PROYECTO DE TP
Expediente 2060-D-2007
Sumario: CINCUENTENARIO DEL FALLECIMIENTO DE DON RICARDO ROJAS: CONSTRUCCION DE UN MAUSOLEO PARA DEPOSITAR LOS RESTOS MORTALES DEL ESCRITOR Y SU ESPOSA DOÑA JULIETA QUINTEROS DE ROJAS.
Fecha: 09/05/2007
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 46
El Senado y Cámara de Diputados...
Homenaje en el cincuentenario
del fallecimiento de Don Ricardo
Rojas
Artículo 1°.-Dispónese la
construcción de un mausoleo para depositar en él los restos mortales del escritor
don Ricardo Rojas y los de su esposa, doña Julieta Quinteros de Rojas.
Artículo 2°.- Se emplazará en el
terreno cedido a tales fines por la entonces Municipalidad de la Ciudad de
Buenos Aires, en el Cementerio de la Recoleta, mediante decreto n°4488 de
fecha 9 de abril de 1958 ratificada por ordenanza n° 14.798, promulgada el 5 de
diciembre de 1958.
Artículo 3°.-Autorízase al Poder
Ejecutivo Nacional, a través de la Secretaría de Cultura de la Nación, con la
participación de las autoridades de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, para
gestionar ante los organismos técnicos competentes la confección de planos, el
presupuesto de la obra y la efectiva realización de la misma.
Artículo 4°.-Publicar, por
intermedio de la Imprenta del Congreso de la Nación, una edición económica de
la obra de Ricardo Rojas.
Artículo 5°.-La edición constará
de cinco mil (5.000) ejemplares de las obras completas de Ricardo Rojas, de la
que dos mil (2.000) ejemplares serán distribuidos gratuitamente a las
universidades argentinas, establecimientos de nivel terciario, academias
científicas, artísticas y culturales, colegios profesionales, bibliotecas oficiales,
etc. Los tres mil (3.000) ejemplares restantes, serán puestos a la venta a precio
de costo.
Artículo 6°.-Encomendar a la
Academia Argentina de Letras que tome a su cargo la recopilación, clasificación,
dirección, supervisión y ejecución del proyecto, así como la redacción de un
estudio preliminar que destaque el valor de la obra de Ricardo Rojas.
Artículo 7°.-Los gastos que
demande el cumplimiento de la presente ley se imputarán a partidas del
presupuesto de la Nación previstas para jefatura de Gabinete.
Artículo 8°.-De forma.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
La obra de Ricardo
Rojas ocupa un lugar privilegiado en la literatura y en los estudios biográficos
argentinos. Ricardo Rojas nació en Tucumán el 16 de septiembre de 1882 y murió
en Buenos Aires el 29 de julio de 1957. Hombre de personalidad multifacética,
ejerció el periodismo, inauguró la primera cátedra de Literatura Argentina en 1912
en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Buenos Aires,
casa en la que ejerció el decanato; fue rector de dicha Universidad en el período
1926-1930, recibió el Premio Nacional de Literatura y doctorados honoris causa de
las Universidades de Buenos Aires, del Litoral, de Río de Janeiro, de Cuzco, San
Agustín en Arequipa, San Marcos y San Andrés. En 1918, liminarmente, adhirió a
los sucesos cordobeses que desembocaron en el movimiento de la Reforma
Universitaria. Desde muy joven sintió la atracción por las letras. Había llegado a
Buenos Aires en el año 1899 a fin de estudiar Derecho, pero no tardó en dejar
esos estudios para dedicarse por completo a la literatura. Fue así como en 1903
apareció su primer libro: "La Victoria del Hombre", una obra henchida de idealismo
y de aspiraciones trascendentes.
Inició su actividad literaria a través de
la poesía, sin embargo Ricardo Rojas es ante todo un prosista, que explotó a
fondo el pasado cultural, debido a sus dotes de investigador; y trató, con un hondo
sentido nacional y democrático, de interpretar la realidad argentina y americana.
Fue, en rigor de verdad, un genuino nacionalista democrático y liberal, como lo
acreditó con fe y con estilo en el famoso manifiesto abstencionista de 1931, al que
certeramente tituló "El comicio cerrado". Pero volvamos a su actividad literaria. La
hizo tanto a través de cuentos, por ejemplo en "El País de la Selva"(1907), donde
pinta el ambiente de Santiago del Estero, provincia de la cual su padre, Absalón
Rojas, fue gobernador y donde el escritor cursó sus estudios primarios y
secundarios; como en la biografía novelada del General San Martín, "El Santo de
la Espada" (1933), tal vez la más difundida de sus obras.
Este sudamericano
típico sondeó las raíces de su gente, de su país y de su continente abordando en el
teatro "Elelín" (1929), "La casa colonial" (1932), "Retablo español" (1938), "La
Salamandra" (1944), consagrándose en ese terreno con su tragedia en cuatro
actos "0llantay".
Merece singular
atención su aspecto de ensayista, con distintas facetas, que pueden examinarse
en trabajos como "El alma española" (1907), "La restauración nacionalista"
(1909), "Blasón de lata" (1912), "La argentinidad" (1916), "Los arquetipos" (1922),
"Euríndía" (1924) y, sobre todo, "El Cristo invisible" (1928), muestra espléndida
de su inquietud religiosa.
Las cualidades y
calidades literarias de su obra aparecen reflejadas en la opinión de Ramón
Menéndez Pidal, que lo llamó "maestro del idioma".
Para completar la
reseña de su copiosa y variada producción intelectual, destaquemos su "Historia
de la Literatura Argentína" (1917-1921), obra de cuatro volúmenes que le valió en
1923 recibir el Premio Nacional de Letras ya citado; y "El profeta de la pampa:
Vida de Sarmiento" (1955), con la que completa una serie de estudios sobre el
sobresaliente sanjuanino y lleva a cabo un análisis incisivo del verdadero
carácter unitario y centralista del régimen rosista.
Ricardo Rojas se
caracterizó por una profunda pasión argentina, y ello lo llevó a convertirse en un
político combatiente, por lo que sufrió persecuciones y cárcel. En 1932 escribió
"El Radicalismo de Mañana".
Se anotó en la página
del "periculum" y no buscó los beneficios de la hora del "commodum". ¡Así era la
integridad de este gran argentino!, que prefería las escarpadas pendientes de un
partido perseguido antes que las cómodas bonanzas de ese mismo partido en el
gobierno. Bien ha señalado el estudioso Diego Barovero la grandeza de la actitud
sincera, llana, decidida y abnegada que adoptó Rojas en esos difíciles momentos
donde por primera vez se rompía la continuidad constitucional de la república:
"Con el golpe militar del 6 de septiembre de 1930 contra el gobierno constitucional
del Presidente Hipólito Yrigoyen, Ricardo Rojas ingresó decididamente a la
militancia política desde las filas de la Unión Cívica Radical, a la que se afilió luego
de resultar triunfante la revolución que derrocó el gobierno de ese partido...
Siempre había simpatizado con la UCR y acompañado la mayoría de las reformas
políticas y sociales impulsadas por los gobiernos radicales. En su primer
encuentro con el gran caudillo, entonces procesado y encarcelado por la
dictadura, Yrigoyen se dirigió a Ricardo Rojas con los brazos abiertos diciéndole:
'Doctor Rojas, hace treinta años que el Radicalismo lo está esperando...'. Sobre su
incorporación a las filas de la Unión Cívica Radical escribió que lo había hecho 'no
en la hora de las canongias, sino en la hora de los vejámenes" ('Ricardo Rojas, de
las letras a la política', 1998)
No cayó Rojas en el
error de algunos intelectuales que se aíslan en un castillo de ideas abstractas,
indiferentes a su tiempo y al sufrimiento de sus congéneres. Hombre de ideas
democráticas y liberales supo defenderlas donde hubiere lugar, lo que le valió
persecuciones políticas y una época de confinamiento en Ushuaia, durante el
gobierno del General Uriburu. Allí escribió "Archipiélago", donde dedicó
meditaciones al carácter irredento de nuestras Malvinas. Fue dos veces
candidato a Diputado Nacional y, en 1946, a Senador; época ésta en que
renunció a la cátedra ante el avasallamiento de la autonomía universitaria. Por
todo ello Antonio Pagés Larraya dijo de él: "Autodidacto como Sarmiento y como
Alberdi, como Echeverría y Gutiérrez, como López y Mitre, y como Lugones
dentro de su generación, Rojas prolonga en nuestra época un tipo intelectual
característico del siglo XIX sudamericano, en el que se funden con espléndida
armonía el saber profundo, la curiosidad intelectual y el arraigado
patriotismo.
Este provinciano que empezó su
carrera literaria como lírico predicador, luego, cuando advierte que es más hondo
y doloroso el problema argentino, lo veremos convertirse en político combatiente
y sufrir persecuciones y cárcel. De una estética pasa Rojas a una docencia, y de
esa docencia a una política nueva. Entonces, cuando el poeta y profeta, el
pensador y el hombre de acción se integran iluminados por una misma fe
combatiente, surge ya, con su verdadera luz, la figura del maestro".
En años difíciles, ese gigante que
había preferido el yugo del confinamiento antes que el camino del exilio, resultó
justicieramente ungido por unanimidad en la presidencia del máximo órgano -la
Convención Nacional- del partido político de su militancia; en cuya oportunidad
bregó por el respeto al "texto indislocable y armónico de toda la Constitución",
anunciando premonitoriamente la dolorosa verdad de que "así como no se
cumple la Constitución que tenemos (esto lo decía el 26 de julio de 1948), no se
cumplirá tampoco la próxima".
Parece contradictorio que la casa
donde vivió el escritor, sita en la calle Charcas 2837 de esta Ciudad de Buenos
Aires, fue donada al gobierno de la República por su viuda, doña Julieta Quinteros
y convertida, con su contenido, en museo y biblioteca. Mientras tanto, los restos
mortales de Ricardo Rojas y de su esposa, descansaron, en primer término, en un
pequeño depósito situado en la entrada del Cementerio de la Recoleta,
posteriormente en un lugar de la bóveda de García Velloso y por último, desde el 7
de enero de 1971 en la bóveda de María Teresa Beñar sita en el Cementerio de
Olivos.
Numerosas iniciativas fueron
presentadas en diversas oportunidades para construir un mausoleo que guarde
sus restos mortales y los de su esposa. Ya el 9 de abril de 1958 la Municipalidad
de la Ciudad de Buenos Aires concedió en forma "gratuita y a perpetuidad" una
parcela ubicada en el Cementerio de la Recoleta, cuyo Título se expide de
acuerdo al decreto N° 4498 de fecha 9 de abril de 1958, ratificado por
Ordenanza dictada por el Honorable Concejo Deliberante, número 14.798,
promulgada el 5 de diciembre de 1958.
Cumpliéndose el 29 de julio de 2007
el cincuentenario de su desaparición física y para remediar en algo, ese olvido
con que tan frecuentemente nuestro país paga a los hombres que han
contribuido a engrandecerlo, es que someto a la consideración de la Honorable
Cámara el siguiente proyecto de ley, que incorpora ideas de otros dos
presentados: en el año 1965 por el entonces diputado Alejandro O. Baffico, que
tuvo dictamen favorable de las Comisiones de Obras Públicas y de Presupuesto
y Hacienda pero que el golpe militar del 28 de junio de 1966 sepultó en la nada,
y en el año 1987, por el suscripto, que lamentablemente tampoco mereció la
sanción de esa Cámara. En ambos intentos se trató de hacer justicia y memoria
a un argentino ilustre e injustamente olvidado. Por ello tanto el mausoleo como la
publicación de su obra completa son actos perfectamente encuadrados en los
esfuerzos que llevan a cabo todas las naciones del orbe para preservar los
nombres de sus hijos ilustres, ya que al hacerlo de ese modo no sólo lo hacen
para si, sino también para el mundo entero. La presencia de las grandes
personalidades del pasado en nuestro presente es una necesidad que las
autoridades del país deben cuidar celosamente para contribuir a la formación de
nuestra juventud, a fin de consolidad su vocación democrática, los valores
históricos de nuestra nacionalidad y, en el caso de Don Ricardo Rojas, para
afirmar y abonar el gusto por la literatura argentina. Descontamos que los
poderes del Estado tienen presente estas palabras pero si hubiera alguien que
quisiera olvidarlas con un manto de silencio, seria oportuno recordarle lo que
dijera el propio Rojas en el sepelio del presidente de los argentinos derrocado en
1930: "Han estado estos (tres) años mordiéndolo con saña para deshacerlo, y
aún no saben que mordían un bronce" ¡También con el olvido se atenta contra el
bronce!
Rindo así mi homenaje al ilustre
argentino que -siendo yo un jovenzuelo-, tuve el privilegio de conocer llevado por
mi padre a la vieja casona de Charcas 2857, verdadero templo de la más
auténtica tradición nacional. Recuerdo inolvidable el de ese encuentro, como que
cada que vez que visito el museo hoy allí establecido, aparecen en mi mente los
perfiles inconfundibles de aquel gran patriarca de la cultura argentina y
latinoamericana.
Firmante | Distrito | Bloque |
---|---|---|
VANOSSI, JORGE REINALDO | CIUDAD de BUENOS AIRES | PRO |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
---|
CULTURA (Primera Competencia) |
PRESUPUESTO Y HACIENDA |
Trámite
Cámara | Movimiento | Fecha | Resultado |
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Diputados | MOCION DE PREFERENCIA CON DICTAMEN (AFIRMATIVA) | 18/07/2007 |