La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Rendir homenaje al primer Diputado Socialista de América, Alfredo L. Palacios, al cumplirse 50 años de su fallecimiento, el 20 de abril de 1965.

Señor presidente:

Es indiscutible que la figura de Alfredo Palacios forma parte de la historia de nuestro país. Educador, estadista, legislador, inspirador de la justicia social, defensor de la soberanía, maestro de la juventud y adalid de la unión de los pueblos de América latina.

Un hombre generoso, justo, adelantado en su tiempo y tenaz en su labor. En cualquiera de estos roles siempre defendió con la misma convicción y vehemencia los valores de la igualdad, la libertad y la solidaridad social.

Los homenajes en su nombre, se sucedieron a lo largo del tiempo. Se han erigido monumentos, descubierto placas, nombrado salas y por supuesto, su nombre se encuentra en una de las sedes del Senado de la Nación. Este año queremos seguir reconociendo la labor del primer diputado socialista con motivo de los 50 años de su desaparición. Este acto, no implica solamente rendirle un homenaje sino que nos reafirma en el deber de seguir su ejemplo y mantener vivo su espíritu a favor de la defensa de la justicia social.

Fue una voz que proclamó junto a los miles de obreros las injusticias que hasta principio del siglo XX no habían sido puestas en debate. De esta manera, inauguró una nueva etapa en el Parlamento y en la legislación de la Argentina.

Alfredo Palacios sostenía una clara convicción del valor de la educación como posibilidad de desarrollo pleno de las personas y de la enseñanza pública, laica, gratuita y obligatoria, en todo nivel, como el lugar privilegiado de aprendizaje para la democracia. De allí su compromiso y participación en la Biblioteca del Congreso de la Nación tras el restablecimiento del Poder Legislativo en junio de 1932.

Acerca de su obra parlamentaria, podemos ver la coherencia y el reflejo de esos reclamos y la preocupación constante que llevaba adelante por mejorar la calidad de vida y los derechos sociales de los trabajadores y trabajadoras.

Fue tan arduo su trabajo por el derecho de los trabajadores que se lo considera el fundador del Nuevo Derecho. De esta manera, Alfredo Palacios arranca a la oligarquía de esos tiempos varias leyes sociales a favor de una mejora en la calidad de vida del pueblo: descanso dominical, aumentos de sueldos, el pago de sueldos en moneda nacional y no en vales, ley de accidentes laborales, ley del trabajo femenino, ley de la silla, estatuto del docente y muchas otras leyes que en distintos períodos fue presentando y logrando que se sancionen.

Fue un prolífico escritor, un estudioso de todos los problemas sociales que fue volcando en sus trabajos de investigación. Aparte de su extensa y valiosa obra escrita, nos dejó el legado de su paso por la universidad, donde fue uno de los más lúcidos propulsores y sostenedores de la Reforma Universitaria.

En 1932, asume como Senador, pero su mandato será interrumpido por el golpe militar de 1943. En el año 1957 será convencional constituyente y en 1961 regresará como Senador por la ciudad de Buenos Aires. En sus últimos años, volverá con el voto del pueblo a la Cámara de Diputados y en ejercicio de esta última representación fallecerá el 20 de abril de 1965.

Sobran las palabras de homenaje para esta figura que marcó la labor parlamentaria a favor de los trabajadores, los humildes y los desposeídos. Fiel defensor de los valores de la democracia y la educación pública al tiempo que rechazaba cualquier tipo de autoritarismo.

Cincuenta años han pasado de su fallecimiento y desde esta Honorable Cámara de Diputados queremos rendir un merecido homenaje al primer Diputado Socialista de América, Alfredo Lorenzo Palacios.

Es por estas razones que solicito el acompañamiento de mis pares.