La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Expresar su más enérgico repudio y preocupación por las agresiones recibidas por la Ministra de Desarrollo Social, Dra. Alicia Kirchner, en la ciudad de Río Gallegos, provincia de Santa Cruz, como consecuencia del accionar de un grupo de personas que participarían de una manifestación.

Señor presidente:

El 28 de abril pasado, en el marco del reclamo docente, el Sr. Presidente de la Nación, Néstor Kirchner, fue víctima de un frustrado atentado en la ciudad de Río Gallegos. Muchos medios de prensa y dirigentes de la oposición atacaron al gobierno nacional, sosteniendo que se trataba de algo inventado. Hablaron, por lo menos, de una exageración. Sin embargo, apenas dos semanas después nos encontramos con este hecho aberrante que confirma que algo se está gestando en esa ciudad. Como sostuvo el Jefe de Gabinete Alberto Fernández, " el problema fundamental que está viviendo Santa Cruz es político, no sólo reclamos de docentes y municipales".

El hecho repudiado es conocido públicamente. La Ministra de Desarrollo Social Dra. Alicia Kirchner fue agredida por una patota que, escudada tras un reclamo docente, la golpearon, le arrojaron huevos y harina y le tironearon el cabello, al salir de un restaurante en el que compartía un momento agradable con sus hijas, amigas, colaboradores y el sacerdote Juan Carlos Molina. Esta mujer que recorre las calles del país buscando solucionar los conflictos que aquejan a la sociedad, no quiso evitar a los manifestantes, dio la cara, salió por la puerta del frente por la que había ingresado, y recibió un miserable ataque de gente manejada políticamente." Me pegaron patadas, me golpearon la espalda, me tiraron del pelo. Pero el dolor lo tengo acá", sostuvo, mientras se llevaba la mano al corazón, y llamó a la reflexión. Río Gallegos parece una ciudad tomada por la violencia.

Lamentablemente algunos grupos no entienden de qué se trata la democracia. No comprenden que las críticas se deben manifestar dialogando, generando un feed back que haga crecer a nuestra nación, a nuestro pueblo. No se atreven a manifestar su alternativa y esperar a las elecciones para que los electores decidan libremente. Son cobardes. Prefieren intentar destruir la imagen de quienes conforman un gobierno que, después de muchos años, asumió con responsabilidad el deber de pensar en el pueblo soberano que le dio el poder de gobernar.

Actos de cobardía y actos de violencia en la Argentina sobran. La historia nos ha enseñado que ellos no llevan más que al caos social y a la destrucción de las instituciones de nuestro país. Hay que repudiar enérgicamente hechos como el que sufrió la Ministra Alicia Kirchner, apenas un día después de que el gobernador de la provincia de Santa Cruz afirmara que escuchar a todos los sectores sería su principal preocupación para alcanzar una solución que no deje a nadie afuera." La violencia en cualquiera de sus formas no afirma derecho sino arbitrariedades. Recurrir a la fuerza para solucionar situaciones políticas es la negación absoluta de la democracia." Quizás si esos políticos inescrupulosos, que recurren a cualquier medio para alcanzar un fin, recordaran estas palabras de quien entre 1946 y 1955 renovó las esperanzas de un pueblo que, hasta entonces, era ignorado y maltratado, sabrían que hay caminos saludables para construir en una democracia.

Los reclamos son parte de las reglas del juego. Y bienvenidos sean siempre, porque si no s í estaríamos frente a una tiranía. Pero la violencia no es la forma. No es el medio de manifestarlos. El diálogo es la única herramienta posible. Y al gobierno nacional le importa muchísimo oír a quienes les dio el poder de dirigir este país. Por eso, cuando se reclamó un cambio, el Presidente Kirchner asumió el compromiso de generar una Argentina diferente, para todos, un país en serio. Y con sólo recordar cómo estábamos cuando tomó el mando y cómo estamos ahora, claramente observamos que se trabajó para la gente. Precisamente, porque hay cosas que faltan, y sobre las que se está trabajando, es que hace bien oír las críticas, los reclamos del pueblo. Pero el pueblo no es ese grupo de cobardes que cometió semejante atrocidad. Y tampoco son dirigentes políticos que trabajan por la nación, aquellos que creen ver en ellos al instrumento para llegar a ocupar cargos que por los medios democráticos no logran alcanzar. O que cuando los alcanzan no saben que hacer con ellos y terminan huyendo frente al descontrol social, como hace un poco más de un lustro.

De todas formas, no creemos que sea justo generalizar. No son todos los integrantes de una fuerza o de un partido. Muchos miembros, aún de fuerzas opositoras, han entendido que este gobierno buscaba cambiar el país de una vez por todas, y se sumaron al proyecto transversal del Presidente Kirchner. Así, sin perder su identidad política, se sumaron a un plan nacional donde los intereses sectoriales y partidarios pasaran a un segundo plano. Incluso otros, que no se incorporaron, han aportado críticas constructivas que siempre son bienvenidas si lo que se busca es el bienestar de la nación. Pero estos dirigentes que creen ser opositores, que creen que usar a quienes reclaman les va a dar fuerza para alcanzar algo, hay que decirles que van a conseguir un solo objetivo: el mayor de los repudios del gobierno nacional, de gobiernos provinciales, e incluso de casi todos los dirigentes políticos que tienen un proyecto alternativo al del Presidente de la Nación. Los que buscan en este año electoral intentar el adelantamiento de una elección y alcanzar el triunfo, deben saber algo: la victoria se alcanza trabajando por y para el pueblo argentino.

Por eso, Señor Presidente, repudiamos esta agresión y expresamos nuestra preocupación porque no queremos dejar de señalar a estos falsos políticos que en lugar de ver en el arte de gobernar, a la herramienta de transformación social, económica y política, ven al medio para conseguir sus aspiraciones personales mezquinas, hiriendo a nuestra democracia.

Por los fundamentos expuestos solicito a mis pares acompañen con su firma el presente proyecto de declaración.