PROYECTO DE TP
Expediente 2078-D-2009
Sumario: DECLARAR DE INTERES DE LA H. CAMARA EL 100 ANIVERSARIO DE "LA HUELGA DE LA SEMANA DE MAYO", A CONMEMORARSE DEL 1 AL 8 DE MAYO DE 2009.
Fecha: 30/04/2009
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 39
La Cámara de Diputados de la Nación
RESUELVE:
Artículo 1º.- Declarar de interés histórico de
la Cámara de Diputados de la Nación, el 100º Aniversario de la Huelga de la Semana
de Mayo, a cumplirse entre los días 1 y 8 de Mayo de 2009.
Artículo 2º.- Confeccionar una placa
recordatoria que será colocada en la Plaza Lorea sita entre la Av. de Mayo, la Av.
Rivadavia, la calle Paraná y la calle Presidente Luis Sáenz Peña, de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires
En la misma se inscribirá el siguiente texto:
"Homenaje a los
trabajadores víctimas de la represión
en el 100º Aniversario de
la Huelga de la Semana de Mayo
1909-2009"
Artículo 3º.- Los gastos que demanda la
presente serán imputados a las partidas presupuestarias correspondientes.
Artículo 4º.-Comuníquese, etc.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
Entre el 1 y el 8 de mayo de 1909 se produjo
una de las huelgas generales más importantes de la primera parte del siglo XX en
nuestro país y que expresó una nueva caracterización de la organización obrera en la
que empezaba a destacarse una prolongada duración de las protestas y el
enfrentamiento directo con el aparato represivo del Estado.
La realidad ponía en evidencia una reacción
policial en aumento, la disolución violenta de las reuniones y manifestaciones obreras,
calabozos llenos de trabajadores y la represión de las huelgas con todo rigor.
Para el 1 de mayo de ese año, se habían
previsto dos manifestaciones públicas con el propósito de conmemorar el día de los
trabajadores. Una organizada por la Federación Obrera Regional Argentina (F.O.R.A) -
sindicato controlado por los anarquistas - que saliendo de la Plaza Lorea, recorrería Av.
Callao, Córdoba, Libertad, Paraguay y el Paseo de Julio hasta enfrentar la estatua de
Mazzini, en donde harían uso de la palabra los ciudadanos José de Maturana y Gabriel
Biagiotti, entre otros.
La otra era la organizada por el Partido
Socialista, que partiendo desde la plaza Constitución, transitaría por Lima,
Cochabamba, Buen Orden, Avenida, Bolívar, Victoria, hasta la plaza Colón - detrás de
la Casa Rosada - lugar donde disertarían Alfredo L. Palacios, Enrique Dickmann y
Alfredo Mantecón.
Poco antes de que comenzara a marchar la
columna de la FORA, un incidente promovido por la policía determinó la intervención
violenta de las fuerzas de seguridad en cumplimiento de las ordenes impartidas por el
jefe de policía, coronel Ramón L. Falcón, quienes con una ferocidad inconcebible
disolvieron la reunión a golpes de sable y tiros de revólver, hiriendo y asesinando a
numerosos obreros.
"La Razón" del 1º de mayo
reseñaba los hechos del siguiente modo: "El incidente tomó proporciones gigantescas
en menos de un minuto, y ni los mismos espectadores más cercanos a los primeros
actores pudieron presumir la magnitud que había de tomar..." "...Muchas de las balas
se incrustaban en las paredes de los edificios próximos; los negocios se clausuraron en
un momento, y la enorme multitud de gente, manifestantes, curiosos y transeúntes
corrían despavoridos por todos lados encontrando cerradas por la fuerza de la policía a
caballo todas las esquinas comprendidas desde la plaza Lorea á Entre Ríos y por esta
entre Victoria y Rivadavia".
La columna de la concentración socialista,
formada por más de 20.000 personas, desfilaba por la calle Buen Orden, hoy Bernardo
de Irigoyen, cuando recibió las primeras noticias de la masacre de la Plaza Lorea.
Inmediatamente, se enlutaron las banderas rojas y la multitud desfiló en silencio por la
Ciudad, adhiriendo al luto obrero.
Llegada la manifestación a la Plaza Colón,
hubo de producirse un nuevo atropello de las fuerzas policiales, que habían sido
reforzadas con tropas de caballería del ejército, en búsqueda del pretexto para
reprimirla, los manifestantes socialistas pudieron evitarla.
Ya en la Plaza Colón, Enrique Dickmann,
miembro del Comité Ejecutivo del Partido Socialista, propuso a los trabajadores
reunidos la declaración de la huelga general como desagravio a la clase obrera, por las
víctimas de la Plaza Lorea y para exigir la renuncia del jefe de policía y el castigo de los
responsables de la masacre.
Este movimiento espontáneo de los
trabajadores hacia la huelga general no nació únicamente para desagraviar a las
víctimas de los sucesos de la plaza Lorea; tal como señala Jacinto Oddone, en su
Historia del Socialismo, existieron numerosos hechos y recuerdos que contribuyeron
para adoptar el paro, entre ellos, cabe mencionar, las masacres de la plaza Lavalle, las
de la plaza Mazzini, las de la plaza del Once, las del puerto de la Capital, las huelgas de
1902, 1904 y 1905; las deportaciones realizadas al amparo de la ley de residencia; los
estados de sitio, en los que la clase trabajadora fue la única víctima del vandalismo del
gobierno; la desorganización de los sindicatos, la clausura de los locales, realizada
tantas veces por capricho de cualquier jefe de policía; y demás actos cometidos por la
institución armada del gobierno con el fin único de detener el movimiento progresivo de
la clase trabajadora y sus conquistas eficaces en el terreno de la lucha política o de la
lucha sindical.
El 2 de Mayo, el comité ejecutivo del Partido
Socialista resolvió y anunció la celebración de un mitin de protesta en la Plaza de Mayo,
invitando a los obreros a la huelga general por tiempo indeterminado, hasta tanto se
consiguiera la libertad de los compañeros detenidos y la apertura de los locales
obreros.
Para esa fecha, la Ciudad estaba
semiparalizada, exceptuando el funcionamiento de algunos tranvías. De noche estaba a
oscuras, llegando el número de huelguistas a oscilar entre los 150.000 a 200.000. Sus
calles más céntricas se encontraban desiertas de vehículos, ocupadas por numerosos
transeúntes y negocios cerrados.
Las tropas de la Capital permanecían
acuarteladas, 5.000 hombres del ejército de línea custodiaban Buenos Aires y otros
3.000 hombres de línea estaban dispuestos para cualquier acción o ayuda.
A pesar de ello, la convocatoria atrajo un
público enorme. Miembros dirigentes del Partido Socialista, entre ellos, Alfredo Palacios
exhibieron al comisario Cesário la autorización del coronel Falcón para realizar el mitin.
El comisario, de todos modos, ordenó un toque de clarín y los agentes se lanzaron
contra la multitud con sus caballos al galope.
Impedida la manifestación en la plaza de
Mayo, un grupo de socialistas y obreros en huelga se dirigió por diversos trayectos a
Constitución, donde hicieron uso de la palabra, entre otros, Adolfo Dickmann y Mario
Bravo quienes resaltaron la importancia de la demostración ante un público bastante
numeroso. Luego, Palacios y Dickmann fueron a la Casa de Gobierno a exponer al
Ministro del Interior Avellaneda, las causas de la agitación obrera y a protestar contra el
temperamento adoptado por el jefe de policía con motivo del mitin que debía efectuarse
en la plaza de Mayo.
El diario "La Nación" sostuvo
en su edición del 2 de mayo: "Los sucesos de anteayer, -decían todos los obreros, tanto
anarquistas como sindicalistas y socialistas- merecen la más acerba condenación
pública. Aún en el caso de que un individuo o un grupo hubiera hecho fuego a los
agentes, no era suficiente para emprenderla a balazos con todos. Si al primer toque la
gente huyó, ya se ve hasta donde se habrá extralimitado la policía".
El martes 4 de mayo, un espectáculo sin
igual se vivía en Barracas y en La Boca, todas las fábricas y talleres paralizados, las
obras en construcción permanecían desiertas, los obreros paseaban por las calles y
eran dispersados por la policía, mientras existía una escasez absoluta de carne, pan y
leche.
El doctor Juan B. Justo, eludiendo a la
policía, ingresó en horas de la mañana al local del centro socialista de Barracas, Vieytes
1455, y dirigió la palabra a los obreros desde la azotea, invitándolos a asistir al mitin de
la plaza Constitución del día 5 de Mayo. Al salir a la calle fue detenido junto a Mario
Bravo, siendo puesto en libertad horas después.
El Partido Socialista, la Federación Obrera y
la Unión General de Trabajadores, citan a sus adherentes en las inmediaciones de la
Morgue, con el objeto de acompañar al Cementerio del Oeste los restos de los muertos.
Sin exagerar, la muchedumbre que rodeaba la Morgue, a la espera de la salida de los
cuerpos de sus compañeros asesinados, ascendía a 40.000 personas.
El sepelio de los muertos
proyectado como una larga marcha de la Morgue al cementerio de la Chacarita, fue
reprimido y la policía impidió el cortejo fúnebre. Cuando los restos llegaban a la
Chacarita otra multitud los esperaba. El entierro de los muertos se realizó con una
asistencia de 300.000 personas, siendo oradores del mismo, Juan Bianchi (FORA), el
sindicalista Luis Lotito (UGT) y Alfredo Palacios (PS).
El miércoles 5 de mayo, el Partido
Socialista organizó por la tarde en la plaza Constitución un nuevo acto, al que los
obreros acudieron numerosamente. Todos los oradores tuvieron frases de dura censura
para el jefe de policía, manteniendo la necesidad de continuar el movimiento hasta que
ese funcionario presentara la renuncia, se reabrieran los locales obreros y se pusiera en
libertad a todos los detenidos.
Ya terminado el acto, a pesar de que la
gente comenzaba a dispersarse, el jefe del destacamento de guardias de seguridad
ordenó un toque de atención que produjo un verdadero desbande. Repuestos de la
primera impresión, los obreros y el público que llenaba la plaza se desgranaron
rápidamente.
Todo hacía prever que la demostración
de protesta terminaría sin incidentes deplorables, cuando de improviso la detonación de
armas de fuego, que partían del lado de la calle Lima puso en fuga a la multitud, presa
de verdadero pánico, que también terminó con heridos y muertos
El jueves 6, se calcula que los detenidos
alcanzaban los 200 e informes recogidos en la Casa de Gobierno aseguraban que en
ninguna huelga anterior había habido un número tan elevado. Los doctores del Valle
Iberlucea, Alfredo L. Palacios y Mario Bravo presentaron a la justicia federal varios
escritos, pidiendo el recurso de amparo para reunirse libremente en los locales de las
federaciones obreras, derecho que había desconocido la policía.
El comité ejecutivo del Partido Socialista
convocó a concurrir, la tarde del día 6, a la Avenida de Mayo para firmar una solicitud
pidiendo al Gobierno que exigiera la renuncia del jefe de policía.
El jefe de policía no autorizó la reunión en la
Avenida, consintiendo que la hicieran en el Parque de los Patricios o en la Plaza
Constitución, donde a la vez debían reunirse en la tarde los anarquistas. Para impedir la
reunión en la Avenida se distribuyeron desde temprano numerosos agentes del
escuadrón, bomberos y soldados de caballería que obligaban a retirarse a quienes
habían concurrido a la Avenida, frustrando de tal modo el recorrido organizado para
recolectar firmas.
El viernes 7 se produjo un
atentando en el centro de la Ciudad en cuyo marco fallece una niño. El Partido
Socialista repudió el atentado y el diario La Razón recogió dicha actitud de reprobación
expresando: "La más enérgica protesta ha determinado en el Partido Socialista
Argentino el atentado de ayer. No podía ser de otro modo. El socialismo es una fuerza
social útil y sana, que no comulga con el exceso, ni con el crimen."
El sábado 8 de mayo, el jefe de policía
respondía por nota al juez federal, negando terminantemente que se hubieran
clausurados locales obreros, mientras que el Presidente de la República establecía
como uno de los actos tomados para el levantamiento de la huelga la reapertura de los
locales obreros.
La intervención del socialismo ante la justicia
federal ocasionó la apertura de los locales obreros y socialistas y el retiro de las
custodias policiales de los mismos, pero la huelga seguía y el Gobierno terminó
aceptando negociar con el Comité de Huelga (FORA, UGT y PS).
Los miembros del Comité de Huelga
conferenciaron con el Presidente del Senado, Benito Villanueva, quien les manifestó
que el Presidente de la República estaba dispuesto a acceder a las siguientes
reclamaciones: abolición del código de penalidades dictado por la Municipalidad;
reapertura de los locales obreros (ya habían sido abiertos horas antes por intervención
del Partido Socialista), libertad de los presos detenidos por causa del movimiento,
promesa reforzada por una carta dirigida al secretario de la Unión General de
Trabajadores, Juan Cuomo, donde señala que se estudiarían los casos de las personas
presas y dando seguridades de cumplir lo prometido poniendo en libertad todo detenido
que no tuviera malos antecedentes o no haya cometido faltas graves o delitos.
En vista de las declaraciones gubernativas
prometiendo la libertad de los presos, y siendo un hecho la reapertura de los locales
obreros, en la noche del día 8 de mayo, el Comité de Huelga resolvió la vuelta al trabajo
y se puso fin al paro.
Es la primera vez, en la historia de nuestro
país, que un Gobierno se ve obligado a llegar a un acuerdo de estas características con
el movimiento obrero.
El 10 de Mayo, concluida la huelga, 264
personas recuperaron su libertad tras haber sido detenidas durante los días del
movimiento huelguista.
Este movimiento obrero, de una espontaneidad y
unanimidad no vista hasta entonces, agitó a 200.000 trabajadores de la Capital Federal,
paralizó la vida de la Ciudad y se extendió por toda la República, provocando la huelga
de trabajadores de diversas ciudades del interior; repercutiendo en las naciones
limítrofes y llegando hasta Europa.
Tal es así, que estos acontecimientos
representan una de las actitudes más enérgicas y duraderas que registra el movimiento
obrero argentino y que se incorporó a la historia de nuestro país como "La huelga
general de la Semana de Mayo".
La brevísima síntesis que intentamos en
estos fundamentos nos recuerdan lo heroico de la lucha de los trabajadores por sus
derechos, los sacrificios, privaciones y vejaciones que muchos debieron realizar y
padecer para que muchos otros pudieran acceder a mayores niveles de igualdad para
su desarrollo.
Señor Presidente, consideramos que
resulta necesario tras un largo siglo de espera, ofrecer a todos los trabajadores de la
Huelga de la Semana de Mayo y especialmente a aquellos que resultaron víctimas de la
represión, el merecido desagravio que merecen lo que constituirá un acto de justicia
histórica, razón por la cual solicitamos la aprobación del presente proyecto.
Firmante | Distrito | Bloque |
---|---|---|
CORTINA, ROY | CIUDAD de BUENOS AIRES | PARTIDO SOCIALISTA |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
---|
LEGISLACION DEL TRABAJO (Primera Competencia) |
PRESUPUESTO Y HACIENDA |
Trámite
Cámara | Movimiento | Fecha | Resultado |
---|---|---|---|
Diputados | MOCION SOBRE TABLAS (PLAN DE LABOR) (AFIRMATIVA) | 05/08/2009 | |
Diputados | CONSIDERACION Y APROBACION | 05/08/2009 | APROBADO |