La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Declarar su beneplácito por el logro obtenido por la multiatleta Mercedes Sahores al convertirse en la primera argentina en hacer cumbre en el Everest, la montaña más alta del mundo.

Señor presidente:

A lo largo de los tiempos exploradores de diferentes lugares del mundo intentaron conquistar las cimas. Se sabe que los incas veneraban a las altas cumbres como dadoras de vida, energía y fertilidad.

Las expediciones en la alta montaña constituyen una propuesta para los más atrevidos. El reto de alcanzar una meta difícil, vivir experiencias de amistad y compañerismo, son los incentivos del emocionante desafío. Este tipo de expediciones están reservadas para personas con perfecta salud y óptimo estado físico.

Mercedes nació en Neuquén, estudió biología en Buenos Aires. Ha trabajado en distintos proyectos de conservación, especialmente con aves, y en el Proyecto Cóndor Andino, dedicado hace años a la preservación y estudio de esta especie americana.

Su pasión por la montaña la llevó a Bariloche, donde reside desde hace algunos años. Es instructora de esquí y ganó varias carreras de aventura, como el Tetratlón de San Martín de los Andes. Está entre las ´top ten´ en competencias muy exigentes. Hasta ahora su ascensión récord era el Nevado Sajama, la montaña más alta de Bolivia, de 6.542 metros. El Everest estaba todavía, lejos en los sueños. Pero, esta joven neuquina sucumbió a la tentación. Hace unos días emprendió el tramo final para hacer cumbre en la montaña más alta del planeta y el 19 de mayo, alcanzó los 8.848 metros. Es la primera argentina en lograrlo.

La expedición fue comandada por el guía de montaña Damián Benegas, quien ya escaló 9 veces el Everest y junto con su hermano Guillermo se dedica a guiar contingentes hacia los picos más altos de América, Asia y África. También participaron los estadounidenses Eugene Rehfeld y Johny Collinson.

Sentirse parte de la naturaleza e interpretarla, mientras se afronta la experiencia de superarse física y mentalmente, culmina en la satisfacción de contemplar el paisaje desde la cumbre.

Esta mujer de 37 años demostró que, alcanzar la meta soñada es posible con dedicación y esfuerzo.

Por todo lo expuesto solicito a mis pares me acompañen con la aprobación de este proyecto.