PROYECTO DE TP
Expediente 1802-D-2008
Sumario: SOLICITAR AL PODER EJECUTIVO DISPONGA REALIZAR LAS GESTIONES NECESARIAS PARA QUE EN EL AMBITO DE LA ORGANIZACION DE LAS NACIONAL UNIDAS (ONU), SE RECONOZCA AL GENOCIDIO ARMENIO COMETIDO ENTRE LOS AÑOS 1915 Y 1923, COMO CRIMEN DE LESA HUMANIDAD.
Fecha: 25/04/2008
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 32
La Cámara de Diputados de la Nación
DECLARA:
Solicitar al Poder Ejecutivo Nacional
impulse las acciones necesarias en el ámbito de la Organización de las Naciones
Unidas para el reconocimiento del genocidio cometido contra el pueblo armenio
por el Imperio Otomano entre 1915 y 1923, como crimen de lesa humanidad en el
marco de la normativa penal internacional.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
El proyecto que presentamos ha sido,
originalmente, una iniciativa impulsada por el ex Diputado Nacional y actual
Gobernador de la Provincia de Santa Fé Dr. Hermes Binner. entendiendo que la
misma mantiene actualidad la tomamos como propia como así también a los
fundamentos con los que el ex Legislador la respaldara y en los que dice:
"Es altamente saludable para nuestra
democracia que el Congreso de la Nación, centre su atención en reflexionar
acerca de los execrables hechos acontecidos al pueblo armenio. Siempre es
bueno conocer, pero en este caso, conocer significa además, atravesar el muro de
silencio que encubre la tragedia de este pueblo.
Armenia está ubicada al sur del
Cáucaso y en su larga historia tuvo un territorio fluctuante y escasos lapsos de
independencia; disputada su dominación entre los imperios otomano, persa y ruso,
se encuentra hoy en gran parte ocupada por el Estado Turco. La lucha de este
pueblo por su autonomía política y cultural, por alcanzar mejoras sociales es tan
antigua como la historia de su dominación y data de antes del siglo XVIII.
En los primeros años del siglo XX un
grupo de jóvenes turcos que vivía en París y que propugnaba la destitución del
sultán dio un golpe de Estado y se apoderó del gobierno implantando un régimen
nacionalista extremo. Este grupo organizó en 1909, con finalidad ejemplificadora
una matanza en la ciudad de Adana, en la que aniquilaron a 30.000 armenios.
Terminado lo que denominaron el experimento, se celebraron congresos secretos
anuales en la ciudad de Salónica en los que se elaboró el plan, se distribuyeron
funciones y se designaron responsabilidades para la puesta en marcha de uno de
los mayores genocidios que conoció la humanidad, decidiéndose esperar a que se
produjera el estallido de la Primera Guerra mundial que ya se avecinaba, para
ejecutarlo.
Para quienes conducían los designios
turcos, la oportunidad estaba en la guerra. Turquía -carente de industrias- era para
Alemania un excelente mercado comprador, los gobernantes turcos ambicionaban
actualizar su parque militar con armamento más sofisticado y las grandes
empresas alemanas estaban interesadas en la prolongación del ferrocarril Berlín-
Bagdad hasta el Golfo Pérsico, además, ya se conocían las virtudes que poseía el
lugar que luego sería el yacimiento petrolero de Mosul. No resulta muy difícil
advertir, la trama de intereses que silenciosamente tejió la realidad de esa época y
que daría a Turquía el poder para extender su territorio hasta llegar al mar Caspio,
apoderarse de los yacimientos de Bakú y vaciar estos territorios de toda su
población armenia.
Con el estallido de la l Guerra Mundial
en 1914, el gobierno ultranacionalista de los Jóvenes Turcos encabezados por
Talaat, Enver y Djemal, reafirmó la esencia del imperio no sobre una base
multiétnica como lo había proclamado en un principio, sino por la "unión sagrada
de la raza turca" y la hegemonía de esa raza; siendo conocido su pensamiento
como "panturquismo", y estos grupos trabajaron por imponerlo.
En la noche del 24 de abril de 1915, el
gobierno turco procedió a la detención de más de 800 personas notables, todos
ellos armenios. Religiosos, dirigentes políticos y sociales, intelectuales, músicos,
poetas, maestros, profesionales y comerciantes fueron arrestados y asesinados.
Posteriormente por decreto de Estado se dispuso: "Hay que exterminar a los
armenios habitantes de Turquía...por más criminales que puedan ser las medidas
....debe ponerse fin a su existencia". Nadie objetó el decreto, y un millón y medio
de armenios fueron asesinados y masacrados como así también griegos, kurdos,
judíos y árabes. Se hizo efectiva una feroz deportación letal que provocó que
mujeres, niños, ancianos y los pocos hombres que aún se encontraban en sus
casas fueran obligados a caminar enormes distancias por los caminos de Asia
Menor en las que morían de cansancio, deshidratación y hambre.
Como consecuencia de esta matanza,
el usurpador se vio ante la obligación de borrar todo rastro o vestigio de la
civilización armenia en esos territorios. La destrucción sistemática de iglesias,
monumentos y otros testimonios arquitectónicos provocó una brutal destrucción
cultural que aún hoy se lleva a cabo afectando un patrimonio que pertenece
también a toda la humanidad.
Turquía nunca reconoció la matanza y
ejerció toda su influencia para que nunca el tema fuera tratado en los foros
internacionales; pero los sobrevivientes del exterminio, tanto en la Madre Patria
como en la diáspora de emigrados de aquella civilización que durante casi 3.000
años habitó el territorio armenio, difunde en forma militante el horror vivido por su
pueblo y reclama que Turquía admita el genocidio y asuma su
responsabilidad.
Afortunadamente, aún cuando no lo
parezca, es creciente en el mundo y también en nuestro país, la preocupación por
la defensa efectiva de los derechos humanos y la paz.
La comunidad internacional ha
entendido que no habrá paz sobre la tierra, si no hay justicia, si el perdón revestido
de silencio posterga o deja de lado el castigo de estos crímenes.
Aún quedan por cumplir las normas de
derecho internacional respecto a la persecución, tortura y masacre del pueblo
armenio. La ONU adoptó la Convención para la Prevención y Represión del
Genocidio en 1948; en 1968 hizo lo mismo con la Convención sobre la
imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad
para en 1985 aprobar el informe de los expertos sobre el genocidio armenio.
Acciones semejantes, realizó el Parlamento Europeo en 1987 y hoy condiciona el
ingreso de Turquía a la Unión Europea al reconocimiento de su responsabilidad en
el mencionado genocidio.
Los Estados se suman a esta condena.
La Duma rusa reconoció el genocidio en 1995, Chipre y Grecia en 1996, Líbano y
Suecia en el año 2000 al mismo tiempo que hacía lo propio el Parlamento Italiano
y Francia en el 2001. En América Latina, la República Oriental del Uruguay fue la
primera en 1967 y el Parlamento Argentino en una declaración de 1987 instó al
Poder Ejecutivo Nacional para que "instrumente e intensifique las medidas
pertinentes ante las naciones Unidas para la obtención del reconocimiento
internacional del genocidio cometido contra el pueblo armenio".
Quizás la declaración realizada por
126 intelectuales y estudiosos del Holocausto Judío, donde afirman el indiscutible
del Genocidio Armenio y exhortan a las democracias a reconocerlo oficialmente,
es la prueba irrefutable que el "olvido" complaciente que las naciones tuvieron
para con el pueblo armenio fue el preludio de la "Shoa".
En 1880 había aproximadamente
2.500.000 armenios viviendo en el Imperio Otomano, de acuerdo con las
estadísticas del Patriarcado Armenio de Constantinopla. En 1927 había solamente
77.435 -concentrados especialmente en Estambul- y, en 1993, aproximadamente
50.000.
Así lo entendió la Asamblea General
de las Naciones Unidas, el 26 de noviembre de 1968, al garantizar por Convención
la imprescriptibilidad del delito de genocidio. Así también, lo entendió
recientemente nuestra Corte Suprema de Justicia al sostener que los delitos de
lesa humanidad no prescriben, aunque las normas internas del Estado sostengan
lo contrario.
No existe motivación política o
económica que justifique la violación del derecho a la vida y los responsables de
un estado que tenga como regla las matanzas colectivas, el robo, las feroces
represalias, que no respetó ni la vida ni la propiedad de sus vecinos deben ser
condenados.
Los socialistas creemos que nuestro
país, siguiendo sus mejores tradiciones debe rescatar sus fuerzas morales y ser
solidario con la lucha del pueblo armenio, renovando y exhibiendo al mundo sus
títulos en defensa de la verdad, la justicia y la paz."
Convencido de la validez de estas
razones y recordando que en 1985 el poder legislativo ya lo hiciera, hacemos
propicio este nuevo aniversario recordatorio del genocidio del pueblo armenio para
que esta Cámara de Diputados recomiende al Poder Ejecutivo, instrumentar las
medidas necesarias ante la ONU para la obtención del reconocimiento
internacional del genocidio que como figura se incorporó en 1948 al Derecho
Penal Internacional.
Firmante | Distrito | Bloque |
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SESMA, LAURA JUDITH | CORDOBA | PARTIDO SOCIALISTA |
AUGSBURGER, SILVIA | SANTA FE | PARTIDO SOCIALISTA |
MARTIN, MARIA ELENA | SANTA FE | PARTIDO SOCIALISTA |
ZANCADA, PABLO V. | SANTA FE | PARTIDO SOCIALISTA |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
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