La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Solicitar al Poder Ejecutivo que, mediante el organismo competente, implemente una campaña nacional de difusión para educar y concientizar a la población sobre el peligro que significan los residuos constituidos por pilas usadas.

Señor presidente:

El presente Proyecto tiene por objeto la implementación de una campaña nacional de difusión de educación y concientización sobre el peligro que significan los residuos constituidos por pilas usadas.

El ser humano a lo largo de la historia ha generado siempre basura, pero desde que ingreso en la era industrial, los residuos se incrementaron notablemente; sobre todo si consideramos el consumismo que caracteriza a nuestras sociedades, esa cultura de comprar y tirar, tiene efectos muy perjudiciales, ya que contaminan nuestro medio ambiente.

Entre los residuos tóxicos domiciliarios que causan daños al ambiente se encuentran las pilas. Es por eso que en esta oportunidad quiero hacer especial referencia a esta problemática y su posible solución.

En los hogares hay muchos aparatos eléctricos que funcionan con pilas o baterías, estas pilas proporcionan muchas ventajas por su utilidad y maleabilidad como fuentes de energía portátil. El problema es el destino que hay que darles a las pilas en desuso ya que las pilas en la tierra pueden contaminar.

Casi todas contienen mercurio, un metal peligroso que se filtra en la tierra, pudiendo llegar a las aguas subterráneas, y a los alimentos que se desarrollan nutriéndose del suelo. El ser humano y los animales que consumen estos alimentos contaminados, se envenenan con el mercurio que se ha disuelto en ellos. Una sola pila común es capaz de contaminar la cantidad de agua que necesita una familia durante toda su vida. Según estudios realizados por investigadores, una micropila de mercurio puede llegar a contaminar 600.000 litros de agua, una de zinc-aire 12.000, una de oxido de plata 14.000 y una pila común 3.000 litros.

La cotidiana realidad nos demuestra que la gran mayoría de las pilas que se consumen terminan en las bolsas de basura que mas tarde van a parar a los basurales municipales, es decir, a la tierra. Al descomponerse la capa protectora que las recubre, se liberan los metales que contienen, fundamentalmente el mercurio, que se filtra en la tierra, llegan al agua de las capas subterráneas y la contaminan en distinta medida.

Entre las consecuencias que puede ocasionar este elemento figuran daños en el sistema nervioso, fallas renales, trastornos gastrointestinales, pérdida de la vista y oído y, de acuerdo con la dimensión de su ingestión, hasta la muerte.

Las grandes dosis de sales de plata, otro de los elementos presentes en las pilas, también reconocen una larga lista de afecciones a la salud. En el caso del manganeso puede afectar el sistema nervioso central tanto como el hígado. Los restantes componentes del envase de las pilas: zinc, litio, niquel y cadmio, no son tampoco bondadosos con la salud de las personas que por algún motivo los incorporen a sus organismos.

Si la dimensión de carga de cada pila por separado representa un peligro, deberemos tener presente que según los datos del INDEC (Instituto Nacional De Estadísticas y Censos), la Argentina no es ajena al aumento mundial de consumo de pilas. En promedio se desechan anualmente 6 pilas por persona.

Si bien el tratamiento de residuos domiciliarios es competencia de los municipios correspondiente, estoy convencida de que el Gobierno Nacional debería implementar una campaña de difusión, en la cual se eduque y concientice a la población sobre el peligro que significa arrojar alegremente una pila al suelo. De esa forma se lograría una importante colaboración que facilitaría considerablemente el tratamiento de los residuos peligrosos en los municipios, evitando en definitiva un daño irreparable al medio ambiente en forma directa y un perjuicio indirecto a la salud de la población en general.

Por los fundamentos expresados, y los que expondré oportunamente, solicito la sanción favorable del presente proyecto.