PROYECTO DE TP
Expediente 1922-D-2011
Sumario: EXPRESAR ADHESION AL DIA DE LA CONVIVENCIA EN LA DIVERSIDAD CULTURAL, A CONMEMORARSE EL 19 DE ABRIL DE 2011, RECORDANDO EL LEVANTAMIENTO DEL GHETTO DE VARSOVIA (1943) Y EN HOMENAJE A LAS VICTIMAS DEL HOLOCAUSTO EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL.
Fecha: 18/04/2011
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 31
La Cámara de Diputados de la Nación
RESUELVE:
Adherir al Día de la Convivencia en la
Diversidad Cultural a conmemorarse el día 19 de abril, en recuerdo del levantamiento
del Ghetto de Varsovia (1943) y en homenaje a las víctimas del holocausto durante
la Segunda Guerra Mundial, a fin de preservar la memoria del pasado y trabajar en la
consecución de una sociedad más integrada.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
La diversidad cultural es la aspiración de
los pueblos a desarrollarse en un entorno favorable a la plena expansión de todas las
culturas en el plano internacional, en el marco de un diálogo real de las culturas
entre sí.
El principio de la diversidad cultural
propone una concepción moderna del mundo, basada en el respeto a la pluralidad e
implica el reconocimiento del hecho de que la producción cultural es fundamental
para la cohesión social y la identidad, y que está íntimamente relacionada con la
expresión de las ideas y los valores de una sociedad. Es por ello necesario que cada
cultura encuentre el lugar que le corresponde tanto en su propio territorio como en
el ámbito internacional.
Desde el año 2007 entró en vigencia la
Convención sobre la protección y promoción de la diversidad de las expresiones
culturales propuesta en el marco de la UNESCO, y que nuestro país ratificó al año
siguiente. Básicamente, lo que se propone en ella es crear las condiciones que
permitan a las culturas expandirse e interactuar libremente de manera que puedan
enriquecerse mutuamente, acordando además de un papel mayor de la sociedad civil
en la puesta en marcha de la Convención.
Esto es así porque los ejes básicos de
cualquier tipo de convivencia pasan por la comunicación, lo cual implica combatir los
prejuicios y abrir el diálogo reconociendo el valor que cada persona concede al
marco cultural, sin que asociemos las opciones personales con todo un grupo de
personas del mismo origen.
La lucha contra la creciente polarización
social entre excluidos y privilegiados, que amenaza con hacer aumentar la
conflictividad social, debe formar parte del proceso de integración social. La base
mínima de la convivencia pasa porque todas las personas que forman parte de una
sociedad se reconozcan a ellas mismas y reconozcan a los otros como miembros de
la colectividad. No debemos olvidar que la desigualdad social es producto, por un
lado, de los prejuicios que configuran la visión de los excluidos por parte del grupo
que goza de mayor bienestar; pero por otro lado, también es un producto de la
lógica económica que mantiene determinados sectores de la población en un estado
de privación relativa respecto a las clases más privilegiadas.
Demasiado a menudo,
se confunde la multiculturalidad con un estado ideal de convivencia donde cada
grupo puede satisfacer sus expectativas. Este imaginario ignora que, cuando hay una
cultura dominante y otra minoritaria, la diversidad cultural puede servir más de
coartada de la desigualdad y de la exclusión social que de promotora de la
dignificación de las personas. Si bien es cierto que el derecho a la diferencia puede
ser positivo -ya que satisface una serie de necesidades culturales específicas que, en
el caso concreto específico de los migrantes, pueden quedar desatendidas en su
nuevo contexto de vida- otras veces resulta en una falta de proximidad social entre
nacionales e inmigrantes que termina por legitimar la desigualdad. Las expresiones
más folclóricas de una cultura pueden servir, si se abusa de ellas, de disfraz de la
discriminación. Además, como los aspectos más conocidos de una cultura suelen ser
las danzas, la gastronomía, la música, etc., se corre el riesgo de confundir los
elementos más superficiales con la totalidad.
En general se piensa
que el racismo es fruto del desconocimiento del otro, pero conocer su realidad no se
traduce necesariamente en respeto hacia su cultura. El conocimiento también puede
estar al servicio de la dominación y convertirse en un instrumento que permita la
reproducción de la hegemonía de un grupo sobre un colectivo de personas
minoritarias.
En una sociedad como la
nuestra donde la diversidad cultural ha sido incluso históricamente fomentada desde
el Estado, sería interesante abordar la cuestión del enriquecimiento mutuo que se
puede derivar de una mayor comunicación entre personas de culturas diversas. Esta
comunicación es la premisa para evitar que posibles situaciones de conflicto se
conviertan en asuntos sin solución y, a la vez, es el camino hacia el respeto mutuo.
El término integración social debe ser entendido como un proceso de regeneración
de las relaciones humanas con el compromiso colectivo de toda la sociedad de
trabajar por ser cada vez más integradora e igualitaria.
En definitiva, ante la
diversidad cultural, es preferible no adoptar una postura intransigente contra los
derechos colectivos, siempre que contribuyan a desarrollar la dignidad de las
personas en plenitud. Porque, al fin y al cabo, se tiene que apostar por el diálogo.
Hay cosas que no se pueden dejar para mañana y una de ellas la voluntad de
comunicarse para comprender el otro a fin de definir juntos la sociedad desde una
identidad colectiva abierta y sin complejos.
Por todo lo expresado anteriormente
con motivo de la conmemoración aludida, estimo que esta Honorable Cámara debe
expresarse en tal sentido y solicito a tal fin el apoyo de mis pares.-
Firmante | Distrito | Bloque |
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ALFARO, GERMAN ENRIQUE | TUCUMAN | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
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