PROYECTO DE TP
Expediente 2971-D-2009
Sumario: DESIGNAR CON EL NOMBRE DE "GENERAL INGENIERO ENRIQUE MOSCONI" AL TRAMO DE LA RUTA NACIONAL 22, DESDE EL PUENTE CARRETERO SOBRE EL RIO NEUQUEN HASTA LA CIUDAD DE PLOTTIER, CONOCIDO COMO CARRETERA URBANA "NEUQUEN-PLOTTIER" O "MULTITROCHA", EN LA PROVINCIA DE NEUQUEN.
Fecha: 16/06/2009
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 67
El Senado y Cámara de Diputados...
Art. 1º.- Desígnese con el nombre de
"General Ingeniero Enrique Mosconi" al tramo de la Ruta Nacional Nº 22 que va desde el
puente carretero sobre el Río Neuquén hasta la ciudad de Plottier, conocido como Carretera
Urbana Neuquén-Plottier, o "Multitrocha", provincia de Neuquén.
Art. 2º.- Solicítese al Sr. Administrador
General de Vialidad efectuar todas las diligencias necesarias desde el punto de vista
administrativo y legal a fin de dar cumplimiento a lo estipulado en el artículo precedente.
Art. 3º.- Comuníquese al Poder
Ejecutivo.-
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
El presente proyecto responde a una iniciativa
impulsada por el Movimiento para la Recuperación de Nuestro Petróleo y demás Recursos
Energéticos, que tiene por objeto designar con el nombre de "General Ingeniero Enrique
Mosconi" al tramo de la Ruta Nacional Nº 22 conocido como Carretera Urbana Neuquén-
Plottier, o "Multitrocha", ubicado en la provincia de Neuquén.
¿Por qué Enrique Mosconi? Porque el
Gral. Mosconi comprendió mejor que nadie, en los albores de la actividad petrolera en el
país, el carácter estratégico de los hidrocarburos en el proceso de desarrollo nacional.
Porque su accionar y su ideario fueron claves en la decisión del presidente Hipólito
Yrigoyen de fundar la primera empresa petrolera estatal del mundo, Yacimientos
Petrolíferos Fiscales. Porque en dicha gestión dio sobradas muestras de talento puesto al
servicio del país: se crearon destilerías, se electrificaron ciudades, se ubicó a la petrolera
estatal entre las más eficientes del mundo, se cuadruplicó el capital inicial en apenas ocho
años, se implantó el precio único para los combustibles en todo el país, se dio trabajo a
miles de obreros. Porque el modelo de gestión estatal de Y.P.F., también por iniciativa de
Mosconi, fue adoptado por otros países de América, como Colombia y México,
demostrando la capacidad de los argentinos para explotar sus propios recursos naturales con
calidad y eficiencia, en beneficio de la Nación y sin la participación de las corporaciones
internacionales. En definitiva, porque su vida y su obra constituyen un ejemplo de
patriotismo e inteligencia puestos al servicio del bienestar del país y de su gente, digno de
ser imitado por las generaciones presentes y futuras.
En la ciudad de Neuquén no existe
ninguna calle ni espacio público que lleve su nombre, motivo por el cual el Movimiento
para la Recuperación de Nuestro Petróleo y demás Recursos Energéticos ha sentido la
necesidad de impulsar el tratamiento y aprobación del presente Proyecto.
El Movimiento para la Recuperación de
Nuestro Petróleo y demás Recursos Energéticos se fundó el 25 de mayo de 2008 y está
integrado por numerosas organizaciones políticas, gremiales, sociales y estudiantiles de
Neuquén. Son objetivos de este movimiento, entre otros: el impulso de políticas públicas
que contemplen el carácter estratégico que tienen los recursos energéticos para el desarrollo
del país; el bregar por una explotación racional, sustentable y respetuosa del medio
ambiente; la educación de la comunidad provincial en materia hidrocarburífera, de modo de
ir fortaleciendo en la sociedad toda un patrón de identidad vinculado a uno de los
principales recursos económicos con los que la provincia de Neuquén cuenta. En tal
sentido, el Movimiento para la Recuperación de Nuestro Petróleo y demás Recursos
Energéticos considera que la figura de Mosconi representa un hito más que importante en la
historia de la energía del país y de la región.
La medida que aquí se propone
conllevaría un fortalecimiento de la identidad del pueblo neuquino y, siendo la Ruta
Nacional Nº 22 la principal puerta de ingreso a la provincia, el nombre de General
Ingeniero Enrique Mosconi incorporaría una fuerte impronta identificatoria a una provincia
cuya principal actividad es la hidrocarburífera.
A continuación presentamos una
pequeña síntesis biográfica del General Enrique Mosconi, basada en el artículo "Enrique
Mosconi. Perfil de un verdadero patriota" de Santiago Senén González y Fabián Bosoer, el
texto "Enrique Mosconi: El Petróleo Argentino" de Alejandro Lezcano, y la conferencia
sobre "Yrigoyen, Y.P.F. y el petróleo" que brindara el Cdor. Gustavo Calleja, subsecretario
de Combustibles en el gobierno de Raúl Alfonsín, secretario general de la Fundación Illia e
integrante del Movimiento por la Recuperación de la Energía Nacional Orientadora
(MORENO).
ENRIQUE MOSCONI (1877-1940)
Enrique Mosconi nació en la ciudad de
Buenos Aires el 21 de febrero de 1877. Hijo de Enrico, un ingeniero italiano que llega al
país contratado para la construcción de ferrocarriles y vías en Rosario, Córdoba y Mendoza,
y de María Juana Canavery, una argentina descendiente de irlandeses. Luego de cursar los
estudios secundarios ingresa en el Colegio Militar, donde se gradúa como subteniente de
infantería el 20 de noviembre de 1894, a los diecisiete años. Posteriormente inicia la carrera
de ingeniería en la Universidad de Buenos Aires y egresa en 1901 con el título de Ingeniero
Civil, presentando como tesis un proyecto de embalse para el lago Nahuel Huapí y la
colocación de una exclusa reguladora en los ríos Limay y Negro, ubicados en la provincia
de Neuquén, con el objetivo de habilitar la navegabilidad hasta el Mar Argentino. En 1903,
con sólo veintiséis años, obtiene el grado de Ingeniero Militar. De 1905 a 1908 forma parte
de la comisión de graduados Argentinos en Europa, donde es designado a los cuerpos de la
especialidad de Ingenieros en el ejército Alemán.
Luego de una intensa actividad en el
ejército, en 1912 integra junto a su amigo Jorge Newbery la primera comisión directiva de
la Escuela de Aviación Militar, instalada en el Palomar de Caseros, y pasa a formar parte de
la naciente Fuerza Aérea.
En 1914, Mosconi es designado a
comandar el grupo Nº1 de ingenieros. En 1915 es trasladado como subdirector general de
Arsenales de Guerra, y para 1916, asume como director del arsenal "Esteban de Luca",
donde comienza a desarrollar todo lo aprendido en Alemania, introduciendo el reemplazo
de la energía térmica de carbón por petróleo y experimentando en fundición de aceros con
óxido de Quequén. Además, reforma el sistema de arrastre de la ametralladora dándole a
ésta un valor táctico del cual carecía; prohíbe en los talleres el uso de maderas extranjeras,
y a cambio ordena la utilización de las maderas nacionales; y se producen granadas de
mano de tipo alemán. Prepara la primera estadística industrial militar del país para poder
conocer el tiempo necesario para la construcción de los materiales que una movilización
militar requería. Investiga, obtiene y emplea productos del país para la construcción de
nuevos cañones para fusil máuser y ametralladoras.
En 1921 Mosconi crea un proyecto de
rutas aéreas en el que se establecen las diferentes líneas: de transporte, militares y correo
postales, así como los caminos a seguir por cada una, los horarios, frecuencias semanales,
las medidas, permisos y estaciones. El 1 de febrero de 1922 crea el grupo Nº1 de aviación.
En el discurso inaugural, Mosconi expone que "habrá que organizar la defensa antiaérea,
como organismo complementario, y la industria de construcciones aeronáuticas, para que el
país encuentre dentro de sus fronteras, este importante elemento de defensa nacional".
Con motivo de la finalización del año
militar, la Escuela de Aviación organiza excursiones de entrenamiento que llegarán hasta
las fronteras argentinas, previstos para iniciarse en agosto de 1922. Al llegar el día,
Mosconi se encuentra con que la empresa norteamericana Wico (West Indian Oil
Company), la única que importaba combustible para aviones en la Argentina, se negaba a
suministrarlo por no efectivizarse previamente el pago correspondiente. Vale recordar,
como se preocupan en destacar Senán González y Bosoer, que la mayoría del combustible
que se consumía en Argentina por aquellos años era importado, y la situación energética del
país era muy precaria, ya que la única producción de petróleo se quemaba en calderas para
poder utilizarlo. Ante esta situación Mosconi se pregunta muy molesto "¿Y si esta
operación no se tratara de un simple raid de entrenamiento? ¿Y si se tratase de un
requerimiento urgente derivado de una operación de guerra? ¿Es posible que nuestro país, y
sus fuerzas armadas como brazo ejecutor, quedarán librados al erróneo criterio o a la
desconfianza de un comerciante extranjero?" Entonces según relató el mismo Mosconi
"pedí allí entrevistarme con el gerente,... y le dije: advierta que el Servicio Aeronáutico del
Ejército no debe un solo centavo a su compañía; que se trata de una repartición solvente y
dependiente del Ministerio de Guerra y que, por lo tanto, no sólo me sorprenden su
manifestación y exigencia, sino que las considero impertinentes y no las acepto... Allí en el
mismo escritorio me propuse, juramentándome conmigo mismo, cooperar por todos los
medios legales a romper los trusts". Y fue lo que hizo. La decisión de Mosconi cambiaría la
historia argentina.
Con Hipólito Yrigoyen se plantea la
necesidad de recuperar las concesiones otorgadas a particulares en todo el territorio
nacional. Son varios los proyectos de Yrigoyen nacionalizando el subsuelo y estableciendo
el monopolio nacional de su explotación y la nulidad de las concesiones otorgadas que
nunca fueron tratados por el Senado, que estaba integrado por una mayoría conservadora.
En junio de 1922, el presidente Hipólito Yrigoyen firma el decreto con el que daría lugar a
la Dirección General de Yacimientos Petrolíferos Fiscales. Le toca a Marcelo T. de Alvear
la concreción de las ideas fundamentales de Yrigoyen. A instancia de su Ministro de
Agricultura Tomás Le Breton, Alvear designa al frente de Y.P.F. al militar más brillante, el
Cnel. e Ing. Civil y Militar Enrique Mosconi, quien crea una empresa integrada vertical y
horizontalmente, compuesta por argentinos a los que convierte en soldados civiles llamados
"ypefeanos".
Como la traba del Senado opositor
seguía existiendo y los conflictos con los gobernadores que respondían a los intereses de las
petroleras se sucedían en forma continuada, Alvear, su ministro Tomás Le Bretón y
Mosconi , deciden potenciar a Y.P.F. mediante la recuperación de las áreas entregadas a
particulares en los territorios nacionales y su inmediata entrega a Y.P.F. (Decretos del 10 de
enero de 1924 de revisión y anulación, y cesión a Y.P.F: de 7.236 concesiones que
abarcaban una superficie de 8,2 millones de hectáreas, se pasó a 72 concesiones con 73.000
Hectáreas ).
Como primer paso Mosconi proyectó la
construcción de la destilería de La Plata, inaugurada en diciembre de 1925. Esta iniciativa
marcó un toque de alarma para los trusts petroleros encabezados por la Standard Oil (que
unida a la oligarquía salteña, luchaba por la provincialización del petróleo), iniciando toda
clase de resistencia al proyecto. Sin embargo el congreso argentino aprueba el contrato y se
pone a disposición de Y.P.F. la suma de 24 millones en letras de Tesorería, y se firma un
acuerdo con la Bethlehem Steeel Co. para la construcción de la destilería, la cual después
amplía las instalaciones con una planta de cracking combinada. La destilería entra en
producción inmediatamente, elaborando nafta, kerosene, fuel oil y a menos de cinco meses
de su habilitación comienza la producción de nafta de aviación. El año 1926 señala la
entrada de Y.P.F. en el mercado de combustibles con sus propios productos. La capacidad
de producción asciende a 1800m3 diarios. Las ganancias capitalizadas y reservas ascienden
a más de 71 millones de pesos; el beneficio líquido del ejercicio es de 6 millones. La
producción fiscal de petróleo alcanza a 415.558 metros cúbicos, volumen equivalente al
76,9% del total nacional. Se importan más de 45 mil toneladas de crudo.
El costo total de las nuevas
instalaciones fue de 4 millones $m/n (pesos moneda nacional, unidad monetaria usada de
1899 a 1969), cancelado completamente en poco mas de tres meses de producción.
Aprovechando la energía libre generada se creó la fábrica de latas, con maquinaria
automática. Como dijera el mismo Mosconi "si se hubiese tenido que adquirir esta cantidad
de latas (736.538 envases a abril del '29) se habrían gastado $m/n 785.701,372 mas que lo
que costó su fabricación en la destilería. Esta economía amortizó aproximadamente la
cuarta parte del capital total invertido". Otro complemento, fue la fabrica de cajones y el
aserradero que "representó una economía anual de mas de un tercio del capital invertido en
ella, obteniéndose cajones mejores que los que se compraban hechos".
Otra de las grandes obras de Mosconi
durante su gestión de Director de Y.P.F. fue la electrificación de Comodoro Rivadavia,
necesaria para agilizar el modo de producción y explotación de los pozos petroleros del
lugar, así como el buen funcionamiento del sector administrativo de la empresa.
Aprovechando la energía libre generada se creó, en 1927, la fabrica de latas, con
maquinaria automática. Como dijera el mismo Mosconi "si se hubiese tenido que adquirir
esta cantidad de latas (736.538 envases) se habría gastado más de lo que costó su
fabricación en la destilería. Esta economía amortizó aproximadamente la cuarta parte del
capital total invertido". Otro complemento fue la fábrica de cajones y el aserradero que
representó una economía anual de más de un tercio del capital invertido en ella,
obteniéndose cajones mejores que los que se compraban hechos. En 1928 se da inicio a la
explotación de petróleo en Salta y debido a una intensa exploración llevada a cabo en la
zona noroeste, se produjo en 1933 el descubrimiento petrolífero de Tranquitas.
Para el año 1927, y tras descubrir
yacimientos en el norte, oeste y sur, la petrolera estatal Y.P.F. ya ocupaba el décimo lugar
entre las empresas de mayor producción en el mundo (ese mismo año saca del 10mo.
puesto a la Compañía Británica de las Indias Orientales, produciendo un 6% de crudo por
sobre esta).
En 1927, Mosconi decide que su acción
no sólo se quede a nivel nacional sino que proyecta el rompimiento del control de los trusts
Petroleros Internacionales a nivel continental, convirtiéndose en un precursor de la
integración iberoamericana. Así fue que invitado por diferentes naciones de la región inició
una gira por barco en la que visitó varios países para dictar conferencias y mantener
reuniones oficiales. Mantuvo como prioridad el establecer relaciones con los institutos
militares de formación y fue consolidando lazos fraternales, al dejar en cada país una
réplica del sable del General San Martín, como un símbolo de unidad americanista.
Por iniciativa de Mosconi, inspirada en
"conceptos de solidaridad nacional", se unifica el precio de los combustibles en todo el
país, al tiempo que se rebajan los precios. Con tan poco tiempo, Y.P.F. se convirtió en el
principal promotor del Bienestar General.
Sin descuidar su pasado académico y
previendo la necesidad de formar especialistas en el tema del petróleo para un futuro no
lejano, Mosconi logra que el 30 de diciembre de 1929 el Poder Ejecutivo dé lugar a su
proyecto de un convenio entre Y.P.F. y la Universidad de Buenos Aires, presidida por el
yrigoyenista Ricardo Rojas. Este acuerdo establecía que la petrolera otorgaría a la
universidad la suma de $m/n 50 mil anuales para solventar los gastos necesarios para la
capacitación de profesionales en la especialidad, impulsando la creación de la carrera de
ingeniería en petróleo.
La firma del convenio con la Facultad
de Ingeniería de la U.B.A. e Y.P.F., creando el Instituto del Petróleo, fue aprobado por el
Presidente Yrigoyen, quien en el decreto respectivo señaló: "Con la creación del Instituto
del Petróleo, los ingenieros civiles e industriales podrán especializarse en materia
petrolífera para actuar con eficiencia en el desempeño de cargos técnicos directivos
relacionados con la minería e industrialización del petróleo". Y.P.F. significó la aparición
de técnicos argentinos que llegaron a ser considerados entre los mejores del mundo. Uno de
los discípulos de Mosconi fue Ing. Julio V. Canessa, un ypefiano yrigoyenista considerado
el padre del gas en la Argentina, quien obtuvo del Presidente Perón la creación de Gas del
Estado en 1946, empresa de la cual fue su primer Director General. Vale aclarar que, con la
privatización de Y.P.F., el Instituto fue privado de sus recursos y depende de los cursos que
realice. Esta frustración educativa debe sumarse al desmantelamiento del Laboratorio que
Y.P.F. poseía en Florencio Varela, el más importante de Sudamérica y uno de los más
afamados en mundo.
Como resultado de la continuidad de la
acción de Yrigoyen y Alvear se llega a 1929, año en que, en términos de Enrique Mosconi,
se "tomó el mercado" de los combustibles líquidos, desplazando a los "trusts
internacionales del petróleo", en base a producción local descubierta, desarrollada,
transportada y refinada. Ese año afirmaba Mosconi: "El 1º de agosto de 1929 es una fecha
memorable en la organización económica de la Argentina y por ende de la América del Sud
(...) Un siglo antes se inició en el Plata el proceso de la independencia política de América
Latina, en aquella campaña heroica que hizo sus primeras armas en San Lorenzo, tomó
cuerpo en Chacabuco y Maipú y, luego de pasar por Lima, termina en Junín y Ayacucho,
cerrando allí el período de dominación de España en el Nuevo Mundo. Pues bien, a
semejanza de aquel gran movimiento continental que dio independencia política a nuestro
continente, se encuentra en marcha el movimiento que terminará conquistando la
independencia económica para nuestra América (...) El primer capítulo tiene realización
feliz en Buenos Aires el 1º de agosto de 1929, fecha en que nuestro país rompe los trusts
petrolíferos que hasta entonces impusieron sus exigencias y da a la América Latina el
ejemplo y el impulso inicial del movimiento que se ha transmitido a algunos países
hermanos, México, Colombia y Uruguay, entre ellos y que se propagará irremisiblemente a
los demás pueblos de nuestra raza, hasta el establecimiento de la independencia integral de
Sud América. Esta visión no encuentra fantasía ni ultra optimismo como parecía en el año
1922, cuando anunciamos que en nuestro país abatiríamos los trusts, proyecto que se
imaginó fantástico pero que fue realidad magnífica siete años después (...) desde el 1º de
agosto de 1929, fecha en que los trusts inglés y norteamericano quedan definitivamente
rotos en nuestro país, los habitantes de la República no sufren más imposiciones que las
emanadas de su propio gobierno que decide libre de ingerencias extrañas en todo lo relativo
al combustible líquido y empiezan a volcarse tierra adentro los millones que hasta entonces
tomaban el camino del mar (...) La República Argentina se ve libre de todo peligro y
asechanza que pudiera perturbarla o detenerla en su marcha a su futuro engrandecimiento y
bienestar".
Yrigoyen plantea como eje de su
campaña electoral de 1928 la obtención de su Ley Nacionalizadora del Petróleo. En un
Mensaje al Congreso afirmaba el Presidente: "La riqueza petrolífera del País es sin duda
alguna más que suficiente para proveer al consumo interno de este combustible líquido. La
posibilidad de producirlo en condiciones económicas para competir con el producto
extranjero está comprobada". Era un explícito reconocimiento y apoyo a Mosconi. La lucha
por la Ley de Nacionalización del petróleo se da en todos los frentes con la idea de
presionar al Senado. Se crean organizaciones que asumen esa lucha; una de ellas es la
Alianza Continental, donde militaban el Gral. Alonso Baldrich, Arturo Orzábal Quintana,
Moisés Lebenshon, Diego Luis Molinari y Arturo Orgaz; otros argentinos -José Ingenieros,
Alfredo Palacios, Gabriel Del Mazo y Julio V. González habían creado la Unión
Latinoamericana, mientras que relacionada con el comunismo actuaba la Liga
Antiimperialista Argentina.
Mosconi apenas asumió Yrigoyen su
segundo mandato le presentó la renuncia y fue confirmado después de cuatro meses; a
partir de ese momento recibió de Yrigoyen todo su apoyo y, siendo un militar nacionalista y
apolítico, terminó transformándose en yrigoyenista, al igual que su mano derecha en su
gesta el Gral. Alonso Baldrich. Sostenía el Director General de Y.P.F. que "Mi acción fue
posible merced a esa sombra moral ante la que pasaban los millones sin conmoverlo".
Todavía faltaba la segunda parte del
Plan de Mosconi, aprobados por los presidentes radicales: la expulsión definitiva de los
trusts internacionales. No cuesta mucho razonar la ingerencia de las petroleras en el golpe
del 6 de septiembre de 1930.
En septiembre de 1930, el golpe militar
conducido por el general Uriburu derroca a Yrigoyen y Mosconi renuncia a la Dirección de
Y.P.F. Cuenta Raúl Larra en "Mosconi: General del Petróleo" que Mosconi "Apenas
conoce la nómina de los colaboradores de Uriburu advierte que su tarea en Y.P.F. ha
terminado". El elenco del nuevo gobierno de facto habla a las claras del rol que jugaron las
empresas extranjeras en el golpe: los colaboradores de Uriburu eran, entre los más
cercanos, Enrique Santamarina, vicepresidente de la Nación, accionista de Astra
(perteneciente a la Standard Oil); Matías Sánchez Sorondo, ministro del Interior, presidente
de la Franco Argentina Comercial y Financiera y, además, abogado de la Standard Oil;
Ernesto Bosch, ministro de Relaciones Exteriores y presidente de la Compañía Industrial y
Comercial de Petróleo (del grupo de la Anglo Persian) y presidente de Escandinavia S.A.;
Ernesto Padilla, ministro de Justicia e Instrucción, director de la Germano Argentina de
seguros, vocal de la compañía Técnica e Importadora; Horacio Beccar Varela, ministro de
Agricultura, director de la S.A. Argentina de Comodoro Rivadavia (de capitales ingleses),
síndico de Austea S.A. (subsidiaria de la Standard Oil) y abogado del National City Bank
of New York, director de la Destilería de Petróleo El Cóndor, presidente de Firestone, vocal
de Sol Compañía Petrolera y abogado del Frigorífico Anglo, entre otros; Octavio Pico,
Ministro de Obras Públicas, con importantes cargos en las subsidiarias de la Standard Oil
(Cia. Argentina de Comodoro Rivadavia y Petrolera Andina S.A.
Luego de ser sometido a
cuestionamientos relacionados con su gestión al frente de Y.P.F. (se le abre un sumario
acusándolo de aplicar indebidamente el presupuesto de Y.P.F. y se lo destierra a Europa en
"misión" de seguir estudiando la evolución de la aviación europea), enfermo y olvidado, sin
más propiedades que la casa en la que vivía con sus hermanas, en la esquina de Aráoz y
Arenales (la cual había sido comprada por un préstamo del Banco Hipotecario, del que aún
restaban varias cuotas), Enrique Mosconi muere en Buenos Aires el 4 de junio de 1940.
En el período de octubre de 1922 a
diciembre de 1935 Y.P.F. enriqueció a la economía nacional de $m/n 582 millones ($1.089
millones actuales).Como lo dijera Mosconi: "esos 582 millones podrían aumentar si un
grupo de hombres argentinos decidiera repetir la acción de Y.P.F. en luz y fuerza,
teléfonos, seguros, tarea ésta que puede cumplirse en la mitad del tiempo que ha
demandado Y.P.F.".
El hombre que administró cuantiosas
sumas y la empresa de mayor capital en Hispanoamérica, tenía al fallecer por todo capital,
un saldo en su cuenta corriente del Banco de la Provincia de Buenos Aires, de nueve pesos
moneda nacional con noventa centavos. Vale recordar que durante su gestión en Y.P.F. se
negó a cobrar los sueldos que le hubieran correspondido, por entender que el percibir su
salario militar "era suficiente para servir a la Patria".
Además de ser Y.P.F. la empresa que
inauguró la era de la Argentina industrial, creó pueblos, hospitales, mejoró la calidad de
vida y proporcionó estudios universitarios de alto nivel, esparció ideales de unión y paz y
exaltó la moral de sus trabajadores. En Comodoro Rivadavia y en Plaza Huincul, donde se
encontraban los dos yacimientos mas importantes, impulsó la construcción de una
cooperativa de artículos de consumo, La instalación de una panadería mecánica que
produjo pan de la mas alta calidad (ya que el pan era malo y caro), la construcción del
Hospital Presidente Alvear, equipado con asistencia completamente gratuita, incluyendo el
servicio de maternidad equipado para atender cualquier caso, Servicio Odontológico, sala
de cirugía con moderno instrumental francés, (comprado con la donación de todos los
sueldos del D. Eduardo Zuberbühler, vocal de la Comisión Administrativa), comedores
para empleados solteros, comedor económico para los obreros, baños públicos gratuitos con
agua caliente y fría, atención dada a las viudas de los obreros a fin de proporcionarles
medios de subsistencia, creación de la Asociación Mutual de Empleados de Comodoro
Rivadavia, la cual daba subsidios por enfermedad y muerte, creación del Colegio Deán
Funes -la obra mas importante en materia educacional de la Patagonia-, bonificaciones por
paternidad y maternidad, entre otras tantas medidas. A su vez, Y.P.F. construyó edificios
para otras escuelas, campos de deportes, cines, teatros, bares, canchas de fútbol y de tenis,
el Boeing Club y Tiro Federal. Fue ésta la culminación de un sueño soberano pensado por
Yrigoyen y ejecutado por Alvear, Mosconi y Le Breton.
El abandono de las políticas que
consideraban a los hidrocarburos como bienes estratégicos que hacen al pleno ejercicio de
la soberanía y la seguridad de la Nación, es decir, aquellas que impulsara el Ing. Mosconi, y
de las concepciones que consideraban que los servicios públicos esenciales deben
responder a las necesidades económicas y sociales de los argentinos y no a los intereses
empresarios, contrasta con la situación en que se encuentra actualmente el sistema
energético nacional. Bien cabe cuestionarnos si, como pregonan algunos que tuvieron en su
momento y en sus manos las decisiones que nos llevaron a la situación en que nos
encontramos, se debe profundizar ese modelo energético de mercado, que funcionó libre de
controles durante más de una década, o volver al paradigma del General Ingeniero
Mosconi, mismo que siguen sustentando tantas naciones del mundo.
Ha quedado grabada en nuestra historia
la gesta hidrocarburífera de aquellos años. Justo es reconocer en tal sentido los tiempos de
Hipólito Yrigoyen, cuando comenzó a crearse un país diferente al que hoy nos toca. Un
país en el cual la economía quedaba subordinada a la concepción política de la vida en
sociedad. Los bienes comunes y estratégicos, estructurales, permanentes e imprescindibles
para el normal desenvolvimiento de la vida económica (tal es el caso del petróleo y el gas),
fueron puestos al servicio de los intereses nacionales. La racionalidad interdependiente, que
predominaba en aquellos tiempos, entre las áreas del transporte, energía e industria, no
tiene más vigencia; la planificación y ejecución estatal fue reemplazada por "la mano
invisible del mercado". El resultado: la consolidación de un oligopolio privado, integrado
verticalmente, que sobreexplotó los recursos naturales no renovables, subexploró y en
consecuencia redujo el actual horizonte de reservas, imposibilitado de garantizar la
provisión interna frente al crecimiento de la demanda y la reorientación hacia el mercado
externo. Todo esto no puede explicarse más que por la ausencia de control estatal y de un
plan integral de mediano plazo.
El estudio del caso de Y.P.F. y de su
gran organizador, el Gral. Enrique Mosconi, nos sirve para tener presente que, lejos del
modelo vigente, hubieron y pueden volver a adoptarse otros, más acordes con una política
energética nacional y soberana. El objetivo político de la creación y desarrollo de Y.P.F.
consistió en la obtención de la independencia económica, sin la cual la soberanía política se
tornaba ilusoria, tal como sucede en la actualidad. Para el logro de tal fin, se desarrolló una
empresa integrada horizontal y verticalmente (en base a la producción local descubierta,
desarrollada, transportada y refinada). Sobre el precio de venta de los combustibles líquidos
se fueron cargando impuestos internos al consumo, conocidos como Fondos Energéticos y
Viales, y también el Impuesto al Crudo Procesado, que se convirtieron en fuente de
recursos para poder construir la casi totalidad de las redes camineras nacionales y
provinciales, el sistema de gasoductos troncales y secundarios, y las represas
hidroeléctricas nacionales y provinciales que hoy disponemos. Desde 1967, el Impuesto a la
Transferencia de Combustibles (hoy ITC) terminó siendo destinado al Estado Nacional y
coparticipado. Es decir, la renta del petróleo generada hasta julio de 1989, permitió
construir la infraestructura energética y vial de que hoy disponemos, sin olvidar la
existencia de reservas de hidrocarburos de 38 años para el gas y 23 para el petróleo, las
contribuciones para la seguridad social y los bajos precios, el desarrollo del uso racional de
la energía y el financiamiento para sectores productivos y demás empresas estatales.
También se deben a Y.P.F. las inversiones para desarrollar los polos Petroquímicos de San
Lorenzo, Ensenada y Bahía Blanca. Se puede afirmar sin ninguna duda al respecto que el
Modelo Privatista no hubiera sido posible en la escala actual sin la herencia recibida del
Modelo Estatal.
Lo que es lo mismo que decir, la
captura de las utilidades originadas en la explotación petrolera permitieron el desarrollo de
la infraestructura física de la Nación. Su privatización a precios de liquidación implicó la
cesión de esos recursos al sector privado. Las palabras que alguna vez dijera Mosconi nos
eximen de todo comentario: "Resulta inexplicable la existencia de ciudadanos que quieren
enajenar nuestros depósitos de petróleo acordando concesiones de exploración y
explotación al capital extranjero, para favorecer a éste con las crecidas ganancias que de tal
actividad se obtiene, en lugar de reservar en absoluto tales beneficios para acrecentar el
bienestar moral y material del pueblo argentino. Porque entregar nuestro petróleo es como
entregar nuestra bandera".
Ese desarrollo industrial perdido que
someramente describimos, y su consiguiente tejido social, había contado como elemento
básico constituyente a la política energética centralizada, planificada nacionalmente y
ejecutada por el Estado. Cualquier tipo de solución que se pretenda aplicar para el área
energética debe ser el elemento determinante para afianzar una nación socialmente
equitativa, geográficamente equilibrada y, esencialmente en lo político, soberana.
Arturo Jauretche dijo alguna vez: "La
economía moderna es dirigida. O la dirige el Estado, o la dirigen los poderes económicos".
Estamos convencidos de que, llegado el inevitable fin del insostenible Modelo de Mercado,
debe ser el energético el sector que encabece el cambio de las condiciones socioeconómicas
que nos permitan, de una vez por todas, romper con la situación de dependencia en que nos
encontramos.
Porque nunca dejó de repetir, y actuar
en consonancia, que la clave para conquistar la independencia económica del país radica en
el auto-abastecimiento petrolífero, no podemos dejar de reivindicar la figura del General
Ingeniero Enrique Mosconi, emblema de la defensa de la soberanía nacional y ejemplo de
militar consustanciado con su país, designando con su nombre al tramo de la Ruta Nacional
Nº22 que va desde el puente carretero sobre el Río Neuquén hasta la ciudad de Plottier,
conocido como Carretera Urbana Neuquén-Plottier, o "Multitrocha", provincia de
Neuquén.
Por todo lo expuesto anteriormente, y
con la intención de colaborar en la recuperación de nuestra memoria histórica, es que
solicito a las Sras. Diputadas y Sres. Diputados acompañen en la sanción del presente
Proyecto de Ley.-
Firmante | Distrito | Bloque |
---|---|---|
LINARES, MARIA VIRGINIA | BUENOS AIRES | COALICION CIVICA - ARI - GEN - UPT |
COMELLI, ALICIA MARCELA | NEUQUEN | MOV POP NEUQUINO |
ACUÑA, HUGO RODOLFO | NEUQUEN | MOV POP NEUQUINO |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
---|
TRANSPORTES (Primera Competencia) |