La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Su beneplácito por el homenaje brindado a los deportistas desaparecidos durante la última dictadura militar al descubrirse, en el Centro Recreativo de la localidad de Ezeiza perteneciente a la Secretaria de Deportes de la Nación, un mural que propone mantener viva su memoria.

Señor presidente:

El pasado 10 de abril, las autoridades de la Secretaría de Deportes de la Nación acompañadas por familiares de atletas desaparecidos, inauguraron un mural artístico en el Centro Recreativo Ezeiza que recuerda y reivindica a los deportistas que fueron víctimas del terrorismo de estado durante la última dictadura militar.

La acción represiva y asesina de los señores de la muerte, que ejercieron el poder durante la dictadura más siniestra que le tocara vivir a los argentinos, también alcanzó a jóvenes deportistas que estaban convencidos que era posible generar un país más solidario, más justo. Y que seguramente tenían la esperanza, de que los lazos que se crean durante la sana competencia deportiva entre rivales, pudiera convertirse en ejemplo para aplicar a lo largo y ancho del territorio. Sin embargo la historia oficial de los años vividos durante la dictadura ha hecho poco hincapié en la existencia de hombres y mujeres ligados a la práctica deportiva, que eran además militantes sociales y políticos comprometidos con el cambio social. Compromiso que a muchos de ellos les costó la vida.

Una de las historias quizás más paradigmática de las muchas que se vivieron en aquellos años de plomo, tal vez esté encarnada en el único atleta federado del país que aún permanece desaparecido, Miguel Sánchez.

Nacido en Bella Vista, provincia de Tucumán el 6 de noviembre de 1952, era el décimo hijo de una familia muy humilde, razón por la cuál, una vez que tuvo la suficiente edad se mudó a Buenos Aires en donde buscaría mejores horizontes. Comenzó jugando en las inferiores de Gimnasia y Esgrima de La Plata hasta que en el año 1974 tuvo que dejar el fútbol ya que su nuevo trabajo en el Banco de la Provincia de Buenos Aires le impedía entrenar.

Su pasión por el deporte hizo que se acercara al atletismo y pronto pasó a representar a la institución bancaria en esa disciplina deportiva. Finalmente se federó en el club Independiente. Dedicaba sus horas libres a un intenso entrenamiento para perfeccionar sus técnicas. Practicaba tres horas diarias antes y después del trabajo.

De todas maneras nada le impedía vivir su otra gran pasión: escribir poemas. Como tampoco ejercer su vocación social y política y lo hacía militando en una Unidad Básica de la Juventud Peronista en Villa España, Berazategui. A causa de su militancia política el 8 de enero de 1978, Miguel pasó a engrosar la larga lista de desaparecidos que en ese momento nadie imaginaba que llegaría a 30.000. Su esfuerzo personal lo había convertido en un deportista de elite, hacía apenas 8 días había estado corriendo la tradicional prueba de San Silvestre por las calles de Brasil. Fue secuestrado de su casa a las 3:30 de la mañana. Jamás se encontró su cuerpo.

"Esta es otra manera de buscar la verdad y la justicia en este tiempo donde después de tantos años, en los que sufrimos las leyes de obediencia de vida y punto final, nos vamos encontrando como sociedad. No me cabe duda que esta es una obra colectiva y que aquellos deportistas que ya no están, además de ayudar a terminar este mural, sienten esta reivindicación en este espacio donde el Estado recibe a más de 70.000 jóvenes al año", señaló Claudio Morresi, actual Secretario de Deportes de la Nación el día en que se realizó el emotivo acto de inauguración del mural.

La obra fue realizada por el artista plástico Andy Rivas. Junto al mural, aparecen los nombres de los deportistas desaparecidos entre 1976 y 1983, recogidos por el periodista Gustavo Veiga en su libro "Deporte, Desaparecidos y Dictadura".

Ellos son Miguel Sánchez (atleta), Daniel Shapira (tenista), Carlos Alberto Rivada (futbolista) y los rugbiers Santiago Sánchez Viamonte, Otilio Pascua, Pablo Balut, Mariano Montequín, Hernán Roca, Jorge Moura, Rodolfo Jorge Axat, Alfredo Reboredo, Luis "Luti" Munitis, Marcelo "Beto" Bettini, Abel Vigo, Eduardo "Manopla" Navajas, Mario Mercader, Pablo Del Rivero, Enrique Shortorn Sierra, Hugo "Pinino" Lavalle, Julio "Choclo" Alvarez, Ricardo Posse, "Negro" Cordero, Ricardo Dakuyaku, Ricardo Omar Lois Navarro, Carlos "Willy" Williams y Daniel "Guliver" Elicabe.

Recordar a los deportistas desaparecidos no sólo supone un merecido homenaje a aquellos que fueron asesinados por cometer el pecado de tener ideales, sino que centralmente constituye una necesidad para los que como ellos entendemos que el deporte es una herramienta central en la política de inclusión social, de promoción ciudadana y en la generación de una población saludable que aborde la práctica deportiva como estímulo para superarse.