La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Declarar beneplácito ante la entrega por parte del gobierno cubano del pasaporte que permitirá a la Sra. Hilda Morejon Serantes a viajar a la Argentina para realizar una visita a su familia, esperando que el mismo derecho le sea reconocido a la brevedad a la Doctora Hilda Molina.

Señor presidente:

Desde 1994 la doctora Hilda Molina y su madre, Hilda Morejon Serantes, residentes en Cuba, han solicitado a las autoridades cubanas el permiso de salida conocido como tarjeta blanca para viajar a Argentina, donde radica su hijo Roberto Quiñones y sus nietos argentinos. Dicho permiso les había sido negado reiteradamente ante una posible deserción de la neurocirujana disidente del gobierno de Fidel Castro, argumentando que el cerebro de la Doctora Molina es patrimonio de Cuba.

En los últimos días y en una muestra más de los cambios que se están produciendo en el régimen cubano, el gobierno de Raúl Castro le entregó a la Sra. Hilda Morejon Serantes, el pasaporte que estaba tramitando desde hace años, lo que le permite iniciar trámites para viajar a nuestro país.

Es conocida en el mundo la historia de estas dos mujeres que intentan salir de la isla para visitar a su familia residente en la Argentina. Medios de comunicación de todo el mundo han dado difusión a la situación de desamparo y violación de sus derechos que viven la ex Directora del Centro Internacional de Restauración Neurológica (CIREN) y su madre, ambas opositoras al régimen establecido por Fidel Castro.

Como en casos anteriores sobre los cuales hemos dado a conocer nuestra disconformidad a la violación de los derechos fundamentales de las personas, considero que la comunidad democrática internacional no puede permanecer en silencio ante este tipo de hechos. Así como nos vemos ante la obligación de denunciar los hechos aberrantes que se suceden en países de regímenes autoritarios para no ser cómplices de una dictadura, es este un momento de cambios en Cuba que esperamos sea el puntapié inicial para el respeto de las libertades de todas las personas que habitan la isla y allí radica nuestro beneplácito.

Debemos alzar nuestra voz solidaria en defensa de quienes luchan por el respeto a los derechos humanos. Al mismo tiempo, es un deber de aquellos que disfrutan de las libertades democráticas repudiar las practicas que parecen estar cambiando en el gobierno de Cuba, que implementaba expresamente una política de Estado violatoria de los derechos fundamentales, incluyendo la restricción a salir libremente de su país.

Por todo lo expuesto es que solicito a mis pares que me acompañen en la aprobación del presente proyecto.