La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Solicitar al Poder Ejecutivo Nacional que, por medio del Ministerio de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos de la Nación, y ante misma situación de falta de precio en el mercado de trigo que se diera en la cosecha 2009, informe lo siguiente:

1) Cuales son las razones por las que, conociendo la falta de mercado de trigo generada el año anterior, los motivos por los que se produjo y su consecuente perjuicio a los productores, el Ministerio no ha actuado con políticas activas para evitarla durante este año.

2) Qué medidas tiene dispuestas para que en la comercialización de trigo, que ya ha comenzado, no se vuelva a producir la transferencia de recursos de los productores de trigo a la molinería, a los exportadores y a los grandes acopios.

3) Cuales son las razones para que se mantenga cerrada la exportación para trigos que no tienen la calidad panadera que demanda la molinería argentina y tienen mercado en el exterior, teniendo en cuenta además que este año las previsiones de producción de trigo son notablemente mayores que las del año pasado.

4) Cuales son las razones para que aún no se hayan efectivizado los pagos de las compensaciones prometidas hace dos años e implementadas en la práctica hace nueve meses, a los productores trigueros que cosecharon hasta 800 toneladas.-

Señor presidente:

Las dificultades que encuentran los pequeños y medianos productores para afrontar año a año el ciclo productivo de los cultivos son conocidas por todos aquellos que tenemos alguna relación con la actividad agropecuaria en nuestro país. Dificultades financieras y económicas que se desprenden de la ajustada rentabilidad que para su escala de producción tiene la actividad.

Así, cada vez que debe comenzarse el ciclo productivo de un cultivo vuelven las incertidumbres, con diferente gravedad según sea el cultivo. Al ser el de soja el que más margen posee, los otros cultivos quedan rezagados en la toma de decisiones que realiza el productor pequeño y mediano. De todos ellos, el más perjudicado siempre resulta ser el trigo, que en términos generales es el más desfavorecido en precio internacional y que depende mayoritariamente del inestable mercado doméstico.

Es justamente en el juego que existe entre el consumo interno y la intervención del Gobierno donde se esfuma la rentabilidad de este cultivo para los sectores productivos más vulnerables. Cuando en la mayoría de los países este producto o bien se subsidia o se fomenta con políticas activas de promoción, en el nuestro se abre un juego que protege a los molineros y termina generando hacia ellos una transferencia de recursos proveniente del precio que pagan los productores.

Con una cosecha que superó los 14 millones de toneladas, los productores de trigo se encontraron al final de la campaña 2010 ante la misma situación que la de 2009. Promediando la cosecha se puedo verificar que el trigo abundaba luego de un buen año en lo que hace al clima, con mercados internacionales demandantes, lo que empuja al alza su precio usualmente bajo; sin embargo, nadie compra trigo. Parece increíble pero es real. Cuando toda la producción se podría colocar en el exterior, se puede verificar que nuevamente los molinos y las exportadoras carecen de interés en comprar. Esta falta de interés no es más que mera especulación favorecida por la política del estado nacional de garantizar tonelajes para la molinería y cerrar la exportación, o abrirla a cuentagotas.

El resultado de este proceso es fácil de anunciar, tanto que podríamos repetir nuestras palabras de 2009: "¿Qué ocurre con el trigo? -decíamos en el Proyecto que reclamaba transparencia en el mercado de trigo, Exp. 6155-D-2009- sucede que en momentos en que está por ingresar la cosecha a los acopios, el productor se encuentra con que su mercadería no tiene precio ni compradores, salvo que esté dispuesto a malvenderla". El triste fin de esta historia no es otro que el que ya sucedió, el productor terminará vendiendo el cereal entre un 15 % a un 30 % más barato que el precio FAS teórico que publica el gobierno, transfiriendo esa monumental diferencia a los molineros, exportadores y acopiadores. Una diferencia que puede representar perder un margen de ganancia importante para el productor grande (que son los menos), pero que para el pequeño y mediano productor (aproximadamente 27.000 de un total de 29.000) significa lisa y llanamente trabajar en rojo.

Cuando vemos que se repite el mismo despropósito de hace un año, se podría aplicar el famoso dicho "vuelve la burra al trigo", dado que nuevamente el gobierno insiste en opacar el mercado con medidas incomprensibles de cierre de exportaciones, en una obstinación que poco tiene que envidiarle al animal del dicho.

El Gobierno Nacional insiste en garantizarle un cupo inmenso de cereal a la industria molinera, que además demanda una calidad de gluten y proteínas que no tiene la mayoría del volumen producido, como sucede con el trigo entrerriano, entre otras provincias. Insiste en la consecuente restricción en los cupos para exportarlo pese a la creciente demanda del mercado internacional y como si todo esto fuera poco, persiste incomprensiblemente en no pagar las compensaciones de hasta 800 TN producidas en la campaña 2009 que se anunciaron hace más de dos años, se establecieron en marzo de 2010, se reglamentaron más tarde y se trabaron durante todo el resto del año, pese a los esfuerzos de miles de productores para acceder a ellas. Todo parece ser una perversa maniobra para producir el quebranto y en consecuencia la desaparición de los pequeños y medianos productores de la faz productiva de nuestro país.

Es necesario que nuestras autoridades del área expliquen los argumentos que tienen para justificar las políticas que siguen poniendo en práctica, debido a que en principio no hay motivos para seguir sosteniendo este rumbo en el tema específico del trigo.

Por lo antedicho, es que solicito a mis pares me acompañen en el presente Proyecto de Resolución.-