El Senado y Cámara de Diputados...

MODIFICACION DEL CODIGO ELECTORAL. INCORPORACION DEL DEBATE PRESIDENCIAL PREVIO A LA PRIMERA Y SEGUNDA VUELTA

ARTÍCULO 1º.- Incorporase como artículo 64 quinquies del Código Nacional Electoral (Ley 19.945 y sus modificatorias), el siguiente:

"ARTICULO 64 quinquies: El domingo inmediato anterior al día en que se realicen elecciones para presidente y vicepresidente de la Nación tendrá lugar un debate público entre los candidatos que será transmitido por la cadena nacional.

Podrán participar del debate los candidatos a presidente de la Nación que hubieren oficializado su lista en los términos del art. 61.

Los candidatos que participen del debate designarán a la o las personas que lo habrán de moderar, así como también el lugar físico en donde se llevará a cabo. En el debate cada candidato contará con un tiempo inicial de 4 minutos para desarrollar la síntesis de su propuesta; posteriormente se referirán, por turno y por sorteo, a cada uno de los temas que hayan acordado. Al finalizar cada tema, los participantes contarán con un lapso para preguntas, repreguntas y réplicas. Los candidatos, de manera previa al debate acordarán la forma de solución de las discrepancias, a falta de acuerdo, se decidirá por simple votación.

El debate será transmitido, en vivo, entre las 21hs y las 23hs por todos los licenciatarios y autorizados de servicios de comunicación audiovisual y por las señales nacionales registradas en el género Periodístico/Noticioso en los términos del art. 75 de la ley 26.522

ARTÍCULO 2º.- Incorporase como artículo 64 sexies del Código Nacional Electoral (Ley 19.945 y sus modificatorias), el siguiente:

"ARTICULO 64 sexies: El domingo inmediato anterior a la realización de la segunda vuelta para la elección de presidente y vicepresidente de la Nación se desarrollará un debate entre los candidatos integrantes de las dos fórmulas más votadas, que será emitido en los términos del artículo anterior. El debate será de similar formato y duración y será moderado por la o las personas que sean designadas de común acuerdo; a falta de acuerdo, la designación se efectuará por sorteo.

En caso de ausencia de los candidatos de una de las fórmulas, el debate tendrá el formato que designen los candidatos que concurran.

ARTÍCULO 3º.- De forma

Señor presidente:

El debate público entre los candidatos a la Presidencia de la Nación es que uno de los mejores métodos para que los votantes puedan conocer, con las limitaciones que el formato televisivo lo permite, las propuestas de cada uno de ellos, así como también las similitudes y diferencias que pudieren existir es sus respectivos planteos.

En los debates previos al acto electoral se deben discutir, por ante la cadena nacional y frente a la mayoría de los ciudadanos, los grandes temas nacionales, los asuntos de trascendencia pública que interesan a todos los habitantes. Los candidatos que concurren al debate se ubican todos en un pie de igualdad y responden a la ciudadanía una serie de preguntas -previamente concertadas o no- y a su vez tienen la obligación moral de responder a las preguntas que le formulen los otros candidatos.

La emisión del debate por todos los medios audiovisuales le permite a la ciudadanía juzgar las cualidades de los candidatos de manera directa, sin mediadores profesionales que filtren la noticia. De esta manera, el elector puede asumir la decisión de votar de acuerdo a lo que vio y oyó, permitiendo que dicha decisión sea más privada, más desarticulada de la idea del voto corporativo y del mensaje homogeneizado.

La falta de mediación de la noticia por parte de las empresas periodísticas ha sido calificado como uno de los principales beneficios de los debates presidenciales. Como sostiene Bourdie "los productos periodísticos son mucho más homogéneos de lo que la gente cree. Las diferencias más evidentes, relacionadas fundamentalmente con el color político de los periódicos (lo cual, dicho sea de paso, están cada vez más descoloridos) ocultan profundas similitudes, consecuencia sobre todo de los constreñimientos impuestos por las fuentes y por todo una serie de mecanismos, entre los cuales el de mayor importancia es la lógica de la competencia"

En la gran mayoría de los países existe una tradición en la realización de uno o más debates públicos entre los candidatos a presidente, y a veces también -como ocurre en los Estados Unidos de Norteamérica-, entre los candidatos a vicepresidente. En Brasil, el debate del 18 de agosto de 2010 se transmitió on line por la Internet y registró más de 1,7 millones de accesos. En México, el primer debate presidencial tuvo lugar en 1994 y su resultado -según muchos analistas- permitió romper con el predominio del PRI en el sistema político. En Chile, donde se realizan estos debates desde 1993, el debate del 2005 registró un raiting de audiencia televisiva superior al 51,5%. En Perú los partidos políticos, agencias del gobierno e instituciones privadas suscribieron un Pacto Etico por medio del cual se comprometieron -entre otras cuestiones- a celebrar debates entre los candidatos presidenciales, los que son regulados por un entre estatal, el Jurado Nacional de Elecciones

El proyecto que ponemos a consideración permite a los candidatos a presidente de la Nación participar en un debate que será transmitido por la cadena nacional de radio y televisión. Si bien los antecedentes internacionales no son uniformes en cuanto a quiénes deben participar del debate, nos inclinamos por permitir la participación de todos los partidos que hayan oficializado candidaturas. La exclusión de uno o más candidatos, motivadas en razones numéricas, opaca la equidad con que deben establecerse las reglas del debate. Al respecto cabe señalar que tanto en EEUU como en España, las fuerzas minoritarias excluidas del debate han planteado recursos judiciales con diversa suerte.

No desconocemos que los candidatos usan la negociación de los debates como instrumento de su propia campaña antes que como herramienta al servicio del ciudadano. Además, ha sido costumbres que el candidato que va adelante nunca quiere debatir pues tiene más por perder que por ganar en un debate. Los que van perdiendo, en cambio, están dispuestos a debatir donde sea y cuando quiera quien va adelante. Sin embargo, no consideramos necesario que se obligue a los candidatos a participar del debate pues su ausencia será conceptualizada por los votantes.

El formato del debate constituye una de las principales vallas que hay que atravesar para una correcta realización del mismo. En algunos países existe un Comité para los Debates Presidenciales integrado principalmente por las cadenas de televisión (EEUU); en otros son regulados por el mismo órgano que lleva adelante el proceso electoral (Perú) y en otros más es diagramado por los equipos técnicos de los participantes. En el proyecto que ponemos a consideración nos inclinamos por este último mecanismo, pero previendo que a falta de acuerdo se aplicará el criterio de la simple mayoría entre ellos.

Incorporamos al articulado la necesidad de que el debate ser realice en diversos segmentos, a seleccionar en cada caso, y que el orden de la palabra sea decidido por sorteo. Consideramos asimismo indispensable que se prevea un tiempo para la realización de preguntas, repreguntas y réplicas, pues éste será, sin duda, el momento más interesante del debate. Las mayores críticas que se le han efectuado a los recientes debates presidenciales están referidas a la "dureza" del formato y a la carencia de contrapuntos entre los participantes. Si no se permite la realización de preguntas, repreguntas y réplicas, el debate se constituye en una serie de monólogos que en nada ayudarán a aclarar las dudas de la ciudadanía.

Por último, incorporamos también la posibilidad de realizar el debate en caso de una segunda vuelta electoral, con similares disposiciones al anterior debate. En una futura reforma, y luego de haber ejercido algunas experiencias, entendemos que resultaría beneficioso que se permitiera al público hacer preguntas directas, tal como ocurre en otras democracias cercanas.