La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

1. Expresar el más categórico rechazo al golpe de Estado perpetrado en la República de Honduras el pasado domingo 28 durante el cual fuera secuestrado y expulsado contra su voluntad el Presidente constitucional José Manuel Zelaya Rosales a la vecina República de Costa Rica.

2. Exhortar a todos los actores políticos e institucionales hondureños, en concordancia con la "Resolución sobre la crisis política en Honduras" AG/RES. 1 (XXXVII-E/09) de la OEA, las declaraciones formuladas por las organizaciones internacionales, grupos subregionales y gobiernos de los Estados Miembros, a dar inmediato cumplimiento a lo resuelto por éstos, evitando todo uso de la violencia contra la población civil, garantizando la plena vigencia de los Derechos Humanos y del Estado de Derecho.

Señor presidente:

En la madrugada del pasado 28 de junio en la ciudad de Tegucigalpa, con el arresto clandestino, el secuestro y la posterior expulsión del Presidente constitucional José Manuel Zelaya Rosales del territorio de la República de Honduras, se ha vuelto a inscribir otra lamentable página en la historia de las interrupciones democráticas en América Latina.

El largo camino de la consolidación democrática que la región viene transitando hace ya largos años, se ve una vez más obstaculizado por la acción intempestiva e irracional de fuerzas que, alejadas de la voluntad popular expresada legítimamente a través del sufragio universal, vuelven a darle la espalda a la historia y marchan contra las autoridades constitucionalmente elegidas, contra la democracia, contra la ciudadanía y a contra mano del signo de los tiempos.

Poco importan en este caso las razones de tan anacrónico suceso. El golpe de Estado en la República de Honduras, es un lamentable hecho que por su gravedad debe llamar la atención de Estados e instituciones supranacionales (regionales e internacionales), acerca de la importancia de afianzar mecanismos de resolución de conflictos que tengan como objetivo la erradicación de este tipo de prácticas ilegítimas, rayanas con el pasado más tormentoso y cruento de la historia de los Estados nacionales.

Por ello, nuevos y más eficientes mecanismos fundados en el diálogo y en acuerdos cimentados en un clima de concordia y visión superadora, deberán reforzar los vínculos dentro y fuera de los Estados y evitar así la resolución por la vía de la imposición y la violencia.

Las noticias e imágenes que llegan desde la capital hondureña nos hacen temer que, sin una rápida intervención diplomática encabezada por los representantes de los países miembros de la Organización de los Estados Americanos (OEA) que se aboque a la restauración democrática, la restitución del Estado de derecho y la reinstauración del depuesto Presidente José Manuel Zelaya Rosales, una nueva escalada de violencia llevará a la radicalización del conflicto haciendo peligrar otras instituciones y la propia vida de los ciudadanos hondureños y periodistas extranjeros.

Afortunadamente, la perentoria intervención y las acciones antes sugeridas han sido encaminadas con urgencia y en un marco de consenso general que auguran una posible solución en un lapso de tiempo razonable; siendo unánime la condena contra los sediciosos y las autoridades destituyentes, el reconocimiento irrestricto de las autoridades ilegítimamente destituidas y el de todos los representantes diplomáticos del gobierno constitucional ante los diversos organismos internacionales, como queda debidamente expresado por la OEA en el apartado 5° de la Resolución sobre la crisis política en Honduras AG/RES.1(XXXVII-E/09), aprobado en la sesión plenaria, celebrada el 1 de julio de 2009 en la ciudad de Washington, D.C.

Igualmente categóricas, han sido las manifestaciones de condena ante la Asamblea Genera de las Naciones Unidas reunida el 29 de junio de 2009. El Grupo de Río, El Buró de Coordinación del Movimiento de Países No Alineados, diversos representantes de

Estados de otros agregados regionales, como así también la declaración mediante comunicado oficial del Parlamento del MERCOSUR han hecho en el mismo sentido causa común frente al golpe de Estado.

Por lo antes expuesto señor Presidente, y ante la convicción de que adoptar una posición inequívoca en los Parlamentos contribuirá al afianzamiento y fortalecimiento de las democracias de todo América y en especial asistirá a la reinstitucionalización democrática de la República de Honduras, es que solicito a mis pares el acompañamiento del presente proyecto.