La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Adherir a la conmemoración del "Día Mundial Sin Tabaco", que se celebra el próximo 31 de Mayo, y cuyo lema para el año 2009 es "importancia de las advertencias sanitarias en los paquetes de cigarrillos"

Señor presidente:

Este año el lema del "Día Mundial Sin Tabaco" pondrá énfasis en la importancia de las advertencias sanitarias en los paquetes de cigarrillos, que se traduce como una continuidad de la campaña anterior de 2008, que exhortaba a una "Juventud libre de tabaco", y que cada año desde que fuera instituido por la Organización Mundial de la Salud en 1989, los países adherentes, eligen un eslogan a fin de llevar a cabo diversas campañas educativas y de información con el objetivo de mostrar la importancia de la lucha contra esta terrible adicción. El motivo de lo que se traduce como una continuidad de la campaña anterior es que los jóvenes se inician a una edad cada vez más tempana en el consumo y las empresas tabacaleras, reducida su acción publicitaria en medios y eventos masivos, apelan a los concursos o al rediseño del envase, como anzuelo para captar, nuevos clientes. A eso se le suma que la leyenda "el fumar es perjudicial para la salud" no es un mensaje que impacte, por eso los especialistas sanitarios recomiendan un mensaje claro y visible, en dos lugares del envase, y con imágenes que muestren las consecuencias de fumar, junto con información sobre cómo y dónde dejar de fumar, como un 0800 o una página Web. Tan es así, que un sondeo realizado en Canadá demostró que el 90% de los jóvenes consideró a las fotos como enseñanzas que les dieron datos nuevos sobre el consumo de cigarrillos y les hicieron sentir que fumar no es atractivo, ya que las fotos que muestran cómo queda un pulmón con cáncer o un hombre sin piernas por efecto del consumo de tabaco son más reales e impactantes que una leyenda y el número de la ley que la sostiene.

La ciencia ha demostrado de manera inequívoca que el consumo de tabaco y la exposición al humo de tabaco son causas de mortalidad, morbilidad y discapacidad y que media un lapso entre la exposición al hábito de fumar u otras modalidades de consumo de productos de tabaco y la aparición de enfermedades relacionadas con el tabaco. Los cigarrillos y algunos otros productos que contienen tabaco están diseñados de manera muy sofisticada con el fin de crear y mantener la dependencia, y muchos de los compuestos que contienen y el humo que producen son farmacológicamente activos, tóxicos, mutágenos y cancerígenos, por lo que la dependencia del tabaco figura como un trastorno aparte en las principales clasificaciones internacionales de enfermedades. No existe otro producto de consumo que sea tan peligroso o que mate a tantas personas, y lo peor es que, aún con las restricciones legales, está al alcance de todos en miles de bocas de expendio, y la prohibición de publicidad y venta a menores de edad no se cumple. El tabaquismo es una enfermedad adictiva, de dependencia crónica pero tratable, que involucra lo físico pero también lo psicológico, porque el cigarrillo fue vinculado desde sus inicios a determinados patrones de comportamiento y de éxito social.

El tabaco tiene poder adictivo principalmente por su componente activo, la nicotina, que actúa sobre el sistema nervioso central. La nicotina se absorbe y llega al cerebro en aproximadamente siete segundos, aumentando la liberación de la dopamina. Esto produce placer y alegría por un mecanismo de acción similar al de la cocaína o la heroína. El efecto desaparece a los pocos minutos y el fumador debe seguir consumiendo para repetir la sensación placentera. De este modo, se sufre una dependencia física y psicológica que genera un síndrome de abstinencia, llamado tabaquismo. Al fumar un cigarrillo, se genera un proceso de combustión incompleta, durante el cual ocurren tres tipos de reacciones químicas: pirólisis, pirosíntesis y destilación deciertos compuestos. El humo, producto de esa combustión, contiene más de 4 mil componentes, de los cuales más del cincuenta son sustancias que producen cáncer. Así, el consumo de tabaco es la principal causa del 95% de los cánceres de pulmón, del 90% de las bronquitis y de más del 50% de las enfermedades cardiovasculares. En nuestro país, se estima que en los hombres, el 50% de las muertes vinculadas al tabaco son por enfermedad cardiovascular, el 33% por tumores y el 17% por enfermedades respiratorias. Por el lado de las mujeres, el 59% de las muertes se debe a enfermedad cardiovascular, el 21% a tumores y el 20% a enfermedades respiratorias.

Uno de los problemas que señala claramente el Convenio Marco para el Control del Tabaco es que el tabaquismo tiende a disminuir en los países desarrollados, pero aumenta en naciones más. pobres, o en vías de desarrollo, donde se fuma cada vez más. Y Argentina es un buen ejemplo de ello. En nuestro país, en el día de hoy, habrán de morir más de cien personas por causas atribuibles al tabaquismo, y lo peor, lo más incomprensible aún, es que el quince por ciento de esas muertes la padecerán personas que nunca en su vida han probado un cigarrillo, es decir, que han resultado fumadores pasivos durante largas exposiciones al humo ajeno y, a consecuencia de ello, adquieren un mal propio de las personas fumadoras. Según datos colectados a fines del año anterior por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), 40.000 argentinos morirán en el transcurso del presente año por causas atribuibles al tabaquismo, y seis mil de ellos no habrán fumado nunca. Para agravar las cosas, la OPS nos informa que tres de cada diez jóvenes de entre 13 y 15 años ya son fumadores.

Fumar es una acción que se encuentra dentro de la órbita privada y, aunque conlleva efectos que terminan repercutiendo en los terceros y en la organización social, es un derecho que no puede ser limitado ni restringido en forma absoluta. Es por ello que debe otorgarse mayor énfasis a la protección de quienes han decidido abstenerse de fumar y se ven obligados a soportar el humo ajeno. De acuerdo con las investigaciones realizadas, los no fumadores reciben los efectos nocivos con su sola presencia en una habitación cerrada con fumadores. Pueden experimentar lasitud, mareos, cefaleas y otras manifestaciones similares. Un no fumador que permanezca una hora en un cuarto en el que se registren 10 p.p.m.m. (partes por millón) de monóxido de carbono, fuma un equivalente de cuatro cigarrillos.

Consecuentemente, si trabaja en una oficina con fumadores durante ocho horas, puede llegar a fumar casi dos atados de veinte cigarrillos, lo que en algunas personas origina catarro nasal, rinorrea, ojos llorosos, faringitis o laringitis. No es casualidad, ya que en cada cigarrillo pueden identificarse 17 alquitranes distintos, todos ellos iniciadores de tumores y 50 sustancias distintas que pueden provocar cáncer, sin contar las patologías cardiovasculares y pulmonares de distinta gravedad. La protección del no fumador sigue siendo un reclamo y a su vez, un declamado propósito de las políticas de salud.

Fue a fines de los '90, cuando la ciencia alumbró los riesgos del fumador pasivo y comenzaron las presiones sobre la necesidad de proteger a quienes no fuman.

Nuestro país y, varias Provincias, se encuentran atrasadas en materia de legislación, y aunque el 21 de mayo de 2003, en la 56a Asamblea Mundial de la Salud, los 192 Estados miembros de la OMS adoptaron por unanimidad el primer tratado mundial de salud pública denominado "Convenio Marco para el Control del Tabaco", y que fuera el primer instrumento jurídico suscripto con el ideal de reducir las muertes y enfermedades relacionadas con el tabaco, en el que se estableció que los países impongan restricciones a la publicidad, al patrocinio y a la promoción del tabaco, que adopten un nuevo envasado y etiquetado, que establezcan controles para velar por un aire limpio en ambientes interiores, y fortalezcan la legislación para combatir el contrabando, hasta marzo de 2009, lo habían ratificado 164 países, incluyendo la Unión Europea, los principales productores de tabaco como China, Brasil, India, Turquía, casi todos los países de Latinoamérica, y todos los del MERCOSUR, excepto la Argentina, donde espera desde 2003, que sea ratificado en el Congreso Nacional.

Es por ello que exhorto a mis pares, para que en esta nueva conmemoración del Día Mundial Sin Tabaco, nos avoquemos a la ratificación del Convenio Marco que permitirá establecer en todo el territorio nacional una legislación uniforme y capaz de proteger a la sociedad de los efectos devastadores de una adicción que se cobra muchas vidas en el transcurso de cada año.