La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

1º- Que vería con agrado que el Poder Ejecutivo Nacional implemente la creación, en el ámbito del Ministerio de Desarrollo Social, de la Dirección Nacional de Deporte Social, como impulso al denominado Plan Nacional de Deporte Social;

2º- Que sería auspicioso que como Consejo Asesor ad honorem de la citada Dirección Nacional, participen entidades médicas, educativas, empresariales y sociales relacionadas con el sector deportivo, así como representantes de las diversas disciplinas deportivas;

3º- Expresar la necesidad de compatibilizar acciones entre el Ministerio de Desarrollo Social y la Secretaría de Deportes de la Nación, destinadas a la implementación de la Ley 26.061de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, enmarcada dentro de la política pública nacional de Deporte Social, destinada a mejorar la calidad de vida de la población argentina en su conjunto.

4º- Asimismo, que sería relevante invitar a las legislaturas provinciales y respectivas autoridades municipales a adherir a los términos de la presente declaración.

Señor presidente:

La cultura del deporte tiene que ser componente fundamental de la estrategia de desarrollo de un país, especialmente del nuestro. Los ya conocidos beneficios que nos otorga la práctica de actividades físicas, deportivas y recreativas en nuestra salud mental y física, no logran explicar por si solo esta ingente verdad. Dicen saberlo las familias, las escuelas, las empresas, las organizaciones sociales, el Estado, sin embargo, somos miembros de una sociedad con una fuerte tendencia al sedentarismo y con amenazantes cifras sobre obesidad en nuestra población, principalmente en edad escolar.

Cambiar la cultura deportiva de un país pasa por una serie de actos y voluntades en diversos frentes, no excluyentes, si no más bien con enfoques integrales, que asuman la existencia de sistemas humanos, perfectibles y que en base a su capacidad de proyectar una mejor sociedad, la suma de proyectos por un cambio positivo en nuestra cultura deportiva le darán sentido, contenido y dirección a este cambio deseado.

En tal sentido, es conveniente proyectar a través de un estamento nacional las estrategias necesarias para instalar el deporte como una nueva cultura del desarrollo social, que sustente nuevos programas educativos que permitan afrontar especializaciones certificadas, que con el tiempo vaya acreditando a los profesionales responsables de programas y proyectos en diversos campos de la actividad deportiva, a ser tomadores de decisión, formuladores de políticas o ejecutores de programas.

Fomentar el Deporte Social como estrategia de superación de problemas sociales en el ámbito de nuestras comunidades donde muchas veces faltan oportunidades, se ejercen violencias de todo tipo y las carencias abundan, puede levantarse como medio, estrategia y fin pedagógico, es decir, como sistema de aprendizaje de habilidades, destrezas y valores.

Nuestra historia registra el significativo hecho que entre 1946 y 1955, el deporte fue altamente fomentado por el Estado y pasó a ocupar un lugar central en la retórica de la construcción de la "Nueva Argentina" peronista. En tal sentido, el Presidente Juan Domingo Perón asume como responsabilidad del gobierno la promoción del deporte y lo hace reasignando el rol social y político de la participación deportiva expresando: "Para mí el deporte tiene un significado mucho mayor que el que se había asignado hasta estos días en nuestro país. Yo creo que el deporte es una actividad creadora que completa y reafirma el alma de los pueblos. Sin el deporte, los pueblos no llegan jamás a tener un alma perfeccionada como ambicionamos nosotros para el pueblo argentino" (Perón 1951, Obras Completas vol.14, 117.

Sabemos que nuestro país enfrenta desde hace casi una década una difícil situación económica, lo cual ha implicado un significativo deterioro de la situación social, que se ve expresada en un fuerte incremento de la pobreza, la indigencia, el desempleo y la desigualdad de los ingresos. A partir del año 2003, el proceso comienza a mostrar signos de reversión, hecho que se refleja en un mejoramiento en los indicadores de empleo y pobreza.

El 28 de septiembre de 2005, fue sancionada la Ley Nacional 26.061, que inició finalmente la adecuación de las normas e instituciones a los principios de la Convención sobre los Derechos del Niño, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas. En ella se prevé la ejecución de políticas públicas universales, además de la articulación entre organismos públicos y organizaciones sociales, como así también el establecimiento de mecanismos de exigibilidad con participación de los niños, niñas y adolescentes. La nueva norma se propone, entre otros objetivos la conformación de un sistema de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes.

El deporte y su universo simbólico, cuando es practicado y fomentado como sistema de aprendizaje y no solo como práctica de carácter físico, estimula la realización de un esfuerzo mayor por superarse en la vida, disminuyendo los riesgos derivados de la delincuencia y las adicciones al permitir, según los casos, a prevenir o revertir los problemas por sus causas y no por sus consecuencias. Precisamente en este aspecto la comunidad organizada en sus más diversos niveles tiene la última palabra.

Por las razones expuestas señor Presidente, y por considerar que el deporte social conlleva a la salud corporal, intelectual y moral desde la primera infancia hasta la tercera edad de nuestros compatriotas, solicito a mis pares el tratamiento favorable de la presente iniciativa.