PROYECTO DE TP
Expediente 2623-D-2014
Sumario: RENDIR HOMENAJE AL PUEBLO ARMENIO, AL CONMEMORARSE EL 24 DE ABRIL EL "DIA DE ACCION POR LA TOLERANCIA Y EL RESPETO ENTRE LOS PUEBLOS".
Fecha: 21/04/2014
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 29
La Cámara de Diputados de la Nación
RESUELVE:
En el marco de la Ley 26.199, que
establece el "Día de Acción por la Tolerancia y el Respeto entre los Pueblos",
solicitamos rendir homenaje a las víctimas del genocidio armenio y manifestar su
solidaridad al pueblo y a la colectividad Armenio-Argentina, al conmemorarse el
próximo 24 de abril de 2014 el 99° aniversario del genocidio.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
Armenia está ubicada al sur del
Cáucaso y en su larga historia tuvo un territorio fluctuante y escasos lapsos de
independencia. Disputada su dominación por los imperios otomano, persa y ruso,
se encuentra hoy en gran parte ocupada por el Estado Turco. La lucha de este
pueblo por su autonomía política y cultural, por alcanzar mejoras sociales, es tan
antigua como la historia de su dominación y data de antes del siglo XVIII.
El genocidio del pueblo armenio,
comenzó a gestarse durante el gobierno del sultán Abdul Hamid (1876-1909). En
su mandato, entre 1884 y 1896, fueron asesinados más de 200.000 armenios. El
24 de Abril de 1908, el partido "Unión y Progreso" (Ittihad ve Terakkí), conocido
bajo el nombre de los Jóvenes Turcos, logró derrocar a Hamid, prometiendo entre
otros avances la participación en el seno del parlamento de todas las minorías del
Imperio, motivo por el cual los armenios no dudaron en apoyar al nuevo gobierno.
Pero la esperanza de gozar de derechos civiles, económicos y sociales se esfumó
con la matanza de 30.000 armenios en la ciudad de Adaná, en 1909.
Según señala el historiador
norteamericano Richard Hovannisian, autor de "La Cuestión Armenia": "Una de las
metamorfosis más inesperadas y trágicas de la historia contemporánea armenia
fue el proceso que se desarrolló de 1908 a 1914, durante el cual los Jóvenes
Turcos, de apariencia liberal, se transformaron en nacionalistas extremos, ávidos
de crear un orden nuevo y de suprimir la cuestión armenia, eliminando al pueblo
armenio"
El gobierno de los Jóvenes Turcos
acusaba a los armenios de ser enemigos internos de la nación, ya que habían
demostrado que era imposible turquificarlos por la fuerza y que seguramente,
como lo indicaba la historia, eran capaces de apoyar a algún poder extranjero,
principalmente a Rusia, que les asegurase la posibilidad de recrear un estado
armenio independiente.
En la noche del 23 al 24 de abril de
1915, ya iniciada la Primera Guerra Mundial, 600 líderes e intelectuales de la
comunidad armenia en Estambul fueron detenidos, deportados a Anatolia y
asesinados. A partir de entonces, se impartió la orden de deportación de la
población civil hacia los centros de reinstalación, en los desiertos de Siria y
Mesopotamia.
Durante un período de cinco años y
ante la indiferencia mundial, un millón y medio de armenios fueron asesinados. En
todas las localidades armenias se utilizó el mismo esquema de arresto y asesinato
de los líderes y de los hombres mayores de 15 años, así como la deportación del
resto de la población hacia los desiertos mencionados.
El genocidio iniciado en 1915 fue la
culminación de varias masacres antiarmenias que se habían producido a fines del
siglo XIX y principios del XX. Pocas voces se habían levantado contra la agresión
en aquel momento; entre ellas, las de los franceses Anatole France y Jean Jaurés
hicieron escuchar sus demandas aisladas sobre los bárbaros hechos ante la
indiferencia mundial. Y en 1915, cuando la mayoría callaba, Antonio Gramsci
condenó el genocidio y llamó la atención desde una modesta hoja socialista
regional (1916), llamando la atención sobre el drama que culminaría con un millón
y medio de armenios asesinados.
Como consecuencia de esta matanza,
el usurpador se vio ante la obligación de borrar todo rastro o vestigio de la
civilización armenia en esos territorios. La destrucción sistemática de iglesias,
monumentos y otros testimonios arquitectónicos provocó una brutal destrucción
cultural que aún hoy se lleva a cabo afectando un patrimonio que pertenece
también a toda la humanidad.
Turquía nunca reconoció la matanza y
ejerció toda su influencia para que nunca el tema fuera tratado en los foros
internacionales; pero los sobrevivientes del exterminio, tanto en la Madre Patria
como en la diáspora de emigrados de aquella civilización que durante casi 3.000
años habitó el territorio armenio, difunde en forma militante el horror vivido por su
pueblo y reclaman que Turquía admita el genocidio y asuma su
responsabilidad.
Fue necesario que pasaran seis
décadas para que la comunidad internacional, a través del Informe Whitaker
aprobado en 1985, reconociera y calificara las masacres contra el pueblo armenio
como el primer genocidio del siglo XX.
"El genocidio constituye el crimen
último, la violación más grave de los derechos del hombre que es posible
cometer". Con estos términos se manifiesta el denominado "Informe M. B.
Whitaker", en el que se aborda el Estudio sobre la Cuestión de la Prevención y la
Represión del Crimen del Genocidio de conformidad con la resolución 1983/83 del
Consejo Económico Social de Naciones Unidas de fecha 27 de mayo de 1983,
edición revisada de fecha de 2 de julio de 1985, E/CN. 4/Sub. 2/1985/6 y que
constituye documento imprescindible a la hora de valorar los hechos objetos de
debate.
La Asamblea General de las Naciones
Unidas, por su resolución 96 (I) del 11 de diciembre de 1946, ha declarado que el
genocidio es un delito de derecho internacional contrario al espíritu y a los fines de
las Naciones Unidas y que el mundo civilizado debe condenar. En este sentido, el 9
de diciembre de 1948 se adopta la Convención para la prevención y la sanción del
delito de genocidio por las N.U., que entró en vigor el 12 de enero de 1951. Más
tarde, en 1968, las Naciones Unidas adoptaron también la Convención sobre la
imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad,
brindando así a la comunidad internacional los instrumentos para reprimir a los
responsables de crímenes de genocidio.
Se suma a estos instrumentos
internacionales la Corte Penal Internacional (1998) para la prevención y el castigo
de los crímenes de guerra, el genocidio y los crímenes de lesa humanidad, por la
que los Estados parte en el Estatuto de Roma tienen el deber de celebrar procesos
por tales delitos o de remitir a los sospechosos a la jurisdicción de la Corte Penal
Internacional.
Los Estados se suman a esta
condena. La Duma rusa reconoció el genocidio en 1995, Chipre y Grecia en 1996,
Líbano y Suecia en el año 2000 al mismo tiempo que hacía lo propio el Parlamento
Italiano y Francia en el 2001. En América Latina, la República Oriental del Uruguay
fue la primera en 1967 y el Parlamento Argentino en una declaración de 1987 instó
al Poder Ejecutivo Nacional para que "instrumente e intensifique las medidas
pertinentes ante las naciones Unidas para la obtención del reconocimiento
internacional del genocidio cometido contra el pueblo armenio".
La historiadora Helen Fein, quien ha
estudiado los distintos casos de genocidio, prioriza la responsabilidad del Estado:
"las víctimas de los genocidios premeditados del siglo XX -judíos, gitanos,
armenios- fueron asesinados para que los designios del estado en vista de un
orden nuevo fueran realizados. En los dos casos, la guerra fue utilizada para
transformar a la nación con el objeto de adaptarla a las concepciones de la élite en
el poder, eliminando a grupos considerados extranjeros, enemigos por
definición".
Quizás la declaración realizada por
126 intelectuales y estudiosos del Holocausto Judío, donde afirman la veracidad
indiscutible del Genocidio Armenio y exhortan a las democracias a reconocerlo
oficialmente, es la prueba irrefutable que el "olvido" complaciente que las naciones
tuvieron para con el pueblo armenio fue el preludio de la "Shoa".
En 1880 había aproximadamente
2.500.000 armenios viviendo en el Imperio Otomano, de acuerdo con las
estadísticas del Patriarcado Armenio de Constantinopla. En 1927 había solamente
77.435 -concentrados especialmente en Estambul- y, en 1993, aproximadamente
50.000.
Entendemos, Sr. Presidente, que en lo
que respecta a la cuestión armenia, tenemos como humanidad una asignatura
pendiente, se le debe a esta Nación una reparación ejemplificadora por toda la
destrucción ocasionada.
Queremos expresar nuestro rechazo a
todas las formas del delito de genocidio, declarado crimen imprescriptible de lesa
humanidad por Naciones Unidas, como también repudiamos la difusión de ideas o
doctrinas que nieguen o justifiquen este delito.
La Ley 26.199, que fue sancionada el
13 de diciembre de 2006 y promulgada el 11 de enero de 2007, establece la
declaración del 24 de abril como "Día de Acción por la Tolerancia y el Respeto
entre los Pueblos" en conmemoración del genocidio sufrido por el pueblo armenio.
Por ello rendimos homenaje a la memoria de las víctimas en este 94° aniversario y
hacemos llegar nuestra solidaridad al pueblo armenio.
Por todo lo expuesto es que solicito a
mis pares me acompañen con la aprobación del presente proyecto de
resolución.
Firmante | Distrito | Bloque |
---|---|---|
ZABALZA, JUAN CARLOS | SANTA FE | PARTIDO SOCIALISTA |
VALINOTTO, JORGE ANSELMO | CORDOBA | FRENTE CIVICO - CORDOBA |
CUCCOVILLO, RICARDO OSCAR | BUENOS AIRES | PARTIDO SOCIALISTA |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
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