La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Declarar de Interés de esta Honorable Cámara la conmemoración de los cuatrocientos cincuenta años de la fundación de la ciudad de Londres, perteneciente al Departamento de Belén de la provincia de Catamarca, que se celebrará el 24 de junio de 2008 y que constituye el recordatorio a la que fuera la Primera Fundación de Catamarca y la Segunda Fundación en territorio Argentino.

Señor presidente:

Aproximándonos a la celebración del Bicentenario de la Revolución de Mayo y consecuentemente de nuestro nacimiento como Nación, resulta necesario destacar que la construcción de la misma se inició mucho antes con la interrelación de la cultura americana precolombina y la europea, que no exenta de desencuentros e injusticias, resulta ser el verdadero punto de partida hacia una nueva nacionalidad.

En ese proceso la fundación de poblaciones tuvo un peso específico trascendente. Recordarlas significa remontarse al comienzo mismo de nuestras raíces; evocar su evolución posterior es valorar nuestro propio desarrollo como país. Es nuestro deber rescatar del olvido a aquellas poblaciones que sin convertirse en grandes urbes han perdurado por las convicciones y el esfuerzo de sus pobladores constituyéndose en el más perfecto enlace con nuestros verdaderos orígenes.

Enclavada en la zona oeste de la provincia de Catamarca, más precisamente en el Departamento de Belén, al pie de las Sierras del Shincal, se encuentra la ciudad de Londres, una de las poblaciones más antiguas de nuestro país que logró atesorar entre sus valles nuestra propia esencia y en donde cada partícula de tierra nos invita a recorrer el camino de nuestra propia historia.

Los Incas fueron quienes conquistaron la región del noroeste argentino antes de la llegada de los españoles y en la zona catamarqueña, tras el sometimiento de los calchaquíes, comenzó a esbozarse una influencia cultural, económica y de costumbres que aún perdura en nuestros días.

Sus orígenes más concretos se remontan a la llegada de los españoles. En medio de los vaivenes propios de la guerra y siendo la conquista y el descubrimiento válidos estandartes, surge la figura de Don Juan Pérez de Zurita, esclarecido militar que, como enviado de Chile, atravesó la cordillera por el Paso de San Francisco junto a 60 soldados a mediados de 1557. Comprendiendo que la reciente colonia de Santiago del Estero no estaba ubicada en un lugar estratégico con respecto a Chile y Perú, funda tres nuevas ciudades. La primera de ellas, emplazada en el valle Quimivil del suelo catamarqueño, Zurita decide llamarla "Londres" en homenaje al Rey de España Felipe II, que había contraído nupcias con la reina de Inglaterra, María Tudor.

Anteriormente a la conquista española esta zona formaba parte del Imperio Incaico al que se vinculaba mediante el extenso "Camino del Inca". Una ciudad, la primera población donde los conquistadores eligieron el nombre Londres, allí en el corazón del Imperio Diaguita.

Hasta la apertura de los puertos del Litoral Argentino, Londres fue durante siglos, a través del Paso de San Francisco (hoy ruta internacional hacia Copiapió, Chile) medio de unión y comunicación entre el noroeste Argentino y las Regiones Central y norte de Chile y a través de él con ciudades y puertos del Pacífico y del Viejo Mundo.

Durante estos cuatrocientos cincuenta años Londres ha cultivado una identidad propia, revalorizando su riqueza arqueológica en los últimos años por los trabajos de investigación, recuperación y conservación de las Ruinas del Shincal, asimismo su sistema de riego comunitario fue durante siglos simiente del desarrollo agrícola de la zona y modelo para otras comarcas de características semejantes.

En otro orden y dentro de su variada producción agrícola se ha destacado el cultivo del nogal, pero lo producido por las laboriosas manos de las mujeres lugareñas ha transformado a Londres en la "Cuna del Poncho", prenda tan íntimamente ligada al ser nacional.

Una ciudad que cumple cuatrocientos cincuenta años y ese paso del tiempo no ha podido arrancar sino arraigar aún más las raíces de nuestra historia, raíces que dan testimonio a través de sus ruinas arqueológicas de "El Shincal", "El Molino harinero", "La Iglesia Inmaculada Concepción", "El Viejo Establecimiento Minero", "El Oratorio del Señor de los Afligidos, "Cristo de los Pobres de la Aguada", o simplemente en el tañir de una centenaria campana, en el vuelo de los ponchos entre danzas y guitarreadas o en aquellas figuras artesanales que nos permiten acariciar los sueños de una cultura incaica.

Londres de Catamarca celebra un nuevo aniversario de su existencia. Este histórico acontecimiento tiene mérito suficiente para ser reconocido, no solo por el oeste catamarqueño, sino por la provincia misma y el país en todo su conjunto. Se trata de conmemorar a la que fuera La Primera Fundación de Catamarca y la Segunda Fundación en el territorio argentino, después de Santiago del Estero.

Señor Presidente; este entrañable pedazo de suelo catamarqueño, elegido por el cacique Chelemín como centro para la rebelión indígena, es un volver al ayer, a nuestro ayer, el que dio origen a nuestras tradiciones, tradiciones que tenemos el deber de sostener a pesar

del devastar propio del tiempo, a pesar de los cambios que impone el desarrollo, el crecimiento y la integración a nuevos modelos de sociedades.

Es por ello y por un sentir que va más allá de las palabras que asumo con orgullo el compromiso de resaltar la significativa importancia de este nuevo aniversario de la fundación de la ciudad de Londres, por lo cual y considerando lo expuesto precedentemente solicito que mis pares me acompañen con sus firmas para la aprobación del presente proyecto.