La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Solicitar al Poder Ejecutivo Nacional que, a través de los organismos que correspondan, realice una amplia convocatoria a los diversos sectores de la vida política y social de nuestro país, a fin de evaluar los perjuicios ocasionados por la excesiva concentración poblacional en la Ciudad de Buenos Aires y Gran Buenos Aires, y concertar las políticas de Estado tendientes a mejorar la distribución geográfica de nuestra población.

Señor presidente:

Con el transcurso de las décadas, se ha dado en nuestro país un extraordinario crecimiento de la densidad de la población en los grandes centros urbanos, en especial en la ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires, lo cual contrasta notablemente con los grandes espacios deshabitados que aún quedan en el interior del país. No se necesita demasiado esfuerzo para advertir un futuro colapso de los servicios públicos (como por ejemplo el transporte urbano) o los índices de contaminación ambiental, frutos del continuo aumento de la población en estos grandes centros urbanos

En efecto, desde los inicios de nuestra Nación, la Argentina ha debido enfrentar un grave desafío que, al llegar al Bicentenario de la Patria, aún está lejos de solucionarse. Es el caso de un extenso espacio físico habitado por una escasa población que, además, tiene una distribución territorial que conspira contra el denominado "desarrollo armónico y equilibrio regional", que muy bien prevé nuestra Constitución Nacional en su artículo 75 inciso 19.

Junto a la mencionada situación, aparecieron en estas últimas décadas algunos problemas ambientales, como el caso de la contaminación y el de la desertificación, que agravan la cuestión de la distribución geográfica de la población. A ello están ligadas, también, otras cuestiones como el de la propiedad y productividad de las tierras, la planificación urbana, o el surgimiento del agua como recurso natural estratégico.

En la actualidad, donde afortunadamente se ha logrado superar la angustiante crisis política, económica y social con que los argentinos iniciamos el nuevo milenio, se asoma una nueva oportunidad para plantear seriamente estas cuestiones de la denominada "Argentina profunda", que tarde o temprano debíamos enfrentar.

La actividad política, como quizás ninguna otra, es creativa, futurizante y prescriptiva. Y para ello, no sólo debe atender y dar solución a los problemas urgentes o los que se presentan en el denominado "corto plazo"; sino también debe reflexionar, pensar y planificar el porvenir. La capacidad de anticipación, de previsión y de planificación son esencialmente políticas.

Además, resulta evidente que un desafío de largo plazo, que a medida que pasa el tiempo se transforma en una cuestión cada vez más urgente, merece la amplia convocatoria de los diversos sectores de la vida política y social de nuestro país, a fin de concertar las políticas de Estado que se sostengan en el tiempo, más allá del color político de los gobiernos de turno.

Por todo lo antes expuesto, solicito a mis pares que me acompañen con la aprobación del presente Proyecto de Resolución.