La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

SOLICITAR AL PODER EJECUTIVO NACIONAL, INFORME A ESTA CÁMARA DE DIPUTADOS, A TRAVÉS DEL MINISTERIO DE DEFENSA, SI LAS VERSIONES PERIODÍSTICAS ACERCA DE LA POSIBLE MODERNIZACION DE LOS CAÑONES Schneider 1928 SON VERACES; DE SER ASI, INFORME EL ESTADO ACTUAL EN QUE SE ENCUENTRAN DICHAS PIEZAS, SU CANTIDAD EXACTA EN EXISTENCIA, LA MODERNIZACIONES QUE SE LES REALIZARÍAN. IGUALMENTE, INFORME SI SE HAN REALIZADO ESTUDIOS COMPARANDO ESTA MODERNIZACION Y SU CONVENIENCIA O NO CON LA COMPRA O PRODUCCIÓN EN EL PAIS DE OTRA PIEZAS DE ARTILLERIA E INFORME EL COSTO TOTAL DE LA POSIBLE MODERNIZACIÓN.

Señor presidente:

El gobierno nacional ha relegado en forma innegable la compra de equipamiento para la defensa nacional. La nacionalización de FADEA hasta el momento no ha visto mayores resultados que anuncios reiterados que parecen quedar en la nada. Los astilleros CINAR no han terminado un solo submarino de los que tiene en construcción (construcciones paralizadas hace décadas, sin embargo este gobierno ha prometido la construcción de un submarino nuclear), ni siquiera ha podido terminar de reparar al ARA ALMIRANTE IRIZAR que ya lleva casi siete años fuera de servicio. El "Proyecto Patagon", un híbrido cuyo costo estaba a la altura de material mucho mas apto, quedó hace rato en el olvido. En estos días se ha resuelto adquirir los Kfir modernizados en Israel y aunque algunas fuentes consideran a este modelo un material de transición válido, sabemos que en la Argentina lo "transitorio" se vuelve permanente. Además, el costo es elevado: us$200 millones.

Ahora fuentes especializadas informan que viejos cañones, con casi cien años, de vida estarían siendo "modernizados". Con los antecedentes nombrados es relevante que se informe a esta Cámara cuáles son los alcances de esta "modernización" y el costo de la misma. Además, es menester conocer el estado actual en que se encuentra dicho material. Y si se han realizado estudios comparativos sobre lo conveniente de dicho trabajo. Parece difícil de creer que sea realmente necesario recurrir a material que, aunque se encontrara en perfecto estado de conservación, pudiera (aun con "modernizaciones") ser un elemento válido en la actualidad. Doble escozor produce el hecho de saber que aún quedan, según informan los medios, cuatro docenas de cañones comprados por nuestro país hace casi 100 años y que es casi imposible encontrar una adquisición de material bélico fabricado en el siglo XXI.

La única lógica que se encuentra en esta "modernización" es la que nace de un gobierno que ha declarado no tener "hipótesis de conflicto". Con lo cual justifica tener fuerzas armadas simbólicas, casi desmanteladas, y donde no tiene sentido comprar un cañón GIAT LG 1(simplemente por poner un ejemplo) si no poseemos ni helicópteros, ni material tractivo, para explotar su máximo potencial. Seria aun más interesante saber si poseemos los observadores avanzados necesarios para aprovechar aunque sea a los "modernizados" Schneider. En este contexto provocan una sensación irrisoria las declaraciones de políticos, medios y militares británicos acerca de que estarían monitoreando compras de armas argentinas, declaraciones que solo pueden tener sentido si se las piensa como para "consumo interno" y para alentar el presupuesto militar británico. Es poco creíble que los excelentes cañones británicos L 118 puedan considerar competencia a los Schneider 1928. Para poner un ejemplo, este gobierno quiere reactivar cañones que ya en la época de la guerra por nuestras islas Malvinas estaban fuera de servicio por obsoletos.

En otros países de la región, caso Brasil, este tema no se toma a ligera y aunque posee una deuda social inmensa, no relega la defensa nacional. Lo urgente y lo importante pueden convivir. En este tiempo han adquirido hasta un portaaviones para defensa de su mar y "su Atlantico Sur". Por no hablar de Chile y su más que conocida Ley del cobre (Mediante la Ley Reservada del Cobre, el 10 % de las ventas de cobre de la empresa estatal CODELCO se destinan a la adquisición de nuevos productos para las Fuerzas Armadas). Incluso Adam Smith (que, según lo que expresa el Poder Ejecutivo Nacional, estaría en sus antípodas), llego a decir que: "Será, por lo general, ventajo imponer algún gravamen sobre lo extranjero, para estimulo de la industria nacional cuando alguna industria determinada es necesaria para a defensa del país". En nuestro país sin embargo, el presupuesto de defensa apenas si alcanza para pagar sueldos (90 % del mismo según declara el mismo ministerio). Los anuncios en defensa que realmente se necesitan son los que estén basados en un plan de defensa nacional a largo plazo, sin belicismo ni demagogia, basados si, en un análisis geopolítico real y para cumplir con el mandato de la Constitución contenido, inclusive, en el Preámbulo.

Por esto solicito la aprobación del presente.