La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Rendir homenaje a la Reforma Universitaria de 1918, en mérito de celebrarse en el presente mes de Junio de 2008, los 90 años de tan importante acontecimiento que diera origen al famoso Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria de la Federación Universitaria de Córdoba, de 1918, instrumento este último que acompaña hasta la actualidad a cada estudiante universitario.

Señor presidente:

Hablar por estos días de acontecimientos históricos, resulte tal vez considerado un acto de con ligereza y despierte algo de desánimo.

Es verdad que por estos días en nuestro país estamos viviendo crisis en distintos sectores, los ruralistas reclaman no ser saqueados, los transportistas quieren trabajar, nuestros hermanos de la Quiaca quieren ser considerados ciudadanos, trabajar y educarse. Así, estas cuestiones que integran nuestra actualidad tienen un mismo hilo conductor y una sencilla definición: "los argentinos queremos que se respete nuestra integridad de ciudadanos y por sobre todo nuestra dignidad".

Como expresa el Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria "desde hoy contamos para el país una vergüenza menos y una libertad mas. Los dolores que quedan son las libertades que faltan".

Y porque? Hago referencia a estos temas si quiero hablar de la reforma del 18, pues bien, lo hago, porque es fundamental considerar que en todas las épocas los argentinos debimos superar graves circunstancias sociales.

Por ello, me permití hacer un parangón entre nuestra difícil realidad y aquella que en otras circunstancias históricas, allá por 1918 tantos jóvenes sufrían su realidad.

Hacia 1918 y ya con anterioridad a ese año, los estudiantes universitarios y especialmente los de la Universidad de Córdoba se hallaban agobiados por el peso de un pertinaz autoritarismo clerical, de una educación signada por el privilegio y el oscurantismo.

Agobiados por distintos hechos, los estudiantes inician una huelga, solicitan algunas mejoras, plantean sus reclamos y no son escuchados por las autoridades de la Universidad, - no obstante el Gobierno Nacional del Presidente Yrigoyen, sí los oye y ordena la intervención a la Universidad de Córdoba -, las cosas se comienzan a encaminar, se reglamentan las elecciones democráticas para elegir la autoridad de ese gobierno universitario, se plantean reordenamientos y se va a las elecciones.

Pero, mas allá de la voluntad popular expresada, y de la intervención nacional, aquellos, los que gobernaban históricamente la Universidad de Córdoba y que se creían ajenos a todo control y autoridad democrática, traicionan esa voluntad estudiantil, ignorándola y provocan así una verdadera revolución popular por parte de los estudiantes que querían ser considerados ciudadanos y por eso peleaban por su dignidad.

Finalmente y luego de muchos avatares, la Reforma Universitaria del 18 triunfa y da nacimiento al famoso Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria de la Federación Universitaria de Córdoba, de 1918.

La Universidad Argentina en mérito a dicha Reforma del 18 adquirió su propio sello, con su autonomía permitió la concurrencia de los tres estamentos que la integran, democratizó el gobierno universitario con la participación de autoridades, profesores y estudiantes estableció el cogobierno, el concurso y oposición reantecedentes para acceder a las cátedras, la extensión universitaria pero además eliminó los privilegios de clase, igualó la enseñanza, ennobleció a la ciencia y plantó las banderas de la democracia y la participación.

Bueno es decir que esta reforma se extendió no solo en nuestro país, sino que se extendió en toda Latinoamérica y en el mundo, - ejemplo son las reformas de México, Estados Unidos de Norteamérica e incluso la de Francia-.

Claro, por aquellos días de 1918, las reformas en la educación primaria y secundaria florecían en el gobierno de Don Hipólito Yrigoyen.

En los primeros años del siglo XX Argentina, tenía en su organización educativa, como en tantas otras áreas, viejas estructuras que hacían sentir con gran rigor un autoritarismo cerrado, como lo definieron los reformistas del 18, era una "argentina del medioevo" y así, el aire fresco de la democracia del gobierno radical de Hipólito Yrigoyen fue avanzando y obteniendo grandes logros para el campo popular.

Aquellos estudiantes protagonizaron en Córdoba una verdadera epopeya democrática, lograron a través de su lucha integrar a la Universidad a la Historia Argentina, como ejemplo de democracia de gobierno.

Y en la misma línea de pensamiento, permítanme rendir homenaje a quien escuchó los reclamos estudiantiles y alentó la democracia y la autonomía universitaria, quiero traer al recuerdo las palabras que Don Hipólito Yrigoyen decía a la Asamblea Legislativa, allá por 1922, finalizando su gobierno.

"Desde los primeros instantes el actual poder ejecutivo consagró empeñosa y particular atención al fundamental problema de la cultura pública, impulsándola en todos sus grados y difundiéndola por todos los ámbitos del país, a fin que su saludable influencia alcanzara al mayor número posible de niños y jóvenes. Esta acción humanitaria y civilizadora ha llegado también hasta la humilde choza del indígena, que cuenta ya con escuelas apropiadas a sus modestas necesidades.... Tampoco descuidó el Poder Ejecutivo la cultura superior, la histórica Universidad de Córdoba, como la de Buenos Aires y La Plata, han recibido el aliento renovador de las reformas impuestas por necesidades de la Nación en la hora presente. El régimen de su gobierno, su sistema docente, técnico y administrativo, se han conformado a normas abiertamente democráticas, con caracteres nacionales definidos y en armonía con los anhelos culturales del país. Aquietadas las agitaciones que se produjeron como natural consecuencia de tan fundamentales reformas, la institución universitaria se desenvuelve sin mayores tropiezos, definitivamente encauzada en la corriente de las modernas orientaciones..." (Fragmento del mensaje anual al Congreso Nacional del Presidente Irigoyen en 1922)

Tratando de imitar el coraje y la grandeza de aquellos jóvenes universitarios del 18, yo los convoco a cambiar aquello que se debe mejorar, desde la no violencia y apelando a la mística en la militancia por las causas justas y nobles, solo la participación ciudadana nos otorga el derecho a proclamar nuestros pensamientos y a concretar a través de la lucha pacífica nuestros ideales.