El Senado y Cámara de Diputados...

Artículo 1°: Incorpórase como inciso i) del artículo 81 de la Ley 20.628 -Ley de Impuesto a las Ganancias-, el siguiente:

"i) Las sumas percibidas en concepto de arrendamiento de inmuebles rurales por contratos plurianuales que contemplen expresamente rotación de cultivos y/o ganadería.

La presente deducción tendrá lugar una vez finalizado el tercer año de arrendamiento y será equivalente a un veinte por ciento (20%) del precio anual del mismo.

En caso de que el contrato de arrendamiento sea por más de tres años, dicha deducción podrá seguir siendo aplicada en cada uno de los ejercicios siguientes.

Si una vez vencido el término del contrato, el mismo fuese renovado, la deducción podrá ser aplicada nuevamente en el tercer año."

Artículo 2º: Incorpórase como inciso k) del artículo 87 de la Ley 20.628 - Ley de Impuesto a las Ganancias-, el siguiente:

"k) hasta un veinte por ciento (20%) más de las sumas abonadas en concepto de arrendamiento de inmuebles rurales por contratos plurianuales que contemplen expresamente rotación de cultivos y/o ganadería."

Artículo 3º: En aquellos casos en que el arrendador de un inmueble rural fuese un sujeto inscripto en la Ley 24.977 - Régimen Simplificado para Pequeños Contribuyentes-, y se trate de un contrato plurianual que contemple expresamente rotación de cultivos y/o ganadería, el impuesto a ingresar en virtud de dicho Régimen, en el tercer año de contrato, se reducirá en un veinte por ciento (20%).

En caso de que el contrato de arrendamiento sea por más de tres años, dicha reducción seguirá siendo aplicada en cada uno de los ejercicios siguientes.

Si una vez vencido el término del contrato, el mismo fuese renovado, la reducción será aplicada nuevamente en el tercer año.

Artículo 4°: Las disposiciones de la presente ley entrarán en vigencia desde el día de su publicación en el Boletín Oficial.

Artículo 5°: Comuníquese al Poder Ejecutivo.

Señor presidente:

El recurso suelo en cualquier país que sepa ver el futuro, tendría que ser analizado como un recurso estratégico. En la Argentina se trata de una materia pendiente muy a pesar de que gracias a este capital la cadena agroindustrial representa:

° el 36 % de todos los empleos

° el 45 % del valor agregado por la producción de bienes

° el 56 % de la exportaciones argentinas

Desde distintos ámbitos son muchas las voces que se levantan en este sentido. Tanto en lo técnico como en el ámbito empresario, se marca la necesidad de pensar modelos que ayuden a mantener este recurso.

El Director del Instituto de Suelos del INTA Castelar sostiene al respecto, que "nuestra obligación es velar por la integridad y la salud del suelo, contribuyendo así a que la agricultura argentina retome plenamente la senda de la sustentabilidad". El suelo como "fábrica de alimentos" constituye un recurso estratégico para el país.

En la historia agrícola argentina se encuentran muchas de las causas de la degradación de los suelos. Estudios realizados por el Instituto de Suelos del INTA, sobre 5 millones de hectáreas de la región maicera tradicional, mostraron que los niveles de materia orgánica disminuyeron progresivamente con el uso agrícola, pasando de un promedio del 3,2% en suelos con rotación agrícola-ganadera, al 2,7% en suelos sometidos a agricultura continua por períodos de más de 20 años".

Se calcula que por cada centímetro que se erosiona un suelo se dejan de producir 250 kilos de maíz, 150 kilos de trigo y aproximadamente 100 kilos de soja por ha.

Si bien en la década del '90 hubo incrementos constantes de los rendimientos agrícolas (se pasó de 40 a más de 70 millones de toneladas de granos), el uso de fertilizantes no logró compensar la extracción de nutrientes. Según estimaciones recientes sólo se reponen el 25-30% del nitrógeno y el 50-55% del fósforo en los cultivos de trigo, maíz, soja y girasol de la pampa húmeda.

Por otra parte, se estima que el proceso de acidificación ya afectó unas 16 millones de hectáreas.

En los noventa, uno de los avances más importantes desde el punto de vista de la conservación del suelo fue la siembra directa, que basa su alta eficiencia en el control de la erosión por el mantenimiento en superficie de importantes niveles de cobertura aportada por los rastrojos de los cultivos. Este sistema, que cubrió 14 millones de ha en la última década, evita el impacto agresivo de la gota de lluvia sobre el suelo, y del viento en las zonas semiáridas o en épocas secas. Al mismo tiempo, la cobertura vegetal frena el escurrimiento superficial y favorece la infiltración del agua. A pesar de todo ello sabemos perfectamente, desde el punta de vista técnico, que la labranza por si sola no resuelve los problemas de productividad de nuestros suelos.

A esta altura cabe preguntarse si el único patrón que guiará la utilización de los suelos será el económico. El objetivo fue tender a una agricultura eminentemente productivista, y está bien que la Argentina se proponga alcanzar 100 millones de toneladas de granos, dada la capacidad tecnológica que existe.

Si los organismos técnicos nacionales como el INTA lo sugieren y la propia Secretaria de Agricultura lo reconoce, la pregunta que resulta es: ¿Por qué no existe una política nacional al respecto?

La fertilidad de un suelo muchas veces se la relaciona con el aspecto químico del uso de nutrientes. En realidad esta es solo una práctica donde como mínimo los nutrientes extraídos por los granos tendrían que ser incorporados al suelo mediante dosis balanceadas.

Las rotaciones también forman parte de la fertilidad de un suelo y en este sentido la Secretaria de Agricultura Ganadería Pesca y Alimentación dice "los sistemas de producción en la Argentina registraron en la última década un cambio hacia una agricultura continua y el desplazamiento de la frontera agrícola hacia zonas tradicionalmente ganaderas. A su vez, los montes o bosques fueron ocupados por la ganadería que sufrió un corrimiento a zonas marginales y ecológicamente frágiles".

El concepto de balances de nutrientes se amplia en el tiempo cuando se considera una rotación determinada que incluye más de un cultivo o un ciclo agrícola. Dados los beneficios que resultan de la rotación de cultivos, es de importancia considerar un ciclo de rotación, y no simplemente un cultivo, al definir los balances de nutrientes. Por otra parte, la dinámica de los nutrientes en el sistema suelo- planta implica transformaciones que en muchas ocasiones exceden el período de crecimiento de un cultivo, por ejemplo la residualidad de fósforo (P).

La sustentabilidad, en el contexto de la producción agrícola o bien agrícola-ganadera, implica preservar y/o mejorar la capacidad productiva del sistema desde el punto de vista agronómico, económico y ambiental y la calidad de los recursos renovables y no renovables incluidos en el sistema productivo (suelo, agua, aire, biodiversidad, otros). Entre estos recursos, se destaca el suelo como recurso finito no renovable. La calidad del suelo se ha definido en términos de sus propiedades químicas, físicas y biológicas. La materia orgánica (MO) se destaca como el más importante indicador de la calidad de suelo entre estas propiedades. La MO es la fracción orgánica del suelo excluyendo residuos vegetales y animales sin descomponer, y entre sus componentes se incluyen los residuos vegetales y animales en descomposición (10-20%), la biomasa microbiana (1-5%) y el humus (50-85%). La importancia de la MO radica en su relación con numerosas propiedades del suelo físicas (densidad, capacidad de retención de agua, agregación, color y temperatura), químicas (reserva de nutrientes como N, P, S y otros, pH, capacidad de intercambio catiónica, capacidad tampón, formación de quelatos) y biológicas (biomasa microbiana, actividad microbiana, fracciones lábiles de nutrientes).

El manejo de suelos afecta el contenido de MO según el número de años de agricultura, los cultivos, las labranzas, las rotaciones, el manejo del cultivo, la fertilización, y los períodos de barbecho. En general, la inclusión de gramíneas en la rotación mejora el balance de carbono (C) del suelo, tanto por la cantidad como por la calidad de los residuos y por permitir una mayor cobertura del suelo.

La MO es reserva de numerosos nutrientes esenciales para el crecimiento de las plantas. La MO contiene aproximadamente un 58% de C y presenta una relación C/N/P/S estimada en 140:10:1.3:1.3. A partir de esta información, se estima que cada 1% de MO en 20 cm de suelo con densidad de 1.1 ton/m3, contiene 22000 kg/ha de MO, 12000 - 13000 kg/ha de C, 1000 -1200 kg/ha de N, 90 -120 kg/ha de P, y 90 - 120 kg/ha de S.

El aumento de la productividad de áreas agrícolas es un objetivo ineludible para satisfacer la futura demanda de alimentos. Es casualmente en este sentido y pensando en una estrategia de largo plazo fundamentada en la búsqueda de la salud del suelo de estar presente como Estado marcando el norte de la preservación estratégica del recurso.

Dentro de las líneas estratégicas antes señaladas, analizar la forma de tenencia no se trata de un hecho menor. En los últimos años se han incrementado sustancialmente los contratos de arrendamientos ocasionales o por una cosecha. Este tipo de tenencia, si bien puede ser justificado en más de un caso, nos conduce a la posibilidad de colocarnos frente a una producción minera de nuestros suelos. El espíritu de la presente ley es casualmente premiar los contratos de largo plazo que aseguran manejos que favorecen la salud de nuestros suelos.

Para tal cometido, hemos considerado oportuno incentivar este manejo responsable del suelo a través de beneficios impositivos concretos y de allí que sometemos a consideración de los Señores Legisladores la presente iniciativa.