La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Expresar repudio por los hechos de violencia desatados en dos espectáculos deportivos, acaecidos el día domingo 23 de abril de 2006, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

En el partido disputado entre el Club Velez Sarsfield y Boca Juniors, la barra brava del primero comenzó los disturbios y la violencia se desató dentro y fuera de la cancha de fútbol.

En el Luna Park donde se desarrolló la pelea entre el boxeador argentino Jorge Locomotora Castro y el colombiano José Luis Herrera la violencia tuvo un lugar preponderante, pues los asistentes a la misma iniciaron una pelea donde un hombre fue brutalmente agredido por una docena de jóvenes.

Señor presidente:

La violencia sigue, las soluciones se alejan. Algunas veces los profesionales del tablón se cruzan en peajes o cualquier otro lugar y dirimen sus enemistades a los balazos o los cuchillazos. Recordemos que murieron dos caracterizados hinchas de Newell's y, que se sepa, no hay detenidos. Y otras veces los proyectiles no matan y las causas vegetan en los juzgados. El germen anda suelto en la sociedad. Eso lo sabe cualquiera que camine en una ciudad grande. Y los estadios son un buen refugio para desatarse. Si aumentan los ciudadanos que buscan hacer justicia por su propia mano ante cualquier delito, cómo nadie se da cuenta de que un partido es el mejor promotor para que los guapos sueltos descarguen su bronca, tratando de aplicar la ley del puñetazo en mayoría.

Las razones pueden ser presuntamente justas o injustas. Ahí en caliente la verdad verdadera es lo de menos. Los árbitros son, con sus pro y sus contras, los enemigos visibles del poder invisible que sabotea. Los jugadores y los DT alimentan la ira con gestos y protestas. Viene de lejos esa sensación de que la imparcialidad no existe. Esto, cuando perjudica los colores amados. Si favorece, es merecida. Y, en medio, las explosiones masivas crónicas. Pueden ejercerla los barras, también la desatan montones de plateístas. Como para que no haya discriminación o clasismo en la volteada. Y se lo nutre por eso del mentado folclore futbolero.

Asimismo en la fiesta que rodeaba el regreso de Jorge Locomotora Castro en el Luna Park se convirtió de golpe en una pesadilla, con el agregado de un final escandaloso en el ring side. El colombiano José Luis Herrera no tuvo contemplaciones y se aprovechó todas las ventajas que dio el santacruceño para derrotarlo por KO técnico en el 4° round. Y para completar la noche negra que se vivió en Corrientes y Bouchard, todo terminó con una batalla campal en el borde del ring entre barras del fútbol. Una vez concluida la pelea, un grupo de barrabravas de Boca atacó a un integrante de la barra de Nueva Chicago, que aparentemente le habría mostrado la camiseta del club de Mataderos a los simpatizantes xeneizes. Durante unos 2 minutos, se vio como un grupo de ocho a diez personas atacó a golpes al solitario hombre, que en ningún momento recibió auxilio de los hombres de seguridad del sector. Luego, pudo escaparse, todo ensangrentado, y subió al ring, mientras los ánimos fueron calmándose. Aunque nada tapó el bochorno, nunca antes vivido en el Luna Park.

Estos dos hechos lamentables son el testimonio de la violencia ejercida en espectáculos deportivos, una situación que se repite semana a semana. Es tiempo que las autoridades tomen medidas drásticas para que estos sucesos queden desterrados de una buena vez del deporte en todas sus disciplinas.

Por lo expuesto solicito a mis pares la aprobación del presente proyecto.