La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Solicitar al Poder Ejecutivo Nacional que informe cuál ha sido el gasto total en publicidad de actos de gobierno - o presuntamente que revisten tal naturaleza - durante el año 2012, incluyendo a la totalidad de los ministerios, organismos descentralizados y/o autónomos y empresas públicas y programas televisivos y/o radiales patrocinados por el Estado Nacional y/o sus dependencias; asimismo, se solicita información respecto de los gastos previsto en este concepto y con ese alcance para el corriente año 2013.

Señor presidente:

La publicidad oficial - que el pueblo denomina sin eufemismos propaganda - es abrumadora y abrumante. Todas las radioemisoras y televisoras contienen mensajes oficiales de publicidad. Las veinticuatro horas del día, todos los días. La publicidad no le da resuello a los argentinos.

Es un monumental gasto, mayoritariamente despilfarrado.

No se publicitan campañas en favor de los valores morales como el respeto a sí mismo y a los otros, el prójimo. Menos, se promociona el respeto a la ley. No se publicita el cuidado del ambiente ni del patrimonio y/o espacio públicos, ni de la vida en las rutas, ni de los modos de vida sanos, comenzando por la buena nutrición y el deporte. Para nada esa publicidad aborda el gravísimo drama de las narcoadicciones. Ni siquiera existe una publicidad oficial antitabaco o contra el alcoholismo. Tampoco existe publicidad estatal contra la violencia social. Apenas se promociona, tibiamente, una campaña contra la violencia de género. Empero, no se observa una sistemática tarea mediática, a través de la publicidad oficial, para prevenir la trata.

Muy tenuemente se oye o ve alguna publicidad en favor del trabajo legal. Pero es muy poco para tanto gasto.

Todo indica que el gobierno, a cargo temporariamente del Estado, derrocha abundantes fondos autorreferencialmente, es decir para encomiarse a sí mismo, no para ayudar a los argentinos a ser mejores ciudadanos y personas.

No existe por ejemplo una publicidad oficial en aras de la unidad y conciliación de los argentinos. Tampoco otra que destaque todas las potencias que atesora nuestro país y que esperan que los argentinos se organicen mejor, asignen racionalmente los recursos disponibles, atraigan inversiones propias y ajenas y se pongan manos a la obra para desarrollar esas capacidades inmensas.

Hay mucho derroche en publicidad, materia en la que el gobierno se mira al ombligo, sin tener en cuenta los auténticos intereses del pueblo que son salir de verdad de la miseria, la marginalidad, la precariedad habitacional, la fragilidad laboral, la inseguridad alarmante y la educación de descendente calidad.

Debemos conocer para poder ejercer nuestra obligación de contralor.

Por todo lo expuesto pido el respaldo de la Cámara para este Pedido de Informes.