La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Su pesar por el fallecimiento de Gregorio Weinberg, destacado intelectual argentino y humanista de amplísima visión cultural, que no se podría encerrar en los límites de una sola disciplina.

Señor presidente:

Falleció ayer en Buenos Aires Gregorio Weinberg, destacado intelectual argentino y humanista de amplísima visión cultural, que no se podría encerrar en los límites de una sola disciplina.

No en vano participaba desde un papel central en un proyecto de enorme magnitud como la nueva edición de la historia del desarrollo científico y cultural de la humanidad impulsada por la Unesco, que procuraba reflejar la incidencia de las diversas culturas y evitar cualquier limitación etnocéntrica. Por ello, en 1999 la Unesco le otorgó su medalla Aristóteles de Plata.

Entre sus múltiples distinciones, la Fundación Konex lo distinguió en 1986 con el Premio Konex de Brillante como la figura más saliente en humanidades.

Nacido en 1919, Weinberg fue director de la Biblioteca Nacional y vicepresidente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). Durante el gobierno de Alfonsín, integró el Consejo para la Consolidación de la Democracia.

En la UBA, que lo nombró doctor honoris causa, fue profesor titular de Pensamiento Argentino y Latinoamericano en la carrera de Filosofía y de Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana, en la carrera de Ciencias de la Educación. Era miembro de la Academia Nacional de Educación.

Hace poco, en noviembre de 2005, al hablar sobre "La educación que queremos" en la Fundación Santillana, sostuvo que la educación pública debe ser "democrática, universal, gratuita, inclusiva, laica, participativa, formativa, actualizada, flexible, crítica, enriquecedora del lenguaje y abierta a las revoluciones científicas y técnicas".

Weinberg decía que "en modo alguno puede admitirse la idea del fin de la historia, de su unidireccionalidad; toda sociedad tuvo siempre una pluralidad de opciones, de caminos, de alternativas". En sus estudios, destacó a algunas figuras de la historia argentina, como San Martín -a quien consideró "un ejemplo para épocas de crisis"-, Belgrano, Sarmiento y Mariano Fragueiro, a quien llamó "un pensador olvidado" en un libro que le dedicó.

Otros libros suyos fueron "Ilustración y educación superior en Hispanoamérica" y "La ciencia y la idea de progreso en América". Fue un avezado editor y colaboró muchas veces en LA NACION. Era una persona de buen trato, de una profunda humanidad, apreciado por cuantos lo conocieron.

Por lo expuesto, solicitamos a la Cámara de Diputados de la Nación la aprobación del presente Proyecto de Declaración.