PROYECTO DE TP
Expediente 1970-D-2008
Sumario: EMISION DE UNA ESTAMPILLA POSTAL EN CONMEMORACION DEL 90 ANIVERSARIO DE LA REFORMA UNIVERSITARIA DE CORDOBA, CON LA INCLUSION DE LA FRASE "LOS DOLORES QUE NOS QUEDAN, SON LAS LIBERTADES QUE NOS FALTAN".
Fecha: 06/05/2008
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 38
El Senado y Cámara de Diputados...
Emisión de una estampilla postal en
conmemoración del noventa aniversario de la Reforma Universitaria de
Córdoba.
Art. 1: Dispóngase lo necesario para
la emisión de una estampilla postal en conmemoración del noventa aniversario de
la Reforma Universitaria de Córdoba.
Art. 2: El diseño de la estampilla
debe incluir la frase: "Los dolores que nos quedan, son las libertades que nos
faltan."
Art. 3: El Poder Ejecutivo Nacional a
través del área que corresponda dispondrá lo necesario para hacer efectivo lo
dispuesto en el art. 1 de la presente ley.
Art. 4: Comuníquese al Poder
Ejecutivo.....
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
Consideramos que es importante
que quede registro de nuestra historia en los sellos postales que realiza nuestra
nación. En particular que quede registro de aquellos procesos, protagonistas, y
momentos que significaron avances en la lucha por mayores libertades para
nuestra patria, progresos para nuestra sociedad, mejores condiciones de vida para
los hombres y mujeres que habitan nuestra Argentina.
La reforma Universitaria realizada en
Córdoba en Junio de 1918, se constituyo como un punto de inflexión en la vida
universitaria de la Universidad Nacional de Córdoba, de las Universidades
Argentinas y de toda Latinoamérica.
Este proceso se constituyo como un
faro hacia el continente sentando las bases para una universidad abierta, gratuita,
científica y solidaria.
Citamos en nuestros fundamentos al
portal oficial de la Universidad nacional de Córdoba, en el Artículo que hace
referencia a la Reforma universitaria de 1918:
"Aunque en el
umbral del siglo XX la influencia de la Universidad se extendía en múltiples
ámbitos, a partir de 1918 cuando su carácter rector adquirió una fuerza
inusitada.
En consonancia con
los acontecimientos que vivían el país y el mundo, en junio de 1918 la juventud
universitaria de Córdoba inició un movimiento por la genuina democratización de la
enseñanza que cosechó rápidamente la adhesión de todo el continente.
Esta gesta, conocida
como Reforma Universitaria, es uno de los mitos de origen de la Córdoba del
siglo XX, y uno de los puntos de partida de su entrada en la modernidad. La utopía
universitaria del '18 se anticipó medio siglo al "Mayo Francés" y extendió su
influencia a todas las universidades argentinas y latinoamericanas.
Las reivindicaciones
reformistas bregaban por la renovación de las estructuras y objetivos de las
universidades, la implementación de nuevas metodologías de estudio y enseñanza,
el razonamiento científico frente al dogmatismo, la libre expresión del
pensamiento, el compromiso con la realidad social y la participación del claustro
estudiantil en el gobierno universitario.
Las bases
programáticas que estableció la Reforma fueron:
- Cogobierno estudiantil
- Autonomía universitaria
- Docencia libre
- Libertad de cátedra
- Concursos con jurados con participación estudiantil
- Investigación como función de la universidad
- Extensión universitaria y compromiso con la sociedad"
Incluimos como parte de los
fundamentos el texto del Manifiesto Liminar de la Reforma de 1918. Un texto que
forma parte de nuestro patrimonio intelectual:
"La juventud
argentina de Córdoba a los hombres libres de Sud América
Manifiesto de la Federación Universitaria de Córdoba - 1918
Hombres de una
república libre, acabamos de romper la última cadena que en pleno siglo XX nos
ataba a la antigua dominación monárquica y monástica. Hemos resulto llamar a
todas las cosas por el nombre que tienen. Córdoba se redime. Desde hoy
contamos para el país una vergüenza menos y una libertad más. Los dolores que
nos quedan son las libertades que nos faltan. Creemos no equivocarnos, las
resonancias del corazón nos lo advierten: estamos pisando sobre una revolución,
estamos viviendo una hora americana.
La rebeldía estalla
ahora en Córdoba y es violenta, porque aquí los tiranos se habían ensoberbecido y
porque era necesario borrar para siempre el recuerdo de los contra-revolucionarios
de Mayo. Las universidades han sido hasta aquí el refugio secular de los
mediocres, la renta de los ignorantes, la hospitalización segura de los inválidos y -
lo que es peor aún- el lugar en donde todas las formas de tiranizar y de
insensibilizar hallaron la cátedra que las dictara. Las universidades han llegado a
ser así el fiel reflejo de estas sociedades decadentes que se empeñan en ofrecer el
triste espectáculo de una inmovilidad senil. Por eso es que la Ciencia, frente a
estas casas mudas y cerradas, pasa silenciosa o entra mutilada y grotesca al
servicio burocrático. Cuando en un rapto fugaz abre sus puertas a los altos
espíritus es para arrepentirse luego y hacerles imposible la vida en su recinto. Por
eso es que, dentro de semejante régimen, las fuerzas naturales llevan a
mediocrizar la enseñanza, y el ensanchamiento vital de los organismos
universitarios no es el fruto del desarrollo orgánico, sino el aliento de la
periodicidad revolucionaria.
Nuestro régimen
universitario -aún el más reciente- es anacrónico. Está fundado sobre una especie
del derecho divino: el derecho divino del profesorado universitario. Se crea a sí
mismo. En él nace y en él muere. Mantiene un alejamiento olímpico. La Federación
Universitaria de Córdoba se alza para luchar contra este régimen y entiende que
en ello le va la vida. Reclama un gobierno estrictamente democrático y sostiene
que el demos universitario, la soberanía, el derecho a darse el gobierno propio
radica principalmente en los estudiantes. El concepto de Autoridad que
corresponde y acompaña a un director o a un maestro en un hogar de estudiantes
universitarios, no solo puede apoyarse en la fuerza de disciplinas extrañas a la
substancia misma de los estudios. La autoridad en un hogar de estudiantes, no se
ejercita mandando, sino sugiriendo y amando: Enseñando. Si no existe una
vinculación espiritual entre el que enseña y el que aprende, toda enseñanza es
hostil y de consiguiente infecunda. Toda la educación es una larga obra de amor a
los que aprenden. Fundar la garantía de una paz fecunda en el artículo
conminatorio de un reglamento o de un estatuto es, en todo caso, amparar un
régimen cuartelario, pero no a una labor de Ciencia. Mantener la actual relación de
gobernantes a gobernados es agitar el fermento de futuros trastornos. Las almas
de los jóvenes deben ser movidas por fuerzas espirituales. Los gastados resortes
de la autoridad que emana de la fuerza no se avienen con lo que reclama el
sentimiento y el concepto moderno de las universidades. El chasquido del látigo
sólo puede rubricar el silencio de los inconscientes o de los
cobardes. La única
actitud silenciosa, que cabe en un instituto de Ciencia es la del que escucha una
verdad o la del que experimenta para crearla o comprobarla.
Por eso queremos
arrancar de raíz en el organismo universitario el arcaico y bárbaro concepto de
Autoridad que en estas Casas es un baluarte de absurda tiranía y sólo sirve para
proteger criminalmente la falsa-dignidad y la falsa-competencia.
Ahora advertimos
que la reciente reforma, sinceramente liberal, aportada a la Universidad de
Córdoba por el Dr. José Nicolás Matienzo, sólo ha venido a probar que el mal era
más afligente de los que imaginábamos y que los antiguos privilegios disimulaban
un estado de avanzada descomposición. La reforma Matienzo no ha inaugurado
una democracia universitaria; ha sancionado el predominio de una casta de
profesores. Los intereses creados en torno de los mediocres han encontrado en
ella un inesperado apoyo. Se nos acusa ahora de insurrectos en nombre de una
orden que no discutimos, pero que nada tiene que hacer con nosotros. Si ello es
así, si en nombre del orden se nos quiere seguir burlando y embruteciendo,
proclamamos bien alto el derecho sagrado a la insurrección. Entonces la única
puerta que nos queda abierta a la esperanza es el destino heroico de la juventud.
El sacrificio es nuestro mejor estímulo; la redención espiritual de las juventudes
americanas nuestra única recompensa, pues sabemos que nuestras verdades lo
son -y dolorosas- de todo el continente. Que en nuestro país una ley -se dice- la
de Avellaneda, se opone a nuestros anhelos. Pues a reformar la ley, que nuestra
salud moral los está exigiendo.
La juventud vive
siempre en trance de heroísmo. Es desinteresada, es pura. No ha tenido tiempo
aún de contaminarse. No se equivoca nunca en la elección de sus propios
maestros. Ante los jóvenes no se hace mérito adulando o comprando. Hay que
dejar que ellos mismos elijan sus maestros y directores, seguros de que el acierto
ha de coronar sus determinaciones. En adelante solo podrán ser maestros en la
futura república universitaria los verdaderos constructores de alma, los creadores
de verdad, de belleza y de bien.
La juventud
universitaria de Córdoba cree que ha llegado la hora de plantear este grave
problema a la consideración del país y de sus hombres representativos.
Los sucesos acaecidos recientemente en la Universidad de Córdoba, con motivo de
elección rectoral, aclara singularmente nuestra razón en la manera de apreciar el
conflicto universitario. La Federación Universitaria de Córdoba cree que debe hacer
conocer al país y América las circunstancia de orden moral y jurídico que invalidan
el acto electoral verificado el 15 de junio. El confesar los ideales y principios que
mueven a la juventud en esta hora única de su vida, quiere referir las aspectos
locales del conflicto y levantar bien alta la llama que está quemando el viejo
reducto de la opresión clerical. En la Universidad Nacional de Córdoba y en esta
ciudad no se han presenciado desordenes; se ha contemplado y se contempla el
nacimiento de una verdadera revolución que ha de agrupar bien pronto bajo su
bandera a todos los hombres libres del continente. Referiremos los sucesos para
que se vea cuanta vergüenza nos sacó a la cara la cobardía y la perfidia de los
reaccionarios. Los actos de violencia, de los cuales nos responsabilizamos
íntegramente, se cumplían como en el ejercicio de puras ideas. Volteamos lo que
representaba un alzamiento anacrónico y lo hicimos para poder levantar siquiera el
corazón sobre esas ruinas. Aquellos representan también la medida de nuestra
indignación en presencia de la miseria moral, de la simulación y del engaño artero
que pretendía filtrarse con las apariencias de la legalidad. El sentido moral estaba
oscurecido en las clases dirigentes por un fariseísmo tradicional y por una pavorosa
indigencia de ideales.
El espectáculo que
ofrecía la Asamblea Universitaria era repugnante. Grupos de amorales deseosos de
captarse la buena voluntad del futuro rector exploraban los contornos en el primer
escrutinio, par inclinarse luego al bando que parecía asegurar el triunfo, sin
recordar la adhesión públicamente empeñada, en el compromiso de honor
contraído por los intereses de la Universidad. Otros -los más- en nombre del
sentimiento religioso y bajo la advocación de la Compañía de Jesús, exhortaban a
la traición y al pronunciamiento subalterno. (¡Curiosa religión que enseña a
menospreciar el honor y deprimir la personalidad! ¡Religión para vencidos o para
esclavos!). Se había obtenido una reforma liberal mediante el sacrificio heroico de
una juventud. Se creía haber conquistado una garantía y de la garantía se
apoderaban los únicos enemigos de la reforma. En la sombra los jesuitas habían
preparado el triunfo de una profunda inmoralidad. Consentirla habría comportado
otra traición. A la burla respondimos con la revolución. La mayoría expresaba la
suma de represión, de la ignorancia y del vicio. Entonces dimos la única lección
que cumplía y espantamos para siempre la amenaza del dominio clerical.
La sanción moral es
nuestra. El derecho también. Aquellos pudieron obtener la sanción jurídica,
empotrarse en la Ley. No se lo permitimos. Antes de que la iniquidad fuera un acto
jurídico, irrevocable y completo, nos apoderamos del Salón de Actos y arrojamos a
la canalla, solo entonces amedrentada, a la vera de los claustros. Que es cierto, lo
patentiza el hecho de haber, a continuación, sesionada en el propio Salón de Actos
de la Federación Universitaria y de haber firmado mil estudiantes sobre el mismo
pupitre rectoral, la declaración de la huelga indefinida.
En efecto, los
estatutos reformados disponen que la elección de rector terminará en una sola
sesión, proclamándose inmediatamente el resultado, previa lectura de cada una de
las boletas y aprobación del acta respectiva. Afirmamos sin temor de ser
rectificados, que las boletas no fueron leídas, que el acta no fue aprobada, que el
rector no fue proclamado, y que, por consiguiente, para la ley, aún no existe rector
de esta universidad.
La juventud
Universitaria de Córdoba afirma que jamás hizo cuestión de nombres ni de
empleos. Se levantó contra un régimen administrativo, contra un método docente,
contra un concepto de autoridad. Las funciones públicas se ejercitaban en
beneficio de determinadas camarillas. No se reformaban ni planes ni reglamentos
por temor de que alguien en los cambios pudiera perder su empleo. La consigna
de "hoy par ti, mañana para mí", corría de boca en boca y asumía la preeminencia
de estatuto universitario. Los métodos docentes estaban viciados de un estrecho
dogmatismo, contribuyendo a mantener a la Universidad apartada de la Ciencia y
de las disciplinas modernas. Las lecciones, encerradas en la repetición interminable
de viejos textos, amparaban el espíritu de rutina y de sumisión. Los cuerpos
universitarios, celosos guardianes de los dogmas, trataban de mantener en
clausura a la juventud, creyendo que la conspiración del silencio puede ser
ejercitada en contra de la Ciencia. Fue entonces cuando la oscura Universidad
Mediterránea cerró sus puertas a Ferri, a Ferrero, a Palacios y a otros, ante el
temor de que fuera perturbada su plácida ignorancia. Hicimos entonces una santa
revolución y el régimen cayó a nuestros golpes.
Creímos
honradamente que nuestro esfuerzo había creado algo nuevo, que por lo menos la
elevación de nuestros ideales merecía algún respeto. Asombrados, contemplamos
entonces cómo se coaligaban para arrebatar nuestra conquista los más crudos
reaccionarios.
No podemos dejar
librada nuestra suerte a la tiranía de una secta religiosa, no al juego de intereses
egoístas. A ellos se nos quiere sacrificar. El que se titula rector de la Universidad
de San Carlos ha dicho su primera palabra: "prefiero antes de renunciar que quede
el tendal de cadáveres de los estudiantes". Palabras llenas de piedad y amor, de
respeto reverencioso a la disciplina; palabras dignas del jefe de una casa de altos
estudios. No invoca ideales ni propósitos de acción cultural. Se siente custodiado
por la fuerza y se alza soberbio y amenazador. ¡Armoniosa lección que acaba de
dar a la juventud el primer ciudadano de una democracia Universitaria!. Recojamos
la lección, compañero de toda América; acaso tenga el sentido de un presagio
glorioso, la virtud de un llamamiento a la lucha suprema por la libertad; ella nos
muestra el verdadero carácter de la autoridad universitaria, tiránica y obcecada,
que ve en cada petición un agravio y en cada pensamiento una semilla de
rebelión.
La juventud ya no
pide. Exige que se le reconozca el derecho a exteriorizar ese pensamiento propio
de los cuerpos universitarios por medio de sus representantes. Está cansada de
soportar a los tiranos. Si ha sido capaz de realizar una revolución en las
conciencias, no puede desconocérsele la capacidad de intervenir en el gobierno de
su propia casa.
La juventud
universitaria de Córdoba, por intermedio de su Federación, saluda a los
compañeros de la América toda y les incita a colaborar en la obra de libertad que
inicia.
21 de junio de
1918
Enrique F. Barros,
Horacio Valdés, Ismael C. Bordabehere, presidente. Gurmensindo Sayago, Alfredo
Castellanos, Luis M. Méndez, Jorge L. Bazante, Ceferino Garzón Maceda, Julio
Molina, Carlos Suárez Pinto, Emilio R. Biagosch, Angel J. Nigro, Natalio J. Saibene,
Antonio Medina Allende, Ernesto Garzón."
Consideramos que hacer un
homenaje en el noventa aniversario de la Reforma Universitaria de Córdoba es
parte de la necesaria vigencia de su espíritu de transformación y rebeldía.
Por todo lo expuesto, es que solicito
a los compañeros diputados que acompañen con su voto el presente proyecto de
ley....
Firmante | Distrito | Bloque |
---|---|---|
MERCHAN, PAULA CECILIA | CORDOBA | ENCUENTRO POPULAR Y SOCIAL |
BASTEIRO, SERGIO ARIEL | BUENOS AIRES | ENCUENTRO POPULAR Y SOCIAL |
DONDA PEREZ, VICTORIA ANALIA | BUENOS AIRES | ENCUENTRO POPULAR Y SOCIAL |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
---|
COMUNICACIONES E INFORMATICA (Primera Competencia) |
Trámite en comisión (Cámara de Diputados)
Fecha | Movimiento | Resultado |
---|---|---|
03/06/2008 | DICTAMEN | Aprobado con modificaciones como proyecto de declaración |
Dictamen
Cámara | Dictamen | Texto | Fecha |
---|---|---|---|
Diputados | Orden del Dia 0389/2008 | CON MODIFICACIONES; LA COMISION ACONSEJA APROBAR UN PROYECTO DE DECLARACION | 18/06/2008 |
Trámite
Cámara | Movimiento | Fecha | Resultado |
---|---|---|---|
Diputados | CONSIDERACION Y APROBACION | 20/08/2008 | APROBADO |