PROYECTO DE TP
Expediente 2316-D-2013
Sumario: CREACION DE LA MODALIDAD DE DOBLE ESCOLARIDAD EN ESTABLECIMIENTOS RURALES.
Fecha: 22/04/2013
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 33
El Senado y Cámara de Diputados...
LEY DE CREACION DE
LA MODALIDAD DE DOBLE ESCOLARIDAD EN ESTABLECIMIENTOS
RURALES DE TODO EL TERRITORIO NACIONAL.
Artículo 1º - Los
establecimientos educativos de la Republica Argentina que acrediten
el carácter de escuela rural podrán por medio del Ministerio de
Educación de la Nación solicitar, un subsidio destinado a asegurar el
régimen de doble escolaridad y el funcionamiento de un comedor
escolar para los alumnos que asistan a dichos establecimientos
Art. 2º - El subsidio del
artículo anterior estará destinado a cubrir los gastos que demanden
la extensión horaria de la jornada de doble escolaridad.
Art. 3º - El Ministerio
de Educación, será la autoridad de aplicación de la presente ley. Y
será el encargado de instituir las condiciones que deben cumplir
los establecimientos educativos para acceder al beneficio y asignará
los recursos necesarios.
Art. 4º - Invitase a las
provincias a adherir a la presente ley.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
La educación rural es un claro
indicador del grado de calidad de vida y desarrollo que una sociedad puede o
no imprimirle al país que le da albergue. Cuando lo oculto o distante está bien;
cuando existe una visión consensuada, planes y acciones en marcha, allí donde
sus habitantes se encuentran dispersos o más alejados, el sentido comunitario
crece y las condiciones de vida mejoran. Ello ocurre en diferentes lugares del
mundo. Incluso en algunas comunidades de nuestro país, aunque muchos no lo
sepan o les cueste creerlo.
Quizás una de las claves se
encuentre en nuestra capacidad colectiva de aprendizaje. Llegar a comprender
que son muchas las visiones y que la confrontación de ideas debe
transformarse en una puesta en común de objetivos. Siempre habrá puntos
sobre los que no existirán dudas acerca del beneficio que aportan a la
comunidad y, por ende, a cada uno de nosotros. Tendremos metas a corto,
mediano y largo plazo, y mayores posibilidades de buenos resultados, de
sólidos avances, de poder construir sobre lo ya hecho.
Pensar en red es
concentrarse en obtener colectivamente lo que por sí solos no somos capaces
de alcanzar. Como decía Piaget, la inteligencia es aquello que usamos cuando
no sabemos qué hacer. Son muchos los desafíos, pero uno que jugará un rol
decisivo es vencer nuestra actual falta de capacidad para darles sentido crítico a
las nuevas tecnologías y, por lo tanto, al mejor de los usos posibles para la
humanidad. Que ese impulso del que hablábamos, que modifica nuestras vidas
y el entorno natural, sirva para reducir brechas, no para ampliarlas. Que aquella
ola con la que jugamos distraídamente no se convierta en un tsunami que pase
por arriba -sin capacidad alguna de defensa- a la mayor parte de la población
mundial. ¿O acaso alguien tiene dudas sobre esta situación?
Quienes más sufrirán las
consecuencias de los efectos de un uso descuidado o irresponsable de los
recursos tecnológicos y naturales son los que menos tienen. Vivir en la pobreza
es no tener acceso a las herramientas o los recursos para organizarse y poder
desarrollarse. Es recibir menor calidad en términos de educación, salud,
formación laboral, o directamente no recibirlas. Es sufrir en forma más directa y
cruda los efectos del cambio climático, la contaminación o las catástrofes
ambientales.
A igualdad de esfuerzos debería
haber igualdad de posibilidades para mejorar las condiciones de vida, y es eso
lo que no ocurre, la mayor injusticia, la asignatura pendiente de nuestra
sociedad y muchas otras. Basta como ejemplo analizar el esfuerzo que debe
hacer un chico o joven perteneciente a una comunidad aborigen para poder
integrarse al mundo moderno. A su lengua materna (toba, pilagá,
mapudungún, quechua, wichi, etcétera) debe sumarle luego castellano, más
tarde inglés y paralelamente el lenguaje digital. No le alcanza con ser bilingüe,
debe aprender cuatro idiomas.
Todo esto, sin una buena
alimentación, ropa ni calzado, sin poder acceder muchas veces a la educación
inicial, yendo a una escuela de turno simple, con pocos docentes, pocas horas
de clase por día y menos jornadas de clase por año, sin secundarios o terciarios
a su alcance, sin informática, sin medios de transporte adecuados, y teniendo
que ayudar en su casa si es que no está trabajando en el campo.
¿Qué niño o joven de ingresos
medios o altos en una ciudad debe hacer semejante esfuerzo para aprender y
progresar? Esa es la gran diferencia, ésa es la brecha en la estructura social
que debe quitarnos el sueño si queremos que nuestro país sea un lugar en el
que nos enorgullezca vivir. Podemos pretender, pero no esperar que sea el
gobierno de turno el que solucione este problema. Se precisarán varios
gobiernos y una activa participación de todos los sectores sociales. Un gobierno
por sí mismo es totalmente incapaz de conseguirlo. Puede hacer mucho, pero
no alcanza. Lo mismo se aplica para las organizaciones sociales, las
instituciones, los organismos y las empresas.
¿Por qué este análisis? Porque es
imposible pretender solucionar u orientar lo micro, si no intentamos
comprender qué está ocurriendo en lo macro. Años atrás, muchos años, lo rural
era lo macro, y lo urbano, lo micro. De hecho, durante la mayor parte de la
historia de la humanidad la vida fue esencialmente rural. El paradigma de
agregación social cambió y la balanza se inclinó hacia el otro lado. Ello ocurrió
entre ayer y hoy, hace sólo uno o dos años, momento en el que más personas
comenzaron en vivir en las ciudades que en el campo.
Sólo en China, cada año, una
población rural equivalente a toda la de nuestro país se muda a las ciudades. La
Argentina quebró esa línea hace rato. Ya el 90% de los habitantes corresponde
al área urbana y se estima que en los próximos 30 años el 50% del total vivirá
en una franja de espacio que iría entre las ciudades de La Plata y Rosario.
Y aquí viene el segundo
paradigma, el cultural. Mientras nativos digitales urbanos se envían mensajes
en red vía Twitter en un lenguaje limitado a una mínima cantidad de palabras,
que a sus vez son abreviadas en casi incomprensibles formas (que infartarían a
los miembros de la Real Academia Española), nativos wichi aún van a pescar en
el Bermejo o Pilcomayo y se lanzan a pozones del río con palos y redes que
entrecruzan a ciegas debajo de las oscuras aguas, para llevarse como premio
surubíes, sábalos u otros peces. Todo esto gracias a una tecnología
ancestralmente heredada. Dos mundos en uno; en realidad, muchos mundos
en un mismo planeta.
La realización de una encuesta
sobre educación y desarrollo rural ayuda a comprender mejor cuál es la visión
de los docentes y directivos de escuelas rurales. Muchos datos recabados son
de enorme importancia. Aportan información concreta en diferentes áreas que
son clave para plantearnos como sociedad cuál es el lugar que le estamos
dando al futuro de miles de familias y qué caminos, planes o acuerdos
deberíamos transitar para modificar la realidad. Cuando uno recorre escuelas y
comunidades rurales ve edificios nuevos y aulas bien equipadas, pero aún se
observan cuadros desgarradores e indignos; el olvido, el abandono, la ausencia
de lo básico para que niños y jóvenes puedan aprender y los maestros,
enseñar.
Brecha o abismo
La educación rural
es sinónimo de brecha. Un sinónimo un tanto personalizado e informal, ya que
no figura en ningún diccionario. Pero la palabra brecha sí figura y, según su
etimología, significa rotura o abertura (especialmente en un edificio o muralla).
Proviene del francés brèche y a su vez del alto alemán antiguo brehha, que en
sentido implícito significa abertura hecha rompiendo.
Sin embargo, solemos darle otro
sentido y significado. Usamos la palabra brecha como patrón de medida. Algo
así como la distancia que separa a unos de otros por determinada situación; la
brecha digital, la brecha social, la brecha cultural...
Probablemente la rotura o
abertura asociada con el origen de la palabra ya no estén en un edificio o
muralla. Deben haberse mudado al puente, otra estructura importante, sobre
todo para acortar las distancias entre dos lugares que pueden estar cerca o
muy lejos, según si éste se encuentra o no utilizable. Y cuando no hay puente,
la brecha puede transformarse en un abismo infranqueable.
Resignación, resentimiento o
resiliencia. Tres palabras que comienzan con la misma letra; las tres erres de la
pobreza rural. Uno se encuentra con ellas al vivir o visitar muchas escuelas
rurales. La resiliencia es la capacidad de sobreponerse a la adversidad. Es la
que permite transformar la realidad desde una situación de tensión extrema,
desde el límite de la resistencia a quebrarse. Esa capacidad está en muchos
docentes, en muchas familias, en muchos chicos y jóvenes. Esta erre, la
tercera, es la que más nos debe ocupar desde la sociedad. Desde allí es factible
construir. Desde allí es posible evitar que las otras dos erres calen hondo en el
espíritu de los docentes y pobladores rurales. Es una oportunidad que tenemos
y depende de nuestra capacidad para articular esfuerzos y poner en común los
recursos disponibles.
Por todo lo expuesto es que
solicito a mi pares me acompañen con su firma en este proyecto de resolución.
Fuente: Patricio Sutton(director
ejecutivo de la Red Comunidades Rurales)
LA NACION
Firmante | Distrito | Bloque |
---|---|---|
BIANCHI, IVANA MARIA | SAN LUIS | FRENTE PERONISTA |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
---|
EDUCACION (Primera Competencia) |
PRESUPUESTO Y HACIENDA |
Trámite
Cámara | Movimiento | Fecha | Resultado |
---|---|---|---|
Diputados | REPRODUCIDO POR EXPEDIENTE 0124-D-15 |