PROYECTO DE TP
Expediente 3087-D-2015
Sumario: RENDIR HOMENAJE A CARLOS GARDEL AL CONMEMORARSE EL DIA 24 DE JUNIO DE 2015, EL 80 ANIVERSARIO DE SU MUERTE.
Fecha: 29/05/2015
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 59
La Cámara de Diputados de la Nación
RESUELVE:
Rendir homenaje a Carlos Gardel, con
motivo de conmemorarse el próximo 24 de junio de 2015 el 80° aniversario de su
trágica muerte en Medellín (República de Colombia), a la par que se acrecienta la
fama de su voz invicta, la que le mereció ser llamado como "El zorzal criollo", que
para el imaginario popular "cada día canta mejor".
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
Charles Romuald Gardes (verdadero
nombre de Gardel) nació el 11 de diciembre de 1890 en el Hospital de la Grave,
Toulouse. A los dos años y medio vino a vivir a Buenos Aires con su madre,
Berthe. En su trayectoria compuso unas 50 canciones y realizó 3.000 grabaciones
de cerca de 1.000 temas. Mito del tango, murió el 24 de junio de 1935 en
Medellín, cuando se estrelló el avión en el que viajaba.
Creo oportuno reproducir una nota de
Jorge Sábato, publicada en el diario La Opinión el 30 de junio de 1975, la cual
además de su originalidad suma una precisa actualidad para el homenaje que
pretendemos brindar al "Zorzal criollo".
"La voz invicta de Carlos Gardel
Me ocurrió hace cuarenta años en
Rojas (provincia de Buenos Aires), mi pueblo natal: iba a "hacer los deberes" a la
casa de un pibe amigo cuanto atravesó corriendo la plaza un canillita que venía de
la estación y gritaba: "¡Llegó la "Crítica", con la muerte de Gardel".
Me ocurrió hace quince años en
Mayagüez, una pequeña ciudad del interior de Puerto Rico: asistía a un Simposio
de Energía Nuclear, cuando escuché tararear "Volver" a uno de los mozos que nos
servía café. Lo interrogué y me contestó que era admirador de Gardel y que en
Mayagüez todos lo eran, porque allí "había cantado por última vez, antes de ir a
morir a Medellín". Más: me invitó a ir a visitar el teatro donde había cantado.
Fuimos, y no sólo me mostró el teatro
sino también el hotel, desde cuyo balcón, a medianoche, Gardel cantó para el
público congregado en la plaza.
Lo más sorprendente es que el mozo
tenía apenas 25 años pero "sabía todo porque me lo contó mi padre, que estuvo
esa noche en la plaza". Y un último detalle: la radio local de Mayagüez, transmitía
diariamente, en 1960, una hora de discos de Gardel.
Me ocurrió hace nueve años, en un
cine de la calle 42 de Nueva York: entré a ver "Cuesta abajo" y me encontré con la
sala llena de hispano-parlantes (portorriqueños, cubanos, dominicanos,
colombianos, españoles, peruanos, mexicanos y hasta argentinos) que seguían
como en misa las andanzas del Morocho en la pantalla y se estremecían cuando
oían sus tangos.
Me ocurrió apenas hace cinco
semanas en Caracas (Venezuela): uno de los grandes matutinos publicó, en
primera página de la segunda sección, a dos columnas y con fotografías, una
crónica detallada de lo que había sido el debut triunfal de Gardel en esa ciudad,
episodio que había ocurrido hacía varias décadas y que se describía con el
entusiasmo de algo que estaba todavía vivo.
Son, claro está, cuatro episodios
intrascendentes, pero también son cuatro expresiones significativas de un mito que
no cesa. Seguro que todos pueden narrar anécdotas semejantes, porque ya
sabemos que Gardel es una presencia cotidiana, algo que forma parte del orden
natural de las cosas. Pero, ¿por qué en Buenos Aires y en Chivilcoy, en Tucumán y
en Bariloche, en Quito y en La Habana, en Medellín y en Santiago de Chile, en
Lima y en Los Ángeles? Y sobre todo, ¿por qué todavía, cuándo sólo nos quedan
borrosas copias de aquellas películas tan primarias y discos obtenidos de fatigadas
matrices que no fueron técnicamente buenas ni en su nacimiento?
No estoy calificado para explicar
enigma tan complejo, que ha convocado a ensayistas y antropólogos, historiadores
y sociólogos, poetas y prosistas, eruditos y charlatanes. Desde una antigua
militancia gardeliana sólo quiero arrimar a la discusión un par de sospechas y
también afirmar una cierta certeza.
Sospecho, en primer lugar, que su
éxito en el resto de América Latina, entonces y ahora, tiene mucho que ver con el
hecho de que sea Gardel al primer latinoamericano que conquista el mundo,
gracias a que esos tres inventos mágicos -la radio a galena, la victrola a cuerda y
el cine "sonoro, hablado y cantado"- lo llevan por todas las latitudes.
Sospecho en seguida que su éxito
entre nosotros, entonces y ahora, está vinculado a que él es el Hombre de Buenos
Aires, por lo que el porteño que busca su autenticidad que se acerca a si mismo,
encuentra irremediablemente a Gardel, el protagonista central del tango, que es la
expresión popular más auténtica a la soledad del hombre de la ciudad.
Tras estas sospechas, la certeza, que
es por cierto una trivialidad, aunque olvidada por muchos en sus sesudos análisis
socio-político-económicos: la de que su éxito, aquí y en todas partes, se
fundamenta primordialmente en su voz. Y no me refiero tanto a sus características
estrictamente musicales, condición necesaria pero no suficiente, como a la forma
en que Gardel utiliza instrumento tan admirable. Como él le pone voz al tango, es
uno de sus más legítimos padres, y entonces verdaderamente lo recrea, a un nivel
muchas veces superior al de los que le pusieron letra y música.
Esto se prueba de manera
terminante, no en los grandes tangos -que se defienden solos-, sino en aquellos
cuya cursilería y ramplonería los condenarían irremediablemente al más definitivo
de los olvidos si no fuera por Gardel que, hipnotizando a su audiencia, los hace
pasar por buenos cuando estrictamente no son más que basura.
Los ejemplos sobran, pero vayan dos
que Gardel interpreta admirablemente y que son lamentables:
Arrésteme sargento
y póngame cadenas,
si soy un delincuente
que me perdone Dios.
y
Como tose la obrerita,
por las noches tose y sufre
por el cruel presentimiento.
En el sentido más estricto, tangos
como éstos sólo existen cuando los canta Gardel.
Por eso, ante tanta maestría, Enrico
Caruso, que algo entendía de este asunto, le dijo alguna vez: "Usted tiene una
lágrima en la garganta".
Es esa voz, esa voz invicta, la que
sustenta legítimamente su triunfo de siempre".
Entiendo que nuestro Congreso de la
Nación no puede estar ajeno a este aniversario de una de las figuras más
positivamente recordadas por nuestro pueblo.
Pido por ello el acompañamiento de
mis pares a fin de aprobar el presente proyecto.
Firmante | Distrito | Bloque |
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ASSEFF, ALBERTO | BUENOS AIRES | UNIR |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
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LABOR PARLAMENTARIA (Primera Competencia) |