La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Expresar pesar por el fallecimiento del escritor mexicano Carlos Fuentes acaecido el 15 de mayo del corriente año.

Señor presidente:

El martes 15 de mayo de 2012, falleció Carlos Fuentes, uno de los más grandes exponentes de las letras hispanas. "Un escritor no se retira. Siempre hay un proyecto más en la imaginación", había dicho Carlos Fuentes en su última visita a la Argentina. Esta frase resuena ahora, unos días después, al conocerse que ha muerto en un hospital mexicano.

Fuentes nació el 11 de noviembre de 1928 en Panamá de padres diplomáticos. Su infancia y niñez transcurrieron en distintos países del mundo incluyendo Brasil, Estados Unidos, Chile y Ecuador. Tras recibirse de abogado en la Universidad Nacional Autónoma de México y en economía del Instituto Altos Estudios Internacionales de Ginebra adoptó la profesión de su padre, aceptando el cargo de embajador de México en Francia, en 1975.

Aunque siempre fue una figura que cultivaba amistades internacionales de alto vuelo, como por ejemplo con el ex presidente de los Estados Unidos Bill Clinton, el tema central de su obra novelística siempre fue México

Escritor y ensayista, su primera novela, publicada en 1958, La región más transparente (a los 30 años), es una gran crónica urbana que retrata a todo México de los años 50. Le siguieron decenas le libros: relatos, ensayos, novelas y obras de teatro, entre ellos Aura, Cambio de piel, Gringo viejo, La silla del águila y El espejo enterrado. Autor de La muerte de Artemio Cruz y ganador del Premio Cervantes. El literato formó parte del boom de los años 60 y entre sus obras más destacadas pueden citarse: ya

mencionada La muerte de Artemio Cruz, Aura , Terra nostra, Gringo viejo, La región más transparente.

Fuentes recibió las más prestigiosas distinciones de la literatura en castellano: el Premio Cervantes, el Príncipe de Asturias, el Biblioteca Breve y el Rómulo Gallegos. Nunca ganó el Nobel de Literatura, aunque estuvo como candidato.

Abarcó prácticamente todos los géneros literarios con maestría y coherencia singulares: fue cuentista, y novelista, pero también dramaturgo, ensayista, articulista en castellano e inglés, guionista de cine y televisión, profesor en las universidades de Princeton y Harvard, director y fundador de revistas literarias. Aparte se desempeñó como funcionario, diplomático y embajador de su país.

El mundo perdió ayer a uno de los más grandes exponentes de las letras hispanas. Aún queda fresca en la memoria su reciente participación, dos semanas atrás, en la 38a Feria del Libro de Buenos Aires, en la que brindó una clase magistral. Durante 45 minutos, sin tomar siquiera un vaso de agua, expuso con claridad sus ideas ante un auditorio fascinado. En ese ámbito expresó su preocupación por la degradación política en América latina, confesó que lee todos los años el Quijote como si fuera la primera vez y mencionó al escritor Juan Rulfo y a su novela Pedro Páramo como su herencia mexicana más inmediata. Quizá por esa razón la noticia de su deceso, cuando eran ayer las primeras horas de la tarde en Buenos Aires, golpeó con fuerza en el país.

Por lo expuesto, Sr. Presidente, solicito el pronto tratamiento y aprobación del presente proyecto