La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Su repudio y preocupación por la decisión del Poder Ejecutivo Nacional de extender la suspensión aplicada a las exportaciones de carne roja al ganado en pie.

Señor presidente:

La falta de un plan de desarrollo ganadero en nuestro país se hace cada vez más notorio. No solo el Gobierno Nacional ha decidido de forma unilateral la prohibición de las exportaciones de carne, ahora extiende ésta al ganado en pie.

Resulta paradójico que un Gobierno que se autodenomina progresivo, ponga constantes trabas al desarrollo de un sector, y más siendo un sector que se encuentra fuertemente atomizado, con alrededor de 190.000 productores.

Cabe destacar además que el problema de la inflación no responde exclusivamente a un sector y la experiencia reciente da pruebas concretas de esto: primero fueron las empresas petroleras y luego los supermercados, entre otros, los que debieron soportar la embestida del Gobierno Nacional. Y, sin embargo, a pesar de haber acordado, la inflación sigue su curso en nuestra economía.

Por otro lado, bien sabido es que la restricción a las exportaciones no resuelve el tema de la suba de precios. ¿Qué pasará el día 181? ¿Se prorrogará a 360 días la veda exportadora? Entonces, el día 361 ¿estará resuelto el conflicto?

Resulta muy dificultoso pensar que sin aumentar la producción ganadera el conflicto se resuelve. Si la Argentina produce cerca de 12 millones de cabezas al año, siendo muy similar el consumo interno y a esto se le agregan cerca de 3 millones de cabezas exportadas, el resultado lógico es una descapitalización del sector, con fuertes presiones en el nivel de precios. Medidas como esta desalientan la inversión en aumentos de la producción y lo que muy probablemente termine sucediendo es que la desinversión produzca desabastecimientos en el mercado local, estén o no cerrados los mercados internacionales.

Por otro lado, si bien se argumenta que el sector ganadero se encuentra concentrado en la zona centro del país, no debe olvidarse que muchas provincias, sobre todo las del norte del país, depende y en gran medida de la industria cárnica. Es en definitiva al pequeño productor de zonas marginales el que termina pagando los costos de este tipo de medidas, fomentando aún más la concentración.

Por los motivos aquí expuestos solicito a mis colegas legisladores que apoyen con su voto esta declaración de repudio.