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ARTÍCULO 1º - Declarase de Interés Nacional las obras musicales Misa Criolla y Navidad Nuestra, al cumplirse el 50 aniversario de su creación. La Misa Criolla es una obra musical compuesta por Ariel Ramírez, cuyos textos litúrgicos fueron traducidos y adaptados por los sacerdotes Antonio Osvaldo Catena, Alejandro Mayol y Jesús Gabriel Segade. La Navidad Nuestra, fue compuesta por el mismo autor con letra de Félix Luna.

ARTÍCULO 2° - Comuníquese al Poder Ejecutivo.

Señor presidente:

Las dos obras musicales, Misa Criolla y Navidad Nuestra, compuestas por Ariel Ramírez bucean en lo más profundo del espíritu de la región, y constituyen piezas únicas donde se fusiona la naturaleza religiosa con la folklórica en un sentido popular y americanista. Su mensaje de paz y comunión ha trascendido todas las fronteras.

La Misa Criolla es una de las obras cumbre de la música Argentina, y forma parte del acervo musical internacional.

En el álbum de lanzamiento original que lleva el nombre Misa Criolla (LP, de 1964) se encontraba en el lado A del vinilo la obra que da título al disco y Navidad Nuestra en el lado B.

El espíritu de esta composición, profundamente nacional y americanista, explica su vigencia cincuenta años después. En palabras de su compositor en referencia a la Misa Criolla: " ...sentí que tenía que escribir una obra, algo profundo, religioso, que honrara la vida, que involucrara a las personas más allá de sus creencias, de su raza, de su color u origen. Que se refiriera al hombre, a su dignidad, al valor, a la libertad, al respeto del hombre relacionado a Dios, como su Creador." (1)

Es ese espíritu de amor, fraternidad, libertad el que Ariel Ramírez supo construir y conservar a lo largo de su recorrido musical y humano, y el que hoy queremos conmemorar.

Inspirado en dos monjas alemanas - Elisabeth y Regina Bruckner- quienes durante el nazismo ayudaron con alimentos a los prisioneros de un campo de concentración, Ariel Ramírez sintió la necesidad de componer una obra que trascendiera fronteras nacionales y religiosas, que apelara a todo ser humano sin distinción. Luego de varios intentos, ideas y discusiones con su amigo de la juventud, el Padre Antonio Osvaldo Catena, se definió la composición de una misa con ritmos y formas musicales de nuestra tierra. Catena, junto a los sacerdotes Alejandro Mayol y Jesús Gabriel Segade tradujeron y adaptaron los textos litúrgicos.

En la Misa Criolla se puede apreciar un desfile de ritmos folklóricos, siendo un reconocimiento y homenaje a cada uno de ellos, y que son parte de la cultura de nuestro país. A partir de las giras y el prestigio en cada una de sus presentaciones por todo el mundo, se convirtió en la única obra musical argentina editada en los cinco continentes. La Misa Criolla fue interpretaba por las más grandes voces del mundo, desde los cultores de la música clásica hasta los cantores populares. Ariel Ramírez vincula el cálido recibimiento en cada pueblo porque "la obra no debe verse como un mensaje estrictamente católico, sino como la expresión de un sentimiento universal, vinculado al deseo de paz que existe en todas las culturas humana" (2) .

La Misa Criolla está compuesta para un solista, coro y una orquesta formada por instrumentos regionales (bombos legüeros, batería, tumbadora, gong, cocos, cascabeles y otros accesorios) que se asociaron con el clave, instrumento que por su sonoridad y su tradición evocativa fue escogido por Ariel Ramírez -su intérprete- para llevar la voz cantante de la orquesta. Su estructura sigue estrictamente el ordinario de la misa. Se inicia con un ritmo de Vidala y Baguala para dar cuerpo al Kyrie. Estos ritmos norteños inician la fusión del ritual sagrado y festivo característico de la cultura andina. La sección del Gloria, se abre con una introducción de charango que da paso al carnavalito. Esta antiquísima danza colectiva que ha perdurado a través de siglos y se practica aún hoy, da cuerpo a esta segunda parte de la Misa Criolla. Una de las secciones más difíciles de llevar adelante es el Credo, debido a la complejidad de su texto. Para dicho momento, se eligió como forma musical una Chacarera trunca, variable del ritmo de Chacarera pero con el agregado de medio tiempo al final lo que le da una característica de síncopa difícil de acompañar y generando así un ritmo exasperado. Para el Sanctus, la forma musical que lo acompaña es el carnaval de Cochabamba y finalmente el Agnus Dei está representado a través del estilo pampeano, dando un aire solemne y suave.

Ariel Ramírez, nació en la ciudad de Santa Fe, donde recibió sus primeras lecciones musicales y estudios de piano. En la búsqueda por familiarizarse con instrumentistas y cantores populares, viajó por las provincias del Noroeste y Cuyo, donde conoció a Atahualpa Yupanqui y al Dr. Justiniano Torres Aparicio, entre otros. En el año 1946, graba el primero de los veintiún discos que tendrá durante su carrera, con las melodías La tristecita (zamba), Purmamarca (bailecito) y Malambo. Iniciando así, una época de presentaciones en diferentes teatros, conciertos, transmisiones por radio, composiciones de bandas sonoras para películas de la época, etc.

Convirtiéndose en un brillante intérprete y compositor, en 1950 emprende su primer viaje a Europa con el objetivo de compartir y dar a conocer los ritmos folklóricos de la música argentina y sudamericana en las salas de concierto de diversas ciudades de Europa.

En su retorno a la Argentina, siguió trabajando y contactándose con distintos grupos, intérpretes y músicos del país. En esta etapa organiza la Compañía de Folklore Ariel Ramírez, presentándose en los distintos pueblos y ciudades de las provincias y dando la posibilidad a numerosos músicos a iniciarse en sus carreras. Integró elencos con notables artistas, entre los que se destacan Eduardo Falú, Los Fronterizos, El Conjunto Ritmus, Jaime Torres, León Jacobson, Lolita Torres y Mercedes Sosa. Con quienes realizó giras por Latinoamérica y Europa.

La obra "La Navidad Nuestra", complementa el disco de "La Misa Criolla". Es un retablo criollo de la navidad compuesta por villancicos que recogen los seis hitos del evangelio de infancia (la anunciación, la peregrinación, el nacimiento, los pastores, los reyes magos y la huida) y se los presenta en sendos ritmos folclóricos típicos de distintas regiones de la Argentina.

Se considera como una de las grandes creaciones folclóricas argentinas con letra de Félix Luna y colaboración del Padre Antonio Segade.

Félix Luna junto a Ariel Ramírez compuso también la poesía de obras musicales como los álbumes Los caudillos (1966), Mujeres Argentinas (1969, donde se destacan sus canciones Alfonsina y el mar o Juana Azurduy) y Cantata Sudamericana (1971).

Félix Luna, fue un reconocido abogado, historiador, escritor, artista y político argentino, miembro de la Unión Cívica Radical. Fundador y director de la revista Todo es Historia. Escribió numerosas obras de historia, ensayo, ficción, periodísticas y musicales.

Debido a la dificultad que se presentaba en la ejecución de estas obras, la elección de los intérpretes por parte de Ariel Ramírez fue exhaustiva. Aquellos que formaron parte de esta primera presentación fueron el grupo Los Fronterizos, (Eduardo Madeo, Gerardo López, Julio César Isella y Juan Carlos Moreno) como solistas, Jaime Torres en charango, Domingo Cura en percusión, Raúl Barboza en acordeón, Luis Amaya en guitarra, la Cantoría de la Basílica del Socorro, dirigida por el padre J. G. Segade e instrumentos regionales.

Explicaba Ramírez sobre este disco, "Ha reunido la vocación creadora y la emoción interpretativa de muchos hombres y mujeres que han dado testimonio de la perenne vigencia con que se vivifica un misterio de amor, al que se puede cantar con voces propias, vernáculas, porque su dimensión no admite fronteras. Un misterio de amor que, está visto, puede expresarse también, con dignidad y hermosura, en palabras y melodías que transmiten el caliente sabor de nuestra tierra americana" (3) .

Sin embargo la de Los Fronterizos no es la única versión de la obra. Años más tarde la grabó también Mercedes Sosa, e incluso volvieron a grabarla Los Fronterizos. Pero en 1965 también vio la luz una versión mucho menos conocida, la del conjunto vocal Los Huanca Huá (Hijos de la Música), en una adaptación con guitarra y percusión folclórica. Este año y en homenaje a esta obra, en el Festival Nacional Del Folklore de Cosquín, se presentó una versión fiel a la original interpretada por el grupo Opus Cuatro, junto a Javier Rodríguez, Rolando Goldman en charango, Manuel Ríos en percusión y Marcelo Aranda con los teclados y a cargo de la dirección del coro.

En este cincuenta aniversario creemos oportuno rendir homenaje a la cultura nacional y popular encarnada en autores e intérpretes que no solo produjeron cultura sino fueron también protagonistas políticos y sociales de su tiempo. Nos legaron su creatividad, su profundo sentido humano, americanista y nacional.

Por todo lo expuesto, y con el acompañamiento de mis colegas, proponemos este merecido reconocimiento a este emblema de la música argentina.