La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

I - Su incondicional adhesión y respaldo a las movilizaciones de los vecinos de la ciudad de Gualeguaychú, provincia de Entre Ríos, contra la instalación de la Empresa Nacional de Celulosa España ENCE y Oy Mëtsa-Botnia Ab, dedicadas a la fabricación de pasta de celulosa blanqueada, en la margen oriental del Rió Uruguay.

II - Su respaldo a las denuncias por parte de las comunidades afectadas acerca de los efectos contaminantes de la actividad de dichas empresas, que pone en riesgo la vida de los habitantes al producir daños irreparables en las aguas del Río Uruguay, el aire y el suelo, afectándola biodiversidad de la zona mencionada y aledañas.

III - Su beneplácito por las manifestaciones de solidaridad con los vecinos de Gualeguaychú por parte de la población en distintos puntos del país.

IV - Su desagrado ante la falta de seriedad científica de los estudios sobre impacto ambiental de los emprendimientos mencionados, realizados por las consultoras Pacific Consultants International y Malcolm Pirnie, contratadas por el Banco Mundial.

Señor presidente:

Desde hace cerca de un año, la población de Gualeguaychú, de manera absolutamente autónoma y democrática, independiente de todo gobierno (incluso, desoyendo sus "sugerencias"), se está manifestando en defensa de sus intereses contra la instalación de las fábricas de pasta de celulosa blanqueada en Fray Bentos, Uruguay.

De manera ejemplar, los vecinos de dicha Ciudad deciden en Asamblea el curso de sus acciones, sin dirigentes que indiquen el camino a seguir.

Este proceso asambleario, autónomo y horizontal, no es un hecho aislado: la lucha contra el saqueo y la contaminación de la megaminería en varias provincias del interior del país (Catamarca, Chubut, San Juan, Mendoza, Río Negro, etc.) adopta esta mecánica. Son los propios vecinos quienes se convocan y se organizan, haciendo caso sólo a sus convicciones.

Otro maravilloso ejemplo de esta verdadera democracia es la que se da en FASINPAT (ex Zanón). Allí, los trabajadores, por sí mismos, dirigen la fábrica, decidiendo desde los aspectos técnicos de la producción hasta el uso de los excedentes, o la forma de distribuir las utilidades.

Como vemos, la admirable tozudez de los gualeguaychuenses, que están firmes sobre la ruta 136, tiene su correlato en los cientos de procesos de autoorganización de la población. Los trabajadores, estudiantes, y vecinos en general, en todos los puntos del país, están protagonizando un fenómeno, incipiente, pero por demás auspicioso: ya no se espera la indicación del "dirigente" (partidario, sindical, o incluso barrial), o la convocatoria del partido político, el sindicato, o cualquier otra organización.

Los habitantes de Gualeguaychú no están solos: en la Ciudad de Buenos Aires han tenido lugar movilizaciones contra la instalación de las llamadas "papeleras"; en Rosario, Córdoba, Colón, Concordia los vecinos se han movilizado hacia los respectivos consulados uruguayos.

Por su lado, en la otra orilla, la población de Uruguay cuestiona también la instalación de las plantas de celulosa. En concordancia con el pueblo de Entre Ríos, los habitantes de Fray Bentos, Montevideo, y otras ciudades uruguayas, han manifestado reiteradamente su oposición a estos emprendimientos, y son cada vez más las voces que se oyen en defensa del medio ambiente.

El compromiso de los organismos financieros internacionales, como el Banco Mundial, con esta clase de emprendimientos se pone de manifiesto en el informe elaborado por las consultoras contratadas por dicha institución, Pacific Consultants International y Malcolm Prime.

Dicho informe respalda la instalación de las plantas de Fray Bentos con argumentos rayanos en lo burlesco. Entre varios dislates, se sostiene que la calidad del aire de Gualeguaychú no se verá afectada porque "el viento va de la Argentina al Uruguay" (sic); además de afirmar que las plantas estarán ubicadas a 40 kilómetros de dicha ciudad (cuando estarán a 22 y 25 kilómetros), o que el sábalo es "un miembro de la familia de las sardinas."

No siendo esto bastante, el informe en cuestión ha omitido el estudio meteorológico, por lo que no se ha analizado qué comportamiento tendrán los gases y olores emanados de las fábricas de pasta de celulosa en la atmósfera. Tampoco analizó las corrientes del Río Uruguay, para conocer el desplazamiento de la pluma de contaminación.

La única explicación racional a la existencia de estas plantas no es la necesidad que tiene la humanidad de papel, sino el mero afán de lucro, aún a costa de la vida de poblaciones enteras. María Carolina Grosso, del Departamento de Anatomía Animal de la U.N.R.C., explica claramente: "No hacen falta en el mundo más fabricas de papel. De cada diez bobinas de papel que se producen en el mundo, una se utiliza para impresión de libros, cuadernos, folletos, diarios, recibos, facturas, papel higiénico, papel de uso sanitario y clínico, etc., y nueve para embalaje lujosos de artículos innecesarios que se consumen principalmente en las grandes ciudades del Norte. Estadísticamente, un ciudadano norteamericano consume 100 veces más papel que un uruguayo, pero no lee 100 veces más."

La presentación que hiciera el Gobernador Busti ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, como su propuesta de organizar actividades culturales y deportivas como alternativa a los cortes de ruta (Diarios Clarín, 2/02/06, y La Nación, 31/01/06), y la propuesta del Ejecutivo nacional de llevar el conflicto ante la Corte Internacional de Justicia, se enmarcan en la decisión gubernamental de desmovilizar a la poblacion. Clara muestra de ello son las expresiones del Gobernador entrerriano, Jorge Busti: "Una vez que se presente la demanda ante la Corte Internacional de Justicia, el pueblo entrerriano tendrá que reflexionar que estos organismos internacionales nunca actúan bajo presión" (Página 12 del 26/01/06, destacado propio).

Los pobladores de Gualeguaychú están cada vez más firmes en su reclamos, llegando incluso a votar el corte de la ruta 136 por tiempo indeterminado. Su "Aire limpio, agua limpia. No a las papeleras" significa que no están dispuestos a permitir que se hipoteque su futuro por parte de ningún funcionario público ni por vampirismo de ninguna empresa. Significa, también, eludir toda xenofobia o chauvinismo. No se trata de un falso enfrentamiento entre argentinos y uruguayos: se trata de dos pueblos frente a gobiernos y empresas inescrupulosas.

Por las razones expuestas, es que solicito la aprobación de este Proyecto, siendo el mismo la reproducción del expediente Nº 6949-D-06, presentado el día 15 de febrero de 2006, en la Cámara de Diputados de la Nación.

Por todo esto, solicito la aprobación del presente proyecto.