PROYECTO DE TP
Expediente 2436-D-2009
Sumario: EXPRESAR PESAR POR LA MUERTE DEL ESCRITOR URUGUAYO MARIO BENEDETTI.
Fecha: 19/05/2009
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 50
La Cámara de Diputados de la Nación
RESUELVE:
Expresar su pesar por el
fallecimiento del escritor, poeta, ensayista y periodista uruguayo Mario
Benedetti.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
En la tapa de un
diario de hoy se lee una frase de José Saramago. Dice: "El dolor y la tristeza no
se adormecerán pronto". Tiene razón el célebre portugués; es que otro grande,
el escritor y periodista uruguayo Mario Benedetti, acaba de morirse en
Montevideo y un pesar de los que agobian nos embarga a quienes leímos sus
relatos, memorizamos algunas de sus poesías, canturreamos algunos de sus
poemas convertidos en canciones o nos conmovimos frente a una pantalla de
cine en la que Laura Avellaneda se moría y Martín Santomé volvía a su
insoportable soledad.
Benedetti había
nacido un 14 de setiembre de 1920 en Paso de los Toros, localidad del
uruguayo Departamento de Tacuarembó, y -por esa prodigalidad y liberalidad
que tienen nuestros hermanos orientales al bautizar a sus hijos- sus padres lo
llamaron Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno.
Pero para todos, él
era Mario. Mario, el que a los 14 años trabajaba en un comercio de repuestos
de automóviles mientras rendía como alumno libre las materias del secundario.
Mario, el que a los 18 inició su primera residencia en Buenos Aires. Mario, el
que se convertiría en periodista desde la redacción del mitológico semanario
montevideano "Marcha", dando inicio así a una vocación que lo acompañaría el
resto de su vida y que le permitió colaborar en los medios más importantes de
habla hispana, como La Jornada, El País o Página 12, entre otros.
Y ya que usamos el
gentilicio "montevideano", digamos que "Montevideanos" se tituló su primer
libro de cuentos que salió de imprenta por primera vez hace exactamente
cincuenta años y que sería su primera obra exitosa en el campo de la narrativa.
En ella se supo sumergir en la cotidianeidad de los sectores populares de su
ciudad adoptiva.
Cómo no citar en esta evocación a sus "Poemas de la Oficina" (1956),
ese compendio de desdichas, de resentimientos y de insultos contenidos que
acumulan los hombres condenados a envejecer detrás de un escritorio mientras
ejercen siempre las mismas rutinas. Permítasenos rememorar uno de esos
poemas que, aunque suene vetusto en estos tiempos informatizados, perdura
en nosotros por su esencia: "Yo digo ¿no? / esta mano/ que escribe mil
doscientos / y transporte /y Enero / y saldo en caja / que balancea el secante /
y da vuelta la hoja /esta mano crispada en el apuro/ porque se viene el plazo/ y
no hay tu tía /que suma cifras de otros / cheques de otros / que
verdaderamente/ pertenece a otros / yo digo ¿no? / esta mano /¿qué carajo /
tiene que ver conmigo?.
En 1960, publica "La Tregua", esa obra que los argentinos sentimos tan
nuestra desde antes que en 1974 Sergio Renan la ambientara en Buenos Aires
para llevarla al cine. Esa obra que comenzaba con el ya mencionado Martín
Santomé calculando que "Sólo me faltan seis meses y veintiocho días para estar
en condiciones de jubilarme" e ignorando que un golpe de suerte haría que una
tal Laura Avellaneda se le cruzara en el camino para cambiarle, aunque fuese
por un breve tiempo, su vida deslucida.
Aquella década de
los 60 sería prolífica en la carrera de Benedetti. En su transcurso publicó "El
país de la cola de paja", donde aborda críticamente complejos temas políticos y
sociales; "Inventario Uno", "Noción de patria", "Ida y vuelta", "Contra los
puentes levadizos" y "Gracias por el fuego". Esta última también fue llevada a la
pantalla grande por Sergio Renán en 1984.
Cabe destacar que
su obra no sólo inspiró películas. Cantantes de la talla de Joan Manuel Serrat,
Nacha Guevara o Daniel Viglietti, por nombrar algunos, han puesto voz a sus
escritos, convirtiendo innumerables poemas en canciones que recorrieron el
mundo.
Al margen de su producción
literaria, asumió por entonces la dirección del Departamento de Literatura
Hispanoamericana en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad
de la República, mientras exploraba la veta del humor en la revista
"Peloduro".
En los comienzos
de los 70 combinó su labor literaria con una intensa tarea política. En 1971 fue
uno de los fundadores del Movimiento 26 de marzo, una de las fuerzas
constitutivas del Frente Amplio que a partir de ese año comenzaría a desafiar al
hasta entonces estricto bipartidismo uruguayo.
La oleada de
dictaduras militares que asolaba a América Latina por aquellos tiempos llegó al
Uruguay en 1973. Benedetti debió exiliarse. Primero recaló en nuestro país,
luego en Perú, se instaló en Cuba durante un año y terminó anclando en Madrid
hasta que en 1985 pudo regresar a su país.
Desde entonces, el
mundo comienza a distinguirlo por su obra y su trayectoria. Universidades
argentinas, españolas y uruguayas lo designan doctor Honoris Causa por; en
1986, Bulgaria le otorgó el Premio Cristo Botev y un año después recibió en
Bruselas el Premio Llama de Oro con el que Amnistía Internacional reconoció a
su novela "Primavera con una esquina rota"; en 1989, el Consejo de Estado
cubano lo condecoró con la Medalla Haydeé Santamaría; en 1997 suma un
nuevo doctorado Honoris Causa, esta vez, de la Universidad de Alicante; en
1999 es galardonado con el VIII Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y
en el 2000 con el Premio Iberoamericano José Martí; en 2004 recibe el Premio
Etnosur en el Festival de Encuentros Étnicos del Sur que se realiza en Alcalcalá
la Real, localidad de la provincia española de Jaén; en 2005, la Universidad
Internacional Menéndez Pelayo, le otorga el XIX Premio Internacional Menéndez
Pelayo.
Por nuestra parte, creemos que los argentinos tenemos con Mario
Benedetti una deuda de gratitud. Tal vez no sea tan sólo por sus obras
magistrales, sino por uno de sus temas devenido en canción. Nos referimos al
titulado "Por qué cantamos" que en los oscuros días de la dictadura fue un
himno que se entonaba en las catacumbas de la resistencia y que en una de
sus estrofas emblemáticas dice: Cantamos porque llueve sobre el surco /y
somos militantes de la vida / y porque no podemos ni queremos/ dejar que la
canción se haga ceniza. /Cantamos porque el grito no es bastante /y no es
bastante el llanto ni la bronca./ Cantamos porque creemos en la gente/ y
porque venceremos la derrota.
Quisiéramos cerrar este homenaje, que es también despedida, con las
palabras que el propio Benedetti usó para despedir a otro enorme luchador de
la causa de los pueblos: Donde estés, si es que estás, si estás llegando, será
una lástima que no exista Dios, aunque habrá otros, claro que habrá otros,
dignos de recibirte, Mario.
Por lo expuesto,
solicitamos la aprobación de esta iniciativa.
Firmante | Distrito | Bloque |
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BASTEIRO, SERGIO ARIEL | BUENOS AIRES | ENCUENTRO POPULAR Y SOCIAL |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
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CULTURA (Primera Competencia) |