PROYECTO DE TP
Expediente 1827-D-2015
Sumario: SOLAR VERA VALLEJO, UBICADO EN LA CIUDAD CAPITAL DE LA PROVINCIA DE LA RIOJA. SE LO DECLARA BIEN HISTORICO NACIONAL.
Fecha: 15/04/2015
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 29
El Senado y Cámara de Diputados...
Artículo 1°.- Declárase Bien
Histórico Nacional, en los términos de la Ley 12.665, el Solar Vera Vallejo, sito
en calle Hipólito Yrigoyen entre Rivadavia y San Nicolás de Bari de la ciudad de
La Rioja, lugar donde Rosario Vera Peñaloza fundara el primer jardín de
infantes de la provincia de La Rioja.
Artículo 2°.- La Comisión Nacional
de Museos y de Monumentos y de Lugares Históricos instrumentará todo lo
atinente para el cumplimiento de la presente ley.
Artículo 3°.- Comuníquese al Poder
Ejecutivo.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
El 15 de septiembre de 1971, en la
ciudad de Santa Fe, durante el Séptimo Encuentro Nacional de Maestras
Jardineras, se institucionalizó el 28 de Mayo, aniversario de la muerte de
Rosario Vera Peñaloza, como Día Nacional de los Jardines de Infantes.
Nacida en el pueblo de Atiles, en el
valle de Malazán, provincia de La Rioja, el 25 de diciembre de 1873, Rosario
Vera Peñaloza quedó huérfana desde muy pequeña y fue su tía materna quien
la cuidó e inició en las primeras letras.
Completó la escuela primaria en
San Juan y en 1884 retornó a su tierra natal para ingresar a la Escuela Normal
de La Rioja, inaugurada oficialmente en junio de ese año y dirigida entonces
por Annette Haven, oriunda de Nueva York, una de las célebres maestras
traídas al país por Sarmiento.
En 1892 se dirigió a la cuidad de
Paraná a estudiar en el Profesorado de Kindergarten de la Escuela Normal,
donde fue alumna de Sara C. de Eccleston y egresó en 1894 con el título
Superior de Enseñanza.
Años después, en 1898, Rosario
Vera Peñaloza fundó el primer Jardín de Infantes de La Rioja, iniciándose como
primera maestra jardinera. Este funcionaba en el actual Solar Vera Vallejo, en la
sala izquierda del zaguán de entrada, que en esa época abarcaba toda la
esquina de la intersección de las calles Hipólito Yrigoyen y Av. Rivadavia.
En 1900 fundó el Jardín de
Infantes anexo a la Escuela Normal de La Rioja, el primero de una serie de la
que forman parte los de Córdoba, Buenos Aires y Paraná. En 1906 fue
nombrada vicedirectora de la citada Escuela Normal de La Rioja y en 1907
ocupó el mismo cargo en la Escuela Provincial de Córdoba. Entre 1912 y 1917
fue directora de la Escuela Normal Nº 1 "Roque Saenz Peña" de Buenos
Aires.
Dictó las cátedras de Pedagogía y
Matemática en la Escuela Normal del Divino Rostro, incorporada al Profesorado
en Lenguas Vivas. Fue inspectora de las escuelas Municipales, y de Enseñanza
Secundaria Normal y Especial hasta 1926.
Le dedicó 17 años de su vida al
Museo Argentino basado en la teoría pedagógica de Joaquín V. González,
estableciendo la correlatividad de las materias y temas, enriqueciendo las salas
del Museo con actividades vinculadas al folclore, la artesanía y la preparación
de dulces regionales.
En el contexto educativo de la
primera mitad del siglo XX, las ideas de Rosario Vera Peñaloza se plasmaron en
su discurso pedagógico crítico. Llamada por sus pares "la maestra de la Patria",
buscó a lo largo de su trayecto docente la coherencia entre la pedagogía y la
práctica del aula con propuestas reformistas y novedosas.
Su gran preocupación fue la
educación de la primera infancia y la formación del docente, la cual impulsó a
través de la Asociación Pro-difusión del Kindergarten.
Su legado escrito puede
encontrarse en las obras "El hombre que rehusó el Olimpo", "Los hijos del sol",
"Historia de la Tierra", "Un viaje accidentado", "Cuentos y Poemas" y
"Pensamientos breves sobre juegos educativos".
En una época en la que el rol
asignado a la mujer estaba aún ligado al ámbito del hogar y en consecuencia,
se entendía que la educación de los niños en la primera infancia debía darse en
el terreno doméstico, Rosario Vera Peñaloza fue un emergente de una nueva
realidad social, la de la mujer maestra egresada de las escuelas normales.
En ese contexto de país, la
educación era un instrumento socio-político imprescindible para integrar y
modernizar la estructura poblacional del territorio, y ella encarnó ese
pensamiento. Sus preocupaciones se centraron en la reforma educativa, el
jardín de infantes, la formación docente, la pedagogía y la didáctica.
La reforma educativa aparece de
manera recurrente en sus escritos. Advierte que el "normalismo" -
predominantemente positivista-, no estaba dando los frutos esperados, e
integra a su pensamiento las ideas filosóficas froebelianas y kraussianas del
idealismo y el romanticismo alemán.
Sus profesores en la Escuela
Normal de Paraná representan la fusión de estas dos grandes ideas,
combinando ciencia y espíritu, como los "krausopositivistas".
En Rosario Vera Peñaloza
maduraba la idea de un programa reformista que girara en torno de la
didáctica. Si bien compartía el ideal liberal de la escuela sarmientina,
reconociéndola como una institución insuperable en la conformación de la
identidad y como baluarte civilizador y homogeneizador de las masas, dirigía su
mirada hacia el interior de la escuela, y más específicamente, a los problemas
didácticos. En una búsqueda incansable de nuevas ideas que renovaran la labor
cotidiana del aula, logró modificar aspectos pedagógico-didácticos que en
algunos casos le costaron la pérdida de la estabilidad laboral, numerosas
críticas y cesantías.
Esas ideas reformistas se
manifestaron en el Museo Argentino para la Escuela Primaria y el Preescolar
que funda en el Instituto Bernasconi. Bajo su dirección se dictaron cursos de
trabajo manual y preparación de materiales didácticos y se brindaron nuevas
técnicas para que los docentes fueran más creativos e innovadores. Su plan
reformista tenía una marcada intención política, pues a través de la educación
pretendía contribuir a formar la identidad nacional como el resultado del vínculo
primitivo del hombre con el territorio, enriquecido por la historia y la cultura
popular.
Fue una activa defensora del
Jardín de Infantes como institución educativa, y como tal, reclamó que el
Estado garantice el acceso a todos los niños a este tipo de institución y los
medios más adecuados para desarrollar espacios higiénicos y cómodos que
brindaran a la infancia crecimiento intelectual, moral y patriótico. Promovió la
enseñanza de la música, las narraciones de cuentos, las narraciones históricas,
las bibliotecas, el teatro y la cinematografía infantil.
Sus ideas expresaron una
concepción de infancia moderna, rousseaniana, enriquecida por las
provenientes del campo de la psicología evolutiva o del desarrollo. Creía que el
Jardín de Infantes proporcionaba al niño una base segura en habilidad manual,
en lenguaje y en comprensión, además volverlos responsables, comprensivos y
respetuosos de los derechos de los demás. El Jardín de Infantes que proponía
Rosario Vera Peñaloza alentaba a docentes y alumnos a la creación y a la
recreación de la cultura.
Su paso por diversas instituciones
en cargos de profesora y directora en Escuelas Normales revela su inquietud
por la formación docente, los maestros, sus conocimientos y actitudes. La
maestra jardinera deberá poseer gran poder de observación, ser afable,
cariñosa, tener sentido estético, una imaginación viva, mucha actividad y sobre
todo verdadera vocación.
Para Rosario Vera Peñaloza, la
pedagogía involucraba a la didáctica: mientras la segunda permitía poner en
acto los discursos pedagógicos, al mismo tiempo éstos se modificaban por la
puesta en práctica de las acciones. De allí la necesaria coherencia entre ambas,
una de sus grandes preocupaciones.
Al recorrer la vida profesional de
esta enorme educadora riojana, se visualizan sus desvelos y concreciones, su
infatigable preocupación por la primera infancia y su reconocimiento por las
instituciones dedicadas a su educación con el compromiso real del Estado.
Sus 77 años de vida son los que
marcan el trayecto histórico de la gestación y consolidación del Nivel Inicial en
nuestro país. Es por eso que la decisión, por parte de la comunidad educativa
riojana, de preservar el lugar donde desarrolló inicialmente su vocación
docente, merece todo nuestro apoyo.
Que Rosario Vera Peñaloza es el
símbolo de la educación inicial argentina lo demuestra que las propias maestras
jardineras eligieron el 28 de mayo, aniversario de su fallecimiento, como Día
Nacional de los Jardines de Infantes. Tenemos entonces el deber moral e
histórico de preservar el patrimonio donde comenzó a desarrollar su vocación y
fecundo trabajo.
Por todo lo expuesto, solicito a mis
pares me acompañen en la sanción de este proyecto de ley.
Firmante | Distrito | Bloque |
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MARTINEZ, JULIO CESAR | LA RIOJA | UCR |
OLIVARES, HECTOR ENRIQUE | LA RIOJA | UCR |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
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