La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Rendir homenaje a la memoria del Doctor Dalmacio Velez Sarsfield, tratadista, jurisconsulto, académico, político, diplomático, publicista y periodista, en el aniversario de su fallecimiento el 30 de marzo de 1875.

Señor presidente:

La piedra angular de la Organización Nacional sin lugar a dudas fue la sanción de la Constitución Nacional 1853-60, nuestra carta magna, magnífica obra jurídico política, aceptada por todas las provincias de la Confederación Argentina.

Sin embargo, para encaminar a la nación sobre bases sólidas, hacia los tiempos de prosperidad y esplendor que conoció el país en tiempos del centenario, era imprescindible un trabajo más arduo y silencioso: establecer un orden normativo coherente que consagrara reglas jurídicas claras y permanentes, completando el diseño institucional que esa misma constitución había previsto.

Para ello era necesario un hombre lúcido, una mente extraordinaria, con visión arquitectónica, que trabajara en forma sistemática para lograr ese cometido. Ese hombre público multifacético fue Dámaso Simón Dalmacio Vélez Sarsfield, jurisconsulto de singular erudición, autor del Código Civil y del Código de Comercio de la República Argentina. Hijo de Dalmacio Vélez Baigorri y Rosa Sarsfield Palacios, nació en Villa de Amboy, departamento de Calamuchita, provincia de Córdoba, el 18 de febrero de 1800.

Realizó sus primeros estudios en Córdoba en el Colegio de Monserrat, graduándose de bachiller en derecho en 1820 para luego recibirse de abogado en 1822 en la Universidad de Córdoba. Fue también un aventajado estudioso en matemáticas y lenguas, dominando el inglés, francés, italiano y latín.

En 1823 se traslada a Buenos Aires, se casa con Paula Piñero, y rápidamente logra un elevado prestigio profesional. Inicia una intensa actividad política representando a la provincia de San Luis en el Congreso de 1824 a 1827, desempeñándose como secretario del mismo de manera interina en su primera sesión presidida por el Deán Funes, y participando en los debates y en el tratamiento de la Constitución de 1826 y de la capitalización de Buenos Aires. Ese mismo año, 1823, fue nombrado catedrático de economía política en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.

No obstante identificarse como unitario, Rosas lo consultó en diversas ocasiones y por su encargo escribió Discusión de los títulos del gobierno de Chile a las tierras del estrecho de Magallanes. En 1835 fue designado presidente de la Academia de Jurisprudencia, pero en 1842 debió exiliarse en Montevideo donde se reunió con su antiguo amigo el general José María Paz y su nuevo amigo, Domingo F. Sarmiento.

Regresó a Buenos Aires cuando Rosas le solicita consejo acerca del conflicto que el gobierno bonaerense mantuvo con la Santa Sede acerca del nombramiento de un obispo. Vélez Sarsfield se negó, pero escribió una de sus más afamadas obras, Derecho público eclesiástico en relación al Estado (también conocida por el título Relaciones de la Iglesia con el Estado). La obra, que no sería publicada hasta 1854, es un riguroso tratado sobre la historia del derecho canónico en América.

Luego de Caseros, en 1852 es diputado por Buenos Aires, siendo posteriormente ministro del Estado de Buenos Aires en 1854, y ese gobierno en 1858, le encarga la redacción del Código de Comercio, en colaboración con el prestigioso jurisconsulto uruguayo Eduardo Acevedo, sancionado en 1859. Esta obra, después de la reunificación nacional, fue aprobada como Código de Comercio de la Nación Argentina bajo la ley n° 15, del 10 de septiembre de 1862 por este Congreso de la Nación.

Le fue encomendada la reorganización del Banco de la Provincia de Buenos Aires, desempeñándose como vice-presidente del mismo. También fue canciller y negociador diplomático entre el Estado de Buenos Aires y la Confederación. Fue miembro de la convención constituyente de 1860, y más tarde senador por Córdoba en el Senado de la Nación en 1862.

Fue ministro de Hacienda del presidente Mitre y ministro del Interior del presidente Sarmiento. Mitre fue quien le encargó la redacción del Código Civil, su obra fundamental; la inició en enero de 1864 y después de cinco años de duro trabajo intelectual que tenía como base su vasta erudición en derecho hispánico, colonial y de los estados provinciales así como de las incontables consultas realizadas, en 1869, durante la presidencia de Sarmiento, lo presentó al poder ejecutivo y éste lo remitió al Congreso que lo sancionó, empezando a regir el 1 de enero de 1871.

Como ministro de Sarmiento fue un gran modernizador y propulsor de la telegrafía eléctrica en el país. El 5 de agosto de 1874, en las postrimerías de su período presidencial, Sarmiento inauguraba la primera comunicación telegráfica con Europa. La ceremonia contó con la presencia entre otros del ya ex ministro Vélez Sarsfield, a quien Sarmiento atribuyó en el acto "el honor exclusivo de la atrevida idea y de la rápida ejecución de la red de telégrafos, que contribuye a dar paz a la República y bienestar a sus hijos".

Fundó el diario El Nacional, por la misma época en que Mitre fundó La Nación, con quien generó la primera gran controversia historiográfica por su crítica a la Historia de Belgrano. Además realizó una prolija traducción de la Eneida de Virgilio.

Considerado ya en vida el más grande jurista argentino, falleció en Buenos Aires el 30 de marzo de 1875. Sus restos descansaron en el cementerio de la Recoleta, hasta que fueron trasladados al Palacio de Justicia de la ciudad de Córdoba.

Lo sucedió en su estudio jurídico Victorino de la Plaza, otro gran hombre público, quien como joven abogado colaboró con Velez Sarsfield en la redacción del Código Civil, y a quien solicitamos asimismo homenajear en ocasión de la conmemoración del centenario de la ley Saenz Peña, pues como vicepresidente de la nación en 1912 y presidente luego, fue partícipe principal en el proceso que culminó en la sanción e implementación de la ley electoral que estableció el voto universal, secreto y obligatorio.