PROYECTO DE TP
Expediente 1790-D-2010
Sumario: EXPRESAR RECONOCIMIENTO A LA LABOR DE LAS HERMANAS DE LA NATIVIDAD DE MARIA, PARA LOS MAS DESPOSEIDOS EN EL "CENTRO DE INTEGRACION Y FORTALECIMIENTO FAMILIAR", DE LA LOCALIDAD DE MARGARITA BELEN, PROVINCIA DEL CHACO.
Fecha: 07/04/2010
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 28
La Cámara de Diputados de la Nación
RESUELVE:
Expresar su reconocimiento a la
labor que realizan las Hermanas de la Natividad de María, para los más
desposeídos, en el "Centro de Integración y Fortalecimiento Familiar" de la
localidad de Margarita Belén, al conmemorase el 25° aniversario de su llegada a
la provincia del Chaco, en octubre de 2010.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
I. Un cuarto de siglo en Margarita
Belén (1)
Como Casa del Sol (2) , el 13 de octubre de 1988 -
en un terreno donado por Teresa Storace- inicia su labor un emprendimiento comunitario que
pudo haberse llamado la "Grande Obra de Margarita Belén", por su semejanza con la "Grande
Obra de Atocha" de La Coruña, España, que en 1913 nace en esa zona marginal gallega con un
fuerte compromiso con el Evangelio y para darle sentido a vidas que vagaban sin rumbo ni
esperanza.
Tanto en el país europeo como en el Chaco se
revelan los mismos propósitos, a pesar del siglo entre una y otra: comedores, talleres y
educación para asistir y promocionar a pequeños, jóvenes y madres con grandes carencias. Un
poco antes, en octubre de 1985 -desde entonces y para siempre- se instalan en el corazón de los
desposeídos las Hermanas de la Natividad de María, quienes gracias a la catequesis fijan
vínculos para luchar contra todo y contra todos, en especial con aquellos en los que la
desprotección social y la ausencia de afecto agravian la condición humana. Además, en
Margarita Belén, la iniciativa es multinacional, porque intervienen personas solidarias de
Alemania, Argentina y, por supuesto, España.
Una "santa chifladura"
El padre Baltasar Gaspar Vidal, inspirador del
nacimiento de las Hijas de Natividad de María y responsable de la "Grande Obra de Atocha",
practicó su tarea catequista y de compromiso con los desposeídos en ese marginado sector de La
Coruña. De origen campesino y de íntimas convicciones, desplegó por años "en el barrio de mis
amores, de mis ensueños", según sus palabras, una tarea silenciosa, tenaz y con mucha alegría,
que se multiplicó con el tiempo porque trascendió los continentes.
Como una curiosidad de ese ir y venir histórico
entre argentinos y españoles, el padre del sacerdote Gaspar Vidal viajó a nuestro país en busca
de trabajo para solventar los estudios de su hijo, en ese tiempo muy costoso. Como era de
esperar, el religioso fue el primero en observar en otros -en los niños y en las mujeres en
especial- las limitaciones que las carencias habían impuesto en su propia familia. El roce
constante con seres que vivían al margen afirmaba su fe inquebrantable y lo convertía en
intérprete de las flaquezas y de cómo combatirlas. En su extenso peregrinar, el sacerdote ha
citado conceptos que no tienen tiempo o que en todos los tiempos se actualizan. Por ejemplo,
acerca de la catequesis, dijo que "no se podía catequizar a alguien con el estómago vacío". Lo
mismo se escucha de analistas educativos a la hora de hallar razones a las falencias en la
enseñanza. Gaspar Vidal fue también un educador, ya que de ese barrio marginal de España,
además de catequistas, surgieron las primeras maestras Hijas de la Natividad de María.
Para extrañeza de muchos, el sacerdote ha
estampado otra sentencia que podría haberle sido adjudicada a una feminista, siempre por
supuesto unida al arte de instruir: "Educar a la mujer es educar hombres y levantar pueblos".
Pero en eso de andar dejando palabras para que alguien las tome y reparta, dos, nada más que
dos resumen a una persona sensible que se involucraba de corazón: por los niños, él sentía una
"santa chifladura" (3) .
Amparados por Asunción y Amparo
Las manos golpean una y otra vez. Los aplausos se
repiten como si hubiese que premiar la exhibición de una obra. Las madres preguntan si han
llegado las becas. Una mujer con problemas de salud informa su caso por teléfono. La gente
acude porque las carencias abundan. La gente acude porque siempre puede hallar ayuda y
solución. Para escucharlas están Asunción y Amparo, para ofrecerles una salida están Asunción
y Amparo. Amparo o Asunción, la una o la otra, hermanas de la Natividad de María. Ambas son
españolas, acento que se percibe desde aquí a España. En una más que en otra, pero imposible
negar que son gallegas desde aquí hasta Galicia.
Asunción Rama es maestra, nació en La Coruña en
una zona de montañas y mucha nieve, pero se considera más latinoamericana que española
porque hace 39 años vive en este continente, y "´porque la patria de uno es el lugar donde está".
Acerca de su identidad, dice que su compromiso es con "la gente del lugar donde habita. Viví
muchos años en Montevideo, en un barrio muy pobre, donde la escuela contenía a muchos, pero
por su grado de marginalidad no alcanzaba a servir a todos". Respecto a lo que añora desde la
lejanía, indica que "Galicia es bellísimo. Cuando regresé en una oportunidad, me sorprendió el
esplendor de las montañas cubiertas de nieve, una escenografía que no pude admirar cuando
niña".
Amparo Iglesias es también de La Coruña y su
periplo como Hija de la Natividad de María incluye cinco años de residencia en Uruguay, donde
se halla una sede del instituto. Vinculada con la catequesis, cuando habla se España y de su
región le brota el gozo "por esa tierra de hermosos paisajes, de muy buenos mariscos y jamones
y de las muy promocionadas y sabrosas empanadas gallegas". Pero es la primera en agradecer la
hospitalidad argentina del pasado "porque ofrecieron lo mejor para muchos españoles que
buscaban refugio o nuevos horizontes, como mis abuelos". Cuando regresa a su tierra, comenta
que se cruza con muchos argentinos que habitan hoy suelo español, pero "sólo estamos
devolviendo la gentileza que tuvieron en el pasado, cuando nos recibieron con los brazos
abiertos", agrega.
En cuanto a que "uno es del lugar donde habita",
tanto Asunción como Amparo señalan que "en Margarita Belén jamás se han sentido
extranjeras. La gente nos recibió como si hubiésemos sido toda la vida habitantes de esta
comunidad. La misma impresión recibieron Elvira Santiago, Matilde Piñeiro, María Elena
Cambeiro, Lourdes Rodríguez y Susana Pozos, las hermanas que nos precedieron", indican.
El número de hermanas nunca fue importante, y
por ahora Asunción y Amparo se encargan de administrar esta empresa solidaria en todos los
órdenes. Menuda, compleja y reconfortante tarea. Además, como un reflejo de los frutos que
pudieron haber obtenido desde que se establecieron, una joven de Margarita Belén, Karina
Gigena, es una componente más del instituto de Hermanas de la Natividad de María y
actualmente cumple su compromiso con la vocación en Uruguay.
Con los ojos bien despiertos
En tanto Amparo se dirige en bicicleta a
acompañar en la catequesis al padre redentorista Zenón Jankowski, Asunción desintegra la labor
que comienza muy temprano. Apasionada porque en esto se pueden cometer errores pero nunca
dejar de estar atentos, demuestra su condición de docente: los modales en el trato y su
convicción remiten a una persona meticulosa y detallista. Hay que estar en todo porque los
fondos solidarios llegan pero hay que distribuirlos entre muchos, la austeridad es una marca del
proyecto y la gente busca respuestas, más aún cuando luego de cinco meses el dinero que
destina el Estado no llega a la puerta.
Entre las 7:30 y las 15:30 el bullicio y los rostros
inocentes de 120 pequeños recorren la casa del sol. Como debiera ocurrir en todos los servicios
públicos destinados a niños y su entorno y a todos y de todo tipo, las instalaciones resplandecen
porque la limpieza y el cuidado de los bienes es riguroso. Cuando en general el patrimonio del
Estado es estropeado porque "nos pertenece pero no nos pertenece", esta casa del sol es un
ejemplo: los baños cuidados como si fueran los de nuestra casa, el piso del patio brilla, no faltan
ni agua ni productos desinfectantes y la cocina estpa igual de aseada que la de cualquier hogar.
Los chicos de ambos turnos, además de recibir asistencia educativa según los niveles, se duchan
en el centro en impecables baños que incluyen, también, agua caliente. Un ejemplo.
Asi como el cuidado de los bienes es una regla de
oro en el complejo, también se realiza un seguimiento de cada caso en particular, tanto del hijo
como de la madre. Asisten los pequeños que pertenecen a las familias socialmente más
vulnerables pero, "santa curiosidad", en absoluto se nota. Las niñas y niños visten con sencillez
pero son "un lujo, parecen lustraditos", como dice una vecina. Se puede de ellos decir que son
blancos o morenos, que llegan de un barrio u otro, pero no que están a la buena de Dios. Esos
pequeños están rodeados de lo indispensable en el crecimiento, por lo menos mientras asisten a
la casa del sol: de celosos ojos que los cuidan y orientan.
La hermana Asunción describe el entorno con
perfecto conocimiento porque en su prolijo andar ha convivido con los sectores vulnerables de
la sociedad, en Argentina o en Uruguay. Sabe que los acontecimientos la pueden sorprender y
por eso está atenta, se anticipa a los hechos para tomarlos a tiempo. No quiere novedades
ingratas porque es menos complejo para la mujer o el niño corregir a tiempo hechos traumáticos
en una sociedad que se ha habituado a mirar de soslayo el futuro de muchos de sus hijos.
De todos modos, Asunción ve una luz al final del
túnel, observa una salida: "En la medida en que se privilegie la educación, el cambio es
posible". Y para eso están preparadas, muy a pesar del desencanto que les ocasiona el aberrante
clientelismo político disperso en la geografía del país. Tanto ella como la hermana Amparo
sostiene con firmeza palabras que llegan de lejos, con recuerdos de montañas y nieve, con sabor
a jamones y mariscos: "Nosotros somos gallegas de tiempos difíciles".
Una obra con acento alemán
A mediados de la década del 80 se hizo cargo de la
parroquia de la iglesia de la Inmaculada Concepción de María el padre Juan Fyrniys, alemán de
estrechos vínculos con su país natal. Con el tiempo consolidó su relación con la comunidad y le
devolvió con creces el afecto que recibió. Con fondos provenientes de Alemania, el sacerdote y
la comunidad teutona comprometida con el proyecto se hicieron responsables del
funcionamiento de la actual casa del sol y comenzó la asistencia en la construcción de
viviendas, entrega de becas y el sostén de talleres de todo tipo.
La asistencia alemana se mantiene con nuevos
actores que continúan "ese proyecto que fue soñado por muchas personas sensibles", asegura
Asunción. Agrega que los fundadores llamaban a la casa del sol "la niña de los ojos de los
alemanes". Y como todo alemán, la organización funcionaba con el estilo inconfundible de
otorgarle a cada cosa el espacio que le corresponde y no otro, costumbre que difiere con la
manera de conducir nuestros emprendimientos.
Muchas familias se beneficiaron con casas a las
que tuvieron que ponerle el hombro para construirlas en muchos casos pero, en otros, ni siquiera
eso. También fueron ampliadas viviendas o reformadas y mejoradas otras. Barrios enteros se
instalaron en Margarita Belén gracias al aporte de personas desinteresadas de Alemania, flujo
que se mantiene aunque se modifiquen algunas reglas. Por ahora no se levantan porque los
criterios de entrega se modifican, atentos al comportamiento de la gente. En esto hay que ser
realistas: por la costumbre de recibir beneficios a cambio de nada, muchos han perdido el hábito
del esfuerzo, una palabra olvidada por muchos argentinos.
En la casa de atención a la comunidad funcionan
consultorios médicos y odontológicos a cargo de profesionales que atienden sin cobrar un peso.
Los doctores Beveraggi (clínica general) y Sáenz (ginecólogo) atienden los martes y Oscar
Robledo, odontólogo del mismo pueblo, realiza trabajos de prevención en los pequeños los
miércoles.
Además funcionan talleres, por ahora suspendidos,
pero con una sala equipada que se mantiene en condiciones envidiables para la práctica
educativa. El objetivo es retomarlos, porque la utilidad es manifiesta, desde todo punto de vista.
Los talleres de capacitación orientados a la mujer aún no tienen fecha de regreso, pero están
previstos en el almanaque de las tareas a corto plazo.
Pero la asistencia más utilizada son las becas para
los niños, que se renuevan y prolongan en el tiempo según los estudios. Un pequeño, cuando
ingresa en la casa del sol, tiene la protección de una beca solventada por un padrino o madrina
de Alemania. En la actualidad se entregan 170, y el objetivo es acompañar a los pequeños desde
su ingreso en el centro, en la secundaria y si eventualmente cursan estudios universitarios. Son
solventadas por personas que los tutelan, como el caso "de una periodista alemana que apadrina
a un joven que ha iniciado estudios universitarios", señala la hermana Asunción.
Los alemanes que aportan se organizan por medio
de comunidades, que de tanto en tanto visitan Margarita Belén y observan el estado de los
chicos o jóvenes que apadrinan. Si bien el seguimiento no es riguroso, el objetivo es que los
pequeños superen etapas y finalicen una carrera que los proyecte en el plano laboral.
Promoción de la mujer
En este cotidiano oficio de atender las carencias
derivadas de las flaquezas sociales, la hermana Asunción entiende que la mujer y los niños son
las mayores víctimas en esta, muchas veces, selva con sorprendentes depredadores. Por eso
sostiene que la mujer debe capacitarse, porque es el camino apropiado de la promoción, ya que
la libera del sometimiento y la agresión. "Si la mujer tiene herramientas con las cuales
sostenerse, no tiene por qué aguantar a un marido golpeador", dice con claridad y
contundencia.
Asunción conoce al dedillo el andar de las pestes
sociales derivadas de la desesperanza: "Hay que educar, es el instrumento imprescindible para
evitar la dependencia y los abusos. Cuando alguien tiene un oficio, deja de depender de 'papá
municipio' y de 'papá gobierno' y de todos quienes utilizan la fragilidad para humillar".
En ese mismo sentido se pronuncia Elida Rivarola,
mujer que trabaja en la cocina: "Lamento que la mujer, las madres en una palabra, no se
comprometan como debieran. Muchas traen a sus hijos y se desentienden. Ignora el valor que
tiene esto".
Las hermanas, en cambio, no ignoran: saben que a
pesar de la falta de continuidad y de constancia la mujer se queda, no se va en la inmensa
mayoría de los casos. Es el hombre quien por lo general busca otras filiaciones; ella se queda
con sus hijos y con los hijos de otros. Esa herencia la recibe la mujer, en especial cuando las
familias se fracturan y se unen los hijos del primer padre con los hijos de la segunda madre. En
ese ambiente la pobreza muestra sus garras y sus calamidades, su informe perverso incluso.
II. Consideraciones finales
Por el invalorable aporte que han realizado para la
comunidad durante este cuarto de siglo, es que solicitamos la aprobación de este proyecto de
resolución.
Firmante | Distrito | Bloque |
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MORANTE, ANTONIO ARNALDO MARIA | CHACO | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
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ACCION SOCIAL Y SALUD PUBLICA (Primera Competencia) |