La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Solicitar al Poder Ejecutivo Nacional que informe sobre las siguientes cuestiones a través de los organismos correspondientes:

1. Que indique si autorizó el uso de Clorhidrato de fluoxetina en niños a partir de los seis años de edad y las razones que lo justifican.

2. Que explicite si tiene en estudio la autorización para el uso de medicamentos que contengan Fluoxetina, Metilfenidato o Atomoxetina en niños menores de seis años de edad. En caso afirmativo que explicite a partir de que edad precisa se está evaluando la autorización para su uso en niños de cada uno de los tres psicofármacos mencionados.

3. Que proporcione la lista de preparados comerciales que contienen esos principios activos y las estadísticas sobre su consumo por la población infantil de nuestro país.

4. Que explique si el trastorno denominado "Síndrome de Déficit de Atención con y sin Hiperactividad TDAH (ADD / ADHD)" puede ser considerado una enfermedad; y en caso afirmativo, informe si adquirió carácter epidémico.

5. Que exponga sobre las medidas de fármaco-vigilancia de los efectos nocivos de estas drogas en niños y adolescentes.

6. Que de acuerdo con las prevenciones formuladas por la Administración Nacional de Medicamentos Alimentos y Tecnología Médica (A.N.M.A.T.) en la Disposición 2.123/2007 en cuanto a la atomoxetina y metilfenidato, explique las medidas que se aplicaron y el resultado obtenido.

7. Que consigne si realizó estudios sobre el potencial adictivo de estas drogas y estime el tiempo promedio de su uso en los tratamientos; y cuáles consecuencias provoca la suspensión de su suministro en los pacientes.

8. Que cuantifique en costo y volumen las importaciones de las drogas Metilfenidato, atomoxetina y clorhidrato de fluoxetina, así como las variaciones que se registraron en los últimos 10 años.

9. Que manifieste los datos que puede comunicar sobre el supuesto crecimiento del circuito ilegal de distribución de las sustancias en cuestión y su uso recreativo.

Señor presidente:

El Metilfenidato (comercializado entre otros, con el nombre de Ritalina) es un estimulante anfetamínico del sistema nervioso central. Existe desde hace más de 60 años, olvidado y luego reintroducido por la generación "beatnik" en California durante la década del sesenta, por sus efectos similares a la cocaína. Desde el año 1971 se encuentra clasificado en la Lista II de sustancias psicotrópicas sujetas al control de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes. (List of psychotropic substances, International Narcotics Control Board, 2001). El informe anual de la JIFE correspondiente al año 2006 indica que el metilfenidato se comercializa en el mercado ilícito y que su uso recreativo no es menor que el de MDMA-Extasis (con el que se encuentra químicamente emparentado). La Junta reconoce la utilidad del estimulante sobre la base de un diagnóstico riguroso, pero reitera su preocupación por el considerable aumento de su uso imputable a diagnóstico excesivo y sobremedicación.

La Atomoxetina se cree que actúa como inhibidor selectivo de la recaptación de norepinefrina (derivado de la adrenalina) que actúa como estimulante del SNC y que se utiliza como un regulador de la atención.

La fluoxetina es un inhibidor de la recaptación de serotonina con las propiedades de un antidepresivo mayor

Estas drogas modifican el circuito de los neurotransmisores y se utilizan para tratar el llamado TDAH (Trastorno de deficiencia de atención e hiperactividad) que engloba variados síntomas; aunque importantes aspectos sobre su mecanismo de acción se ignoran todavía. Así mismo, numerosos estudios científicos demuestran efectos nocivos claramente identificados, entre otros: suicidios, muerte súbita, hipertensión, arritmia cardíaca, alteraciones en la producción de la hormona del crecimiento y de la prolactina, irritabilidad, anorexia, insomnio depresión, disfunciones sexuales, reducción en la capacidad de comunicar, de socializar y de concentrarse. Las mismas monografías de los laboratorios reportan estos datos, aunque ciertamente los consideran de ocurrencia ocasional y no significativa. Se entiende. En Estados Unidos el giro de negocios -sólo del metilfenidato- se encuentra en el orden de los tres mil millones anuales.

Los daños producidos por estas sustancias fueron bien documentados. Particularmente, entre los efectos secundarios del metilfenidato se encuentra la psicosis -más frecuente de lo que se cree- y se la considera ligada a resonantes episodios de matanzas en casas de estudio norteamericanas. Los síntomas relacionados con el supuesto trastorno de atención e hiperactividad se hallan en medio de un debate mundial sobre su real carácter patológico, ya que la práctica médica parece estar desplazando el umbral precariamente establecido de cierta coherencia clínico-terapéutica para su administración, hasta alcanzar a simples casos de hiperquinesia, rebeldía y desobediencia, típicamente infantiles. ¿Es que acaso puede trazarse una línea demarcatoria, entre la enfermedad mental y el valor positivo de la rebeldía en la historia humana, magistralmente explicada por Camus en "El Hombre Rebelde"?.

La magnitud internacional de la actual psiquiatrización de la infancia mediante el uso masivo de metilfenidato, atomoxetina, clorhidrato de fluoxetina y sus variantes, provoca fundadas preocupaciones; se trata de millones de niños en todo el mundo (más de 5, sólo en Estados Unidos) . En Alemania llegó a distribuirse -en los colegios- un cómic realizado por los Laboratorios Novartis que inducía a que los mismos niños solicitaran la medicación para vivir sin obstáculos, cumplir con sus obligaciones serenamente y "ser felices". Existe además, una tendencia creciente a criminalizar la conducta de los padres que se niegan a medicar a sus hijos, acusándoles de negligencia en el cuidado de la salud (Proyecto de Medicación Algoritmo Texas, TMAP).

Véanse las consideraciones realizadas por la DEA (Drug Enforcement Administration) norteamericana http://www.usdoj.gov/dea/pubs/cngrtest/ct051600.htm que constituyen un ejemplo práctico de cómo la mano izquierda ignora lo que hace la mano derecha en el mismo cuerpo social.

La expansión en el uso de metilfenidato y de otras drogas, tiene explicaciones más profundas. Le haríamos un flaco servicio a la verdad si no recordáramos algunas; y creyéramos que este problema concreto se explica y se resuelve dentro de las fronteras del propio sistema sanitario.

En el aumento del uso indiscriminado de chalecos de fuerza químicos - por la población general y particularmente en los niños- influyen las necesidades de los padres debidas a los cambios que introdujeran en las sociedades la pérdida del "Estado de Bienestar" y el deterioro de la organización tradicional de las familias (ya sea por la monoparentalidad o por la ausencia forzada de los progenitores debido a las precarizadas condiciones laborales). La muerte del progreso como idea rectora de nuestra arquitectura civilizatoria; el abandono de los relatos políticos que daban cuenta de una cosmovisión integradora; el fenómeno de la secularización; el retroceso de los derechos sociales y laborales a pesar del festival de declaraciones y estudios sobre los derechos humanos, son partes inextricables de un nuevo plano de realidades e incertidumbres que están cambiando el mundo antes conocido (y que por conocido era también más tranquilizador).

En el tema que nos ocupa, no existen barreras entre el mundo desarrollado y los países "en vías de desarrollo". Tenemos situaciones y necesidades diferentes -sin embargo- la "medicalización" de la vida cotidiana nos alcanzó y es un fenómeno en proceso de crecimiento. La sofisticación tecnológica y la penetración de la nueva farmacología de la conducta en ámbitos -otrora reservados a la religión o a la acción integradora de los endogrupos de pertenencia- contribuyen bastante al colapso de los sistemas de salud pública, cada vez más degradados.

El sufrimiento moral es una parte ineludible de nuestra condición humana y motor del crecimiento personal; y lo fue para todos aquellos que lograron sobreponerse a las limitaciones de su propia existencia y forjaron los saltos cualitativos que nos han obsequiado libertad, conocimientos, cultura, belleza y heroísmos. Los recordamos, sin duda. Esas personas lo hicieron porque podían. Ahora tendríamos que agregar: porque la inexistencia de una química orientada al control social se los permitió. Según opiniones vertidas por psiquiatras y psicólogos en diversas publicaciones, los síntomas del supuesto desorden del que hablamos lo habrían padecido entre otros, Mozart, Beethoven, Rachmaninoff, Picasso, Dalí, Newton, Galileo y Leonardo da Vinci.

En 1932, Aldous Huxley en la novela futurista "Un mundo feliz" describe un tipo de cárcel de la que ningún prisionero querría evadirse, atados a la felicidad química del "soma". Estamos muy lejos de las danzas tribales, extáticas y propiciatorias -de nuestros antecesores- cuando el universo no era el fruto improbable de una casualidad, sino un significado integrado a la existencia personal y comunal que tenía por propósito un concepto perdido por nosotros: la armonía entre el hombre, la naturaleza y los dioses. Sin embargo, después de miles de años, la humanidad continúa nostálgica del "jugo de soma"-la bebida de los dioses védicos- y existe una poderosa industria que se aprovecha de ello, ante la inopia de los gobiernos.

En los últimos años asistimos a iniciativas de la industria de la salud que tuvieron un éxito notable al introducir nuevas enfermedades y al bajar los umbrales patológicos de otras. No obstante, la desobediencia y la rebeldía infantiles, el climaterio, la andropausia y la vejez, son hechos naturales de la vida; no son en sí mismas enfermedades que deban ser tratadas. Los síntomas y los conjuntos de síntomas (síndromes) tampoco son enfermedades propiamente dichas. El actual avance de la patologización artificial de simples acontecimientos fisiológicos, posee efectos muy concretos y considerables en la sociedad y en nuestras estructuras sanitarias. Piénsese en todos estos hechos como factores de coste creciente y de utilidad decreciente que presionan fuertemente sobre el sistema tripartito de salud argentino: público, semipúblico y privado.

Señor Presidente, esta Honorable Cámara ha producido dos proyectos en la materia que nos ocupa: 0969-D-2006, De Brasi/Monti que solicita informes sobre el uso y comercialización del Metilfenidato y la Atomoxetina. Y el Proyecto de Declaración 0475-D-2007, Canevarolo, Dante Omar que solicita al PEN que disponga el control y regulación de la provisión de medicamentos a menores de edad, destinados al tratamiento del ADD/ADDH; cuyas consideraciones compartimos los firmantes de este Proyecto.

Los principales medios de prensa de nuestro país ya han realizado numerosas advertencias sobre el uso indiscrimado de las drogas en cuestión y señalado los daños que causan; aunque sin vincularlos con los contextos que los explican. "Alertan que 200.000 alumnos van a la escuela medicados"; se dan ejemplos de estigmatización de los niños etiquetándolos como TOC o ADD" (de acuerdo con un uso superficial de síndromes publicados en el DSM-IV); se relata sobre los cuestionarios que circulan por escuelas y hospitales. "¿El chico está como en la luna? ¿Sus trabajos son desprolijos?'... Si da ADD, en la mayoría de los casos, el paso que sigue es la medicación. Y la medicación que se da en estos casos es peligrosa, requiere receta por triplicado, como la morfina.".... "Todo chico que presenta dificultades con su atención, es hiperactivo o impulsivo puede ser englobado en la clase de los ADD. Y pasa a 'ser' ADD", opina Juan Vasen, psiquiatra infantil. Cuenta que pusieron a prueba uno de estos cuestionarios en el Policlínico de Neuquén: sobre 1300 alumnos, el 48% padecía ADD. "Algo falla en este método...", ironiza Vasen. Habla de la moda del "hágalo usted mismo", en vez de buscar ayuda profesional.". Clarín, 22 de Abril de 2007

Véase Página 12, del 17 de octubre de 2006, "La supuesta enfermedad del chico inquieto y las pildoritas mágicas". El mismo diario, el 10.de junio de 2006 en una nota firmada por Mariana Carbajal, "El problema del ADD", se refería a la patologización de la infancia y entre otros, consignaba las palabras del doctor Mario Ignacio Brotsky en relación con esta supuesta enfermedad: ""probablemente existan algunos casos, pero el problema es que bajo ese diagnóstico se han empaquetado y se está medicando indiscriminadamente con un psicofármaco peligroso a muchos chicos que no prestan atención y son inquietos en clase".

Varias de la notas periodísticas analizadas se refieren al volumen de las importaciones que se incrementaron desde los 42 Kgs. en 2004, hasta llegar a 82 kilogramos por año. Señor Presidente, requerimos datos ciertos o incertidumbres ciertas. Mal podríamos tomar decisiones legislativas en materia tan compleja, careciendo de certezas oficiales sobre la cuantía y las cualidades peculiares de este -que consideramos - un nuevo problema social.

Se adjunta un anexo que contiene el texto y las firmas identificadas de unos mil expertos argentinos que se oponen al uso indiscriminado de las medicaciones estimulantes y antidepresivas en la infancia y a la banalización del problema; y que se denomina: "Consenso de expertos del área de salud sobre el llamado trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad"; es también posible descargarlo de la siguiente página que contiene profusa y reflexiva información sobre esta problemática: http://www.forumadd.com.ar/

Francis Fukuyama, el autor de "El Fin de la Historia", escribió en 1999, un extenso artículo con el título de "El último hombre en una botella". "Por qué el Fin de la Historia estaba fundamentalmente equivocado". En este trabajo desarrolla la idea de que no serán las condiciones económicas ni políticas las que determinarán el fin de la historia, sino la biotecnología y las drogas de síntesis por su enorme potencial para "cambiar la propia naturaleza humana (supuesto que algo así existiera, como se interrogaba antes). Nos advierte que será difícil resistirse. Y agrega: "Aquellos que creen que esto suena a ciencia ficción no han estado prestando atención a lo que ha venido ocurriendo últimamente en las ciencias de la vida. Lo que alguna vez puede llegar a lograrse a través de la terapia génica ya está siendo posible por la neuro-farmacología".

Fukuyama utiliza como fundamento de su teorización a las estrellas de la neurofarmacología: el Metilfenidato (Ritalina) y la fluoxetina (Prozac); de éste último refiere que 35 millones ya lo consumen (en 1998). De la ritalina dice que se prescribe en mayor medida a los niños que a las niñas, precisamente para evitar que se comporten como niños (está refiriéndose a la patologización de la masculinidad como propósito nivelador de las conductas agresivas)". ..."Concretamente, la antropología humana dejará de estar basada en la naturaleza, sino en la manipulación que modifica las condiciones dadas por ella; otorgando nuevo límites al constructivismo social. "Habremos abolido definitivamente la Historia Humana porque habremos abolido a los seres humanos como tales. Y entonces una nueva historia posthumana comenzará".

El filósofo italiano Remo Bodei de la Universidad de Los Angeles, en un trabajo publicado en la Revista de Filosofía Thémata (N° 39, 2007) se interroga "¿Hacia humanos de criadero?", Se refiere al impacto de las biotecnologías y de la neurofarmacología sobre los individuos y las estructuras sociales. Los fármacos psicotrópicos (Metilfenidato y Fluoxetina) están cambiando la naturaleza humana, la sociedad e incluso la política que se convierte en zoopolítica, con la creación de seres humanos de criadero, fácilmente manipulables. Estos pensadores no son los únicos que muestran el presente alertando sobre el futuro, ante nuestra mirada desatenta. (Thomas Szasz, Tom Wolfe, Lou Marinoff, Peter D. Kramer, Ray Moynihan, Gislaine Lanctot, Elisabeth Roudinesco y tantos otros).

No se trata simplemente de la evaluación de los costes farmacológicos de unas sustancias químicas para definir riesgos y potenciales terapéuticos en los pocos pacientes que necesitan de ellos; sino de la utilización masiva de nuevos mecanismos de control social que exceden largamente las atribuciones conferidas a la A.N.M.A.T. y al propio Estado. La modulación compulsiva de la conducta infantil, patologizada extensivamente y sin fundamentos, el nacimiento de una generación de compuestos nootrópicos (drogas inteligentes que elevan las capacidades cognitivas); y -de modo general- el cambio dramático de la industria neurofarmacológica, nos obligan a debatir, para establecer un nuevo abordaje público, ya que de todos modos la inacción es una respuesta.

Es lamentable que no hayamos visto niños índigo ni de las estrellas; tal como la encantadora fantasía "New Age" nos mostraba hace poco. Aunque los Hijos de la Rita Lina ya están aquí sin que tuviéramos conciencia de que efectivamente fuimos quienes consentimos en su arribo. (Los Hijos de Rita Lina, Grupo GEDIS, Universidad de la República, Uruguay. Obtenible en la Internet).

No podremos eludir la responsabilidad de haber decidido dejar una posteridad de personas o de corderos; porque los niños no pueden elegir por sí mismos; sólo son las víctimas de la voluntad y la desidia de una gerontocracia efectivamente filicida. (Filicidio, Arnaldo Rascovsky, Ed. Orión, 1974).

Señor Presidente, es por las razones expuestas que solicitamos el respaldo de la Honorable Cámara de Diputados a este Pedido de Informes.