La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Rendir homenaje la comunidad científica de toda la República Argentina al conmemorarse el día 10 de abril el Día del Investigador Científico.

Señor presidente:

El día del Investigador Científico conmemora al natalicio de Bernardo Houssay el 10 de abril de 1887 en Buenos Aires.

Su labor como investigador y científico lo llevó a ser considerado como uno de los impulsores más prestigiado de la investigación científica de la Argentina. El reconocimiento mundial llegaría en 1947, cuando se convirtió en el primer científico latinoamericano en obtener el Premio Nóbel de Fisiología y Medicina.

Otros de sus grandes méritos, fue su participación en la presidencia del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas), organismo fundamental para el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Fue Houssay quien le imprimió una visión estratégica a la organización.

También fue el precursor de una escuela de investigación y producción científica en el área de la fisiología. Coherente a su pensamiento, en cuanto él creía que el desarrollo científico debía expandirse y no depender de unos pocos hombres, alentó la creación de otros institutos de fisiología en el país como el de la Facultad de Medicina de Rosario, entre otros.

Pero lo más importante en su dilatada carrera de investigador y académico fue la fuerte voluntad de defender el desarrollo de la investigación científica en la Argentina. En forma permanente hizo explícita su decisión de ejercer su vocación en el país, aun cuando recibía ofrecimientos continuos de distintos centros científicos del mundo que le proponían mejores condiciones de trabajo. Como decía: "La ciencia no tiene patria, pero el hombre de ciencia la tiene. Por mi parte, no acepté posiciones de profesor en los Estados Unidos y no pienso dejar mi país, porque aspiro a luchar para contribuir a que llegue a ser alguna vez una potencia científica de primera clase".

El respeto a su persona en el mundo de la ciencia, se debe a su invalorable esfuerzo tanto en la formación de profesionales académicos como en el desarrollo de un pensamiento que revaloriza el deber del conocimiento científico.

En este día, también queremos homenajear a toda la comunidad científica argentina y a todos aquellos científicos que con sus esfuerzos y sus capacidades han sabido imprimirle prestigio a la labor científica en nuestro país, aun sabiendo que en diferentes épocas históricas hemos carecido de una política científica y tecnológica por parte del Estado. Le escasez de recursos y de financiamiento para realizar las tareas, hablan de la falta de conciencia de la sociedad en general y de los gobiernos en particular, de la importancia que tienen tanto la ciencia, como la tecnología y el conocimiento, para el desarrollo y progreso de un país.

Es menester consolidar los lazos entre los científicos y la sociedad. En los tiempos actuales se ha hecho patente la necesidad de un cambio profundo respecto al papel de la ciencia y la tecnología en tanto éstas atañen no solamente a científicos y tecnológico, sino a la sociedad en su conjunto.

Sin caer en una visión tecnocrática, las relaciones entre la ciencia y la política deben ir de la mano. La solución a muchos de los problemas locales reclama conocimiento producido localmente. El carácter social del conocimiento científico implica una mejora en el bienestar de la sociedad.

Es más, el desafío no sólo supone poner el conocimiento científico al servicio de la comunidad como prioridad, sino también se debe fortalecer una política científica para romper con modelo preexistente a nivel mundial y fomentar la cooperación en esta materia entre los países en desarrollo. El carácter marginal de la ciencia en la región latinoamericana genera que la dependencia de los centros del poder no sólo sea económica, política y social.

Trayendo a recuerdo la postura del "Grupo 77" en la Conferencia de las Naciones Unidad sobre Ciencia, Tecnología y Desarrollo realizada en Viena en 1979:

"Es un hecho ampliamente reconocido que la estructura de las relaciones internacionales en materia de ciencia y tecnología es imperfecta y refleja profundas diferencias entre las naciones. Refleja una situación en que unos pocos países -en particular, ciertas empresas industriales con sede en esos países- asumen el dominio tecnológico y determinan la dirección y el desarrollo de la tecnología en sectores cruciales, dejando a la mayoría de los países en situación de crítica dependencia tecnológica, pese a sus vastos recursos humanos y materiales"

En la Conferencia Mundial de la Ciencia en Budapest de 1999, nuevamente se apunta a las razones de hegemonía y dependencia en la política científica, al señalar que "los beneficios derivados de la ciencia están desigualmente distribuidos a causa de las asimetrías".

Un rol más activo de la comunidad científica en la búsqueda de solución a los problemas sociales de la región y de nuestro país, también plantea en última instancia una política científica con autonomía nacional.

Desde el punto de vista institucional, la mayor parte de los investigadores se desempeñan en las Universidades, es por ello que todos los esfuerzos que se realicen en la ciencia y la tecnología son inseparables a una adecuación del sistema educativo en su conjunto.

Como decía Bernardo Huossay: "La universidad es el centro de la actividad intelectual superior, y cumple así un papel social de la más elevada jerarquía. Su función consiste en crear los conocimientos, propagarlos, desarrollar y disciplinar a la inteligencia, formar los hombres más selectos por su cultura y capacidad. Como bases fundamentales de su acción debe enseñar el respeto a la verdad, desarrollar la aptitud de buscarla con acierto, e inculcar la noción de que es un deber el servicio social".

Es por esto que solicito a mis pares me acompañen en este proyecto de declaración.