PROYECTO DE TP
Expediente 1617-D-2007
Sumario: PEDIDO DE INFORMES AL PODER EJECUTIVO SOBRE EL ENVIO DE FUERZAS DE SEGURIDAD A LAS INMEDIACIONES DEL PUENTE PUEYRREDON CON MOTIVO DE CONMEMORARSE UN NUEVO ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE MAXIMILIANO KOSTEKI Y DARIO SANTILLAN.
Fecha: 19/04/2007
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 33
La Cámara de Diputados de la Nación
RESUELVE:
Dirigirse al Poder Ejecutivo
para que a través del Ministerio del Interior informe:
1º. Si el Estado nacional
desplegó fuerzas de seguridad, el pasado 26 de febrero, en las
inmediaciones del Puente Pueyrredón, con motivo de conmemorarse los 56
meses de los asesinatos de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán.
2º. En caso afirmativo,
si las fuerzas actuantes informaron a sus respectivas superioridades sobre
un incidente ocurrido en la zona y en el que participaron dos presuntos
integrantes de dichas fuerzas vestidos de civil y militantes del Frente
Popular Darío Santillán, entre quienes se encontraba el ciudadano Carlos
Leiva, es decir, la misma persona que el pasado 2 de marzo denunciara en
la seccional 30º de la Policía Federal que durante esa jornada había sido
secuestrado en horas del mediodía en el barrio de Constitución,
interrogado clandestinamente en un galpón cuya ubicación no pudo
precisar y sometido a un simulacro de fusilamiento para luego ser liberado
en el barrio de Barracas.
3º. Si es habitual que al
hacerse una denuncia de este tipo, como la efectuada por Leiva el 2 de
marzo ante la seccional 30º de la Policía Federal, suceda que, mientras el
oficial sumariante toma nota de ella, otro miembro de la fuerza haga lo
propio y produzca una versión paralela de lo denunciado.
4º. En caso afirmativo,
cuál es la razón de ser de este doble registro de lo denunciado y el destino
que se da a la versión paralela.
5º. Teniendo en cuenta
la gravedad del hecho denunciado por Leiva y su significación política, si
los efectivos policiales que tomaron su denuncia debieron dar cuenta de la
misma a su superioridad y ésta a las autoridades del Ministerio del
Interior. De ser así, si cumplieron con dicha obligación.
6º. En caso afirmativo,
qué medidas tomó la cartera del Interior para dilucidar el caso, detener a
los responsables y garantizar la seguridad del denunciante.
7º. Si es correcto el
contenido del último párrafo del artículo publicado sobre el secuestro de
Leiva en la página 17 del diario Clarín del 4 de marzo de 2007, donde dice:
Clarín consultó al Ministerio del Interior, desde donde señalaron que "no
había ningún comentario que hacer".
8º. De ser correcta tal
información, qué evaluación del caso hizo esa cartera para desestimar la
posibilidad de comentarlo ante el requerimiento periodístico.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
Desde que, el 26 de junio de
2002, balas de la Policía bonaerense acabaron cobardemente con la vida
de los jóvenes Maximiliano Kosteki y Darío Santillán en la estación
ferroviaria de Avellaneda, sus compañeros de militancia se reúnen cada
mes en la estación ferroviaria de Avellaneda para recordar a ambos
luchadores populares.
A través de sus fuerzas de
seguridad, el Estado nacional ha venido vigilando rigurosamente estas
sucesivas conmemoraciones; cuestión que, por cierto, se enmarca en la
legalidad.
Pero además de esta presencia
de efectivos uniformados, los habituales concurrentes a estas
conmemoraciones han detectado que de modo reiterado se entremezclan
en sus columnas presuntos agentes de seguridad vestidos de civil.
Es más, integrantes del Frente
Popular Darío Santillán aseguran haber obtenido de los fotógrafos que
suelen cubrir las movilizaciones para diferentes medios periodísticos
imágenes que documentan la presencia reiterada de individuos que a veces
aparecen entremezclados con los manifestantes y en otras ocasiones se
hallan desarrollando tareas junto a las fuerzas policiales a pesar de que
visten de civil y no llevan ningún tipo de identificación, lo que induce a
pensar que su misión es realizar acciones de inteligencia sobre los grupos
sociales que se manifiestan.
Con estos antecedentes, el
pasado 26 de febrero, al conmemorarse los 56 meses de los asesinatos de
Kosteki y Santillán, integrantes de una de las columnas que participaban
del acto detectaron a dos desconocidos vestidos de civil que se habían
entremezclado con ellos. Un militante de esta agrupación, el ciudadano
Carlos Leiva, pidió a estos desconocidos que se identificaran. Lejos de
apelar a las evasivas típicas en estas circunstancias, los desconocidos
respondieron con frases amenazantes.
Dos días después de este
episodio, durante el mediodía del 2 de marzo, el ciudadano Leiva
transitaba por la avenida Pavón en el barrio porteño de Constitución,
cuando dos individuos lo interceptaron y lo introdujeron por la fuerza en
un vehículo Volkswagen Polo de color gris oscuro y vidrios polarizados.
Tirado en el piso de ese
vehículo, Leiva asegura que sus captores lo trasladaron a mediana
velocidad durante media hora y dando muchas vueltas por calles que,
obviamente, no reconoció hasta un lugar en el que el conductor del
Volkswagen tocó bocina y, tras escucharse el sonido de un portón que se
abría, introdujo el vehículo en lo que resultó ser un galpón.
A esta altura importa señalar
que la estimación de Leiva sobre el tiempo que duró su traslado en el auto
de sus captores es relativa; sabido es que quienes pasan por estas
circunstancias suelen perder la noción de tiempo. Teniendo en cuenta que
ese traslado pudo durar menos de lo que Leiva apreció, que el vehículo
nunca desarrolló velocidades como las que se alcanzan en avenidas o
autopistas y las continuas vueltas dadas, es legítimo presumir que el
galpón no estaba demasiado lejos del lugar en que se produjo el secuestro
y que muy probablemente se encontrara en la propia Capital Federal.
Si bien los secuestradores de
Leiva ocultaban sus rostros con máscaras, otra persona que recién
apareció en el galpón y actuaba a cara descubierta, se acercó a la silla en
la que habían atado al secuestrado y le dijo: "Mirame, si sabés quién soy,
me conocés, te hacés el boludo ahora". Como mientras esto decía, el
desconocido le pasaba una pistola por el rostro, Leiva evitó mirarlo. Sin
embargo, cuando pudo hacerlo, comprobó que quien así lo desafiaba era
idéntico a una de las dos personas que el 26 de febrero habían intentado
infiltrarse entre los concurrentes al acto conmemorativo.
A continuación, los captores
sometieron a Leiva a un interrogatorio. Vale señalar que las preguntas que
le formulaban giraban en torno a las características de la organización que
integra y a sus dirigentes. Curiosamente, la información que requerían los
secuestradores está a disposición de quien la busque en las publicaciones
impresas o electrónicas del Frente Popular Darío Santillán. Teniendo en
cuenta este dato, las amenazas que el secuestrado recibió tras el
interrogatorio ("vas a ser el segundo desaparecido", en clara alusión a Julio
López, o "querés que tu rostro aparezca en una bandera como el de
Santillán") y el posterior simulacro de fusilamiento al que se lo sometió, se
puede inferir que el propósito de los secuestradores no era obtener
información, sino amedrentar a Leiva y dejar constancia de un nuevo
hecho que atemorice a quienes puedan aportar datos que incriminen a los
responsables de hechos aberrantes, tal como se intentó con la
desaparición del ciudadano Julio López o mediante las amenazas y otros
actos intimidatorios que diversas personas padecieron últimamente.
Tras el simulacro de
fusilamiento al que hicimos referencia, uno de los captores dijo haber
recibido un llamado telefónico de "el Loco", supuesto responsable del
operativo. Acto seguido, volvieron a subir a Leiva al Wolkswagen de vidrios
polarizados y lo llevaron hasta la Villa 21 del barrio de Barracas. Antes de
abandonarlo en ese lugar le dieron unas monedas para que se tomara un
colectivo que lo llevara a su casa.
Hasta aquí el relato de lo
sucedido durante el secuestro de este joven de 34 años durante la jornada
del 2 de marzo. Sin embargo, ese día no terminaría sin otras sorpresas.
Mientras buscaba la parada del
colectivo, un agente de la Policía Federal que se encontraba en la zona y al
que le llamó la atención el estado de desconcierto que exhibía Leiva, le
preguntó qué le pasaba y se ofreció a acompañarlo hasta la seccional 30º
de la repartición donde Leiva formalizó la denuncia de su secuestro que
había durado siete horas.
En la seccional, Leiva recibió
un trato más que cortés; ya que hasta el comisario y el subcomisario se
acercaron a saludarlo. El primero en recibirlo había sido un ayudante de
apellido Brizuela, quien al escuchar el relato de lo sucedido llamó al
inspector Marcelo Tapia.
Tapia comenzó a tomar
apuntes manuscritos de las cosas que Leiva contaba. En determinado
momento se fue con sus anotaciones al interior de la seccional y regresó
diez minutos después para decirle a Brizuela que comenzara a tomar
formalmente la denuncia de Leiva. Más adelante, Tapia suplantó a
Brizuela en ese menester, al tiempo que le ordenaba tipear en otra
computadora un informe con lo denunciado por Leiva y los apuntes
manuscritos que él había tomado previamente, y le advertía: "Apurate que
esto va en sobre cerrado".
A esa altura, ya se había hecho
presente en la seccional un colaborador del letrado de la organización de
pertenencia de Leiva que, intrigado por el informe que iría en sobre
cerrado, preguntó por la razón de ser del mismo. Tras vacilar, Tapia le
respondió que era "un informe policial". El colaborador del abogado quiso
saber si se hacía por el caso especial de Leiva, a lo que el inspector
contestó que no, que siempre se hacía y le ordenó que se alejara del lugar
donde ellos trabajaban. Cabe señalar que Leiva no tuvo acceso al
contenido de este informe paralelo ni se le solicitó que lo avalara con su
firma, tal como hubiese correspondido si se tratara de una copia de su
denuncia.
Si hemos sido minuciosos en el
relato es porque de él surgen circunstancias y trámites que no resultan
familiares para quien alguna vez haya hecho una denuncia en una
comisaría y que sugieren que el caso Leiva causó algún tipo de inquietud
especial entre el personal de la seccional 30º.
Asimismo, cabe preguntarse
hacia donde debía ir el informe "en sobre cerrado". El sentido común,
indica que tratándose de un secuestro con fuerte perfil político, los
destinatarios finales del sobre debían ser las autoridades políticas del
Ministerio del Interior; cosa que así habría ocurrido, según veremos más
adelante.
Lo cierto es que recién el
domingo 4 de marzo tomó estado público a través de los medios de
comunicación lo que le había sucedido al joven Leiva.
Al respecto, el matutino Clarín
informaba sobre el asunto y culminaba su crónica con un llamativo
párrafo que decía: "Clarín consultó al Ministerio del Interior, desde donde
señalaron que ´no había ningún comentario que hacer".
Nótese que según el diario, la
fuente ministerial no habría negado el caso ni habría dicho desconocerlo.
Sólo habría manifestado que no se lo comentaría; algo que no sólo
desconcierta sino que también indigna, en tanto lo que estaba en juego era
la seguridad de un ciudadano argentino.
Recién el miércoles 7 de marzo
el Sr. Ministro del Interior aludió a esta cuestión en declaraciones a Radio
Continental que reprodujo la agencia Telam. En ellas, el Dr. Aníbal
Fernández confirmaba que se había anoticiado del caso por la denuncia
que recogiera la seccional 30º de la Policía Federal y aseguró que desde ese
momento fueron encaradas "muchísimas acciones" que no especificó
"porque esas cosas son delicadas y requieren el cuidado de la información
que se investiga".
Más allá de las lógicas
prevenciones que se deben tomar cuando se realizan investigaciones de
este tipo, llama poderosamente la atención que sus responsables no hayan
tomado aún contacto con Leiva para requerirle elementos orientadores de
la pesquisa. Más aún cuando Leiva asegura que cree estar en condiciones
de reconocer a uno de sus secuestradores.
Planteábamos recién la
necesidad de orientar la pesquisa. Al respecto, en sus declaraciones, el Sr.
ministro del Interior afirmó que existen en Argentina "resabios de quienes
han actuado en otras épocas con determinados gestos" y sostuvo que, "a lo
mejor, pibes comprometidos como el caso éste (de Leiva) con denuncias o
planteos formales pueden ser víctimas de algún personaje de estas
características".
Si la investigación está
orientada por esta mirada ministerial, es muy posible que fracase. En
efecto, quienes en otras épocas implantaron el terror en Argentina pueden
aún organizar patéticos actos autoreivindicatorios en plazas públicas,
hacerse oír a través de ciertos medios de comunicación o lograr los
servicios de eficaces estudios de abogados; pero carecen de toda capacidad
operativa y de la infraestructura necesaria para secuestrar a una persona
durante el mediodía de una jornada hábil en una transitada avenida
porteña, mantenerla en cautiverio y luego liberarla, todo ello -
presuntamente- en una única jurisdicción policial.
Creemos que en este caso, las
fuerzas de seguridad y sus autoridades políticas deben trabajar con
hipótesis más actualizadas que permitan no sólo aclarar este episodio que
ya no resulta aislado, sino también evitar su reiteración.
En tal sentido, solicitamos la
aprobación de este proyecto de Resolución.
Firmante | Distrito | Bloque |
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DI POLLINA, EDUARDO ALFREDO | SANTA FE | PARTIDO SOCIALISTA |
MACALUSE, EDUARDO GABRIEL | BUENOS AIRES | ARI |
SESMA, LAURA JUDITH | CORDOBA | PARTIDO SOCIALISTA |
AUGSBURGER, SILVIA | SANTA FE | PARTIDO SOCIALISTA |
BINNER, HERMES JUAN | SANTA FE | PARTIDO SOCIALISTA |
LOZANO, CLAUDIO RAUL | CIUDAD de BUENOS AIRES | EMANCIPACION Y JUSTICIA |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
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SEGURIDAD INTERIOR (Primera Competencia) |
Trámite en comisión (Cámara de Diputados)
Fecha | Movimiento | Resultado |
---|---|---|
06/06/2007 | CONTINUACIÓN DE ESTUDIO | Aprobado sin modificaciones con dictamen de mayoría y dictamen de minoría |