PROYECTO DE TP
Expediente 2150-D-2011
Sumario: EXPRESAR RECONOCIMIENTO AL APORTE CULTURAL REALIZADO POR LA REVISTA "PURO CUENTO", AL CONMEMORARSE EL 25 ANIVERSARIO DE SU FUNDACION.
Fecha: 28/04/2011
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 37
La Cámara de Diputados de la Nación
RESUELVE:
Expresar su
reconocimiento al aporte cultural realizado por la revista
"Puro Cuento", fundada y dirigida por el escritor Mempo
Giardinelli en 1986, al conmemorarse el 25° aniversario
de su fundación.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
I. Recuerdos de un gran logro (1)
Se van a cumplir en estos días 25 años
del inicio de la revista Puro Cuento. Fue a mediados de 1986 que empecé aquella
empresa, cuando nuestra democracia era muy joven y apenas se esbozaban los
grandes cambios que vinieron después. Quizás, es claro, debiera inhibirme de hablar
de Puro Cuento, ya que fui el padre de la criatura y se supone que eso inhabilita para
homenajear vástagos. Pero son 25 años y me van a disculpar, pero no quiero reprimir
mi necesidad de rendir un modestísimo homenaje unilateral a esa revista que no fue
estrictamente mía, sino de una sociedad que se recuperaba a sí misma y lo hacía
narrando, reaprendiendo a narrar y a narrarse.
Sé, además, que muchísimas personas en
nuestro país y en el mundo aprobarán este texto. Después de todo, Puro Cuento
publicó más de 800 cuentos de la literatura universal, de todo el mundo y de todas las
culturas. Y, dentro de ese total, 424 fueron autores argentinos, muchos de los cuales
debutaron compartiendo páginas con algunos de los más reconocidos escritores/as de
Latinoamérica. No pocos de ellos son hoy nombres mayores de nuestra narrativa.
El 35 por ciento de los cuentos que
publicamos, además, estaban escritos por mujeres, y eso en tiempos en que el
machismo heredado de la dictadura y de nuestra historia era aún arrasador en la
literatura argentina.
Casi la mitad de los cuentos que se
publicaron en las 36 ediciones de Puro Cuento, a lo largo de más de seis años,
provenía de las mejores literaturas del mundo. De hecho publicamos cuentos de más
de 70 países. De México fueron 57, y de sus mejores autores: Rulfo, Paz, Fuentes,
Valadés y muchos/as más. De Estados Unidos, 43. De Brasil, España y Chile, casi 30 de
cada país. Piense usted el nombre que quiera; nosotros en Puro Cuento lo
publicamos.
En 1988 pusimos en marcha una primera
Fundación, que se llamó Fundación Puro Cuento, que abrió algunas bibliotecas en el
interior del país que todavía existen. Allí iniciamos las primeras estrategias de
Promoción de la Lectura, que un cuarto de siglo después es una política de Estado en
la Argentina y en varios países hermanos. Y también sacamos seis ediciones de Puro
Chico, que fue la primera revista de literatura infantil de la Argentina, y probablemente
de toda América latina. Allí publicaron autores/as que luego -hoy mismo- llegaron a
ser nombres consulares de ese género.
Desde luego que puede ser reprochable
que yo mismo enumere todo esto, pero, señoras y señores, si hay algo seguro es que
nadie va a recordar públicamente a Puro Cuento, al menos en el mundo académico y
en el periodístico. Todos sabemos que las universidades y bibliotecas argentinas, igual
que las revistas y suplementos literarios, están demasiado ocupados en celebrar lo que
manda el canon, que apenas, cada tanto, glorifica alguna revista que duró dos o tres
números, o algún par de años erráticamente. Pero, claro, ahí estaban los que debían
estar. En cambio, en Puro Cuento estaban los inconvenientes, los desconocidos, los
que eran casi anónimos, pero amaban el género cuento con abnegación de abejas.
Ignacio Xurxo, como escribí aquí hace poco cuando tuvo la mala idea de morirse. Y
también Norma Báez, Marta Nos, Orfilia Polemann, Marco Denevi, Graciela Falbo.
Si alguien escribe, algún día, la historia de
la revista Puro Cuento deberá decir que fue parida con más entusiasmo que dinero en
un pequeño departamento de Coghlan, frente a la estación del tren, y que los primeros
cuentos salieron de mi biblioteca personal, copiados letra a letra porque entonces no
había fotocopiadoras. Y que la convocatoria y la respuesta fueron horizontalmente
democráticas, múltiples y asombrosas. Publicitamos la revista mediante 10 pasacalles,
que fue todo lo que pudimos pagar. E hicimos el lanzamiento en la Casa del Chaco, en
Callao y Sarmiento, con vino de damajuana que compartimos con los pocos amigos
que vinieron: los arriba mencionados y también Daniel Divinsky, Pedro Orgambide,
Héctor Lastra, Noé Jitrik, Horacio Salas, Oscar Hermes Villordo, Silvia Plager y Osvaldo
Soriano, que lamentaba por entonces no ser autor de cuentos, aunque después cómo
se lució... Creo que también estuvo Jacobo Timerman, aunque quizá confundo su
presencia, porque Jacobo tenía la costumbre de venir a las cosas que yo hacía y las
miraba desde el fondo. Por cierto una vez, creo que en el ICI, lo invité a sentarse en la
primera fila. Pero él sonrió y me dijo: "No, querido, yo ya no estoy para primeras
planas".
Laburábamos a pulmón y entre todos y
todas leímos miles, decenas de miles de cuentos que llegaban de todo el país, de toda
América, para el Taller Abierto y los concursos de Cuento Breve que hacíamos número
a número.
Duramos casi siete años. Entre mediados
de 1986 y el doloroso fin de 1992, publicamos más de 2700 páginas de puros cuentos,
entrevistas con los grandes (María Elena Walsh, José Donoso, Carlos Fuentes, Silvina
Ocampo, Edmundo Valadés, Bioy Casares, Tito Monterroso, Antonio Skármeta y tantos
más), textos teóricos de avanzada para la época y todo lo que podía interesar a
millares de cuentistas anónimos, de toda la Argentina y de más de treinta países a los
que llegábamos regularmente.
Nos empezamos a fundir en el '91, con el
gobierno de la rata, como bien lo llama Aliverti. Primero Erman González -con su inicial
corralito- y luego Cavallo nos fundieron como a miles de otras pymes,
emprendimientos de gente laburadora que no tuvo más remedio que terminar en la
especulación, el quiosco, el remís o la huida humillante a Barcelona...
A fines del '92, la derrota fue total. Pagué
todo y me quedé en la vía, aunque sin afrontar ni un solo juicio.
Después, con el viejo logotipo que nos
obsequió Menchi Sábat y que fue bandera de Puro Cuento, ese hombrecito con cara de
libro que dice que "leer abre los ojos", me volví al Nordeste y ahí empezó otra
historia.
Confieso que escribo esto con dolor,
todavía, y bien sé que todo enojo es inconducente. Por eso pido disculpas, pero la
verdad es que ni yo sabía que tenía tantas ganas de escribir esto. A veces viene bien
putear un poco. Desahoga.
Así que ya está, como dice mi queridísima
amiga Luisa Futoransky. Ya está, ya lo dije, ya pasó. Abur.
II. Consideraciones finales
El esfuerzo valió la pena. Aunque duró sólo seis
años, dejó una huella indeleble en nuestra cultura nacional. Por ello solicitamos la aprobación de
este proyecto de resolución.
Firmante | Distrito | Bloque |
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MORANTE, ANTONIO ARNALDO MARIA | CHACO | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
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CULTURA (Primera Competencia) |