La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Expresar su coincidencia con el informe de los obispos monseñor Adolfo Uriona FDP, de Añatuya; monseñor Vicente Bokalic CM, de Santiago del Estero y monseñor Ariel Torrado Mosconi, auxiliar del Obispado de Santiago del Estero quienes en el último Mensaje Pascual conjunto expresaron su preocupación por los "jóvenes invisibles" para la sociedad y advirtieron que en ellos son "los crucificados de hoy" en la periferia humana, además de llamar a ser "resucitadores" de tantos niños y adolescentes que "están tirados en las cunetas de la vida, víctimas de la injusticia y del desamor, errantes por la tierra sin rumbo, sin sentido de la vida, sin futuro". "Todos esos vacíos, todos esos 'sin derechos' y 'sin palabras' son llenados por la droga. Por eso, para poder preservarlos de este verdadero flagelo social hay que garantizarles el derecho a la alimentación, a la educación, a tener un trabajo, a la salud, a recuperar la plena libertad y dignidad en sus vidas"

Señor presidente:

Los obispos Adolfo Uriona FDP, de Añatuya; Vicente Bokalic CM, de Santiago del Estero y Ariel Torrado Mosconi, auxiliar de Santiago del Estero, coincidieron en expresar su preocupación por la situación de los jóvenes "invisibles" para la sociedad y advirtieron que en ellos son "los crucificados de hoy" en la periferia humana, además de llamar a ser "resucitadores" de tantos niños y adolescentes que "están tirados en las cunetas de la vida, víctimas de la injusticia y del desamor, errantes por la tierra sin rumbo, sin sentido de la vida, sin futuro".

"En contextos de creciente inequidad, marcados aún por situaciones de pobreza, por ruptura de los vínculos primarios sostenedores y contenedores de la vida humana, los jóvenes se van volviendo no solo periféricos, descarte de la sociedad, sino además 'invisibles' para la familia, para el barrio, para ellos mismos. Están solos, sin tener de qué ocuparse y sin un horizonte y un futuro posible hacia dónde caminar", afirmaron en un mensaje pascual conjunto.

"Esta soledad y este vacío lo ocupa finalmente el terrible flagelo de la droga. La droga, entonces, es el pan que no tienen porque sus padres están desocupados, es el estudio que no completaron porque tuvieron que dejar de ir a la escuela, es el trabajo que no encuentran porque no hay posibilidades para ellos y nadie confía en ellos, es el analgésico que les anestesia los dolores del alma, es el afecto que no reciben porque están solos y han perdido los vínculos esenciales de contención", alertaron, y agregaron: "Todos esos vacíos, todos esos 'sin derechos' y 'sin palabras' son llenados por la droga. Por eso, para poder preservarlos de este verdadero flagelo social hay que garantizarles el derecho a la alimentación, a la educación, a tener un trabajo, a la salud, a recuperar la plena libertad y dignidad en sus vidas".

Los prelados santiagueños consideraron que "esta tarea de rescate de tanta vida joven no puede esperar más y esta convocatoria de Jesús es un llamado a todas las instancias de nuestra sociedad: el Estado, en primer lugar, las organizaciones civiles, las instituciones educativas, la Iglesia, las familias. Tarea y exigencia que nos compromete a todos y nos exige, ante todo, una verdadera conversión en nuestras miradas, en nuestros juicios, en nuestras actitudes y abordajes".

Asimismo, recordaron que "el papa Francisco nos habla insistentemente, sobre la conversión pastoral que tenemos que hacer, como Iglesia, como comunidades, como instituciones educativas, como movimientos y ámbitos pastorales, para salir de nosotros mismos, de las viejas estructuras pastorales y generar renovados espacios de encuentro con el amor compasivo y misericordioso de Jesús Resucitado".

Los tres obispos alentaron a "ser capaces de mirar la realidad desde las periferias humanas de los jóvenes", a "creer en los jóvenes, en sus potencialidades y en su posibilidades, aun cuando su alrededor nos diga que son irrecuperables", a "escuchar las inquietudes de todos los jóvenes, porque allí hay un signo de estos tiempos", a promover a los jóvenes, desde sus territorios, integralmente, trabajando con ellos para restituir sus derechos esenciales", a "ayudar a que nuestros jóvenes puedan experimentar en cada familia, parroquia o escuela una casa de puertas abiertas donde cada uno pueda sentir que no están solos, que tienen su lugar, su hogar, y pertenencia" y a "tender la mano para sostener a los que transitan los senderos del riesgo y levantar a los que ya han caído".

"Esperamos, que a través de este mensaje, todos podamos dialogar con nuestros jóvenes con claridad y mucho cariño de lo perjudicial que son las adicciones al alcohol y las drogas para la salud física, psicológica y social. Nos resulta lamentable la creciente aceptación social del consumo de drogas, y el mensaje fatalista que solemos transmitir de que la lucha contra el narcotráfico y las drogas está perdido", concluyeron (www.aica.org).

La profundidad y actualidad de la cuestión tratada por los señores obispos, amerita expresar la coincidencia de esta Cámara con las declaraciones expuestas, haciendo propias las preocupaciones enunciadas. Esta cuestión es de máxima preferencia y de urgente tratamiento. El llamado de los obispos ha sido tan certero y tan bien planteado que la Cámara debe asumirlo in totum asociándose, en nombre de todo el pueblo, creyente o no, porque interpretamos que el sentir generalizado del país.