El Senado y Cámara de Diputados...

Artículo 1°. Se incorpora al calendario anual de vacunación obligatoria y gratuita la vacuna contra el HPV (Virus del Papiloma Humano), para todas las mujeres de entre los 12 y 26 años de edad.

Art. 2º. El Ministerio de Salud de la Na- ción será la autoridad de aplicación y coordinará con las autoridades sanitarias de cada ju- risdicción el cumplimiento de esta ley y sus normas reglamentarias.

Art. 3º. El Ministerio de Salud de la Na- ción organizará la realización de campañas de difusión masiva destinadas a la conciencia- ción sobre la importancia de los métodos de prevención y de la vacuna contra el HPV.

Art. 4º. Las erogaciones originadas en la aplicación de esta ley serán imputadas al presupuesto de gastos del Ministerio de Salud de la Nación.

Art. 6º. El Poder Ejecutivo deberá regla- mentar la presente ley en el plazo de 90 días de su promulgación.

Art. 7º. De forma.

Señor presidente:

La prevención de HPV es crucial para la disminución de una enfermedad mortal como es el cáncer de cuello uterino, que constituye el 2º cáncer en la mujer en orden de incidencia en mujeres de todo el mundo.

El papiloma virus humano (HPV) es un pequeño virus de doble cadena que se trasmite tan solo por contacto de muco- sas, con o sin penetración, es decir por vía sexual. Sin embargo, se han compro- bado como causas la vía vertical: madre-hijo, la higiene inadecuada en personas portadoras que cuidan niños y el compartir cama y ropa interior entre personas infectadas.

Este virus infecta los epitelios y per- manece largo tiempo sin expresarse; por esta razón es difícil determinar el mo- mento exacto de la infección y la causa. Se suma que el período desde la exposi- ción hasta la manifestación del virus es incierto y varía entre meses a años. Esta infección puede ocurrir a cualquier edad, pero se presenta con mayor frecuencia (50% de los casos) entre los 15 y los 24 años, tanto en varones como en mujeres. En las personas inmunodeprimidas (especialmente en aquellas con SIDA, HIV (+) o en terapia con corticoesteroides) hay una mayor propensión a que adquieran las infección o a su persistencia.

Existen 100 tipos de HPV; de ellos 40 pueden afectar la mucosa genital de la mujer y del varón, de los que 13 son lla- mados "de alto riesgo" u oncogénicos. Las lesiones que provoca se pueden deter- minar por el examen colposcópico, citológico (Papanicolau) o por la biopsia del lugar de la lesión. Estas verrugas genitales son más frecuentes en mujeres de 15 a 24 años y varones de 20 a 29.

Si bien el cáncer de cuello uterino puede prevenirse, como vimos, con el Papanicolaou y la colposcopía, sigue siendo una de las causas más frecuentes de muerte en el mundo. Afecta a 500.000 muje- res por año, de las cuales 230.000 mueren, y el 80 % de los casos de esta enfer- medad se presentan en países dependientes. En la Argentina, la incidencia es de 30 mujeres cada 100.000, con una mortalidad de 5. Pero esta última estadística varía desde 2,7 en la provincia de Buenos Aires a 15 en la provincia de Formosa.

En cuanto a la prevención, existen dos tipos: la prevención secundaria y la prevención primaria. La primera consiste en la detección de lesiones intraepiteliales por el PAP o por una biopsia, por medio de las cuales se puede obtener la tipificación individual del virus.

La prevención primaria consiste en la aplicación de la vacuna, que permite evitar entre el 60 y 70 % de los casos de cáncer uterino. Esta vacuna debe aplicarse a las pacientes antes del comienzo de las relaciones sexuales, después de verificar con un PAP y una colposcopía que no se encuentran infectadas. Se la aplica en tres dosis y su inmunidad decrece en 5 años. El virus del HPV es desconocido entre los adolescentes, como así también sus maneras de prevenir el contagio. Cabe destacar que la vacuna es preventiva, no terapéutica; es decir, previene la infección pero no trata las lesiones provoca- das por el HPV.

Por lo expuesto, podemos determinar que con la combinación de la prevención primaria y la secundaria se puede reducir la mortalidad de esta enfermedad en un 70 % y convertir el cáncer de cuello uteri- no una patología prevenible. Sin embargo, es necesario explicar claramente a las adolescentes, a sus madres y a toda usuaria de la vacuna que no evita otras infec- ciones de transmisión sexual ni evita todos los cánceres de cuello uterino, que de- be utilizarse siempre el preservativo, que son imprescindibles los controles gineco- lógicos habituales y no es recomendable embarazarse durante la aplicación de la vacuna.

Por estas razones, solicito a mis pares que me acompañen en el presente proyecto de ley.