveniencia y viabilidad
de las funciones asignadas.
4.3.5. Formas de financiamiento
genuino.
Una gran dificultad para un banco que
pretende cobrar una menor tasa de interés que la de mercado, es conseguir los
fondos para realizar los préstamos. Las dificultades en las experiencias previas,
como se señaló en el punto 3.1 radicaron en una excesiva cartera de potenciales
créditos sin fondos para prestar.
Se aspira a que el Banco, una vez
constituido su capital social y consolidada si situación en el mercado, tenga un
balance no negativo que le permita continuar en forma permanente con su
operatoria, sin requerir de transferencias del Estado nacional o de otra fuente.
Los mecanismos de financiamiento
principales que tendrá el Banco una vez en funcionamiento son: recupero de
préstamos (artículo 8.d) depósitos a plazo fijo (artículo 8,d), fondo de desarrollo
industrial (artículo 8.e), presupuesto nacional(artículo 8.b), redescuentos del BCRA
(artículo 8.c), cobro de cuentas vinculadas(artículo 8.d).
Ya se han descripto algunos de estos
mecanismos con anterioridad. Además de los ya mencionado, se prevé dentro de
cierto período de lanzamiento del Banco Industrial, que el BCRA tendrá particular
tratamiento en las líneas de redescuento hacia el nuevo Banco. .
Por otra parte, se prevé -aunque en
forma limitada en sus inicios- la captación de fondos por medio de plazos fijos en
la plaza local, a plazos y tasas similares a los vigentes en los mercados,
compitiendo con otros bancos por la captación de depósitos.
Otra operatoria que brindará cierta
liquidez al Banco, consiste en la vinculación del crédito otorgado a la apertura de
cuentas en el mismo banco, a fin de realizar las diversas operatorias de la
empresa.
Por último, el monto que se prevé
tenga mayor importancia a partir del tercer año de funcionamiento, es el recupero
de préstamos.
4.4. Limitación de las actividades del
Banco industrial:
Explícitamente, se considera apropiado
señalar que el Banco industrial no desarrollará ciertas actividades. La razón de
esta restricción tiene que buscarse esencialmente en las experiencias previas, en
las cuales, o bien se le asignaba al Banco de desarrollo demasiadas actividades o
bien se le incorporaban actividades que no estaban vinculadas a su objetivo
principal, desvirtuando con este proceder su verdadera razón de ser. En virtud de
ello, a fin de cumplimentar con los objetivos propuestos, el artículo 5 establece
explícitamente actividades que el Banco industrial no puede realizar: brindar
a) Créditos para infraestructura en
general: red vial, ferroviaria u otras.
b) Créditos a organismos estatales,
nacionales, provinciales o municipales para el pago de sueldos, desarrollo de
infraestructura, salud o educación.
c) Créditos a empresas para su
funcionamiento corriente
Por todo lo expresado, y con el
convencimiento de la necesidad de la creación de un Banco industrial, se propone
el presente proyecto de ley.
ANEXO 1
Nómina de industrias y ramas
industriales, no exhaustiva, a que hace referencia el Artículo 4 inciso b.
Industria del Software (con énfasis en
la exportación)
Energía Nuclear y Solar. Producción y
equipos exportables.
Industrias Químicas.
Industria Naval y Náutica.
Producción para la Defensa
Nacional.
Producción de Fármacos.
Industria de Bienes de Capital.
Industria de Maquinaria Agraria (con
énfasis en la exportación)
Producción de Fertilizantes.
Industria Cultural (con énfasis en la
exportación)
Desarrollo de Biotecnologías.
Energía Eólica.
Industria Metalmecánica.
Industria Autopartista.
Industria Automovilística para la
exportación.
Producción de Energía Eléctrica (Ciclo
combinado)
Industrias Agroalimentarias.
Industria Textil y de Confecciones.
Producción de derivados agropecuarios
no tradicionales. (Aceite de Palma, Tung; etc; Biocombustibles)
Firmante | Distrito | Bloque |
---|---|---|
BONASSO, MIGUEL LUIS | CIUDAD de BUENOS AIRES | DIALOGO POR BUENOS AIRES |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
---|
FINANZAS (Primera Competencia) |
INDUSTRIA |
PRESUPUESTO Y HACIENDA |