La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Su beneplácito por la realización de la cuarta edición del "Vía Crucis Submarino", único en su tipo en el mundo, organizado por la Asociación de Operadoras de Buceo en la ciudad de Puerto Madryn, Provincia del Chubut, el pasado 4 de abril de 2007.

Señor presidente:

El turismo, también denominado "industria sin chimeneas", se ha convertido en los últimos tiempos en una de las principales actividades económicas del país, y es un puntal de desarrollo y motivo de expansión para numerosas ciudades y localidades de nuestro extenso y variado territorio.

Entre las diferentes actividades turísticas, se destacan las vinculadas a los eventos deportivos, como así también a los denominados turismo cultural y turismo religioso. Tal es así, que en la ciudad de Puerto Madryn, Provincia del Chubut, se ha logrado congeniar esas tres facetas en una sola, es decir, el turismo deportivo con el cultural y el religioso.

En efecto, el pasado 4 de abril de 2007, se llevó a cabo allí la cuarta edición del Vía Crucis Submarino, organizado por la Asociación de Operadoras de Buceo, como una de las tantas alternativas turísticas que ofrece Puerto Madryn en cada Semana Santa.

La tradicional ceremonia religiosa, pero con esta muy particular variante, contó con la participación de más de una docena de buceadores, encabezados por el sacerdote Presbítero Juan Gabriel Arias, y con algo más de un centenar de observadores y media docena de embarcaciones que efectuaron tareas logísticas, incluyendo una unidad de la Prefectura Naval. Toda la actividad estuvo coordinada por la Secretaría de Turismo Municipal y la Asociación de Operadoras de Buceo local.

El sitio de partida fue en el fondo inmediato a la estación mareográfica ubicada a unos doscientos metros de la costa, sobre la margen norte del muelle Luis Piedra Buena, mientras que la conclusión de la ceremonia tuvo lugar en la misma playa de arena, donde se clavó una cruz de madera.

El recorrido de las catorce estaciones, que conmemoran el camino de Jesucristo cargando su cruz hasta el Calvario, tuvo una duración de unos cuarenta minutos, contando con el relato y las oraciones de integrantes del Consejo Familiar Cristiano, y con la intervención del Padre Arias una vez fuera del agua.

Así, los buceadores realizaron por cuarta vez esta tradicional ceremonia religiosa con un estilo muy particular, convirtiéndola por sus características en un acontecimiento único en el mundo, y con la singularidad de constituirse en ritual religioso y atractivo turístico al mismo tiempo. Debe destacarse, también, la amplia repercusión que tuvo en los medios televisivos nacionales.

Así, con la finalidad de apoyar y fomentar este tipo de actividades creativas para apuntalar el turismo en nuestro país, es que solicito a mis pares que me acompañen con la aprobación del presente Proyecto de Declaración.